Agricultores temporeros y militantes del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) descansan para comer, durante la marcha organizada por el alcalde de Marinaleda en protesta por las reformas del Gobierno, en agosto de 2012. Jon Nazca. |
Hay un tópico injusto, incierto y malvado que con frecuencia circular determinados políticos y medios de comunicación conservadores suelen utilizar para explicar por qué en Andalucía nunca ha gobernado la derecha. El topicazo del votante cautivo. Y no solo es agitado por las trincheras más asilvestradas y embrutecidas de las redes sociales. Se pueden recordar vergonzosas declaraciones de personas respetables, aunque solo fuera por los cargos institucionales que representaban. Por ejemplo, a Duran i Lleida no se le ocurrió otra cosa que decir al mismo tiempo que su partido era financiado de forma ilegal: “Habría que reflexionar sobre lo que significa el gasto del PER en Andalucía. Creo que hay que revisar toda la política de subvenciones, España es un país excesivamente subvencionado, porque toda esa subvención se utiliza como instrumento cautivo del voto” (19-05-2010). Y quién no recuerda las famosas “pitas, pitas, pitas” con las que Esperanza Aguirre también relacionaba torticeramente las subvenciones y la dependencia política en Andalucía mientras su gobierno se desvivía por enriquecer la cuenta de resultados de los Gürtel. Hace unos días, Teresa Rodríguez, la candidata de Podemos a presidenta de la Junta de Andalucía, con más educación y midiendo más sus palabras, expresaba su preocupación por las redes clientelares que se podrían haber generado en las zonas rurales a través de subvenciones poco transparentes y descontroladas.
Esas mismas acusaciones, en cambio, no han sido utilizadas contra otros gobiernos autonómicos que han permanecido en el poder más de 20 años, como los que han tenido o tienen la Comunidad Valenciana, Murcia, Euskadi o el mismo Madrid. Hagan la prueba y busquen en Google voto cautivo y se encontrarán un buen listado de noticias relacionadas con Andalucía y ninguna con los otros gobiernos autonómicos. Sí, es verdad que la Junta de Andalucía ha estado siempre gobernada por el Partido Socialista desde las primeras elecciones de 1982 y que el Partido Popular, aunque ganó las últimas elecciones, siempre ha estado en la oposición. Pero no hay ningún dato o evidencia que demuestre la existencia de un votante peculiar que solo se da en Andalucía incapaz de castigar la mala gestión de su Gobierno o la corrupción, más bien lo contrario. Si no, que pregunten a José Antonio Griñán por qué se vio obligado a dejar su Gobierno o por qué se vio obligado el PSOE a compartir su Gobierno con IU los últimos cuatro años.
Me gustaría compartir algunos datos, resultado de investigaciones en las que he participado, que deberían contribuir a desmentir rotundamente la existencia de un votante cautivo en Andalucía. Antes que nada, vale la pena recordar que mientras el PSOE coleccionaba mayorías absolutas entre 1996 y 2008, Andalucía pasó de tener 12 puntos más de paro que la media nacional, a tan solo 4 puntos de diferencia en las elecciones de 2004 como se puede ver detalladamente en el siguiente gráfico. Durante este periodo la valoración positiva de la economía y de la gestión del Gobierno autonómico de Manuel Chaves era el factor más determinante para explicar el voto en las elecciones autonómicas andaluzas y los andaluces atribuían en parte los buenos resultados de la economía a la Junta de Andalucía. El PSOE ganaba más votos cada vez que había elecciones y los datos económicos de Andalucía cada vez convergían más con el resto de CCAA españolas.
Fuente: EPA, INE |
Y aún podemos afinar más y ver qué ocurría con los supuestos votantes rurales comprados vía el Plan de Empleo Rural, el famoso PER, tema estrella de la banda sonora del votante cautivo. Ese voto comprado directamente a través del PER que habría permitido al PSOE coleccionar mayorías absolutas desde 1996. Los datos también desmienten esta historia. Los beneficiarios del PER en las elecciones de 2008 eran 143.000 y los votantes que consiguió el PSOE fueron 2.178.000. Si todos los beneficiarios del PER hubieran votado al PSOE en aquellas elecciones, solo supondrían el 7% de su voto. Pero es que, además, resultaba que no eran sus votantes más leales. Si el PER fuera una medida para comprar votos, los pueblos en los que más beneficiarios del PER había serían los que más votarían al PSOE y no ha sido así. El PSOE alcanzaba el 80% del voto en pueblos donde el porcentaje medio de ciudadanos que cobraban el PER no llegaba al 2%. En ninguno de los municipios con mayor número de andaluces cobrando el PER se llegaba a esos registros. Si el PER fuera una medida para comprar votos, un aumento del porcentaje de beneficiarios del PER en un municipio se traduciría en un aumento del porcentaje de voto al PSOE en ese municipio y no es así. Y esa relación no existe en ninguna de las elecciones como se aprecia en el siguiente gráfico, en el que se puede ver el voto que recibió el PSOE en cada una de las elecciones autonómicas relacionado con el número de andaluces que cobraban el PER. Lo que se observa, insisto, es que no había ninguna relación.
Por último, voy a recordar algunos detalles que nos pueden ayudar a comprender la racionalidad o normalidad del comportamiento electoral de los andaluces. Se refieren a las dos últimas elecciones andaluzas cuando la economía dejó de dar buenas noticias y la corrupción se situó en el centro de la batalla política.
En dos estudios en los que analizamos las elecciones de 2008, y las últimas elecciones de 2012, comprobamos de nuevo, en primer lugar, que la valoración de la gestión económica determinaba el voto al Gobierno autonómico, en ambas elecciones. Los ciudadanos andaluces habían atribuido parte de la responsabilidad del éxito económico que experimentó Andalucía desde 1996 a 2007 al Gobierno de la Junta, por eso siempre había crecido su apoyo popular desde las elecciones de 1996. La misma lógica de atribuir la responsabilidad al Gobierno autonómico de la buena marcha de la economía funcionó en las elecciones de 2008 y 2012 en sentido inverso. Los andaluces que pensaban que la Junta no había gestionado adecuadamente los problemas económicos castigaron electoralmente al PSOE en ambas elecciones. También demostramos en estas investigaciones que la corrupción urbanística influyó en la pérdida de votos que sufrió el PSOE en las elecciones de 2008 y el caso ERE, junto con la situación económica, hizo perder las elecciones al partido de José Antonio Griñán en las últimas elecciones de 2012. Los andaluces son unos votantes cautivos muy raros, hay que recordar que el Gobierno andaluz fue de los gobiernos autonómicos que más votos perdieron en las elecciones celebradas en 2011 y 2012 y que siendo sociológicamente de izquierdas dieron la victoria electoral al Partido Popular en las últimas elecciones autonómicas. Por ejemplo, los gobiernos autonómicos madrileño y valenciano fueron incluso premiados por sus votantes en las últimas elecciones a pesar de la desastrosa gestión de sus respectivos gobiernos populares. El próximo domingo todo apunta a que el PSOE cosechará su peor resultado electoral de la historia. Seguramente ese castigo electoral no impedirá la celebración de la victoria socialista, sobre la que espero que no vuelvan a planear irracionales explicaciones cautivas.
Por Braulio Gómez, politólogo.
Autor de Andalucía sin tópicos (Almuzara, 2010) y coautor con Joan Font de ¿Cómo votamos en los referéndums? (Libros de la Catarata), entre otros libros.
18 DE MARZO DE 2015
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