28 sept 2013

El sudor de 'Billy el Niño'

José Antonio González Pacheco, alías Billy El Niño



Una escena muchas veces vista en películas: una víctima de tortura entra en una tienda, y de pronto oye a su espalda la voz de otro cliente. No puede ser. Es él. Su torturador. Reconoce su voz, después de tanto tiempo. La víctima no sabe si escapar o denunciarlo, está paralizada, le cae sudor frío por la espalda.

¿Cuántas veces se ha producido esa misma escena en España? ¿Cuántas víctimas de tortura se han reencontrado años después con su torturador, y lo han reconocido? Me cuenta el cineasta Andrés Linares cómo hace doce años se encontró, en la piscina donde solía nadar, al policía que le interrogó cuando en 1973 fue detenido y pasó por el temido edificio de la Puerta del Sol. Ahí estaba el represor, dándose un baño en la piscina, disfrutando su jubilación.

Como la historia de Linares conozco unas cuantas más, de víctimas que se cruzaron con sus torturadores. En alguna ocasión, para más escarnio, seguían siendo policías. Al reencontrarse, las víctimas sentían más vergüenza que miedo, más humillación que rabia. Y la impotencia de saber que su impunidad estaba blindada.

Esa es también parte de la historia de esta España que hoy hace aguas. Ha tenido que venir la justicia argentina a recordarnos que los torturadores se siguen paseando entre nosotros. Y si solo fuese un paseo: muchos siguieron en activo, fueron ascendidos, condecorados. El problema no era ya solo que en las calles hubiese torturadores sueltos. Lo peor es que los había también por los pasillos de las comisarías de una policía que se decía democrática.

‘Billy el Niño’, por ejemplo. Su nombre no dice nada a los más jóvenes, pero para muchos de nuestros mayores es un personaje legendario, uno de los nombres más siniestros de la historia reciente. Siendo muy joven (de ahí el apodo), se ganó fama como uno de los torturadores más eficaces (lean el auto de la juez argentina, donde se detallan sus métodos). Después, durante la Transición, se le relacionó con la ultraderecha, y su nombre apareció en el juicio por la matanza de abogados laboralistas de Atocha, al que fue llamado a declarar, y en otras acciones de la guerra sucia de aquellos años, aunque salió limpio de todo. Homenajeado y condecorado por los suyos (la medalla al Mérito Policial se la puso Martín Villa, que ahora puede seguir sus pasos en el proceso argentino), acabó por pasarse a la seguridad privada, donde años después se le relacionó con Javier de la Rosa, otro protagonista de la historia subterránea de este país.

He rebuscado en la hemeroteca las noticias sobre el juicio por la matanza de Atocha, cuando tuvo que declarar. En todas se insiste en la obsesión de ‘Billy el Niño’ por no ser fotografiado. De hecho, la única foto que circula estos días es de muy joven. Así garantizó su anonimato durante tantos años. Hasta hoy, cuando el auto de la juez Servini le habrá sobresaltado.

Recupero, de un ejemplar de La Vanguardia de 1979, las palabras de los abogados que estuvieron presentes en su declaración en el caso de la matanza de Atocha. Entre ellos, Nicolás Sartorius, que aseguraba que ‘Billy el Niño’ “ha declarado con un nerviosismo tremendo, sudaba mucho. Tanto que el traje azul que vestía estaba sudado hasta la cintura.”

Al leerlo, pensaba en otros sudores: los de quienes pasaron por sus manos, y los de quienes se cruzaron en su camino años después y quizás reconocieron su voz y recuperaron el miedo y el dolor de entonces.

No espero que el gobierno español detenga y extradite a los cuatro torturadores. El hecho de que uno de los siguientes en la lista sea el suegro del ministro responsable de autorizar la extradición, tampoco da muchas esperanzas. Pero eso no quiere decir que no tenga consecuencias.

De entrada, arroja luz sobre una verdad que ha estado oculta durante mucho tiempo, que los jóvenes hoy indignados tal vez ignoran: que en España se ha torturado durante muchos años. Recupero al mismo Sartorius, que en uno de sus libros (El final de la dictadura), cuenta: “no faltaban comisarios de la Brigada de Información Social que, en pleno 1976, a una vara con punta de hierro con la que golpeaban a los detenidos la llamaban los derechos humanos”

La actuación de la juez argentina servirá para que nuestros jóvenes indignados sepan que los policías torturadores fueron amnistiados, pero también ascendidos, condecorados, mantenidos en activo en unos cuerpos policiales que, ya en democracia, siguen acumulando denuncias por abusos, malos tratos y torturas (que igualmente suelen quedar impunes). Que sepan que esa impunidad es también parte del derrumbe actual. Y que sepan que esos torturadores siguen viviendo entre nosotros.

Quizás sirva también para que la próxima vez que un torturador y su víctima se crucen, sea el torturador el que tenga miedo. Tal vez ‘Billy el Niño’ vuelva a sudar su traje, pensando que cualquier día una de sus víctimas se lo encuentre, y en vez de encogerse decida llamar a la policía para que lo detengan.

****

(una recomendación final: la escena del primer párrafo no solo aparece en películas. También en una de las mejores novelas que he leído en mucho tiempo: Twist, de Harkaitz Cano, donde hay torturadores impunes y víctimas humilladas de nuestro pasado reciente. Léanla, por favor).

Isaac Rosa  
19/09/2013 

24 sept 2013

Indefensión aprendida: ¿Por qué no reaccionamos ante la injusticia?

La “indefensión aprendida” hace referencia a la condición de un ser humano o animal que ha aprendido a comportarse pasivamente, sin poder hacer nada y que no responde a pesar de que existan oportunidades para ayudarse a sí mismo, evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas.
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=OtB6RTJVqPM

La teoría de indefensión aprendida se relaciona con depresión clínica y otras enfermedades mentales resultantes de la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación. Aquellos organismos que han sido ineficaces o menos sensibles para determinar las consecuencias de su comportamiento se dicen que han adquirido indefensión aprendida  (¿aplicable a aquellas personas que “no van a votar“?).

Doctrina del Shock

La mayor parte de la manipulación mediática y política está encaminada a postrarnos en un estado de shock, para que, temerosos y paralizados, no reaccionemos ante las injusticias sociales y las pérdidas de derechos que se nos imponen al ser tratadas como “inevitables” y motivadas por un “poder superior” muy alejado de nosotros.

Las leyes, recortes, medidas y ajustes de los gobiernos o la junta directiva de una empresa nos son administrados gradualmente como un veneno que nos somete a una ansiedad constante, que cuentan, además, con el falso legitimador de los medios de comunicación y líderes de opinión.
1x1.trans Indefensión Aprendida: la rabiosa actualidad me pone rabiosa.%disenosocial
Autor: Manuel Fontdevila
Pero John Dewey ya nos advertía que una sociedad libre debe producir personas libres. Es decir, personas con capacidad de elección y de discernimiento; de comprender lo que les pasa y de ser capaces de cambiar su situación si así lo deciden.

Para que esto sea posible, es necesario que las personas tengan garantizado el acceso al conocimiento, y sepan además manejar de forma crítica la información que recibe. Mediante el poder actual de  los medios de comunicación como nuestra principal fuente de información y análisis de la realidad, es posible inducir este estado depresivo en buena parte de la población para mantenerla en un estado de pasividad. A esta sutil estrategia debemos sumar muchas más aunque entre ellas, también destacan el efecto “cortina de humo” para desviar nuestra atención.

Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales.”- Cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas -

Terrible, ¿verdad? Pero más terrible aún es el darnos cuenta de que esta inoculación de indefensión aprendida es lo que están haciendo ahora mismo con nosotros. Nos tratan de convencer de que aceptemos resignadamente pérdidas de derechos y privatizaciones de bienes públicos sin resistir ni protestar. La consigna: que hagamos lo que hagamos no va a servir para nada.

Los españoles, por ejemplo, ven la corrupción como uno de los grandes problemas del país. Sin embargo, parece que la aparente indignación no va acompañada de una rendición de cuentas en las urnas. La capacidad de asombro de la ciudadanía parece permanentemente puesta a prueba, y lo normal sería que la indignación social hubiera dado un paso más allá de la movilización social en las calles. Sin embargo, en los últimos años ha cundido la impresión de que la corrupción parece salirle mejor al político que al empresario, pues en rara ocasión parece afectar a las urnas.

En la ciencia política la paradoja de la corrupción se ha convertido ya en un concepto clásico: mientras que la corrupción en sí misma se considera un comportamiento reprobable y vergonzante, algunos políticos corruptos mantienen intacta (o casi) su popularidad. Un fenómeno que tiene un reflejo fiel en la escena política española.

¿Por qué los votantes españoles muestran una preocupante tolerancia con los candidatos implicados en casos de corrupción? ¿Por qué el previsible castigo electoral tiene un alcance más que limitado?

Son varias las posibles causas de esta permisividad. Explicaciones que no son excluyentes ni alternativas, sino que se complementan para perfilar los porqués de la manifestación de esa paradoja en la política española.

Autoculpabilidad

Consiste en hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay opción de cambio.


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Autor: Manuel Fontdevila
En paises como Grecia, Portugal, Italia o España, donde llevamos tiempo sufriendo este salvaje saqueo de lo común, la depresión se extiende como una epidemia entre las clases populares y el número de suicidios se dispara.

De hecho, cada catástrofe económica o humanitaria supone una coartada perfecta para adoptar medidas traumáticas sobre la población, que las acepta porque se transmite el mensaje de “no hay otra salida”. Esta crisis económica es un claro ejemplo de ello.

El mensaje de “no hay otra salida” significa también que “no hay otra economía que la nuestra“, “no hay otra forma de acceder al conocimiento que la nuestra”, o “no hay otra forma de medicina que la nuestra”. No hay, en suma, alternativas. Este es el corolario de esta información negativa y uniformizadora que transmiten los medios de comunicación convencionales.

Los políticos y directivos de empresa se presentan en la opinión pública, a pesar de los beneficios personales y empresariales que siguen obteniendo gracias a sus política y en detrimento de otros sectores de beneficio público, como ejecutores carentes de responsabilidad moral o legal. Entre todos podríamos hacer una interesante selección de declaraciones públicas que nos indican claramente esta línea argumental:

  • «A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, que también es tomar una decisión.»
Fuente: Libertad Digital,  13 de febrero de 2013.
  • «Las medidas que tomamos hacen daño a la gente, pero son imprescindibles»
Fuente: Rajoy:  20 Minutos, 19 de noviembre de 2012
  • «Si no puedo bajar los gastos y no puedo subir los ingresos, me puede explicar usted cómo se reduce el déficit público? Porque yo confieso que lo desconozco»
Fuente: Rajoy: ‘Este Gobierno tiene que elegir entre un mal y un mal peor’, El Mundo, 18 de julio de 2012.
  • “Yo prefiero no subir el IVA en 2013 pero también le digo que si en ese momento es bueno subir el IVA lo haré y haré cualquier cosa aunque no me guste y haya dicho que no lo voy a hacer.”
Fuente: Público  7 de Mayo 2012


1x1.trans Indefensión Aprendida: la rabiosa actualidad me pone rabiosa.%disenosocial 
Autor: Manuel Fontdevila

Cuándo la situación se alarga en el tiempo, como actualmente sucede en España, los  políticos pueden incluso a presentarse ante la opinión pública como víctimas ellos mismos de indefensión aprendida. En definitiva, lo que estos gobernantes nos transmiten, al escenificar su indefensión, es que nuestro país ya no es soberano, sino que está bajo las órdenes de los que en realidad mandan: los famosos “mercados” o bien, desde “Alemania” o “Bruselas”.

"PELIGRO MANTRA: “Son todos iguales”.

Es la opinión que muchos ciudadanos utilizan para definir a la clase política en su conjunto, para englobar sin matices comportamientos particulares a los representantes de todos los partidos políticos. Esta suerte de cinismo político conlleva una generalización de la sospecha sobre todos los cargos públicos, aplicar una presunción de culpabilidad sin hacer distingos entre trayectorias intachables y largos historiales judiciales.

Y este cinismo democrático, además, también se convierte en freno para aplicar un castigo real en las urnas contra candidatos implicados en casos de corrupción. Si cunde el convencimiento de que todos los partidos y todos los candidatos comparten actuaciones irregulares, los incentivos que podría tener el electorado para cambiar el voto prácticamente desaparecen. Si todos los candidatos son igualmente corruptos, ¿por qué no seguir votando al partido al que siempre si los demás también son corruptos?.

Un efecto que explicaría el interés de los partidos que se ven implicados en una irregularidad en airear y recordar todos los escándalos que han sufrido el resto… Tal vez su papel en la estrategia del shock aún no se haya cumplido del todo. Todavía no estamos completamente sujetos a la indefensión aprendida. Pero ¿podremos hacer algo para no ser vencidos del todo por ella?.

Para romper este círculo de adoctrinamiento hay que ampliar las fuentes de la información. Demostrar que no es cierto que no haya otra economía, otra forma de acceder al conocimiento u otra medicina. Demostrar que hay alternativas, y sobre todo, que estas alternativas funcionan. Esta es la principal razón de que sea necesaria la existencia de medios de comunicación libre como Noticias Positivas o Periodismo Humano.

Martin Seligman

A finales de los 60, el psicólogo Martin Seligman realizó un experimento. Dentro de una caja de laboratorio, un perro era expuesto a shocks eléctricos que no podía evitar. En cambio, en otra caja, otro perro sí que podía interrumpir esos shocks pulsando una palanca. Más tarde, los perros eran situados sobre una superficie electrificada de la que podían escapar simplemente saltando una barrera.

El perro que había podido controlar los shocks la saltaba, mientras que el otro perro, en lugar de buscar la salida exitosa a la situación adversa, permanecía aguantando las descargas de manera pasiva. Había, pues, “asimilado” su indefensión.

"¿Para qué gastar energías sabiendo que de los estímulos adversos no se puede escapar?.

Hannah Arendt

En su libro “Eichmann en Jerusalén,” Hannah Arendt expuso su concepto de banalidad del mal: un funcionario nazi mediocre como Adolf Eichmann fue capaz de poner en práctica asesinatos en masa, no por crueldad, sino simplemente porque actuaba dentro de las reglas del sistema al que pertenecía sin reflexionar sobre sus actos. Lo que hizo Eichmann fue cumplir eficientemente con las órdenes que provenían de estamentos superiores, que es lo que hacen nuestros políticos en el gobierno respecto a los mandatos de quienes representan los intereses del capital financiero.

Todo ello sin poderse cuestionar las reglas a las que obedecen, ya que están cegados por los postulados de una ideología dominante, el neoliberalismo, que además legitima el hecho de que estos mismos gobernantes –o sus familiares o sus amigos– se enriquezcan, de una manera que nosotros consideraríamos inmoral, gracias a la pérdida de derechos sociales de los ciudadanos y a la privatización del sector público.


Capítulo del Manual de Diseño Social dedicado a la “Indefensión Aprendida”

Fuente original: diseñosocial.org                                                 14-Mayo-2013

“No abortarás". El undécimo mandamiento de Gallardón

El ministro asegura que la reforma que entra en octubre no contemplará la ley de plazos y revisará la de supuestos. De manera inconcreta, impone la prohibición de la IVE a menores sin el consentimiento paterno, pide al Constitucional que deniegue este derecho en casos de malformación e insiste en que “la última palabra” la tendrá el Ejecutivo.
        La cuestión metafísica de cuándo empieza la vida humana pasa a ser política en el momento en que los Estados pretenden actuar sobre los cuerpos donde se gestan esos procesos orgánicos. De sobra conocemos la cruzada antiabortista que se lleva a cabo mediante la férrea alianza entre dos fuerzas patriarcales primitivas: Estado y religión.

Lxs católicxs se sirven del conservadurismo político y éste, a su vez, del discurso moral cristiano. De este modo, cuando los gobiernos intervienen en los cuerpos, pasamos del juicio de la Iglesia a un asunto de las clases dirigentes y a una materia biopolítica. Si a esta pólvora añadimos la mecha del discurso “científico” antielección, el resultado es un cóctel molotov de argumentaciones legitimadas que solapan las voces de las mujeres. Las políticas de control del cuerpo entroncan con la perpetuación del sistema capitalista, especialmente en el caso de las mujeres. Para éste, nuestros cuerpos no son más que centros de producción o de reproducción humana, lo que no es nuevo. Como apunta Federici, desde la Edad Moderna el Estado ha redirigido la natalidad mediante diferentes estrategias de control social propias de los procesos de acumulación originaria y aparición del capitalismo.

Los tiempos no han cambiado tanto. Además de los poderes mencionados, hay uno que podría considerarse prioritario y que lxs conservadorxs han manejado de forma sublime para esta causa: los medios de comunicación. Tanto la construcción social del feto, vinculada demagógicamente con el imaginario de los bebés, como el discurso en torno a “la vida humana” del embrión, tienen mucho que ver con estrategias publicitarias y con el uso de imágenes que proliferan desde que en el año 65 la revista Life publicara la primera fotografía de un feto humano. Empezó entonces a tomar forma la idea que convierte al resultado de la fecundación en una entidad con esencia y vida propia. La socióloga Nayla Vacarezza nos cuenta que, conscientes de la proliferación y el uso ideológico de este tipo de imágenes, en la década de 1980 el feminismo cultural norteamericano crea el concepto “feto público” para desenmascarar y combatir los pseudoargumentos antiabortistas. La imagen pública del feto configura la subjetividad de las mujeres –sobre todo de las embarazadas– y crea un vínculo –¿filial?– entre la mujer que gesta y el embrión/feto, además de instituir una especie de cultura ideográfica de la esencia de la vida humana. Mecanismos de representación como fotografías de niñxs nacidxs para denunciar el aborto, la no relación de dependencia entre mujer gestante/feto y la visión de éste como ser individual que flota tranquilamente en algo parecido al escenario del Sputnik, ayudan al desarrollo discursivo del feto como sujeto autónomo. En campañas mediáticas antiabortistas se recurre a la invisibilización de las mujeres mediante encuadres cerrados en los que solo vemos sus recipientes –vientres– en avanzado estado de gestación. También es común en sus actividades publicitarias el uso de la primera persona del singular, que posiciona al embrión como una suerte de subalterno y nos interpela inoculando culpa, eje esencial de la moral judeo-cristiana.

A través de estas falacias, la Iglesia, el Estado conservador, lxs ultras provida, etc., pretenden la vuelta de las mujeres a los fogones y a las cunas, así como la perpetuación de su rol en el modelo de familia nuclear tradicional. Nos obligan a ser madres, pero nos echan de los trabajos al anunciar embarazo; nos arrebatan la capacidad decisiva, pero nos acortan las bajas de maternidad y merman las de paternidad; la ley nos obliga a parir, pero impide una sociedad accesible a todas las personas y no provee las condiciones materiales para una crianza digna; encarecen los bienes de primera necesidad; desahucian a mujeres lactantes y a niñxs de 3 años –esxs sí son personas-; privatizan la educación pública… en definitiva, nos predestinan a la precariedad. Todo esto conforma un engranaje clave de la máquina heterocapitalista, que se beneficia del trabajo femenino, silenciado y no valorado de la retaguardia, para seguir funcionando. Defensa de la vida. ¿Vida embrional? Puede. ¿Vidas humanas vivibles? Nunca.

La reforma de la ley del aborto no es, por tanto, una cuestión ética, sino un ataque ideológico. No se trata de un debate moral, sino político. Y los derechos de las mujeres a controlar su cuerpo y su vida no deben ser objeto de debate político. Gallardón insiste en la desaparición de estos derechos y condena a las mujeres que desean anteponer su vida a la de otra persona. Las que resistimos sentimos vergüenza y tristeza al cantar consignas de hace más de 30 años. Nos duele el pecho cuando escuchamos a nuestras madres y abuelas: "no me puedo creer que vosotras estéis así".

Y a eso vamos el 28 de septiembre. Ese día y los que hagan falta. ¿Provida? Provida nosotras las feministas, que luchamos por la salud y la vida plena y libre de todas las mujeres.
Nos vemos en las calles.

Yendéh R. Martínez
Elisa Mandillo Cabañó

Por Fundación de los Comunes, 23-Sept.-2013

17 sept 2013

Nuestro derecho a la rebelión


    Esas dos mentes brillantes y valientes que son Julio Anguita y Juan Carlos Monedero protagonizan una conversación de un centenar de páginas recogida por la editorial Icaria bajo el título A la izquierda de lo posible. Hay una parte que me ha parecido de gran interés. Es cuando Anguita plantea que los actuales gobernantes se están situando fuera de la ley en la medida en están ignorando o desmantelando derechos como el del trabajo, la vivienda, la salud, la educación, una pensión digna, la alimentación, puesto que están conculcando la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Constitución Española o la Carta Social Europea ratificada por España en 1985. 




Es un enfoque interesante porque ya no necesitamos hablar en nombre del marxismo ni siquiera de la izquierda. Basta con desempolvar esas legislaciones que tienen un predicamento y aprobación universal y, a continuación, mostrar que los gobernantes están vulnerando el Estado de Derecho, están en la ilegalidad. De modo que nosotros estamos dentro y reivindicando la ley, y el gobierno fuera y vulnerándola.

La segunda deducción es que en la tradición de los históricos movimientos de liberación aplaudidos por toda la sociedad, e incluso del cristianismo, se encuentra el derecho a la rebeldía ante un gobierno despótico que no respeta la legalidad. La declaración de independencia de los Estados Unidos del 4 de julio de 1776 plantea el derecho a luchar para que haya un gobierno justo, incluso deponer al que hay si no cumple (Preámbulo: “Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, evidencia el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y proveer de nuevas salvaguardas para su futura seguridad y su felicidad”). Igualmente la Declaración de Derechos Humanos de 1789, en su artículo 2, establece que la finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre, y que uno de tales derechos es la resistencia a la opresión. Por su parte, la Constitución de 1793, elemento clave del racionalismo ilustrado francés, plantea el derecho a la insurrección (Artículo 35: “Cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección es, para el pueblo y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes”).

John Locke, considerado padre del liberalismo moderno, establece que la autoridad del Estado se sostiene en los principios de legalidad y respeto de los derechos humanos. Esa autoridad deja de ser legítima si deja de asegurar los derechos naturales. En su Tratado sobre el gobierno civil (1690), defiende el derecho a la rebelión señalando que si el pueblo es sometido a la miseria y padece las injusticias del poder arbitrario, entonces “maltratado y gobernado contra Derecho, estará siempre dispuesto a quitarse de encima una carga que le resulta pesadísima”.

Estas ideas tienen su origen en los teólogos cristianos. El dominico Francisco de Vitoria reconoce la licitud de robar cuando el hambre hace peligrar la vida humana o negarse a pagar un tributo en caso de que fuera injusto (Relecciones teológicas). El jesuita Juan de Mariana razonó acerca del derecho a la insubordinación (Del Rey y de la Institución real 1598-1599). El padre Francisco Suárez (Discurso de leyes, 1612) reconocía la posibilidad de desobedecer y derrocar a quien detenta la autoridad cuando, ejerciendo el mando, incumple y vulnera sus funciones.

Pues bien. Hoy nos están arrebatando nuestras viviendas (desahucios), nuestra educación (disminución de profesorados, tasas y fin de las becas), nuestra sanidad (disminución de personal, cierres de hospitales y servicios de urgencias), nuestros derechos sociales (liquidación de la ley de dependencia), nuestras libertades públicas (represión de las manifestaciones, sistemas de vigilancia), nuestros derechos laborales (seis millones de parados, congelaciones y disminuciones salariales, facilidades para los despidos, precariedad laboral).

No hace falta ser Lenin ni Rosa Luxemburgo para llamar a la rebelión. Los inspiradores de la Ilustración, los que redactaron la Declaración Universal de Derechos Humanos, los sacerdotes del siglo XVI y los filósofos liberales hoy estarían sumándose al levantamiento. Al otro lado están los miserables que se escandalizan cuando nos atrevemos a expropiar dos carritos de supermercados. Es hora de que cada uno decida en qué bando se sitúa.


Pascual Serrano es periodista. Su último libro es “La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes” .

¿Una revolución higiénica? No, una revolución democrática

Dos vecinos que no se soportan. Sufren desencuentros en su día a día, se infligen mutuamente inocentes maldades para hacerle al otro la vida un poco más difícil. Pero en la Diada de Catalunya de 2013 inopinadamente se encuentran: con el Mediterráneo al fondo, recelosos al principio, acaban por darse la mano ya que deben completar un tramo de la cadena humana. Las diferencias han quedado aparcadas para otro momento porque, como concluye una voz incorpórea, «tenim una cosa en comú: Catalunya».
El escritor Quim Monzó y el actor Juanjo Puigcorbé protagonizan así el vídeo que l'Assemblea Nacional Catalana (ANC) lanzó como convocatoria de la Via Catalana Cap a la Independència. Lejos de ser irrelevante, este spot sintetiza el imaginario puesto en marcha por la ANC que ha conducido al indiscutible éxito de la pasada Diada. No es una anécdota este relato entrañable, que tiene su clave en una filigrana perturbadora: los problemas que propone dejar a un lado, todo lo que tiene menos importancia que la «cosa en común», se reduce a minucias cotidianas de dos varones blancos de clase media citadina. En este territorio de ficción no existen conflictos de género, de origen cultural o étnico; no hay diferencias de clase. De hecho, ni siquiera parece haber problemas a propósito del territorio mismo que se dice tener en común.

El imaginario movilizado por la ANC higieniza la política en busca de superar las diferencias en el proyecto de construcción nacional. El conflicto fundamental, allí donde se encuentran todos los problemas, se proyecta hacia un afuera de «nuestra» comunidad. En este imaginario de «lo común» bajo el significante «Catalunya» no se perciben élites ni oligarquías, mucho menos corrupción de la política. No existen sujetos excluidos de la ciudadanía, ni racismo, ni xenofobia, ni centros de internamiento para extranjeros. Nadie parece haber sido desposeído de sus derechos; no hay desatención sanitaria ni desahucios, ni malnutrición infantil o represión de la protesta. Esta política higiénica es, en realidad, la representación de una Catalunya internamente despolitizada propugnada por las voces hegemónicas en el reclamo del «Estat independent». Parece casi una banalidad señalarlo. Pero incluso para algunas posiciones políticas que reconocen conflictos «internos» de Catalunya, estos parecen quedar aparcados o pospuestos para un segundo momento: la lucha que vendrá «después» de alcanzar la soberanía. Primero conseguir un Estado propio, del resto, «ja en parlarem». Cabe preguntar si acaso es posible diferenciar entre estos dos momentos del conflicto: ¿qué efectos políticos tiene el permitir que sea hegemónico el imaginario higienizado de una sociedad que en realidad se encuentra inevitablemente atravesada por las diferencias? Una sociedad donde la cotidianidad de las personas, lejos del relato costumbrista de roces entre vecinos compatriotas, se desliza hacia el deterioro vertiginoso de las condiciones de vida de la mayoría. ¿Qué resultados tiene situar el objetivo de la nación por delante de la vida real de las personas? ¿Se puede concebir una comunidad por fuera, antes o más allá de sus conflictos internos, de la manera como en su interior se administra incluso la violencia que unos sujetos ejercen contra otros? ¿Quiénes se pueden permitir aparcar o posponer sus conflictos o sus diferencias en favor de qué lugar común?

El discurso típico de los eslóganes de la ANC enfatiza ese común voluntarista: «No et perdis aquest moment històric», «hi ha molta feina per fer i ho hem de fer tots junts». Ese nítido discurso sobre la comunidad —identificada con la Nación— por encima de las diferencias y las contradicciones encierra una paradoja: parece dar por hecho el significado de la Independència. El imaginario hegemónico movilizado por la ANC encuentra otra de sus claves en el binomio dependencia/independencia. Cabe preguntarse: ¿de qué dependen quiénes? En Catalunya, tiene lugar en este momento una amalgama de la revolución «independentista» y la «revolución democrática» que nadie con madurez política puede pasar por alto. Pero nos parece importante preguntar si la asociación entre ambas no se está produciendo a costa de evitar discutir también el conflicto entre uno y otro tipo de revolución. No hay discusión posible acerca de la legitimidad democrática del reclamo de un territorio autodeterminado por la sociedad que lo habita. De ese suelo de reconocimiento democrático tenemos que partir. Pero también resulta imprescindible preguntar en este proceso: ¿cuáles son los problemas que conlleva asimilar la emancipación colectiva a la consecución de un Estado propio?

Parece que en la actual representación hegemónica del soberanismo en Catalunya la emocionalidad juega un papel importante a la hora de confundir el proceso –una revolución democrática hacia la independencia-- con su objetivo finalista: un Estado propio. ¿De qué poderes dependemos? ¿Qué y quiénes quebrantan la soberanía de esta sociedad? La respuesta no puede ser única; pero el acento puesto en unos u otros posibles tipos de respuesta, caracteriza las diferencias entre las concepciones de la revolución democrática que hoy estarían en juego. ¿Cómo deja un Estado de estar sometido al dictado de los mercados financieros, tal y como lo están los Estados que hoy conforman la Unión Europea? Pensar una independencia «catalana» en términos de democracia real, esto es, de reparto de la riqueza y de distribución efectiva del poder político, nos sitúa en una escala diferente de la visión finalista del Estado propio. Mirado con atención, el proceso histórico que ha hecho de la Troika europea el órgano de planificación y decisión sobre nuestras vidas nos obliga a pensar más allá de la propuesta soberanista hegemónica, para activar un nuevo tipo de soberanía del «pueblo catalán». Y del pueblo «griego». Y del «italiano». Y del «español».

La soberanía sólo puede pasar por la emancipación respecto del poder fundamental que hoy se ejerce sobre los sujetos que habitan el territorio histórico de Europa: la Unión Europea secuestrada por la dictadura financiera. Esa dictadura está tanto «afuera» como «adentro», también en el caso de Catalunya. De hecho, solo nos parece posible pensar la independència de Catalunya redefiniendo el concierto de los Estados europeos, lo que implica tanto España, como al conjunto de la UE. Sea cual sea la modalidad de Estado que se conformase –Estado catalán europeo, Estado catalán federado al resto de una España reconfigurada...– No sería nunca de por sí un Estado de pleno derecho, como no lo son siquiera ya los grandes Estados europeos. Los pequeños, hace tiempo que han devenido «dominios» de una UE raptada por las élites financieras.

Sea como sea, creemos importante no confundir el proceso con su determinación finalista. La cuestión que importa no es el futuro de un Estado catalán, sino cómo se está conformando el actual proceso soberanista. Durante el pasado 11 de septiembre, la Diada fue escenario de otras manifestaciones diferentes de la Via Catalana, como fue el caso de “Encerclem la Caixa» –Rodeemos la Caixa–. Pero resultaron casi invisibles frente a la representación hegemónica del soberanismo. Bajo el poder emocional y el poder político efectivo del imaginario higiénico, ¿se hace posible poner en dificultades reales a las élites enriquecidas por el desempoderamiento criminal y la desposesión violenta de la ciudadanía? ¿Se hace posible construir un proceso de emancipación inclusivo de quienes hoy son despojados hasta de su mera condición de ciudadanos?

¿Cómo hacer de la revolución democrática un proceso que no disimule frente a la debacle histórica que está provocando el poder financiero? ¿Qué tipo de alianzas políticas se han de establecer entre los fragmentos de una sociedad dividida, rota en favor de los intereses de las élites? ¿No es en solidaridad y alianza política con los sujetos desposeídos del resto de los territorios europeos —lo que incluye al resto de la península— donde invertir los esfuerzos de una revolución democrática? En una coyuntura histórica grave y urgente, ¿podemos seguir permitiéndonos que la Nación se sitúe en el centro, desplazando la multiplicidad de conflictos de la sociedad existente?.

Rubén Martínez
Observatorio Metropolitano de Barcelona
Este texto parte de discusiones colectivas mantenidas en el espacio de la Fundación de los Comunes.

Las ocupaciones de tierras de 1936

80.000 CAMPESINOS PARTICIPARON DE FORMA SIMULTÁNEA

La insuficiente Ley de Reforma Agraria que elaboró el Gobierno republicano llevó al campesinado a ocupar 3.000 fincas en Extremadura.

Jornaleros. Campesinos en el año 1936.

Al alba del 25 de marzo de 1936, alrededor de 80.000 campesinos convocados por la Federación Nacional de Tra­bajadores de la Tierra (FNTT) de UGT ocuparon simultáneamente unas 3.000 fincas en Extremadura. Con este gesto ponían de manifiesto que para las clases populares la propiedad de la tierra seguía siendo la asignatura pendiente de la República cinco años después de su proclamación.

Mientras que en buena parte de Europa los burgueses invertían el capital acumulado durante el siglo XVIII en la industria, en la España del siglo XIX la burguesía destinó esos recursos a la compra de tierras arrebatadas a la Iglesia y a las comunidades rurales con las leyes desamortizadoras de Juan Álvarez Men­dizábal (1836) y Pascual Madoz (1855). No hubo reforma agraria, sólo un cambio de titulares, la propiedad de los caducos estamentos privilegiados pasó a una burguesía que administraba esas mismas tierras con criterios capitalistas o, aún peor, compraba a precio de saldo los bienes comunales que permitían a muchos campesinos garantizar su subsistencia.

La desamortización mantuvo, además, la división parcelaria que perduraba sin cambios desde la Edad Media, dejando un paisaje agrario de extensos latifundios donde convivían una minoría de prósperos dueños con masas depauperadas de campesinos sin tierra. El enfrentamiento entre unos y otros era inevitable y provocó un amplio abanico de respuestas: desde el anarquismo a la emigración y desde el motín al bandolerismo.

Ninguna de las reformas que tenía que emprender la República era tan justa, tan necesaria ni le hubiera proporcionado tanto apoyo como la reforma agraria, pero pasaron los meses sin que la burguesía reformista y sus aliados socialistas hiciesen nada para ponerla en marcha. Entre­tenidos en debates teóricos y en combates parlamentarios de guante blanco, la conjunción gubernamental posponía su aprobación por las Cortes; sólo el fallido golpe de Estado del general José Sanjurjo en el verano de 1932 sacó al Gobierno de su apatía y lo empujó a aprobar el 9 de septiembre de ese año una Ley de Reforma Agraria que nació insuficiente y alicorta.

Esta reforma permitía la expropiación de tierras a los latifundistas que no las cultivaban para
someter por hambre a sus braceros, pero exigía que se les compensase económicamente, por lo que su aplicación dependía del presupuesto que se entregase al Instituto de Reforma Agraria. Sus penurias económicas –sólo dispuso de cincuenta millones de pesetas–, fueron la causa de que, cuando se celebraron elecciones en noviembre de 1933, sólo 12.000
familias hubieran recibido tierras de cultivo.

A ese ritmo, habrían hecho falta más de cien años para dar parcelas a todos los campesinos sin tierra, que llevaban siglos esperando justicia y a los que se les seguía pidiendo paciencia. ¿Cómo extrañarse de que hubiese estallidos revolucionarios de los que nada tenían? Se ha culpado a la CNT de estas llamaradas de violencia campesina apelando a una supuesta “gimnasia revolucionaria”, pero los campesinos tenían en común su miseria, fuese cual fuese su afiliación: de CNT en Casas Viejas, de UGT en Castilblanco, republicanos en Arnedo o comunistas en Yeste.

A lo largo de todo el quinquenio republicano se produjeron numerosos incidentes sangrientos que tenían su origen en la protesta de los campesinos sin tierra o en su intento de ocupar latifundios sin cultivar: en agosto de 1931 en Posadas; en septiembre en Rute y Corral de Almaguer; en noviembre en Parla, en enero de 1932 en Zalamea de la Serena, Épila y Xeresa... Estas ocupaciones no fueron fruto de la inconsciencia o la impotencia, los campesinos se encuadraron en potentes organizaciones sindicales: la FNTT ugetista nació en 1930 con unos 40.000 afiliados y a finales de 1932 eran 400.000; la Unió de Rabassaires sumó dos millares de adheridos al fundarse en 1922 y diez años después ya eran 22.000.

Por las insuficiencias del primer bienio y la contrarreforma del segundo bienio, los jornaleros tenían que escuchar a los terratenientes que les decían: “¿No queríais República? Pues, ¡comed Repú­blica!”. Esperaron cinco años que la República les diese de comer, y en marzo de 1936 decidieron que ya había llegado su hora.

La apuesta por el cambio de régimen

La proclamación de la República en 1931 abrió una puerta a la esperanza para los campesinos sin tierra, que seguían siendo el componente más numeroso del proletariado en un país que no había completado su Revolución Industrial. Porque, desde la sublevación de Loja en 1861, en el imaginario colectivo de los jornaleros, república y reforma agraria eran dos conceptos que estaban indisolublemente entrelazados. Los campesinos entraban el 12 de abril de 1931 en su colegio electoral y, antes de introducirla en la urna, mostraban su papeleta a favor de los candidatos antimonárquicos mientras el cacique y la Guardia Civil tomaban nota: los jornaleros estaban apostando todo o nada por el cambio.

16 sept 2013

El patriotismo del PP: Malvender el 25% del patrimonio del Estado y poner obras públicas en manos de fondos buitre


El PP se ha caracterizado siempre por llenársele la boca de la palabra patriotismo y el concepto de patria. Siempre se presenta como el adalid de los valores patrióticos, valedor de la España eterna de los Reyes Católicos, del Imperio hacia Dios, y de la indivisible unidad. Esa postura contrasta con sus hechos, dado que, pese a enarbolar la bandera del amor patriótico, está llevando a cabo una política consistente en malvender el patrimonio, con el único propósito de engordar las arcas del Estado sin necesidad de molestar a sus donantes de la oligarquía, a los que no quiere subir los impuestos y para que el señor Montoro, Ministro de Hacienda, saque pecho y diga sin rubor alguno que este país es un modelo económico a imitar por todo el mundo, causando, a partes iguales, hilaridad y alipori en el pueblo y estupor en Europa.

No es de extrañar que en su día, Zapatero llamase a los populares ‘patriotas de hojalata’, a raíz de que el entonces partido mayoritario de la oposición criticase la política europea del Ejecutivo socialista porque, según Raxoi, Zapatero estaba cediendo a las presiones de la UE en contra de los intereses de España. El transcurso del tiempo pondría de manifiesto hasta qué punto iba a ceder a las presiones de la UE el entonces líder de la oposición, y hasta qué punto, para satisfacer las órdenes europeas, comete los mayores disparates, al tomar decisiones de las que nos enteramos antes por la prensa extrajera que por la nacional. Así, hace pocos días, el periódico francés Le Monde revelaba que el PP - patriotas de hojalata como los llamó Zapatero-, ha puesto a la venta el 25% del patrimonio del Estado, para hacer frente ‘a sus dificultades financieras’.

La noticia ha sido poco tratada en la prensa oficial, esa que agarra un asunto entre sus fauces y, como perro de presa, no la suelta ni aunque se la intenten arrancar a palos. Da igual que el asunto sea la corrupción, el deseo independentista de Catalunya o el fracaso de Madrid a la hora de optar a ser Ciudad Olímpica. Si ‘toca’ tratar cualesquiera de esos asuntos, los diarios, las tertulias televisivas, los informativos y los digitales se vuelcan con fruición sobre ellos, para que la gente se entretenga con el monotema y así obvia informar sobre asuntos sangrantes que pasan sin pena ni gloria, ignorados por una ciudadanía que no se entera de las tropelías que perpetra el Gobierno del PP.

Sin embargo, la decisión del Gobierno de Raxoi es de suma gravedad, porque está poniendo el patrimonio de todos los ciudadanos en almoneda, al vender 15.000 propiedades, que van desde edificios emblemáticos en las más bellas calles de Madrid a suelo no urbanizable en torno a carreteras y vías férreas, o incluso paraísos de alto valor ecológico, lo que ha hecho que los conservacionistas pongan alarmados el grito en el cielo.

Le Monde informaba de que una de las joyas de esa liquidación pública es la finca de La Almoraima, en Andalucía, una pequeña maravilla única en Europa de 14.000 hectáreas, de las que el 90% pertenecen al Parque Natural de los Alcornocales, uno de los ejemplos más espectaculares de bosque mediterráneo primario. Con el objeto de vender cuanto antes ese tesoro ecológico, cuyo precio de mercado actual rebasaría los 180 millones de euros, el gobierno aprobó un plan de desarrollo para el lugar, incluyendo el permiso para crear dos campos de golf y la construcción de un hotel de cinco estrellas y un aeropuerto, condición sine qua non para atraer a ricos clientes rusos o del Golfo. La prensa silenció ese plan de desarrollo del Gobierno del PP.

Con el propósito de reducir el déficit del Estado tanto como ordena la UE, o la Fürheresa Merkel, que viene a ser lo mismo, el Gobierno de Raxoi no duda en malbaratar el patrimonio de todos los ciudadanos, ya sea poniendo en venta patrimonio del Estado, vendiendo a fondos buitre edificios construidos para ser destinados a viviendas sociales, o patentes industriales a esos mismos especuladores.

El Ejecutivo de Raxoi, tan patriota como para negarse a hablar de un referéndum en Catalunya, porque no quiere ni oír mencionar la posibilidad de la secesión de una parte de España, no duda en poner en manos extranjeras el patrimonio ecológico o histórico del país, o desprenderse de industrias que igualmente pasarán a especuladores de otros , los mismos que causaron la crisis, contando, seguramente, con que gobiernos tan patrióticos como el del PP les seguirían el juego y pondrían en sus manos todo cuanto apetecían para especular por los siglos de los siglos.
 
Las comunidades autónomas gobernadas por el PP están poniendo también en manos extranjeras el patrimonio público, fruto de los excesos del tiempo de las vacas gordas, con el fin de recuperar una parte de todo lo que despilfarraron, a base de concesiones a empresas privadas que gestionen edificios públicos que, si fuesen rentables, deberían administrar para que el dinero de su cometido revirtiera en lo público, en lugar de ponerlo en manos privadas que se beneficiarán de la privatización, a la vez que los onerosos mantenimientos seguirán costándole el dinero al pueblo.

Un ejemplo paradigmático de esos edificios, que sobrepasaron en muchos millones los costes presupuestados inicialmente, disparando brutalmente el precio de las obras, es la Ciudad de las Ciencias y las Artes de València. El edificio, considerado por el PP del País Valencià como un paradigma de la moderna ciudad del Turia, proyectado por el arquitecto áulico Santiago Calatrava, va a ser privatizada, con el argumento de que de esa forma se aumentará la atracción turística y cultural, según expresó el Conseller de Economía, Industria, Turismo y Empleo, Máximo Buch.

Sin embargo, la decisión viene dada por el ruinoso negocio que supone para las arcas de la arruinada Generalitat, aunque desde la oposición se argumenta que, si es rentable esa infraestructura, lo lógico sería que la gestionase el Consell, para revertir los beneficios a las arcas públicas, ya que, a pesar de todo, habrá que pagar el mantenimiento y la conservación del oneroso proyecto.

Mas la Ciudad de las Artes y las Ciencias no es la única obra pública que las autonomías gobernadas por el PP quiere privatizar. En Madrid, después del fiasco de las Olimpiadas, el Ayuntamiento quiere hacerlo con los edificios construidos para albergar las competiciones deportivas que no se usarán, como la costosa Caja Mágica. O en Galicia, el megalómano proyecto de Manuel Fraga, construido a medias en Santiago de Compostela que, después de costarle más de mil millones de euros a los galegos, ahora no sirve para nada, porque está a medio terminar.

Además de obras públicas, que bien gestionadas podrían suponer substanciosas entradas de dinero en las arcas públicas, el PP está decidido a privatizar la Sanidad, con el fin de ponerla en manos también extranjeras, en Madrid o el País Valencià, con un modelo que quiere extender por todo el Estado, con el fin de hacer un negocio que no resulta nada claro y que sus detractores consideran que oculta intereses económicos espurios.

Poner a la venta los tesoros del patrimonio, o infraestructuras destinadas a los ciudadanos en manos de corporaciones extranjeras no parece que sea una forma efectiva de hacer patria. Mas el PP, representante de la derecha de este país mira mucho antes el negocio que los intereses de los ciudadanos. Ya lo dijo alguien en su día: La derecha no tiene ideas, solo tiene cartera.

16/09/2013
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14 sept 2013

Hasta siempre, compañero Presidente Salvador Allende

Señor Presidente,

No quiero cargarle de más trabajo. Hoy ha sido un día intenso para Usted. Cientos de actos en su país, cantos, discursos, poesías. Miles de artículos en los periódicos, en los blog. Trending topic en millones de mensajes tuiteados por otros tantos millones de personas en Chile y en todo el planeta. Las redes sociales llevan hoy su nombre.

Atender toda esta tarea requerirá buena parte de la eternidad que tiene por delante. Por eso no seré largo y espero que tampoco pesado. Cuatro letras para agradecerle su vida y el momento de su muerte. Todo ese tiempo transcurrido. Veinte años son nada, pero cuarenta son toda una vida.

Me pilló el día de su muerte en el tránsito del instituto a la universidad. En la España de aquellos años, tan admirada por el militón que asaltó la Casa de la Moneda, empezabas a explicarte las cosas y tomar conciencia de la situación terrible del país, cuando entrabas a trabajar en una empresa y se te acercaban los de las Comisiones Obreras, o cuando entrabas en la universidad y transitabas por los círculos estudiantiles de las distintas tonalidades del rojo. Yo aún no había entrado en la universidad, ni tenía trabajo en una empresa, pero las iglesias, las asociaciones de vecinos, las pandillas, los centros culturales, eran como la educación infantil de la conciencia que estaba por llegar.

Leíamos cuanto caía en nuestras manos. Desde Cien años de Soledad, hasta los Diarios de Bolivia, pasando por Rayuela de Julio Cortázar, o La Peste de Camus. Aprendíamos a tocar la guitarra para atrevernos con Atahualpa Yupanqui, Serrat, Mercedes Sosa, Violeta Parra. Seguíamos atentamente los pasos, las largas marchas de los trabajadores y trabajadoras por todo el mundo.

Claro que admirábamos al Ché y a los guajiros. Claro que admirábamos al pequeño pueblo vietnamita, que resistía a todo un imperio. Pero aquí pesaba como una losa la Guerra Civil, el fracaso de la lucha guerrillera y la larga dictadura. Mayo del 68, la Primavera de Praga, los comunistas italianos, los sindicalistas de la CGIL, nos eran mucho más cercanos, accesibles. Como si nosotros también pudiéramos transitar esos caminos algún día no muy lejano.

Y en eso llegó Usted a uno de los patios traseros de los Estados Unidos. Llegó con ese proyecto de construir un socialismo en libertad y democracia. Así de limpio. Un hombre mayor, nos parecía. Pero tremendamente joven, rodeado de jóvenes. La Cantata de Santa María de Iquique y Víctor Jara, la Unidad Popular, Quilapayún, el pueblo unido jamás será vencido... Chile ocupó, de pronto, toda nuestra atención.

Poco dura la alegría en casa del pobre. Pronto vimos como el dinero imperial alimentaba las tensiones internas, las huelgas de camioneros y, lo peor de todo, preparaba, una vez más, un golpe militar contra cualquier intento de construir igualdad en libertad. Un Ejército chileno que nunca se había rebelado contra su gobierno y su pueblo. He leído estos días que para los Nixon y los Kissinger, Allende era un peligro más real, más contagioso, que Castro. Así debió de ser, si tomamos en cuenta la brutalidad del golpe y de la represión que se desencadenó a continuación y durante décadas.

Su muerte, la de Víctor Jara, la de Pablo Neruda. Las de cuantos fueron asesinados y torturados en el Estadio de fútbol de Santiago, en las calles, en las fábricas, en las minas, en los barrios. Las imágenes de los tanques, de los aviones, bombardeando el Palacio de la Moneda. Usted, con sus compañeros armados, mirando esos cielos levantiscos.

Le asesinaron, aunque fuera a la manera de Sócrates, a la manera de Séneca, a la manera de Neruda. Y después de su asesinato, llegaron miles de asesinatos. En Chile, en Argentina, en Uruguay, Paraguay, Brasil, Perú, Guatemala, Nicaragua, El Salvador... Latinoamérica toda. Porque aquel golpe fue la señal para abrir en canal las venas de América Latina y convertirla en un inmenso campo de concentración.

Según moría el dictador en España, nacían genocidas dictaduras por doquier en las colonias de los Estados Unidos. Según iba muriendo el dictador, fuimos acogiendo a miles de argentinos, chilenos, uruguayos, latinoamericanos, que encontraron en el exilio la única oportunidad de escapar a una muerte segura, con los que compartimos la tristeza y el dolor que traían consigo. Pero también la alegría de ver nacer aquí a sus hijos, verlos crecer junto a los nuestros. Aprendimos su cultura, nos contagiamos de sus acentos, disfrutamos sus comidas y sus cantos. Su alegría era la nuestra cuando vimos caer a los dictadores. Lloramos juntos cuando muchos de ellos volvieron a sus países para intentar reconstruir sueños perdidos.

Hoy, cuando el descrédito de la política se encuentra tan generalizado en nuestro país. Un descrédito ganado a pulso en muchos casos. Hoy, quiero agradecerle, Señor Presidente, que su memoria siga viva para recordarnos que hay otra política y otros políticos,  cuyo compromiso con su pueblo llega hasta el mismo momento de la muerte. Políticos que también crean escuela y convierten la política, en uno de los oficios más dignos, cuando dignas son las personas que lo ejercen.

Por esas gentes, por esas maneras y esas formas tan suyas, por haberme permitido estudiar en la escuela de su memoria y su recuerdo. Por ese ideal de construir socialismo e igualdad en libertad y democracia. Por su fracaso, que tanto nos dice de la condición humana y de las miserias que gobiernan este planeta. Por las alamedas que nos hace soñar cada día... Gracias y hasta siempre compañero Presidente Salvador Allende.

Javier López | Presidente del Ateneo 1º de Mayo
nuevatribuna.es | 12 Septiembre 2013

12 sept 2013

España: reforma o ruptura

Meter la cabeza en el suelo no es una solución. Hacer como que no pasa nada mientras se silba tampoco lo es. No sirve de nada enrocarse en que la ley es la ley, ni tampoco el autoengaño: creerte tu propia propaganda; convencerte de que lo que está pasando en Catalunya es una rabieta, un capricho, una manipulación, un invento o una moda pasajera, como muchos políticos plantean en Madrid. Esto es serio. El independentismo es ya o está a punto de ser mayoritario entre los catalanes, como ayer demostraron. Las encuestas son tan claras como lo fue esa impresionante cadena humana. Y ante eso, al Gobierno de España solo le quedan dos opciones: una reforma o una ruptura. No hay otra en democracia.

En un país libre, en Europa, en el siglo XXI, ni las leyes ni los tanques pueden sostener por sí solos un Estado, si sus partes no desean permanecer unidas. Puedo argumentar contra la ruptura. No quisiera vivir en una España sin Catalunya – como decía Isaac Rosa, no nos dejéis solos, por favor–. Creo que ya somos lo bastante irrelevantes en el mundo como para que nos podamos permitir una división y me gustaría que los políticos encontrasen un modelo político federal o confederal que supere a la España de las autonomías y dé encaje a la mayoría de los ciudadanos. Estoy en contra de la independencia, pero no tengo argumentos democráticos para oponerme al derecho a decidir, ni en Catalunya ni en el Sahara ni en Quebec ni en Euskadi ni en Escocia. Si España es una democracia, Catalunya será lo que quieran los catalanes. Los de Burgos, como yo, pintamos poco en ese debate, por la misma razón que en el futuro referéndum escocés no van a votar los ingleses.

La única opción que tiene el Gobierno español y los partidos nacionales para evitar la independencia no es imponer, es convencer. Desde el inmovilismo se llega a la ruptura por la vía más rápida. La llave de la reforma –quien de verdad tendrá que elegir– la tiene la derecha política española: el Partido Popular. No solo porque la izquierda sea hoy minoritaria en el Congreso; también porque solo el PP puede hacer una reforma así sin que la torpedeen, como sucedió con el inane Estatut que intentó Zapatero en uno de sus mayores fracasos.

Incluso el PP tendría serias dificultades para reformar la estructura territorial de España: les provocaría una nueva brecha en los medios de comunicación reaccionarios que sin duda rentabilizaría electoralmente UPyD. Pero la decisión en este momento histórico la tiene que tomar el PP y su presidente, Mariano Rajoy, que puede pasar a la historia como el último de España (y el primero de Alemania).

Mariano Rajoy y Artur Mas han estado hablando. No se sabe de qué, esta democracia siempre es tan transparente. Desde el Gobierno hay voces, como el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, que hace tiempo que defienden abiertamente una reforma constitucional. Parece que el avestruz se mueve. La gran duda es si ya es demasiado tarde.

Ignacio Escolar
12/09/2013

10 sept 2013

Las causas del fracaso de la Candidatura de Madrid olímpica: Asombro internacional por un Gobierno despilfarrador, corrupto y fascista



Los medios no paran de analizar las causas por las que el COI descartó la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos dándole menos votos que los que obtuvo en 2012 y 2016. Uno de los más cavernarios, La Razón, a cuyo frente está el franquista Francisco Marhuenda –que esta misma mañana lanzaba pullitas, en la tertulia de La Sexta, sobre Franco, al manifestar con toda desfachatez que ‘no fue tan malo’- publicó una escandalosa portada acusando de ‘tongo’ al COI por rechazar la candidatura de la capital de este desnortado país. O de este país gobernado por desnortados nostálgicos del fascismo.

La prensa de la caverna no perdió ocasión de hacer comentarios que, a juicio de un periodista de El Mundo, Pedro Cuartango, ‘recuerdan muy bien al general Franco en el balcón de la Plaza de Oriente denunciando una conspiración judeomasónica contra España en los años 70. Esa imagen me ha venido a la cabeza al leer la teoría de algunos medios que sostenían ayer que Madrid ha sido víctima de una conjura que le ha privado de los juegos Olímpicos de 2020....’  

Mas no hubo conjura de ningún tipo, se impuso el sentido común al impedir que un país que vive una profunda crisis, a pesar de las estúpidas alharacas del Ministro de Hacienda, gaste una millonada en unos Juegos Olímpicos que iban a costar al erario, a todos los ciudadanos que sufren recortes de toda índole, 2.900 millones de euros, sin contar con el capítulo de la seguridad, que, por ejemplo en los Juegos de Londres, se dispararon hasta los 664 millones de libras. Que se sumarían a los 80.000 gastados en la preparación de las candidaturas de 2012 y 2016, como si en este país creciesen los billetes de euros en las ramas de los árboles.

Lo expresó con toda claridad el representante marroquí del Comité Ejecutivo del COI, Nawal el Moutawakil, que señaló que ‘España tiene problemas más graves en los que gastar su dinero que en el proyecto olímpico’. Y es que las noticias sobre la economía de nuestro país, que alarman en organismos como las Naciones Unidas, no se parecen en absoluto a las que maneja el Gobierno de Raxoi para engañar a los crédulos lectores y espectadores de los medios de la caverna.

Hace apenas un mes, la ONU acusaba al Ejecutivo de Raxoi de llevar a la pobreza a los ciudadanos, a causa de los recortes aplicados con el pretexto de la crisis, que el organismo supranacional considera que ‘perjudican de forma desproporcionada a los más desfavorecidos’, y alertaba de que en España, y a consecuencia de los recortes, se viene produciendo un incremento considerable del índice de personas en riesgo de pobreza, hasta el punto de que el 21,8 % de la población vive ya por debajo de ese umbral. Y que uno de cada cuatro menores de edad pertenece a ese grupo.

La ONU reprochaba que el salario mínimo interprofesional tenga ‘un valor que no permite un nivel de vida digno’, por lo que reclamaba ‘con urgencia’ un ‘ajuste periódico al costo de la vida’, tanto en salarios, como en pensiones. Los tijeretazos en educación, investigación y sanidad  fueron igualmente criticados con dureza, sobre todo en lo referente al recorte de derechos de acceso de los inmigrantes en situación irregular a los servicios públicos de salud, que la ONU recordó ‘va contra las convenciones internacionales firmadas por España’.

Que los gobernantes españoles son unos irresponsables, que derrochan el dinero del que no disponen, es una crítica bastante frecuente en la prensa europea en general, y en la alemana en particular, que no pierde oportunidad de sacar los colores al Ejecutivo de Raxoi o a los miembros de su partido.

Así, hace unos días el rotativo Der Spiegel relataba una historia que ilustra perfectamente lo escandaloso de nuestra situación. Se refería a la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella, de la que decía que su único “mérito” era el ser la señora de Aznar. El semanario no daba crédito al hecho de que ‘el ayuntamiento es un palacio cuya remodelación costó 500 millones de euros’ para añadir que, ‘su despacho es mayor que el del Presidente de los Estados Unidos’, y describía que tiene ‘un mayordomo cuya única función es servirle el café, y 260 asesores personales y altos cargos que cobran de media 60.000 euros. El Ayuntamiento posee, además, 267 coches oficiales de uso personal, más que todas la capitales de la eurozona juntas. Esto es el despilfarro sin medida, la ostentación suntuaria más indecente en medio de una penuria extrema, donde Cáritas ha tenido que atender a más de un millón de personas y un 26% de los niños vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Cómo se atreve a ir a misa y a salir a la calle? Y este es el problema, porque no es la excepción, es la regla’ terminaba el periódico teutón.

El ‘no es la excepción es la regla’ es el sentir general de la prensa internacional y de muchos dirigentes mundiales, que no acaban de entender cómo el Ejecutivo español desatiende las necesidades de los ciudadanos para gastar el dinero que, se supone, ha de administrar en beneficio de los ciudadanos, en gastos suntuarios, asesores, e incluso, latrocinios. Porque el escándalo Bárcenas, del que Raxoi no quiere hablar en los foros internacionales por mucho que le pregunten, está presente en la información internacional y es muy posible que los integrantes del COI, al descartar la candidatura de Madrid, hayan pensado en el trasiego de sobres y comisiones entre los empresarios beneficiados por las obras faraónicas que proyectaba el Ayuntamiento de Madrid para los Juegos Olímpicos y el PP.

Las palabras de Nawal el Moutawakil, resumen bien las indicaciones que dio la UE a principios del verano, cuando, en una serie medidas de obligado cumplimiento, exigió  al Gobierno de Raxoi que “pusiera la lucha contra la pobreza en su agenda reformista y que adoptase las medidas necesarias para mejorar los servicios de ayuda de calidad a las familias”. En esa ocasión, y ya escamada con derroches como el que denunciaba Der Spiegel, la UE exigió que el Ejecutivo aplicara medidas de control sobre todo gasto público, que tendría que ser evaluado y mantenido o retirado, en función del resultado de la evaluación.

Además del problema económico, hay otra cuestión de imagen institucional que afecta desde la más alta magistratura del Estado a los integrantes del PP, cuyas actitudes sonrojan e irritan en los países democráticos. Por una parte, la figura del rey Juan Carlos se ve desde el extranjero con no poco recelo a causa de conductas que han hecho abdicar a otros monarcas, como el belga. La doble moral, institucional y personal, se tolera mal en Europa. Por no hablar de los asuntos con el yerno. Con esa situación desde el extranjero la estabilidad de la Monarquía se antoja precaria.

Tampoco inspiran ninguna confianza los integrantes del partido que sustenta al Gobierno, y menos incluso el propio gobierno, enredado en un asunto de corrupción tan evidente que en cualesquiera de los países de nuestro entorno habría llevado a la dimisión inmediata del Presidente y todo su gabinete, que no concita respeto alguno fuera de nuestras fronteras.

Si a eso se suman los alardes de franquismo de algunos alcaldes  -como el de la localidad de Beade, en Galicia-, que se vanagloria de su fidelidad al dictador genocida y, además, se jacta de que en su partido, el PP, nunca le han reprochado su ideología. Las apariciones constantes de jóvenes de las NNGG haciendo el saludo fascista, o el uso de banderas franquistas en actos públicos, como el que se registró en las fiestas de Moraleja de Enmedio en la provincia de Madrid, población en la que es frecuente oír el himno fascista Cara al Sol, las afirmaciones del regidor de Baralla, también en Galicia, afirmando que los asesinados por el general genocida ‘se lo merecían’, y otras ostentaciones de defensa de un régimen que concita la repulsa de todos los países democráticos, que no conciben que, en Alemania existiesen alcaldes nazis, o en Francia antiguos colaboradores del régimen de Vichy, hacen que la repulsa esté servida.

La candidatura olímpica de Madrid contó con tan solo 26 votos ¿Qué esperaban los dirigentes de un país en el que el Jefe del Estado es un irresponsable envuelto en escándalos de faldas, donde el Gobierno está inmerso en un fétido escándalo de corrupción, y donde la población está sometida a los rigores de unos recortes inhumanos, al tiempo que sus dirigentes derrochan el dinero en boatos prescindibles, obras infladas para generar mordidas y que pretendían, además, gastarse cientos de millones en unos Juegos Olímpicos?

Y por si no hubiera sido suficiente con todo lo expresado, apareció doña Ana Botella diciendo aquello del "relaxing cup of café con leche" porque no es capaz de pronunciar coffee whit milk o coffee white, la pobre…Y luego va Marhuenda y dice que no nos dieron los juegos porque hubo tongo.

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Del Blog: Impresiones de una periodista en paro
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9 sept 2013

La responsabilidad social frente a la caridad organizada

“Se busca padrino para estudiante pobre”


Si estrangulas a alguien hasta que no le quede prácticamente oxígeno, su cara delatará que prefiere respirar, aunque sea mediante respiración asistida, que morirse asfixiado. Si condenas a alguien al paro de larga duración, con una familia a la que mantener, seguramente preferirá un minijob precario y esclavo que dejar morir de hambre a su familia. Si recortas y saqueas el dinero público destinado a educación, dedicándolo a rescatar entidades bancarias y financieras que vivieron por encima de nuestras posibilidades, la caridad, el mecenazgo, las donaciones “filantrópicas” y los “padrinos” empezarán a parecer alternativas “razonables”, o al menos alternativas posibles para algunos gestores universitarios, ante la destrucción y el desmantelamiento que vive actualmente la Universidad y la investigación pública.

Es la denominada “doctrina del Shock” que tan magistralmente ha analizado Noami Klein en su libro subtitulado “El auge del capitalismo del desastre”. La terapia de shock que se impone mediante reformas continuas, que destruyen instituciones y bienes públicos, generando “atractivas oportunidades de mercado”, provocan situaciones de trauma colectivo que facilitan los programas de ajuste. Las sociedades en estado de shock, analiza esta autora, renuncian a valores que de otro modo defenderían con entereza.

Esto es lo que entiendo que le está pasando a la presidenta de la CRUE y rectora de la Universidad de Málaga o al rector de la Complutense. Sus propuestas de crear bolsas de caridad captando “donaciones” de empresas y particulares para costear los estudios a alumnado sin recursos, parecen confirmar que son víctimas del electroshock neoliberal.

La propuesta de “bolsa de donativos” que la máxima autoridad universitaria nos presenta como alternativa a los recortes del Partido Popular no hace sino profundizar la lógica brifonte del conservadurismo neoliberal más rancio: recortar derechos básicos, accesibles a toda la población, para convertirlos en una mal entendida “caridad” que “generosos padrinos” otorgarán a algunos elegidos para ser rescatados del pozo sin fondo que a todos los demás han arrojado los recortes sociales. Recortes en la financiación pública destinada a los derechos y servicios básicos, como educación, porque se ha tomado la decisión política de destinarlos a rescatar “sus” bancos y “sus” grandes consorcios empresariales y financieros.

Parece que volvemos a la época que el director de cine Berlanga retrataba en su película “Plácido”, donde describía la tradicional campaña navideña en la España de la posguerra basada en el lema "Siente a un pobre a su mesa". Convertir las Universidades públicas en ONGs que piden “apadrinar” estudiantes no sólo es de por sí indignante en el actual contexto de recortes de derechos, sino que supone un auténtico atentado contra los derechos conquistados por la ciudadanía y contra la obligación política ineludible consagrada en la Constitución de garantizar este derecho fundamental a la educación. Retroceder a la época donde sólo quienes tenían mecenas podían acceder a los estudios superiores supone una regresión histórica en la conquista de los derechos sociales.

Según esta filosofía de la mezquindad, parece que los 30.000 estudiantes que fuentes de EL PAIS calculan están al borde de la expulsión de la Universidad por no poder pagar sus estudios universitarios, se verán abocados a poner un anuncio en el periódico o deambular por las calles de nuestras ciudades con carteles que anuncien “se busca padrino para estudiante pobre” para no ser expulsados de los “templos del saber” por querer formarse y tener un título universitario.

Recordemos que desde el 2010 el PP ha recortado 1.200 millones a las Universidades Públicas y que las Comunidades Autónomas deben a las Universidades 1.000 millones de euros. Que el PP ha encarecido los precios de las matrículas de las Universidades Públicas, oscilando la subida entre el 22% y el 92% en buena parte de las Comunidades gobernadas por partidos conservadores y muchísimo más los másteres y las repeticiones de curso, llegando en algunos casos al 362% de incremento. Igualmente el PP ha recortado sustancialmente las becas y ayudas a los estudios y ha endurecido los requisitos para conseguirlas y mantenerlas. Si a esto sumamos que han recortado más de 13.000 puestos de trabajo en los últimos cinco años en las Universidades públicas, mientras que el número de estudiantes creció casi en 90.000, nos encontraremos con el dilema del inicio: si estrangulas las Universidades públicas hasta que no les quede prácticamente oxígeno, prefieren respirar, aunque sea mediante respiración asistida, que morirse asfixiadas. El gran problema es el “precio” de esa respiración asistida.

Porque las “donaciones” filantrópicas pueden ser una ínfima minoría, como la pensionista que relata la rectora de Málaga, que se ofrecía a pagarle los estudios a un alumno que se hubiera quedado fuera de la enseñanza superior por problemas económicos. Es loable este gesto de solidaridad y apoyo, pero la inmensa mayoría de los “filántropos” son quienes tienen recursos y se han enriquecido lo suficiente como para enfocarlo como una “oportunidad” y una inversión, con su correspondiente desgravación fiscal por supuesto. Porque lo que se ha venido comprobando en el ámbito anglosajón, donde estas prácticas son más habituales, es que quien paga manda.

Son los patrocinadores y donantes quienes establecen las políticas y orientaciones de las Universidades. Tal como nos augura la nueva reforma universitaria auspiciada por el PP en España, pero cuyas estrategias básicas ya se empezaron a implementar con anterioridad, introduciendo los Consejos Sociales como espacios de participación empresarial y que se está convirtiendo en lobby de presión de las grandes compañías y donantes en el ámbito universitario. No son precisamente los movimientos sociales, las plataformas antideshaucios, las ONGs, los movimientos feministas, quienes están sentados en los Consejos Sociales. No son precisamente los trabajadores y trabajadoras de este país, expoliados sistemáticamente por las reformas laborales o de pensiones y que han dejado su piel para que sus impuestos rescataran a los bancos, los que pueden hacer donaciones. Es esa España del 1%, la “marca España”, la que De Guindos afirma que crecerá en el 2014 por las reformas hechas por “sus” dirigentes políticos, la que puede verlo como una “oportunidad” de negocio.

Se genera así un círculo vicioso, donde los recortes en la financiación pública de la universidad son considerados como “incentivos” para que las universidades públicas busquen financiación privada. De esta forma, en todo el mundo, las universidades están ofreciendo sus instalaciones científicas y su inestimable credibilidad académica para que las grandes empresas las utilicen. Los donantes imponen su logotipo en las paredes y los espacios universitarios, vuelven a bautizar los edificios y promueven cátedras a cambio de una denominación que revela el origen de los fondos. La investigación que proviene de estas cátedras responde a los intereses de quienes las patrocinan, no sólo porque son quienes las financian y ante quienes hay que demostrar la eficacia de su inversión a través de resultados “tangibles” y que produzcan “beneficios”, sino también porque recortan y definen los temas e intereses de las investigaciones, así como las prioridades de las mismas. De esta forma, el valor mercantil de las investigaciones prevalece sobre su contenido científico. La “disciplina por el dinero” que se impone en el mundo universitario, al dejar al mercado la decisión acerca del reparto de los recursos y las recompensas, introduce muy serias amenazas en la vida intelectual y el pensamiento, tan peligrosas como las del maccarthismo ideológico.

La penetración de la lógica del beneficio conduce a que los rectores y las rectoras de las propias Universidades públicas acaben desempeñando un papel similar al de los representantes de comercio, siendo valorados por su capacidad para conseguir fondos privados. Mientras, se está poniendo en el disparadero a los estudiantes con menos recursos, porque los que son herederos de la “marca España”, de ese 1% enriquecido, no tienen ni tendrán problema para seguir en la Universidad cinco o cincuenta años.

El problema de fondo no sólo es que las políticas neoliberales y neoconservadoras se estén aplicando para excluir a buena parte de la población que fue incluida en los últimos treinta años en el sistema educativo universitario, sino que se está produciendo una mutación de la propia concepción de la Universidad pública como un derecho. Porque esta filosofía de la mezquindad apela al altruismo, frente al derecho. A la caridad volátil y discrecional de los donantes privados, frente a la responsabilidad de los poderes públicos. Como si de nuevos pobres se tratara, los estudiantes tendrán ahora que pasar la gorra y pedir limosna si quieren estudiar.

La educación es una cuestión de responsabilidad colectiva y social, no de caridad individual organizada. No se trata de cuestionar la virtud moral de quien se conmueve y siente piedad por sus semejantes, proponiendo actos de solidaridad o apoyo. Se trata de que un Estado Social y de Derecho debe garantizar con sus políticas públicas los derechos de su ciudadanía, no disfrazar bajo un sentido caritativo y moral su responsabilidad política en la amputación de los derechos de nuestros estudiantes.

Enrique Javier Díez Gutiérrez. 
Profesor de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de León
06-09-2013

4 sept 2013

La educación ‘Trivial’

Es muy llamativo que el debate sobre la educación en España, en el que se ha invertido bastante tiempo, apenas haya abordado la cuestión de cómo se estudia en nuestro país. Hay reflexiones sobre si nuestro sistema educativo requiere más dinero público; sobre si el profesorado debe mejorar su formación; sobre si se exige lo suficiente en las aulas; sobre las materias que se deben incluir; sobre si se debe unificar contenidos en los distintos territorios; sobre si hay que ampliar el espacio dedicado a tal o cual disciplina; o sobre si es bueno que haya controles de evaluación externos. Sin embargo, con alguna excepción, como Fernández-Villaverde y Garicano que consideran, con razón, que nuestro sistema educativo es excesivamente memorístico, no hay prácticamente opiniones sobre lo que para todos, no sólo padres y madres, debería constituir el asunto nuclear: ¿aprenden nuestros niños y jóvenes del modo adecuado? 

Mi respuesta, no sé si compartida, es que no lo hacen. El sistema educativo español peca de dos grandes males: sustentarse en la premisa de que cuanto más, mejor, y Trivializar el aprendizaje, es decir, transformar la educación en el juego del Trivial Pursuit. Los dos males están concatenados. Por un lado, el sistema español tiene verdadera obsesión por convertir a los estudiantes en enciclopedias vivientes. Los programas educativos para cada materia pretenden abarcar el conocimiento universal: si son ríos, todos los de Europa; si son capitales, todas las del mundo; si es historia, de la edad de piedra a nuestros días; si es literatura, las fechas, lugar de nacimiento y muerte de los grandes escritores (se hayan leído o no); sin olvidar la exhaustividad en el conocimiento de minerales, plantas, flores, etc. 

Si el planteamiento del sistema educativo es cuanto más, mejor, la forma de aprender del estudiante se asemeja forzosamente al juego depregunta-respuesta sobre fechas, nombres o hechos del Trivial Pursuit. El proceso de aprendizaje tiende a ser mecánico, en vez de reflexivo. Al fin y al cabo, las capitales del mundo o los ríos de Europa sólo pueden aprenderse de memoria. 

Otros modelos educativos, como el británico o el francés, son mucho más selectivos en los contenidos de las distintas materias. Son sistemas en los que aprenderlo todo es secundario porque lo fundamental es aprender a aprender. Por ello, mientras una niña española de 12 años memoriza todas las capitales del mundo para poder responder correctamente en el examen, un inglés de la misma edad elige un país e investiga sobre su historia, su geografía y su cultura. Y mientras un adolescente en España estudia la historia de la filosofía, desde Platón a Hegel, un joven francés razona, por ejemplo, sobre si ‘las ciencias sociales son o no una ciencia’. Por supuesto, el estudiante inglés o el francés sabrá menos que el español, es decir, tendrá menos conocimiento enciclopédico (también, eso sí, menos memoria), pero habrá aprendido a investigar y, sobre todo, a pensar por sí mismo.

¿Por qué, en mi opinión, es peor el modelo educativo español que el británico o el francés, en cuanto a la forma de estudio? Por un lado, porque nuestro sistema es excesivamente tortuoso para el alumno. Hay que ser muy disciplinado o tener mucho amor propio para memorizar con 12 años todos los ríos de Europa. No todos los niños son capaces, pero no porque les falte inteligencia; quizás simplemente les sobre rebeldía. El proceso de aprender contiene siempre un lado arduo, pero cuanto más estimulante sea, más pasión por el conocimiento se inculcará al alumno. En este sentido, el verdadero fracaso del sistema educativo español podría estar más en lo soporífera que a veces resulta la manera de estudiar que en otro tipo de factores. A este respecto conviene leer las tesis de José Saturnino Martínez, en Estructura Social y Desigualdad en España, publicado por la Fundación Alternativas y Catarata, donde argumenta precisamente que una de las causas del alto fracaso escolar en nuestro país podría estar en las excesivas exigencias del sistema educativo. 

Por otro lado, en la era tecnológica en la que vivimos, tiene mucho menos sentido que antes el aprendizaje memorístico. En pocos años, el porcentaje de personas con acceso a Internet alcanzará a la practica totalidad de la población de nuestro país. Esto significa que todos tendremos siempre a mano una enciclopedia. Saberse todo de memoria ya no nos hará más competitivos. Ahora más que nunca debería importarnos que los niños y los jóvenes españoles sean capaces de pensar por sí mismos, de tener iniciativa, de arriesgar y de inventar. Quizás no sea casualidad que los ámbitos en los que más despunta España en creatividad sean precisamente aquellos que no forman parte de los programas de estudio de los colegios o institutos, como es el caso del cine o la alta cocina. Los españoles podemos ser tan creativos como los demás. Pero el sistema educativo no nos ayuda. Permitamos que las nuevas generaciones dejen de aprenderlo todo y empiecen por fin a aprender a aprender. DesTrivialicemos, por favor, la educación.

BELÉN BARREIRO
 01/09/2013