Imagen: Los cambistas (Wikicommons). |
Cuenta Roberto Saviano en su vibrante libro-reportaje ‘Cero, cero, cero’ que la Mafia calabresa concede créditos por un interés semanal del 10%. Así, si hoy viernes le pides al prestamista de la ‘Ndrangheta 100 euros el viernes que viene tendrás que devolver 110. Pero si las cosas se ponen feas y no puedes devolver la panoja hasta dentro de un año actuará la fatídica magia del interés compuesto y tu deuda ascenderá a 14.200 euros, lo que viene siendo un estremecedor TAE del 1.420%. Los fondos de los pantanos están llenos de morosos con zapatos de cemento por ignorar la fórmula matemática del interés compuesto.
Pero, que se sepa, ni la ‘Ndrangheta, ni la mafia rusa, ni los usureros judíos de los cuentos se habían atrevido nunca a aplicar un TAE del 3.000%, como hacen alegremente los servicios de “préstamo rápido y sin intermediarios” que proliferan en internet. Las páginas de Wonga (la original, de origen británico) o Crédito Más (su imitadora española) incluyen un simpático e intuitivo simulador del mini-crédito en el que los 100 euros que pides hoy se convierten por arte de birlibirloque en 130 al cabo de un mes: un 30% mensual que equivale a un 1.433% anual, como pulcramente informa la página.
Pero, veamos, ¿por qué alguien en su sano juicio iba a pedir un crédito por 1.433% (o al 2.945% en Crédito Más) cuando hoy en día cualquier banco comercial pide algo más de un 10% anual por un crédito al consumo? Muy sencillo: Wonga, Crédito Más o HelpMyCash no hacen preguntas: con enviar tu DNI, un número de móvil y algún dato más, ya puedes acceder a un mini-préstamo de entre 50 y 500 euros.
La banca o la vida
En el sector financiero es bien conocida la regla de riesgo vs tipo de interés. Los bancos pueden aplicar un tipo de interés razonablemente bajo (10% con el tipo oficial del dinero a menos del 0,5%: un margen gigantesco) porque sólo conceden créditos a particulares solventes. Cuanto más incierto es el cliente, menos posibilidades tiene de recibir el dinero, de modo que no le quedará otra que recurrir, por este orden, a familiares, Cofidis, la mafia rusa y Wonga.
En comparación, Cofidis –que engatusa con sus anuncios a las abuelas que ven la tele en horario matinal- son unas hermanitas de la caridad, pues aplican un 24% TAE, lo que viene a ser un precio de amigo: “Venga, te presto 1.000 euros y me devuelves 1.240 el año que viene”. Una ganga, si tenemos en cuenta la alternativa. Parece mentira pero sólo ha pasado una década desde que El País se escandalizaba con las condiciones de los créditos Cofidis, lo más cercano a la usura en aquel momento: “Lo barato sale caro”.
¿Quién ha dicho usura? Llamo al servicio de inspección del Banco de España, donde una señorita muy amable me indica que ni la entidad ni ninguna administración puede definir qué es usura: “Eso sólo lo puede determinar un juez”, me explica. Sin embargo, la venerable ley de Usura (Ley Azcárate) de 1908 deja meridanamente claro qué es eso de la usura: “Aquellos préstamos en los que se estipule un interés notablemente superior al normal del dinero”.
Por Iñaki Berazaluce
http://blogs.publico.es/
18/07/2014
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