Desde los inicios del siglo XXI se han comprado más de dos millones de km2, es decir cuatro veces el territorio español. Estas tierras son compradas o alquiladas por periodos de cincuenta años a Hedge Found, fondos de capital riesgo, fondos de pensiones, etc con una finalidad especulativa, siguiendo el modelo de cómo se especula con las monedas, oro, etc.
Muchas de estas tierras se dedican a la producción de biocombustibles, que en estos momentos tienen ya una producción anual de 1.400.000 millones de barriles. También se compran para conseguir el aumento de la producción de carne y para la especulación de las materias primas agrarias. Para el año 2050, se calcula que se debe incrementar la producción de alimentos en un 50%. Esto va a provocar un gran desastre medioambiental de consecuencias imprevisibles, pues no hay agua suficiente, ni en ríos ni en acuíferos para poder atender tal demanda especulativa.
¿Qué países compran tierras en estos diez últimos años?
Estados Unidos con unos siete millones de ha, Malasia con tres millones y medio, Singapur y Emiratos Árabes con tres millones cada uno, Gran Bretaña con dos millones trescientas mil, India con dos millones cien mil, Arabia Saudí con un millón seiscientas mil y China con un millón cuatrocientas mil.
¿A qué países se compra?
Papúa Nueva Guinea con tres millones ochocientas mil ha., Indonesia con tres millones setecientas mil, Sudán del Sur con tres millones y medio, Congo con dos millones ochocientas mil, Mozambique con dos millones doscientas mil, Brasil con un millón novecientas mil, Ucrania con un millón seiscientas mil, Liberia con un millón cuatrocientas mil y Sudán con un millón doscientas mil.
Gertjan van der Geer, gestor del Fondo Pictet Agriculture piensa, que en un futuro los alimentos serán fundamentales y dice “los países tienen que asegurar los recursos disponibles pensando en esa futura demanda… la agricultura es el sector más fragmentado del planeta, con mucha capacidad pero genera grandes economías de escala”.
Se calcula, que para el año 2030, África producirá un billón de dólares en alimentos. Un caso emblemático es Arabia Saudí, que ha desarrollado un regadío agrícola nefasto, tras un mal uso de sus acuíferos. Ello ha provocado un cambio radial de esta agricultura de regadío, con un gran desarrollo de la desalación de aguas del mar y una política agresiva de compras de tierras en Sudán y Etiopia, que le garantice la alimentación futura de su población.
¿Qué consecuencias tiene esta política de Arabia en estos dos países?
Por un lado, produce un desplazamientos de miles de agricultores de las zonas compradas, no obteniendo ningún beneficio la población autóctona. Se plantean cultivos extensivos muy modernizados, con abundante uso de fertilizantes y uso intensivo del agua. Actualmente ya se empiezan a ver las consecuencias, como sucede en el ecosistema del río Omo y le lago Turkana, que llevará a la zona a una situación parecida a los desastres como los del mar Aral y lago Chad.
Lo mismo que hace Arabia, hacen China y La India, que después de destruir su propio sistema hídrico van a África a reproducir los mismo errores. Esto provocará un éxodo de decenas de miles de agricultores tradicionales.
Casos emblemáticos en África son Mozambique y Kenia. A finales de 2014, Mozambique tendrá arrendadas más de diez millones de ha. con una duración media de cincuenta años y a precios irrisorios. Todo esto está provocando el agotamiento hídrico del río Limpopo.
Kenia tiene el humedal más grande de África, el delta del río Tana, que en vez de cuidarlos y preservarlo lo que está haciendo es entregárselo a multinacionales: Tarn ha comprado 40.000 Ha para producir caña de azúcar, Mat International ha comprado 120.000 ha, la canadiense Befdford Biofuel ha alquilado 65.000 Ha por cuarenta y cinco años para la producción de biodiesel. Todo esto llevará en un poco tiempo a un desastre medioambiental por el uso excesivo del agua, y acabarán con la gran biodiversidad de la zona.
Para el sociólogo etíope Jaseera Ralmato dice “se están llevando la tierra. Y con ella, los recursos naturales, porque estos inversores están esquilmando los campos, destruyendo los bosques y talando los árboles. El Gobierno sostiene que uno de los objetivos de las ventas era permitir que las comunidades se beneficiaran de inversiones en infraestructuras, servicios sociales… Pero estos beneficios no están incluidos en el contrato. Todo depende de la magnanimidad del inversor”.
En Europa y más concretamente en la Unión Europea está todo regido por la PAC. En los países del este europeo se ha procedido a una privatización del campo, que ha alterado su forma de vida y la composición del territorio. La PAC desarrolla una política de incentivación a los agricultores acomodados a los agronegocios y sobre todo a fondos de inversión especulativa.
En España este proceso de concentración de tierras también se está dando, sobre todo en fincas de tamaño medio. Está creciendo el número de propiedades agrícolas en manos de sociedades mercantiles, al calor que suponen los fuertes incentivos que da la PAC a estos sectores y mucho menos a los pequeños agricultores.
Como vemos, el neoliberalismo no respeta para nada la naturaleza y la está convirtiendo en un negocio que solo tiene en cuenta el beneficio económico de unos pocos, extenuando y agotando las tierras, lo cual nos llevará al desastre. Es necesario revertir todas estas prácticas del neoliberalismo y buscar un mundo sostenible si queremos tener un futuro como seres humanos. La vida no es dinero, sino respeto al medio donde vivimos."
Edmundo Fayanas Escuer | Profesor y licenciado en Historia
nuevatribuna.es | 16 Noviembre 2014
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