Tras el fallido intento del primer ministro, Andonis Samarás, en designar a su candidato, Stavros Dimas, a la presidencia del país en tres votaciones sucesivas en el Parlamento, el gobierno se vio obligado a anticipar las elecciones.
La pérdida de la mayoría en el Parlamento del gobierno en la elección presidencial fue tan solo la expresión de la división y crisis de la coalición ND-PASOK ante el nuevo paquete de medidas exigidos por la Troika, este hecho es lo que en verdad explica la anticipación de las elecciones.
En el pasado diciembre los Ministros de Economía de la eurozona acordaron una prórroga, hasta finales de febrero del “rescate a Grecia”, mientras tanto, la liberación del último tramo del “rescate”: 1.800 millones de euros estaría subordinado a la aprobación por el Parlamento de nuevos recortes en los salarios y pensiones, aumento del IVA y tasas que inciden en los medicamentos, alimentos, facturas del agua, energía, despidos de funcionarios… el gobierno de Samarás/Vernizelos ya estaba con la pluma en la mano para firmarlo.
El anuncio del Memorándum fue rechazado ampliamente por una población ya expoliada y desesperada. La huelga general de noviembre contra las nuevas medidas anunciadas indicaba que los trabajadores estaban dispuestos a resistir. A este hecho se agrega la ruptura del PASOK – el grupo parlamentario liderado por el exprimer ministro Papandreou, que retiró su apoyo a la coalición, y su nuevo partido (Movimiento de los Socialistas Demócratas) rompió con el dúo Samarás (ND)–Vernizelos (PASOK) cuestionando la mayoría parlamentaria del gobierno confirmada en las presidenciales.
Así el estallido del gobierno resulta de su incapacidad de imponer una nueva ronda de ataques a los trabajadores que refleja una división en la clase dominante. Grecia vuelve a ocupar el centro de la coyuntura europea, sin embargo, en una coyuntura distinta, las luchas ahora no se concentran en los países del “sur”: la huelga general de los trabajadores belgas e italianos y la manifestación contra el paquete de reformas en Francia y las movilizaciones contra los recortes en Holanda se aúna con la apertura de un nuevo “frente” para el imperialismo europeo.
Dicho lo cual, lo que se dirime hoy en Grecia trasciende con mucho los límites de la península helénica. La derrota de los partidos del Memorándum, la victoria de la izquierda griega y la conformación de un gobierno que se oponga a la Troika, sería una victoria para todos los trabajadores europeos, marcaría para todos ellos que es posible derrotar a Troika y abriría un espacio mucho más favorable para la resistencia al ajuste.
Esta posibilidad está planteada. Pero hay dos grandes obstáculos que superar antes que lo dicho arriba se convierta en realidad: Syriza aún debe consolidar su mayoría en las elecciones y no menos importante, en el caso de una victoria electoral: ¿en qué medida Syriza estará dispuesta a resistir las presiones del imperialismo europeo y norteamericano para detener la catástrofe social en Grecia?
La polarización electoral: la presión imperialista antes de las elecciones
Los últimos sondeos publicados por los medios de comunicación (hasta el 05/01) sitúa a Syriza como la primera fuerza electoral, entre el 28 y el 30% de los votos. Por el sistema electoral griego Syriza estaría a un 3% de lograr el “bonos” de 50 diputados, que le daría mayoría absoluta. Nueva Democracia (ND), oscila entre un 25,1% y el 28%, seguidos por los neonazis de Amanecer Dorado entre el 6% y el 8%. Los estalinistas del KKE y ToPotami (El Río, un partido populista liderado por el presentador de televisión Stavros Theodorakis), obtendrían el 5%. En el último puesto aparece el Pasok, con un 4%, (algunos sondeos les dan un 2,2%), mientras el Movimiento de los Socialistas Demócratas acorta distancias con un 4.8%.
El partido de Papandreou (MSD) intenta evitar la caída en picado de los socialdemócratas que al día de hoy pueden quedarse fuera del Parlamento. En la misma situación se hallan los nacionalistas Griegos Independientes y Dimar (Izquierda Democrática), una escisión de Synaspismos, que es el grupo mayoritario de Syriza.
Pero una vez más, como en 2012, la injerencia de los Estados imperialistas europeos da el tono de las elecciones: Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, ha afirmado que “los griegos, que tienen una vida muy difícil, saben muy bien lo que unos resultados electorales equivocados significarían para Grecia y la zona euro”. Ha dicho además que prefiere ver caras conocidas en la presidencia y que no le gustaría “fuerzas extremas” en el poder. Y Samarás haciendo eco de la UE chilla: o su partido gana o el caos…como si la mayoría de los griegos vivera en el paraíso.
La representante del imperialismo alemán, Merkel, ha optado por discutir en otros términos la hipótesis de la derrota electoral de Samarás. Según un artículo publicado por la revista Der Spiegel, asegura que el gobierno alemán “aceptará la salida de Grecia, en el caso de que el futuro Gobierno griego así lo decida, una posibilidad que ya fue bautizada en Berlín como ‘Grexit’”. Para Merkel, la decisión de salir del euro es no cumplir con el Memorándum.
Según algunos medios, como Economist, aunque la política del imperialismo, particularmente el alemán, sigue apostando por una mayoría absoluta de Samarás, no descarta negociar con un gobierno Tsipras, puesto que según el articulista, pese a la crisis europea, ya no estamos ante las amenazas de explosión del euro como en el 2012, por ello el criterio es: o cumple a rajatabla los acuerdos de los gobiernos anteriores o la hipótesis de una salida de Grecia de la eurozona podría ser absorbida sin más sobresaltos.
La táctica doble de Merkel tiene un sentido claro: presionar a Syriza contra cualquier medida unilateral sobre la deuda. Así dijo Schäuble, el todo poderoso ministro de las financias de Alemania: “Si Grecia emprende otro camino será difícil. Las elecciones no modifican los acuerdos alcanzados con el Gobierno griego y cada Gobierno nuevo deberá cumplir con los acuerdos a que llegó el anterior”.
¿Pero como Syriza está contestando a esta presión del imperialismo?
“Nuestras propuestas fueron calibradas de forma que no violen ninguno de los Tratados”
La frase citada arriba es de Yannis Varoufakis , economista de la Universidad de Atenas y probable miembro del equipo de gobierno de Tsipras, la frase plantea el sentido más general del cambio en el programa de Syriza realizado en su última conferencia en Salónica. Puesto que la moratoria, defendida en las elecciones de 2012 no tiene cabida en los tratados de la UE, Tsipras anuncia que ahora se trata de:
“Negociaremos, en el ámbito de la UE y de las instituciones europeas, el cuadro de un nuevo acuerdo de servicio de la deuda, realista y de desarrollo de la economia real para benefício mútuo, con tal fin deberíamos alcanzar los siguientes objetivos: Supresión de la mayor parte del valor nominal de la deuda para que esta se vuelva sostenible, através de mecanismos que no perjudiquen a los pueblos de Europa.”
El argumento para cambiar el programa es más llamativo que el cambio mismo: ¿es que dejar de pagar a los parásitos banqueros alemanes y franceses significa perjudicar a los pueblos de Europa? Al cambiar los nombres reales por ficticios: banqueros por “pueblos de Europa”, Tsipras acepta el marco propuesto por Schäuble.
Es que el presupuesto asumido por el programa es no avanzar en ninguna medida que cuestione “el ámbito de la UE y de las “instituciones europeas” hechas a medida para saquear y someter a los países “periféricos” a los dictámenes del capital financiero.
Al proponer: “suprimir parte del valor nominal de la deuda” el programa es suficientemente ambiguo para no decir el tamaño de la “parte” que Tsipras espera reducir, pero Varoufakis adelanta que:
Naturalmente, el desenlace de ese debate será un compromiso. Alexis Tsipras, el líder do Syriza, sabe eso: Cuando se entra en una negociación, buscamos un compromiso que sea aceptable para todas las partes. (El subrayado es nuestro)
Puesto que Tsipras ahora mismo ya desestima la moratoria, la pregunta es ¿hasta dónde puede ceder el imperialismo alemán en una negociación con el futuro gobierno de Syriza?
Toda la política del imperialismo alemán al afirmar que la salida de Grecia del euro no conlleva un riesgo “sistémico”, se basa en el hecho de que el mecanismo de “rescate de Grecia” fue una operación para salvar los bancos franceses y alemanes, que concentraban respectivamente 26.300 millones y 19.800 de la deuda griega. Según el Citibank el objetivo del rescate era para que la banca internacional concentrara en 2015 el 8% de la deuda griega. Según los últimos datos publicados: De media, la exposición total de los bancos a la deuda griega se ha reducido un 55% desde 2010. En el caso de la banca europea, el descenso es del 60%. Pero es que en casos concretos, como los de la banca francesa, austriaca, belga, irlandesa o portuguesa, los recortes superan el 90%, con la italiana como principal exponente. Según el BIS, las entidades transalpinas han cancelado totalmente su exposición a Grecia.
Es decir: el dinero del rescate en verdad fue utilizado para comprar la deuda a los bancos y traspasarla para el BCE, FMI y UE que detiene hoy la mayor parte de la deuda griega, a expensa de la miseria de la población.
Por ello en el lenguaje de Merkel, el euro, léase los bancos alemanes y franceses, ya no corren peligro. Ahora se trata de un problema político para el imperialismo alemán: mientras Francia, Italia, Bélgica inicia las medidas más profundas de ajuste, con recortes en el presupuesto y reformas laborales, es improbable que haya concesiones reales, más allá de las que imponga la lucha de los trabajadores griegos.
Es que no hay forma de romper con el espiral de recortes, rebajas de salarios y reformas laborales y de pensiones, de acabar con el paro, sin cuestionar las necesidades más profundas del capital imperialista representado en la UE. Esta es la única perspectiva realista y pragmática, puesto que no existen medidas que puedan aplicar un futuro gobierno de Syriza, que siquiera pueda mermar la catástrofe social en Grecia manteniendo la subordinación del país a los tratados que están saqueando el país.
Tsipras: “No puedes pagar la deuda si no te dejan trabajar”
El lucrativo negocio de la deuda pública, tras la intervención de la Troika sube como espuma: la deuda griega en 2008, llegaba a los 233.000 millones (112,9% del PIB), mientras que en el tercer trimestre de 2014 fue de 321.700 millones (177,7%). Significaría que el país debería entregar todo lo que se produciría en dos años a los acreedores externos para pagarla.
Pero, todos sabemos que eso es imposible, así la deuda se convierte en una herramienta de saqueo del país y de sobrexplotación de los trabajadores para el capital financiero internacional y sus satélites en Grecia.
Además de la deuda pública, las empresas y los bancos griegos ostentan igualmente una deuda que es pagada con la reducción de los salarios de los trabajadores y la precariedad. Sin embargo, Tsipras afirma que no se trata de acabar con esta espiral macabra sino que:
“… hemos sido claros sobre nuestras intenciones de renegociar los términos de la deuda. Esperamos tener una gran parte de la deuda perdonada, y el repago del restante sujetas a una cláusula de crecimiento. No puedes pagar la deuda si no te dejan trabajar. ”
Pero uno se pregunta ¿trabajar para quién? Y la respuesta es sencilla, para pagar la deuda con las instituciones de la UE destinadas a salvar de la quiebra el Banco Nacional, el Piraeus y el Banco Alpha y de las empresas con los mismos bancos fallidos. Para pagar la deuda la renta de los trabajadores griegos ha descendido en 40% en lo que va del “rescate”, es decir los trabajadores griegos, al contrario de lo que dice Tsipras siguieron trabajando para pagar la deuda de los banqueros y empresarios.
Pero Yannis Varoufakis, probable miembro del equipo de gobierno de Tsipras, va más allá, puesto que se propone a seguir pagando la deuda afirma que mantendrá la “flexibilización” del mercado laboral y un superávit primario acorde con la negociación . Esta afirmación es coherente con el hecho de que el programa aprobado en la conferencia de Salónica no plantea la revocación de las reformas laborales de los gobiernos del Memorándum.
Y sobre la reducción de la jornada para mermar el paro, ni palabra, es coherente con la afirmación de Tsipras: no se puede pagar la deuda sin trabajar.
No menos importante es el cambio sobre la renacionalización de las empresas privatizadas defendido por Syriza en 2012, nos explica Varoufakis que:
...la renacionalización será imposible dada la falta de liquidez del Estado (sic)
En lo que respecta a los servicios públicos, el problema no es tanto que hayan sido privatizados. El problema es que fueron desmantelados o estrangulados por la austeridad y los horribles recortes…
Sin comentarios…
Una catástrofe social que se profundiza
Grecia está devastada por seis años de una recesión que hizo los trabajadores un 40% más pobres que en 2008. Después de los planes de rescate, de reformas y ajustes continuos y de una estricta supervisión por la Troika, la catástrofe social se asemeja a un país devastado por una guerra.
En 2014 el paro entre los jóvenes de 15 a 24 años llegó al 49,5% (56,6% en las mujeres). El 66% de los desocupados son de larga duración (más de dos años), y alrededor de 2.500.000 personas no tienen Seguridad Social (en una población de 10 millones).
El país experimentó en los últimos siete años una reducción económica de más de un 25%. El PIB per cápita de 2013, a su vez, llegó a 12.500 euros, retrocediendo a los niveles de 2001 y 5.020 euros menos que en 2008 (17.374 euros), cuando empezó la crisis.
Dicho lo cual, en Grecia el dilema planteado es sencillo, no hay la más mínima posibilidad de realizar reformas sin rupturas.
La opción de la dirección de Syriza de oponerse al Memorándum pero defender a toda costa la permanencia en el Euro, no encuentra reciprocidad entre el imperialismo alemán y francés, no hay como eludir el problema que está planteado por la realidad misma. Una quita parcial de la deuda no va a detener la catástrofe social, pues no romperá con la subordinación de Grecia a las cadenas impuestas por el imperialismo.
Así sea, Syriza se halla en un cruce de caminos: la expulsión de Grecia de la zona euro, si Syriza no cede con todo al Memorándum o lo hace insuficientemente para las exigencias alemanas, puede venir bajo la forma de un “cierre bancario” por el BCE, sin una “expulsión formal” de la zona euro. Ello conllevaría la completa parálisis del comercio y de la producción.
Este cuadro plantearía la necesidad de apoyarse en la movilización y organización de la clase trabajadora para la nacionalización de la banca y del comercio exterior y medidas contra los intereses de los capitalistas imperialistas y griegos. Igualmente la expropiación de las grandes industrias y empresas, con control obrero formaría parte de un plan de emergencia cuyo objetivo central sea garantizar la satisfacción de las necesidades más urgentes de todo el pueblo griego: alimentación, salud, transporte, energía, etc. Y ante todo, apelar a la solidaridad internacional, particularmente de los trabajadores europeos, que vuelven a la senda de las huelgas generales en Italia y Bélgica. Si así no procede, el coste de la salida del euro lo pagará la mayoría de la población. Pero estas medidas están completamente fuera del horizonte de la dirección de Syriza y no vendrá por sus manos.
Está igualmente la posibilidad de ceder “para no ser expulsados del euro” y mantener la agonía del pueblo griego. Aceptar la segunda opción es la apuesta por la condena a la miseria del pueblo griego. Este cuadro plantearía igualmente como una de las hipótesis el fortalecimiento de Amanecer Dorado, en cuyas manos quedaría la bandera de la ruptura con la UE y el Euro, que según algunos sondeos aparece con 8% de las intenciones de voto.
En estas elecciones Syriza se convierte en la principal herramienta de los trabajadores griegos para echar a los partidos del Memorándum y del saqueo. Por eso, llamamos a votar por Syriza. Y planteamos a los trabajadores griegos y a las bases de Syriza que se le exija la ruptura con el modelo económico, basado en el endeudamiento y saqueo del país, pues toda y cualquier quita parcial de la deuda, mantendrá la espiral de degradación y la condena a la miseria del pueblo griego.
Reafirmamos que el único camino real para satisfacer las enormes expectativas de sus bases debe plantear: la suspensión inmediata del pago de la deuda y el rechazo a cualquier compromiso con el gran capital griego y las instituciones de la UE. Y aun que la ruptura con el euro no forme parte de su programa debe asumirla como una consecuencia inevitable para romper con el saqueo del país suspendiendo el pago de la deuda.
Igualmente alertamos a los trabajadores que echar a los partidos del memorándum es tan solo un primer paso y que no bastará con el voto: es necesario avanzar en la lucha directa y preparar la resistencia a los ataques del imperialismo y de la patronal griega.
Por fin, cualquiera de las hipótesis de desarrollo de un posible gobierno Syriza estará determinado por si los trabajadores son capaces de ocupar el centro de la escena política y de forjar una dirección a la altura de los acontecimientos.
Written by Ricardo Ayala y Gabriel Huland
23 Diciembre 2014
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