21 mar 2013

El robo de Chipre en versión española


Un cálculo del saqueo a una familia-tipo española

Ha creado un gran revuelo en toda Europa la decisión del gobierno de Chipre de meter la mano en la cuenta bancaria de los ciudadanos para quitar, como mínimo, el 6,75% a los que tenían menos de 100.000 euros en el banco, aunque después se propuso en el Parlamento que se libraban los que tenían menos de veinte mil. Sin duda puede parecer fuerte terminar con esa aparente inviolabilidad que tenían nuestras cuentas de cuentas de ahorro, pero sería bueno intentar establecer una comparación entre esa quita y lo que nos ha pasado a los españoles. Aquí el gobierno ha sido más elegante, no ha entrado en nuestras cuentas directamente para conseguir dinero para darle a los bancos en crisis, ha utilizado otros métodos. Vamos a repasarlos y observar su reflejo en una familia media española de tres personas, con un sueldo de mileurista, 18.000 euros brutos al año.

Una de las medidas que hemos sufrido es la subida del IVA. Según la Confederación española de organizaciones de amas de casa, consumidores y usuarios, teniendo en cuenta los grupos de gasto que contempla la Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), y la diferente tributación de cada uno de éstos, el impacto en las economías familiares media de este incremento será, de media, 600 euros al año para cada familia [1] .

Entre las muchas prestaciones sociales que ahora tenemos que pagar se encuentra un porcentaje de las medicinas. El gobierno retornará lo que supere la cantidad de ocho euros por persona y mes. Podemos establecer que dos miembros de nuestra familia-tipo van a alcanzar ese coste. Tendríamos un gasto mensual de 16 euros mensuales, que quedarán en un total anual de 192 euros al año.

Otro nuevo gasto que se debe afrontar es el del transporte escolar si el hijo no va a la universidad o el incremento de las tasas si va. En el primer caso podríamos establecer una media de gasto de dos euros por día lectivo, lo que podría alcanzar los 450 euros al año. Una cantidad similar podría ser la subida de la tasa de matrícula universitaria.

Según el Índice de Coste Laboral Armonizado (ICLA) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) [2] el coste por hora trabajada disminuyó el 3,1 % en el cuarto trimestre de 2012 respecto al mismo periodo de 2011. Podríamos establecer por tanto que ese porcentaje es la disminución media de los sueldos, si bien varía por sectores. El propio estudia calcula un 15,4 % en la Administración Pública, sin duda debido a la eliminación de una paga extraordinaria. Como la subida del IPC está en torno al 3%, podemos decir que nuestra familia ha perdido un 6,1% de ingresos procedentes del sueldo que llegaba a casa. Total 1.098 euros.

El caso que hemos analizado sería uno de los que menos se ha visto afectado en su economía. Imaginemos el que ha perdido el trabajo, quien disponía de una ayuda por dependencia, quien ahora tenga que pagar un transporte sanitario. Existe toda una casuística de prestaciones sociales que han desaparecido y que no hemos contemplado en nuestra familia-tipo.
Si sumamos los conceptos que hemos calculado, tenemos que nuestra familia española-tipo ha perdido como resultado de las decisiones gubernamentales la cantidad de 2.340 euros. Esa sería la cantidad aproximada que el gobierno de Chipre nos hubiera quitado de nuestra cuenta bancaria si tuviéramos 35.000 euros ahorrados (el 6,75% de 35.000). Lo que sucede es que en España nos la han quitado sin ni siquiera tener ese dinero en el banco y ni siquiera la quita ha sido mayor para los ricos como pretenden en Chipre.. Y, además, algunos de los costes analizados son para todos los años (medicinas, transporte escolar...). De modo que cuando pensemos en lo sinvergüenza que es el gobierno de Chipre y en el robo que les quieren hacer a sus ciudadanos, no olvidemos que aquí hace ya tiempo que nos lo han quitado, incluso a los que no lo teníamos.




[1] Ver http://www.ceaccu.org/notas-de-prensa/subida-del-iva-afectara-familias
[2] Ver http://www.lavanguardia.com/economia/20130311/54368251614/caen-costes-laborales-espana-aumentar-competitividad.html


14 mar 2013

Para ti, que eres joven

Isaac Rosa.

Querido joven, hoy es tu día: el presidente del gobierno recibe en la Moncloa a la patronal, los sindicatos y un grupo de grandes empresarios entre lo más selecto de este país, pero todo es por ti. Nadie te ha invitado a la fiesta, si te presentas allí no te dejarán entrar, pero el brindis será en tu honor.

Hoy en Moncloa repetirán unos y otros hermosas palabras: que si los jóvenes son el futuro del país, que si la generación mejor preparada de la historia, que si la ilusión, las oportunidades, patatín, patatán. Se presenta en sociedad la llamada “Estrategia por el emprendimiento y el empleo joven”. Sí, ya sé que creías que la única estrategia de empleo joven en España era la emisión en TVE de “Españoles en el mundo”, pero resulta que el gobierno tiene un plan. Un plan para ti.

No estás invitado a tu propia fiesta, pero ya te aviso que te tocará servir las copas y fregar los platos, echando más horas que un reloj y a cambio de un sueldo miserable: la “Estrategia” propone más contratos temporales, más contratos a tiempo parcial y más contratos de formación; es decir, la santa trinidad de la precariedad laboral. Todos ellos serán bonificados y flexibilizados, de modo que podrás enlazar contratos basura hasta los 30 años, momento en que dejarás de ser un joven precario para ser un adulto precario, en larga travesía hacia la vejez precaria.

Por ejemplo, podrán hacerte un contrato en formación o prácticas aunque haga un porrón de años que terminaste tus estudios; podrán contratarte a media jornada pero permitiendo horas extraordinarias (que además te las paguen es otra historia); y además podrás concatenar contratos de formación y de prácticas. ¿No que eres de la generación mejor preparada de la historia? ¡Pues más que te van a preparar!

Te he dejado para el final el premio gordo: las ETT. Eres muy joven, igual esas siglas no te dicen nada, pero ya las descubrirás, como las descubrimos tus mayores cuando también fuimos “los jóvenes”. A partir de ahora las ETT podrán hacer contratos de formación y aprendizaje, cosa que hasta ahora tenían prohibido.

Ah, y para ti, que eres joven y además estás dispuesto a comerte el mundo, el gobierno te invita a emprender, a crear tu propio empleo. Ahí está el futuro: tu padre es un autónomo que las pasa putas, pero tú serás un emprendedor que también las pasará putas, ¿ves la diferencia?

Para ti, que eres joven, te recomiendo una lectura, para que te hagas una idea aproximada de lo que te espera: el “Informe Petras”, una investigación que el gobierno de Felipe González encargó al sociólogo James Petras a mediados de los noventa, y que al final prefirió dejar en un cajón porque no le gustó cómo retrataba Petras a la España de finales del felipismo, sobre todo a “los jóvenes” de entonces, que éramos nosotros. No te voy a contar batallitas, pero también nosotros conocimos un desempleo de más del 40%, y nos lo quisieron curar a golpe de reforma laboral, precariedad y ETT. La historia se repite, pero me temo que está vez será peor. Cuídate.

 (el título es, obviamente, un homenaje a mis admirados Monteys y Fontdevila)


Isaac Rosa.
12 Marzo 2013
eldiario.es

11 mar 2013

Política del exilio

exilio-detalle
Ilustración de Ramón Rodríguez.
Lo primero que aprende el colonizado es a quedarse en su lugarFrantz Fanon

La semana pasada, el colectivo Juventud Sin Futuro lanzó una campaña (#nonosvamosnosechan) para denunciar la situación de precariedad general en que vive la juventud del país. La página web de la campaña recoge una serie de datos espeluznantes: las cifras de paro juvenil se disparan, las condiciones laborales de los que sí tienen trabajo no dejan de empeorar, y cada vez más personas deciden irse del país para labrar su futuro en otra parte. Mucho se ha hablado de la sangría que supone la fuga de cerebros, y de cómo el Estado ha sufragado con dinero público la valiosa formación de jóvenes trabajadores (médicos, investigadores, personal sanitario, técnicos de todo tipo, ingenieros, profesores, arquitectos…)  a los que ahora se obliga a emigrar. Los países receptores reciben estos flujos de mano de obra cualificada como un maná caído del cielo; la ministra alemana de Trabajo dijo la semana pasada que la inmigración española era “un golpe de suerte”.

Pero la realidad es que muchos de los emigrantes (cualificados y no cualificados) se encuentran en sus destinos con enormes dificultades y condiciones no mucho mejores de las que dejaron (“precariedad everywhere” es uno de los lemas de la campaña). Hasta hace relativamente poco, se iban del país los que querían intentar algo distinto. Ahora se están yendo los que ya no pueden quedarse, y eso da lugar a escenas y situaciones que se habían reprimido en lo más profundo de nuestro inconsciente político, familiar, cultural. La ironía, además, es dolorosa: en un país que sigue teniendo centros de internamiento de migrantes opacos a todo escrutinio y control social, nos encontramos deseándole suerte a aquellos que se van buscando una vida mejor.

Juventud Sin Futuro se ha lanzado pues a una apuesta osada y decidida: politizar ese exilio masivo. Hasta ahora, la emigración se ha vivido generalmente como un fenómeno privado; la decisión de partir siempre es al fin y al cabo una cuestión personal, y hay tantas trayectorias y situaciones como personas se marchan. Todo el mundo conoce a alguien que se ha ido, pero rara vez se encuentran parecidos entre esas historias más allá de un mismo diagnóstico resignado: las cosas están muy mal, es normal que la gente decida buscar fuera lo que no puede encontrar aquí. Al apuntar directamente a las causas de ese proceso, sin embargo, JSF presenta el exilio como una realidad desindividualizada, una condición que se comparte más allá de lo privado y lo singular, el tronco común de todas las voces y trayectorias que están sin estar en el país. O mejor, JSF consigue hacer las dos cosas a la vez: el centro simbólico de la campaña es un mapamundi lleno de diminutos puntos amarillos, cada uno de los cuales representa una historia individual con nombres y apellidos; todas son diferentes, pero todas son parte también de un mismo entramado que expresa lo que tienen en común. Eso se lee en el mapa: que la emigración no es una tormenta o una plaga, ni una suma de odiseas personales, sino una realidad económica y política que tiene causas, responsables y alternativas.

Pero la campaña hace algo más que denunciar esa realidad. Vaya donde vaya, el emigrante aprende a hacerse invisible: su lugar es el de quien se ha ido, un lugar vacío y sin voz. Por eso politizar el exilio significa también rescatar a los emigrantes de su muerte civil, de ese destino trágico por el que irse es abandonar lo que uno deja atrás, renunciar a decir nada, perder definitiva o temporalmente la ciudadanía y el vínculo con la realidad política del país. Frente a esa imposición de silencio, la campaña hace presentes a los emigrantes fuera (porque les permite comunicarse y organizarse entre sí) y dentro a la vez (porque la campaña no se limita a los que se han ido, sino que vincula esas trayectorias con las de los que se han quedado, con los que piensan o no en marcharse pero que, independientemente de lo que decidan, comparten con los de fuera los mismos problemas y una misma condición). La juventud sin futuro está de los dos lados, fuera y dentro del país, y eso logra la campaña: hacerla presente en dos lugares a la vez, darles una voz y un nombre común, reunir lo que está aislado y darle un cuerpo político a lo que era invisible.

A primera vista, el mapa político de los exiliados parece un cerebro o un rizoma, esas estructuras botánicas llenas de raíces, brotes y nudos que crecen horizontalmente y sin centro alguno. Aunque para eso falta aún algo importante: trazar líneas entre los puntos, crear vínculos entre cada una de las historias, multiplicar sus cruces y trayectorias. Ojalá circulen ideas y prácticas en todas las direcciones, y ese nombre común se convierta en una máquina de derogar distancias. La juventud sin futuro de los que se van y los que se quedan es paradójicamente el mejor futuro que tiene el país: es un sujeto que, para liberarse, tiene la tarea de abolir su propia condición presente. En ese empeño, los jóvenes no tienen nada que perder, salvo la precariedad y el silencio que los encadena.

Pablo BustinduyFilósofo
11-03-2013

8 mar 2013

¿Por qué somos tan pocos (los anticapitalistas)?

Juan Pastor
La realidad es injusta. La política busca compensar la injusticia de la realidad con una sociedad justa. El capitalismo, sin embargo, es un sistema injusto (dominación de una mayoría por una minoría, sumisión de los intereses comunes a ciertos intereses privados), que nos lleva a una sociedad...

... injusta, y en ningún momento lo esconde, es más, justifica su injusticia aludiendo a que es reflejo de la naturaleza (ley de la selva, lucha por la supervivencia…). El capitalismo busca el beneficio de unos pocos a costa de la mayoría (que unos pocos vivan muy bien y el resto mal o muy mal). Para ello el capitalismo necesita privatizar: que sea de unos pocos lo que antes era de todos [1]. Así funciona el capitalismo: privatizar los beneficios (por ejemplo, la sanidad) y socializar las pérdidas (por ejemplo, las de los bancos). No es de extrañar que la política (la organización de la polis, es decir, de lo público, lo que es de todos) quede sometida a la economía (la gestión de tu casa, es decir, de lo privado).

¿Por qué seguimos aferrándonos al capitalismo si es un sistema injusto que no para de generar deshechos humanos? ¿Por qué desconfiamos de los políticos pero seguimos confiando en el capitalismo? Si el capitalismo nos lleva a una sociedad injusta, ¿por qué preferimos entonces una sociedad injusta, si ya Rawls nos mostró que lógicamente es preferible una sociedad justa?
Pues porque no somos lógicos sino psicológicos.

La lógica y el sentido común son los grandes problemas de la izquierda anticapitalista, porque no somos lógicos sino psicológicos, y el capitalismo es muy débil lógicamente; pero es casi insuperable psicológicamente, pues es muy difícil luchar contra una ilusión (estar arriba, consumir como los ricos). El éxito del low cost pone de manifiesto que tenemos que gastar menos pero no queremos consumir menos. Es más fácil derrotar una idea que un deseo (triunfar, hacerse rico, ser élite) o un sueño (el sueño americano). Si algo nos ha demostrado el Estado de Bienestar es que el obrero deseaba ser burgués. Al menos vivir como él (la envidia al burgués acaso sea mayor que el orgullo de serlo). Por ello, creo que todo movimiento social contra el capitalismo debe atacar no tanto su “lógica” (acumulación, crecimiento…) como su “psicológica” (mostrar la falacia del “sueño americano”)

Algún día habrá que hablar de la importancia del cine de Hollywood en la interiorización del sueño americano (en la construcción de subjetividades capitalistas). A fin de cuentas, casi nadie se ha leído a Milton Friedman; pero todos hemos visto Pretty Woman. Mientras haya hombres que sueñen ser como Richard Gere (un tipo rico que ha triunfado especulando y despidiendo trabajadores), mujeres que sueñen que se les aparezca un Richard Gere que les salve, o mujeres y hombres dispuestos a hacerle la pelota a quien sea que tenga dinero (espeluznante la escena de los dependientes de una tienda de moda haciéndole la pelota a Julia Roberts), el capitalismo seguirá siendo, para la mayoría de la población, el menos malo de los sistemas políticos. ¿Es este el futuro que quieren algunos para nuestro país, hacerle la pelota a cuanto turista con dinero venga a visitarnos?

En el viejo sistema feudal, dos personas vivían bien, los señores, y el resto, los siervos, luchaban penosamente por sobrevivir. El sistema era inamovible: los hijos de los señores serían los nuevos señores y los hijos de los siervos los nuevos siervos. El comunismo (y el anarquismo) nos propone un mundo justo donde ya no habrá siervos ni señores, lo que es irrefutable lógicamente. El capitalismo, por el contrario, mantiene la injusticia feudal; pero nos promete que esta injusticia puede favorecernos (el sueño americano es una promesa de éxito y ascenso social), pues ahora ya no van a ser dos sino ocho los que van a vivir muy bien, pues es indiscutible que el capitalismo genera riqueza, y alguna de esas nuevas plazas para nuevos ricos puede ser nuestra si nos esforzamos, si somos disciplinados, hacemos sacrificios y trabajamos mucho y bien. La injusticia del capitalismo es su debilidad lógica, así como su gran potencia psicológica: lógicamente es preferible una sociedad justa; pero psicológicamente preferimos una sociedad injusta porque queremos que esa injusticia nos favorezca (queremos vivir muy bien, ser ricos [2]) y, lo que es más importante, creemos que la injusticia nos va a favorecer.

Y lo creemos, entre otras cosas, además de por sesgos psicológicos como la ilusión de invulnerabilidad (¿Quedarme fuera? Eso no me va a suceder a mí) o un “optimismo ilusorio” cara al futuro que rompe el velo de la ignorancia de Rawls, porque nos hemos creído (hemos interiorizado) los grandes mitos, más bien falacias, del capitalismo: el mito de la libertad de mercado (¿cómo podemos hablar de mercado libre en un sistema dominado por monopolios y oligopolios?), el mito de la igualdad (de oportunidades) y, sobre todo, el mito del self-made man, el hombre hecho a sí mismo (el capitalismo no existe sin subjetividades capitalistas). Hablo de ese hombre que se moldea a sí mismo… y solo; un sujeto aislado, abismado en su crecimiento personal; un sujeto asocial y ahistórico que busca solo, en soledad y a partir únicamente de su voluntad individual, crecer y enriquecerse hasta alcanzar la mejor versión de sí mismo. Hablo de un individuo narcisista que, en última instancia, se realiza consumiendo, no sólo productos y servicios sino además experiencias e identidades. Como no puede ser de otra manera, el capitalismo es el terreno en el que más y mejor crecerá este “hombre hecho a sí mismo”; por ejemplo: realizándose en su puesto de trabajo. La contribución de cierta psicología, pensemos en ese género literario que son los libros de autoayuda, a la interiorización de este mito es incuestionable.

El capitalismo se basa en la competición y el beneficio (económico y a corto plazo), conceptos que aparecen ligados: si te esfuerzas, compites y ganas (si triunfas), llegarás a rico. No olvidemos que con el capitalismo ya no hay ricos y pobres sino vencedores y perdedores (losers). Y mientras haya personas que admiren a los triunfadores (empresarios, ladrones, futbolistas), el capitalismo seguirá siendo un muerto que goce de una envidiable salud.

Algún día habrá que hablar del deporte, tan sospechosamente parecido a la vida. En el deporte, como en la vida, uno gana y el resto pierde, y además, como dice la canción de Abba, el ganador se lo lleva todo. Nos dicen que el deporte es una buena manera de educar a los niños. Y es cierto, por su extraordinario parecido con nuestra forma de vida capitalista: la mayoría se quedará por el camino; pero los ganadores ganarán mucho dinero en muy poco tiempo. El deporte es una buena manera de convertir niños solidarios y cooperativos en adultos egoístas y competitivos. El modelo a seguir por nuestros niños es Cristiano Ronaldo, un tipo egoísta, egocéntrico, ególatra… pero, eso sí, extremadamente competitivo; todo un ganador. Esto es lo que necesitamos para salir de la crisis: menos artistas y más deportistas. No creo equivocarme si digo que tipos como José Mouriño o Lance Armstrong, para los que sólo importa ganar, sea como sea, pues el fin justifica los medios, son tan representativos del capitalismo actual como Emilio Botín, Milton Friedman o George Soros.

Todo esto puede ayudar a explicar por qué a menudo los obreros votan a sus enemigos: no quieren pertenecer al club de los obreros, desprecian a los suyos más aún que los propios burgueses (la envidia a los ricos acaso sea más fuerte que el orgullo de serlo). Por eso, mientras haya obreros, o hijos de obreros, que se avergüencen de su condición, mientras el sueño de tantos ciudadanos sea que les toque la lotería para poder vivir como los ricos, a poder ser de las rentas, la muerte del capitalismo seguirá siendo una noticia notablemente exagerada. Una imprescindible solidaridad entre perdedores sólo será posible cuando comencemos, de una vez por todas, a aceptar nuestra derrota, lo que exige dejar de lado engaños del tipo: es sólo una mala racha, una crisis, nunca llovió que no parase…

Los noventa no van a volver. Ni para mí que entonces era guapo y las chicas me miraban por la calle, ni para nadie.

Y si hay alguien que aún cree ingenuamente que somos muchos, incluso mayoría, por el hecho de que las calles se llenen de gente, plantearía lo siguiente… ¿Cuántos de los indignados lo que están en realidad son frustrados porque han sido educados para consumir pero no podrán hacerlo, porque han sido formados para ser élites pero no tendrán un trabajo acorde con su formación, luego no podrán vivir y consumir como habían soñado; porque son gente de clase media que soñaba ser clase alta y se encuentra ante la cada vez más seria posibilidad de convertirse en clase baja?
Recuerdo que los indignados no eran antisistema sino ‘arreglasistema’ (No somos antisistema, el sistema es antinosotros), y si estaban indignados era porque no se rescataba al Estado del Bienestar, esa apuesta estratégica para salvar el capitalismo y enfrentar la amenaza soviética. De hecho, siempre he percibido cierta añoranza por los tiempos de bonanza económica anteriores a la crisis. Los jóvenes del Mayo francés no querían ser como sus padres; los jóvenes del Mayo español lo que querían era vivir como los suyos, para lo que necesitaban salvar el capitalismo, reformarlo para poder participar de él. 15m: reinicia el sistema. No se trata de cambiar el sistema capitalista sino de reiniciarlo, pues se ha producido un error del sistema y se han olvidado de invitarnos a la fiesta del consumo, fiesta que llevamos esperando desde niños.

Notas

1. Lo que es de todos no es de nadie y no se gestiona eficientemente, mejor que la propiedad sea privada, así el individuo, que es egoísta, al buscar su propio beneficio lo gestionará mejor, lo que, por la mano invisible del mercado, redundará en el beneficio general.

2. Hablo de los demás, claro, no de mí.


Juan Pastor, 02 de Marzo de 2013




4 mar 2013

Stéphane Hessel: el "gurú" que quiso domesticar la indignación

Cristóbal García Vera.


"“El mercado capitalista siempre existirá", aseguraba el ex diplomático que apoyó la agresión contra Libia

El pasado miércoles fallecía en París, a los 95 años, el ex diplomático y escritor Stéphane Hessel (en la foto), autor del best-seller "¡Indignaos!". El libro que, según la versión de los grandes medios de comunicación, inspiró movimientos ciudadanos de protesta como el 15M.

"Con la muerte de Hessel -aseguraba en su edición del jueves 28 el diario El País - desaparece el referente moral que inspiró el último gran movimiento de descontento social en Europea". "¡Indignaos! - continuaba asegurando el redactor del periódico del Grupo PRISA - catalizó la reacción de resistencia pacífica de los ciudadanos en España y Grecia”.

En Francia, el presidente François Hollande lamentaba la desaparición de quien - según dijo - "consagró su vida a la defensa de la dignidad humana" y "nos dejó la gran lección de no resignarse a ninguna injusticia". De esta manera, el mandatario galo agradecía el apoyo público que Hessel le concedió durante la campaña electoral que le llevaría al Elíseo. "Su capacidad de indignación no tenía límites, salvo el de su propia vida" - añadió François Hollande.

La realidad es, sin embargo, que el llamamiento a la indignación de la juventud que Hessel realizó en los últimos años de su vida sí tuvo unos límites muy definidos, que el propio ex diplomático se encargó de explicitar reiteradamente.

¿REALMENTE INSPIRÓ STÉPHANE HESSEL AL 15M?

Pese a la insistencia con la que se ha repetido esta afirmación desde las televisiones, radios y periódicos corporativos, no existe ninguna evidencia contrastable que permita sostener que el libro "¡Indignaos!" actuara como una suerte de manifiesto del 15M. Aún más infundada resulta la pretensión de que Hessel fuera "inspirador" o "catalizador" de dicho movimiento. La verdadera "inspiración" de lo que la prensa bautizaría como 15M hay que buscarla en el estruendoso estallido de la crisis capitalista, con su inevitable corolario de desempleo, desmantelamiento de derechos sociales, desahucios y represión estatal. Así como en la intuición generalizada en amplios sectores de la ciudadanía, provocada por estas contradicciones, de que todas las instituciones del establisment eran corresponsables en el sostenimiento del tipo de sociedad responsable de tales injusticias.

UN DEFENSOR DE LA PATA SOCIALDEMÓCRATA DEL SISTEMA

Sí existen pruebas irrefutables, en cambio, de que Stéphane Hessel no compartía en absoluto las aristas potencialmente emancipadoras del discurso y la práctica del 15M. Ya antes de las elecciones locales y autonómicas celebradas en el Estado español el 22 de mayo de 2011, Hessel manifestó su desacuerdo con el popular lema "no nos representan", con el que los “indignados” reflejaron su incipiente toma de conciencia acerca del carácter esencialmente antidemocrático del sistema capitalista. En los días previos a estos comicios, Stéphane Hessel mostró abiertamente su preocupación por el hecho de que los ciudadanos españoles pudieran actuar consecuentemente con dicha convicción, absteniéndose de participar o propugnando el voto nulo. "No vale decir yo me abstengo porque todos son iguales; no es cierto. Hay que empezar por usar los partidos más democráticos, hay que apoyarlos en las elecciones" - afirmaba.

En septiembre de ese mismo año, a poco más de dos meses de las elecciones generales, Hessel desembarcó en Madrid para reforzar con sus declaraciones al mismo partido que había sacado a las calles a cientos de miles de ciudadanos hastiados de sus políticas neoliberales. Stéphane Hessel no sólo se manifestó como un gran "admirador" de José Luis Rodríguez Zapatero y se dejó fotografiar junto al vicesecretario general del PSOE José Blanco. También lanzó un oportuno capote al que sería poco después el candidato socialdemócrata a la presidencia. "Tal vez Rubalcaba sea otro gran español", aseguró efiriéndose al antiguo ministro de Zapatero y Felipe González y responsable de las cloacas del Estado en los oscuros días de las acciones criminales de los GAL.

Estos oportunos apoyos de Hessel al PSOE se producían poco después de que miles de personas se manifestaran para rechazar la reforma constitucional impuesta por el Ejecutivo Zapatero, en coalición con el PP, para introducir en la llamada "Carta Magna" el límite al endeudamiento público y la prioridad absoluta del pago de la Deuda a las grandes entidades financieras y otros prestamistas usureros por encima de cualquier Gasto Social.

Hessel reconoció, igualmente, que era votante del Partido Socialista francés y, tal y como hemos apuntado con anterioridad, pondría posteriormente su imagen al servicio de la elección de François Hollande, actualmente embarcado en una guerra neocolonial en Mali.

EL "PACIFISMO" SELECTIVO DE HESSEL. CONTRA EL "TERRORISMO" DE LOS DE ABAJO, A FAVOR DE LAS INTERVENCIONES DE LA OTAN

Otro de los elementos del discurso de Stéphane Hessel que, no por casualidad, han destacado de forma recurrente los mass media, es el de su apuesta por "la no violencia" como única vía aceptable para cualquier tipo de “insurrección”. Y es que el "pacifismo" de Hessel fue, justamente, el más funcional para la perpetuación de la violencia criminal ejercida por las potencias occidentales en la mayor parte del planeta.

En su libro "¡Indignaos!", el ex diplomático se refirió a la resistencia palestina -una causa que supuestamente defendía - en los mismos términos que los voceros del Estado de Israel. "El terrorismo no es eficaz. Hay que comprender que la violencia de la espalda a la esperanza". (1) Su condena de la legítima respuesta armada de los pueblos colonizados tenía también un carácter retroactivo. "No podemos apoyar a terroristas tal y como hizo Sartre... durante la guerra de Argelia" (2) - aseguraba también en su publicitada obra.

Esta defensa de la "no violencia", sin embargo, no impidió que Hessel se pronunciase a favor de la agresión militar de la OTAN contra Libia. Según el mitificado autor, era necesario que la coalición bélica aplicara una "violencia precavida" en el país africano. “Estoy muy feliz y orgulloso de que esta intervención en Libia se haya llevado a cabo bajo los auspicios de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que es un organismo moralmente responsable basado en la Carta Fundacional de las Naciones Unidas” – llegó a declarar. (3) La guerra de conquista apoyada por Hessel provocó miles de muertos y heridos y una destrucción que es difícil saber cuánto tardará en superar la nación africana.

HESSEL: "EL MERCADO CAPITALISTA SIEMPRE EXISTIRÁ"

Para despejar definitivamente cualquier duda acerca del verdadero posicionamiento político del ex diplomático recién fallecido, nada mejor que acudir nuevamente a sus propias palabras.

Entre otros lugares comunes de la ideología dominante, “¡Indignaos!” reproduce, de manera particularmente superficial, la teoría del politólogo necocon estadounidense Francis Fukuyama acerca del "Fin de la historia". "El mensaje de un Mandela o un Luther King alcanza toda su pertinencia en un mundo que ha sobrepasado la confrontación de las ideologías y el totalitarismo conquistador… Tanto del lado de los opresores como de los oprimidos, hay que llegar a una negociación que haga desaparecer la opresión" (4)- escribía Hessel, antes de destacar como uno de los grandes "progresos" de la segunda mitad del siglo XX "la destrucción del imperio soviético" (5).

En una entrevista concedida al medio digital "món obert", en marzo de 2011, Stéphane Hessel expresaba también, nítidamente, su coincidencia esencial con Fukuyama en torno al horizonte que, en su opinión, no podría sobrepasar jamás la humanidad. "¿Tiene el capitalismo los días contados?" - le preguntaban. "Si hablamos del mercado capitalista, este siempre existirá. Pero también podemos hablar de una economía global y solidaria y no basada sólo en el beneficio económico" (6) -afirmó sin ambages, dando pábulo a la utopía reaccionaria que sostiene la posibilidad de construir un capitalismo de rostro humano.

No es extraño, en suma, que quien en su obra “¡Comprometeos!” llegó a legitimar la existencia de organizaciones como la OMC o el Fondo Monetario Internacional (7) fuera mediáticamente proclamado como el supuesto “gurú” del 15M. Un fenómeno que no es novedoso y que pone de manifiesto la urgente necesidad de los movimientos sociales de armarse con un pensamiento autónomo, capaz de guiar de forma efectiva sus aspiraciones y de combatir los diferentes procedimientos con los que el sistema intenta domesticar la justa indignación popular.

Referencias bibliográficas:

(1) Stéphane Hessel. ¡Indignaos! Ediciones Destino, S.A. 2011. Pág. 42.

(2) Ibídem, Pág 41.

(3) Entrevista concedida a “Món Obert” por Stéphane Hessel. 29/3/2011.

(4) Stéphane Hessel. ¡Indignaos! Ediciones Destino, S.A. 2011. Pág. 42 y 43.

(5) Ibídem, Pág 46.

(6) Entrevista concedida a “Món Obert” por Stéphane Hessel. 29/3/2011.

(7) Stéphane Hessel. ¡Comprometeos! Ediciones Destino, S.A. 2011. Pág. 47.

Canarias-semanal.org
Cristóbal García Vera (03-03-2013)