29 abr 2014

Tenemos que ser como la patronal

"No es noticia que a la clase trabajadora no nos va de maravilla precisamente. La cuestión sería cómo dar la vuelta a la tortilla. Desde aquí va una propuesta: seamos como la patronal.

Como esta afirmación puede sonar rara a los lectores y lectoras de este blog, me explicaré.
El pasado 26 de marzo José Ángel Crego, jefe del Círculo Empresarial Leonés (CEL), conseguía sus cinco minutos de gloria al afirmar que los trabajadores y trabajadoras deberíamos pagar por ser despedidos: “Una empresa que da diez años de trabajo a una persona, ¿por qué además tiene que pagar? No podemos dar por válidos los axiomas de toda la vida. ¿Por qué el trabajador no le paga 45 días por cada año que la empresa le ha estado pagando un sueldo y le ha dado trabajo?”

Crego se unía así a la retahíla de insultos y provocaciones que desde las burocracias capitalistas se dedica desde tiempos inmemoriales, pero con más intensidad en estos últimos años, hacia nuestra clase. Es cierto que algunos factores explican tanto sadismo. En el caso de Crego, la propuesta le vendría que ni pintada teniendo en cuenta que Telemark, subcontrata en la que Crego desempeña sus tareas de explotador, está inmersa actualmente en un ERE. En el caso de la CEOE, otra organización que realiza propuestas violentas día sí día también, es conocido que la escisión de la crème de la crème capitalista en el Consejo Empresarial para la Competividad en febrero de 2011 y el sinnúmero de casos de corrupción de muchos de sus responsables la han dejado algo marginada, por lo que el radicalismo verbal puede ser  una mera táctica para no perder comba. Pero estos factores no explican todo. Para entenderlo hay que mencionar la admirable personalidad de la burguesía.
He escrito “admirable”, sí. No hay nada más deprimente que ver las ambiciosas propuestas capitalistas para reforzar su poder de clase y compararlas con las tristes y reaccionarias batallas jugadas por las organizaciones obreras, aspirantes sólo a conservar los escasos islotes de poder obrero que se consiguieron hace décadas (precisamente cuando la clase obrera no era reaccionaria sino valiente). Ya las conocemos: “no privaticen… -ponga aquí el servicio público que prefieras”-, “no a la reforma laboral”, “no nos echen de nuestras casas”, etc. Sólo falta añadir: “Por favor”.

En cambio, la burguesía cabalga sin cesar a profundizar su poder en base a la “acumulación por desposesión” de la que hablaba Marx y ahora David Harvey. Desposeernos de los salarios, las prestaciones por desempleo, las pensiones, las viviendas, los convenios, los servicios gratuitos o baratos, etc. Antes de conseguir algo, ya están proponiendo lo siguiente. Con su arrogancia, restringen el debate público a los márgenes por ellos deseados, hasta que consigan que debatamos si debemos pagarles por hacerles ricos.
¿No es admirable esta ambición inacabable? Creo que sí, y es tan magnífica que deberíamos hacer lo mismo. Basta ya de entrar en sus debates y basta ya de pretender salvar unos muebles que, por cierto, se caen de viejos.

Creemos nuestros debates. No sólo queremos que no privaticen los servicios públicos, sino que queremos expropiar todo lo perteneciente al Estado y al capital y gestionarlo de forma común y democrática. No sólo queremos que nos den cuatro euros por despedirnos, sino que vamos a despedirles a ellos, los capitalistas, porque son parásitos inútiles. No sólo peleamos por no irnos a vivir debajo del puente, sino que les vamos a quitar todos los inmuebles vacíos y sus mansiones y los vamos a repartir según la necesidad.
Los ricos nos dicen: “todo para nosotros, nada para vosotros”. Eso es precisamente lo que tenemos que responderles. Seamos valientes, seamos como la CEOE".

Por Eduardo Pérez
diagonalperiodico.net
14 de Abril 2014

26 abr 2014

La muerte de la discreción

,Detesto a quienes quieren estar “enterados” hasta de lo que les trae sin cuidado

"Siempre procuré sopesar lo que contaba y preguntaba. En lo segundo he llegado a ser tan cauto que luego, a veces, se me ha reprochado desinterés o indiferencia; con esas cosas se ha confundido mi enorme aversión al sonsacamiento. Detesto a quienes lo preguntan todo o mucho y quieren estar “enterados” hasta de lo que les trae sin cuidado. Normalmente es gente que trafica con lo que averigua, que sólo ansía saberlo para relatarlo a su vez, para presumir de estar en el ajo y ofrecer primicias. Su discreción está excluida, es un concepto reñido con su naturaleza. Esas personas no sienten curiosidad pura, no se dan por satisfechas con estar al tanto, no son meramente fisgonas, sino chismosas: recaban información para aprovecharse de ella y transmitirla lo antes posible. Algunas se ganan así el aprecio o la tolerancia de otros: hay individuos insoportables que se hacen un hueco en la sociedad, y tienen amistades, tan sólo porque proporcionan cotilleos y entretienen con ellos. De otro modo serían solitarios, si es que no cuasi apestados. No les queda más remedio que tirar a los demás de la lengua –eso para mí tan odioso–: es su manera de medrar y de ser aceptados.

Todo esto es viejo como el mundo. Lo que ya no lo es tanto es la proliferación mundial de estos sujetos, la conversión voluntaria de ingentes porciones de la población en eso, en irredentos cotillas. Para empezar, hay una exposición desaforada de lo propio, mezcla de impudor y narcisismo. En Facebook y Twitter la mayoría de sus usuarios relatan y muestran demasiado de sí mismos, a menudo para su arrepentimiento y con consecuencias desastrosas. Hay gente que ha perdido empleos por haber sido exhibicionista o bocazas en estas redes. Hay delincuentes cretinos que han acabado en la cárcel por haberse jactado de sus hazañas en el ciberespacio, la vanidad los ha condenado. Ya hay legiones de jóvenes reclamando el derecho al borrado y al olvido de lo que “colgaron” un día, y lo tienen difícil, ahí todo deja imperecedero rastro. No hay mayor prudencia –al contrario– con lo que se cuenta de los otros. El planeta está lleno de imbéciles que fotografían con sus móviles cuanto se pone a su alcance, y nada les gusta más que captar una imagen inconveniente o prohibida de alguien más o menos famoso. De ellas sacan a veces beneficios crematísticos, y si no, “visitas”. Uno de los frenos o límites tradicionales a la hora de hacer público algo era la consideración del daño que podía hacerse con ello. Lo peor es que la falta de escrúpulos se ha extendido a los medios en teoría serios y responsables. Puesto que han de competir con millones de intrusos, no pueden perder todas las batallas andándose con miramientos.

Así que sigan sonsacando, fotografiando, contando y “colgando”, pero no crean que no hacen daño a nadie. Empezando por ustedes mismos".

Extracto del artículo de
JAVIER MARÍAS    6 ABR 2014 -
elpaissemanal@elpais.es


24 abr 2014

Gobierno de España: Lo hacemos por tu bien

Es difícil, muy difícil, hablar de democracia, de hábitos y ética democrática, cuando el partido que gobierna se cree legitimado para imponer decisiones ideológicas extremas que no estaban en el programa por el que ganó las elecciones arguyendo el hecho de tener mayoría absoluta en el Parlamento cuando esa mayoría nace del engaño y, con toda probabilidad, de la financiación ilegal de su campaña electoral. A los comicios se debe acudir con las cuentas muy claras, transparentes, diáfanas, pero también con la firme voluntad de cumplir el programa que se ha ofrecido a los ciudadanos, porque en él está el origen de su poder. Todos oímos una y cien veces al actual presidente del Gobierno afirmar que no recortaría en Sanidad, Educación y pensiones, todos hemos comprobado la brutalidad de los recortes en esos sectores básicos y cómo el partido bajo sus órdenes ha iniciado la más salvaje privatización de servicios públicos hasta ahora conocida. ¿Es legítimo un gobierno que gana las elecciones engañando a sus electores, haciendo lo contrario a lo que promete y que se financia de manera extraña y oscura? Me parece que la pregunta se responde por sí sola: No, la mayoría, por muy absoluta que sea, no permite hacer lo contrario de lo que se dice ni, mucho menos, desarrollar un corpus legislativo enemigo de los más elementales derechos democráticos. La democracia no puede ser un instrumento para acabar con la democracia.
Foto: Prudencio Morales
Foto: Prudencio Morales
En España todavía hay libertad de expresión. Con cautela y con cuidado ante las posibles sanciones administrativas y judiciales –recordemos el caso de Pablo Hasel-, podemos expresar lo que pensamos en internet, en la calle o entre amigos. Sin embargo, no existe libertad de prensa dado que la totalidad de la prensa escrita de mediano alcance y de las televisiones –que siguen siendo el principal medio de “formación” de opinión- tienen un sesgo ideológico indudablemente derechista y, por ello, sujeto a las consignas e instrucciones doctrinarias del poder. Queda el rincón digital, pero por mucho que imaginemos su influencia es, a día de hoy, pequeña. Una prensa libre y crítica es condición sine qua non para el desarrollo democrático de un Estado; por el contrario la ausencia de ésta, es la premisa sobre la que se cimenta el doctrinarismo autoritario y, a medio plazo, el totalitarismo. Es en este contexto donde desarrolla su acción de gobierno Mariano Rajoy y el Partido Popular –también el nacionalismo catalán-, ajeno tanto a las demandas ciudadanas como a su sufrimiento aunque la propaganda mediática se empeñe en hacernos creer lo contrario.

En los dos años y medio de gobierno del Partido Popular la deuda pública –en la que se incluye el rescate a los bancos- ha pasado del 70 al 96% sin que ello haya repercutido en la mejora de las condiciones de vida de los españoles porque ese incremento no ha servido para dar vivienda al que la había perdido, sino para movilizar a jueces, funcionarios y policías en la ejecución de desahucios y lanzamientos; porque tampoco se ha invertido ni un solo euro en un plan de choque contra el paro cuando en palabras del Nobel Stiglitz estamos inmersos –digan lo que digan los voceros del poder- en una crisis más intensa que la Gran Depresión de 1929, y sí muchos millones en desregular el mercado de trabajo y fomentar la precariedad laboral, esa que no permite vivir de lo que uno hace, esa que amenaza cada vez más la viabilidad de nuestro sistema integral de Seguridad Social; porque se sigue gastando en armas y en mantener a la iglesia Católica lo que haría falta dedicar a Educación laica, Investigación, Desarrollo e Innovación; porque se destinan cantidades cada vez mayores de dinero para favorecer el negocio de los colegios y las clínicas concertadas y confesionales en detrimento de lo público, porque, en definitiva, la única respuesta del actual Gobierno a la miseria de millones de personas ha sido llenar las calles de todas las ciudades de España de policías pertrechados a la última moda represiva.

Entre diciembre de 2012 y diciembre del año siguiente, al calor del aumento del paro, del empeoramiento de las condiciones laborales y del ataque pertinaz contra los derechos constitucionales fundamentales, se produjeron en España treinta y seis mil manifestaciones. Empero, el gobierno Rajoy no se ha dado por enterado y sigue su marcha como si contase con el apoyo incontestable de la sociedad. El éxito sin paliativos de la última gran movilización ciudadana, la del 22 de marzo, fue vergonzosamente ocultado y combatido por los medios del régimen, llegando al extremo de que en los telediarios de RTVE se daba una especie de manual para identificar a los “antisistema”, unos señores que desde Galicia se desplazaron a Madrid para, en conexión con los “perroflautas” de la capital y elementos estalinistas llegados de todos los puntos del país, crear desórdenes, agredir a los antidisturbios y tomar el Palacio de Oriente. La mentira se ha convertido en una forma de gobierno, pero la mentira goebbeliana puede servir para ocultar la realidad a pocos durante mucho tiempo, a muchos durante poco tiempo, jamás para engañar a todos durante todo el tiempo.

La realidad es tozuda, mucho más que la indolencia y la abulia de una parte de la sociedad española, y la política de empobrecimiento general que al mismo tiempo blinda los privilegios de los más favorecidos tiene los días contados: El país se abre por las costuras geográficas, se vende a trozos a inversores extranjeros que llegan a comprar joyas como si fuesen despojos, el número de excluidos por el sistema es cada día mayor y todos tenemos ojos para ver cómo siguen cerrando fábricas y comercios, cómo el paro se convierte en una enfermedad endémica y terminal, cómo ni siquiera quienes trabajan en un empleo normal ganan para poder pagar los gastos corrientes. Esa, Señor Rajoy es la triste realidad de este país al que los de su estirpe han maltratado y exprimido con todo afán y constancia desde tiempo inmemorial. Ni usted ni quienes con usted viajan tienen un mandato divino, Dios no se les apareció en el Sinaí ni en Cuelgamuros, pero ustedes actúan así, como si su voluntad torcida –contraria a sus promesas electorales- fuese una verdad absoluta e irrefutable contra la que no caben alternativas posibles. Ustedes aseguran que todo lo hacen por nuestro bien, dado que somos un país de menores de edad, pero resulta que ya conocimos y sufrimos en nuestras carnes a otro salvador que hipotecó nuestro futuro por más de medio siglo a base de sangre, fuego y destrucción. Ustedes son una plaga bíblica, un conglomerado de embustes, chanchullos y sobres, un espejismo del pasado, y pasarán.

nuevatribuna.es | Pedro Luis Angosto | 16 Abril 2014

21 abr 2014

España no es laica ni aconfesional

"Muchos políticos católicos como Ana Botella o Ruíz-Gallardón alardean de que “el nuestro es un Estado laico, no confesional” como clara muestra de la confusión que al respecto propician con su falso laicismo y que sólo la realidad clarifica, al confirmar con los hechos que España no es laica ni tampoco confesional. Intentaré explicar porqué a largo de este artículo.

Si, conceptualmente, un estado aconfesional es aquél que no reconoce como oficial a ninguna religión y un estado laico el que aboga por la independencia de cualquier confesión religiosa, nada de ello se da en nuestro país donde la omnipresencia del catolicismo en actos institucionales lo convierte de facto en la religión oficial del Estado.

Con un sesgo algo retorcido, hay quienes afirman que España es un país con tendencia a la separación Iglesia-Estado y neutralidad ante las religiones tomando como referencia el artículo 16 de la Constitución donde se menciona las "relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones". A este respecto, Jaime Bonet (profesor de Derecho Eclesiástico) dice que a España se la podría considerar como un país laico con "separación mitigada" entre Iglesia y Estado al tener que "cooperar" con las religiones.

Lo que sí queda claro es que, ni socialistas ni populares han querido nunca replantearse la relación Iglesia-Estado pese a que ese mismo artículo 16 de la Constitución diga también que "ninguna confesión tendrá carácter estatal", una contundente declaración de principios pese a la cual es posible que en España, una ministra de empleo pida ayuda a la Virgen para salir de la crisis o un ministro de Interior le conceda a otra virgen (María Santísima del Amor) la más alta medalla al mérito policial, esperpento digno de un país de opereta y de unos ministros que, aunque tengan derecho a profesar sus creencias, también tienen la obligación de no hacer ostentación de las mismas en actos oficiales.

De esto se colige que España nunca será laica ni aconfesional mientras se sigan celebrando misas en los funerales de Estado y otros actos institucionales tanto civiles como militares. Tampoco lo será mientras la Iglesia Católica disponga de una “x” en la declaración de la renta y no la haya para cada religión o, aun mejor para ninguna, pues ningún impuesto debería sufragar gastos religiosos.

Tampoco España será laica ni aconfesional mientras la Iglesia Católica (y otras confesiones) estén exentas de pagar el IBI, mientras se siga enseñando religión en las escuelas públicas en lugar de hacerlo en locales religiosos o mientras haya crucifijos (o se expongan motivos religiosos como belenes) en edificios públicos cuya presencia pueda afectar a la libertad de los fieles de otras creencias o quienes no profesan fe religiosa alguna.

Ya por último, España no será laica ni aconfesional mientras el Estado siga otorgando indultos a presos con motivo de la festividad de Semana Santa, y lo que es más grave, indultos no concedidos tras el estudio de sesudos juristas sino a propuesta de los miembros de las cofradías de penitentes que deciden que presos del ámbito de su provincia deben quedar en libertad.

Es un hecho que la separación Iglesia-Estado seguirá siendo un tema irresoluble mientras España se comporte como una democracia frágil y asentada sobre el estigma de ser un país de pandereta, curas y caciques que, al amparo de la tradición, mantiene vigentes ciertas prácticas contrarias a la libertad, la dignidad y hasta la cordura".

por Alberto Soler Montagud | Médico y escritor
nuevatribuna.es | 16 Abril 2014

14 abr 2014

Google, Facebook, Apple y Amazon, ¿listos para dominar el mundo?

En el mundo de la tecnología muchas son las empresas con dinero y ambición, si bien en los últimos años las adquisiciones multimillonarias de cuatro gigantes, Google, Apple, Amazon y Facebook, dejan entrever sus planes de tomar el control mundial.



En un principio, estas compañías se centraban en una sola labor. Google era un motor de búsqueda, Apple fabricaba ordenadores y teléfonos, Amazon vendía por internet y Facebook contaba con una red social. Si bien estos proyectos iniciales se mantienen en el seno de cada empresa, la así llamada ‘Banda de los Cuatro’ se dedica ahora a canalizar su dinero en efectivo y su experiencia en nuevas iniciativas y empresas.

Si Google compró Motorola y Nest Labs, Apple parece cada vez más involucrada en el sector de la salud, mientras que Jeff Bezos, de Amazon, adquirió ‘The Washington Post’ y su empresa compró los robots de Kiva Systems para sus bodegas. Paralelamente, Google ha invertido una pequeña fortuna en tecnología de autos sin conductor y Apple ha desarrollado CarPlay para equipar los coches del futuro.

El caso más reciente lo protagonizó Facebook, que ha comprado la empresa Oculus VR, creadora de las gafas de realidad virtual Oculus Rift por 2.000 millones de dólares.

En todas las áreas, desde la exploración espacial y la robótica hasta la medicina y los medios de comunicación, parece que la audacia de estas empresas y sus enormes reservas de dinero en efectivo están impulsando la innovación. Por eso la pregunta que surge es si estamos realmente en la década en la que la tecnología impondrá su dominio total.

Dominando al estilo japonés

Joel Kotkin, profesor de desarrollo económico y social y autor de ‘Los próximos cien millones: América en 2050′, ha comparado estas empresas con el ‘keiretsu’ japonés: conglomerados en expansión, tales como Mitsubishi y Sumitomo que dominaron la economía de su país en la segunda mitad del siglo XX y cuyas prácticas de negocios fueron definidas por el periodista Karel van Wolferen como una serie de “jerarquías entrelazadas”, recuerda ‘The Independent’.

Kotkin dice que la ‘Banda de los Cuatro’ se ha convertido, al igual que estos ‘keiretsu’, en una red de inversores y directivos que utilizan sus enormes arcas de dinero (Apple ha dispuesto de más dinero en efectivo que el Gobierno de EE.UU. en varias ocasiones) para comprar a la competencia.

“Ellos están constantemente en busca de nuevas posiciones”, dice Kotkin. “Creo que es muy inteligente que empresas como Google y Apple digan: ‘OK, ¿qué otra cosa podemos hacer con la que realmente nadie pueda competir?’. Si nos fijamos en sectores tales como la robótica o tal vez el espacio, ¿quién más tiene el dinero?”, resalta el catedrático.

Los cambios en estos mercados sin duda disparan la imaginación. Cuando Google anunció el año pasado que había comprado ocho empresas de robótica, los foros de tecnología reaccionaron con paranoia y teorías de la conspiración.

Luego se supo que una de estas adquisiciones fue Boston Dynamics, empresa conocida por sus creaciones robóticas con fondos militares que pueden ser más rápidos que Usain Bolt y saltar incluso por encima de las paredes.

Para empresas como estas cuya tarea principal es la de “organizar el conocimiento del mundo”, cada una de estas adquisiciones encaja en el plan de juego a largo plazo, expandiendo su capacidad básica de crear máquinas de aprendizaje mediante la organización de datos en diversas formas y convertirlos en conocimiento. Estas empresas de tecnología tienen mucho dinero y quieren utilizarlo para asegurarse de que, a diferencia de los ‘keiretsu’, todavía estarán aquí dentro de 50 años. Esta no es la década, sino el siglo en el que la tecnología se apoderará de todo.

Tecnología | RT | 08-04-2014 |
tercerainformacion.es

El racismo del nacionalismo españolista

Este artículo muestra el racismo que imbuye al nacionalismo dominante en España, que es el españolista, el único nacionalismo que no se define como tal.

"Una de las características de los establishments políticos y mediáticos españoles, centrados en la capital del Reino, Madrid, es definir como nacionalistas a aquellos movimientos o partidos periféricos (basados en Catalunya, en el País Vasco o en Galicia) que consideran a sus comunidades como naciones. Los autores pertenecientes a estos establishments nunca se definen como nacionalistas, reservando dicho término para definir a los movimientos y partidos de la periferia del país, pero nunca para aquellos asentados en el centro.

Esta situación no deja de ser paradójica, pues tales establishments enfatizan que España sí que es una nación, y que es además indivisible, negando que haya ninguna otra nación en el país. A lo máximo a lo que se llega es a admitir (como lo hace la Constitución Española) que hay nacionalidades, que es la versión “light” de nación, comparable a región, utilizándose los mismos términos –nacionalidad y región– de una manera casi intercambiable. Esta visión convierte al nacionalismo españolista –que es el producido y reproducido en los establishments políticos y mediáticos basados en Madrid– en un nacionalismo exclusivista, considerado por los nacionalismos periféricos, con razón, como asfixiante. En realidad, este nacionalismo españolista es el más fuerte y dominante en la cultura política y mediática del país. Oír a un José Bono o a un Fernando Savater, por ejemplo, autodefinirse como no nacionalistas es abusar del lenguaje. Ambos son, en realidad, profundamente nacionalistas. Es más, el nacionalismo españolista ha sido el más racista de todos los nacionalismos que hayan existido en España, un racismo definido más por características culturales y religiosas que por propiamente étnicas. Por cierto, no utilizo el término españolista como insulto, como tampoco considero un insulto utilizar el término catalanista, ampliamente utilizado en Catalunya por las opciones políticas que se definen como tales, sin ningún perjuicio.

En realidad, la nación española se creó con los Reyes Católicos, con la expulsión de los judíos y los musulmanes, y con la conquista militar de las Américas, conquista que se presentó como la misión civilizadora de un imperio, identificado con una raza. De ahí que el día del descubrimiento de aquel continente por parte de las fuerzas lideradas por Cristóbal Colón pasara a conocerse durante muchos años como el Día de la Raza.

Se me dirá, con razón, que todos los imperios se basaron en un concepto racial. Y, por lo tanto, el Imperio español no fue una excepción. Pero la gran diferencia en el caso del Imperio español es que los herederos de aquel imperio nunca han reconocido (con contadísimas excepciones) este hecho, y todavía menos han pedido perdón por la victimización de otros grupos (también llamados razas) que la supuesta raza española realizó. El Estado español nunca ha pedido perdón a los judíos o musulmanes que fueron asesinados o expulsados de España, ni a las poblaciones indígenas que fueron eliminadas por los conquistadores españoles. Que ni siquiera se le haya ocurrido al Estado español pedir perdón es simplemente porque nunca ha considerado que hiciera nada reprochable o inmoral, pues la Iglesia Católica siempre ha aprobado tal victimización, presentándola como civilizadora de las víctimas.

El necesario antiimperialismo no ha surgido todavía en España

Desde hace ya décadas ha habido en varios países con pasados imperialistas, como el Reino Unido y Francia, movimientos y voces críticas que han cuestionado la idealización de aquellos imperios, mostrándolos como lo que fueron: un gran pillaje a otros pueblos, cuyo conocimiento debería generar deshonor a aquellos países. Y en EEUU, por ejemplo, el Congreso admitió y pidió disculpas por el genocidio realizado por el Estado federal contra las poblaciones indígenas. Hay un sano surgimiento de una crítica antiimperialista en un número creciente de países. Pero no en España.

A lo máximo a lo que se ha llegado es a permitir a los judíos expulsados de España que recuperen (sus sucesores) la nacionalidad española. El Edicto de Expulsión (conocido como el decreto de la Alhambra) del 31 de marzo de 1492 ordenó a los judíos convertirse al catolicismo o ser expulsados de España. No fue hasta el año 2012 que se permitió la recuperación de la nacionalidad a los herederos de aquellos que escogieron irse, bajo condiciones muy limitadas que serían eliminadas muchas de ellas por la propuesta que acaba de hacer el Ministro de Justicia, Sr. Gallardón.

La lentitud en el reconocimiento de una injusticia por parte del Estado español (sin que se acompañara de una disculpa) ha sido remarcada por el Presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, el cual ha indicado, con ironía, que tal admisión de error de un hecho cometido en 1492 “ha sido un poquitín lenta, aunque es mejor que se haga ahora que nunca”. Por lo visto, la embajada española de Tel Aviv y el consulado de Jerusalén, en Israel, han sido invadidos por solicitudes.

Ahora bien, el racismo del nacionalismo español es selectivo, pues no hay que olvidar que los musulmanes fueron también obligados a convertirse o bien fueron expulsados (entre 275.000 y 350.000). Y nada se ha dicho de ellos. Ni que decir tiene que ninguna medida se ha tomado para facilitar la recuperación de la nacionalidad española a los herederos de las familias musulmanas expulsadas. Cuando el ministro Gallardón presentó su propuesta de invitación a los sucesores de los judíos expulsados a reintegrarse a España, lo hizo para enviar el mensaje al mundo de que “reflejaba la realidad de España como una sociedad abierta y plural”. Pero, por lo visto, eso no atañe a las familias musulmanas que también fueron expulsadas de España. Como es lógico, la Junta Islámica se ha quejado de que “esta discriminación sigue unos criterios racistas” (citada por Faisal Kutty en su excelente artículo “Sapin’s Apology”, publicado en Counterpunch, 24.03.14, del cual extraigo la mayoría de datos y citas).


Esta situación debería dar pausa y reflexión a aquellos autores nacionalistas españolistas (que niegan ser nacionalistas) y que continuamente publican críticas de todo tipo, incluyendo de racismo, contra los nacionalistas periféricos. Sería deseable que fueran más autocríticos y que reconocieran que el racismo de su nacionalismo ha sido el más acentuado y el que ha tenido unas consecuencias más violentas de todos los nacionalismos existentes en España. Así de claro".

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 1 de abril de 2014

9 abr 2014

El hombre que trajo a los vándalos para proteger la costa


"Qué más quisiera yo que mirar desde el tendido con aprobación y complacencia, y no soliviantarme con las noticias de cada mañana.
Pero no hay forma. Aparte de lo más grave y evidente, no hay día en que el actual Gobierno no nos cuele medidas vandálicas o autoritarias, y muchas pasan casi inadvertidas, al no darse abasto, como he dicho. La nueva Ley de Costas que prepara es un canto a la destrucción y el pillaje.



Ya saben que el Ministro Arias Cañete (santo cielo, el menos mal valorado en las encuestas) permite que se edifique a sólo 20 metros del agua, en vez de a los 100 anteriores; también que ha amnistiado las construcciones ilegales –incluso las metidas en las playas– y les ha dado 75 años (!) de prórroga y autorización para ser vendidas y hacer negocio con ellas. Que no se va a derribar ni un adefesio ni un monstruo condenados por los tribunales.

Pues bien, no se queda ahí el vandalismo: el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, lo ha dicho con toda desfachatez: “El impacto que ya está hecho, aprovechémoslo”. No entiendo cómo este sujeto –o sí, por desgracia lo entiendo– no ha sido destituido en el acto. Salvando las insalvables distancias, es como aquellos nazis que reflexionaron: “Ya que nos estamos cargando a tantos judíos, aprovechemos para hacer jabón con ellos”. O, para no ser exagerado, algo más neutro y abstracto: “Ya que hay tantos destrozos, cometamos unos cuantos más y así les sacamos beneficio”.

Lo cierto es que esta nueva Ley va a multiplicar los chiringuitos playeros. Duplicará el tamaño que pueden ocupar, hasta los 300 metros; en vez de los 200 hasta hoy exigidos entre uno y otro negocio, ahora serán 150, o, si las actividades son “no similares”, tan sólo 75; ya no se restringirán, sino que se fomentarán en las playas “eventos con repercusión turística” de todo tipo (repugnantes tomatinas, por ejemplo), citas deportivas y “culturales” y fiestas; se recortará la zona de dominio público, esto es, se nos expropiará lo que es de todos para entregarse a los explotadores (ayuntamientos, comunidades autónomas, dueños de garitos y organizadores de chorradas).

Bien, cuando no haya donde bañarse, o se levanten olas de 15 metros y arrasen los chiringuitos, las aberraciones arquitectónicas y los chalets invasores, vayan a pedirles cuentas a Cañete y a Ramos. Mientras tanto, las costas serán una verbena permanente y abigarrada, se verán atronadas por música hortera y plagadas de mirones escupiendo desperdicios.

Lo mejor es el nombre de esta Ley, que me confirma en el título (“Juro no decir nunca la verdad”) de un artículo reciente que sí me enfangó hasta las cejas: Ley de Protección y Uso Sostenible del Litoral. Sublime. Así protegen los vándalos".


JAVIER MARÍAS
elpais.com
23/03/204


8 abr 2014

Injusticias climáticas

Mientras que el cambio climático lo producen los más ricos y poderosos, los riesgos y consecuencias más serias los sufren los más pobres y vulnerables

"El nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), titulado 'Cambio climático 2014. Impacto, adaptación y vulnerabilidad', confirma que el cambio climático es "grave y generalizado", pero sobre todo, muestra que los impactos son desiguales, así como las posibilidades de "adaptarse" de los que están más expuestos. Se evidencia que mientras que el cambio climático lo producen los más ricos y poderosos, los riesgos y consecuencias más serias los sufren los más pobres y vulnerables.

La diferencia de este informe con anteriores es que se miden impactos ya ocurridos debido al caos climático, no sólo tendencias y probabilidades. El reporte muestra efectos preocupantes en sectores críticos, como en agricultura y alimentación, por afectación de cosechas de maíz, trigo, arroz y abastecimiento de agua potable, así como erosión de recursos pesqueros y marinos, impactos en poblaciones marginadas y empobrecidas, urbanas y rurales por inundaciones, sequías, huracanes, así como la existencia de miles de desplazados y migrantes climáticos. Agrega efectos negativos en salud humana, debido a la creación y propagación de enfermedades, aumento de la violencia por situaciones provocadas por cambio climático e incluso, nuevas formas de violación de derechos laborales y explotación de trabajadores obligados a laborar en temperaturas extremas.

Todo interrelacionado con los impactos comprobados en ecosistemas marinos y terrestres, entre los que destaca la acidificación de los oceános que afecta toda la cadena alimentaria marina, el derretimiento de glaciares –que son fuente de agua potable y abastecimiento de sistemas agrícolas campesinos, entre otros; y la erosión de ecosistemas equilibradores como la Amazonia, por aumento de sequías y talas, ambas exacerbadas por expansión de monocultivos industriales en las sabanas que los rodean.

El informe afirma que "la naturaleza de los riesgos del cambio climático está cada vez más clara", lo que se suma a la certeza sobre sus causas, cuyos factores principales según el IPCC son el uso de combustibles fósiles, la gricultura industrial y el cambio de uso de suelos. Este último debido principalmente a la deforestación, avance de la frontera agrícola y erosión debida a megaproyectos extractivos y carreteros.

Si se aplican los porcentajes de usos de combustibles fósiles y cambio de uso de suelo a cada sector industrial, el sistema alimentario agroindustrial, dominado por unas decenas de trasnacionales, es con mucho el mayor causante del cambio climático, incluyendo la cría industrial de animales, semillas transgénicas, fertilizantes sintéticos, agrotóxicos, maquinaria, transportes, procesamiento, refrigeración, empaques, desperdicios, basura y venta en supermercados. Eso además de la injusticia de acceso a tierra y alimentos que conlleva este sistema y sus enormes impactos en salud.

Los datos del IPCC vuelven a mostrar que es necesario defender y fortalecer los sistemas alimentarios campesinos y locales, que son los que han creado la diversidad de semillas necesaria para enfrentar el cambio climático y los que pueden protegernos de la especulación de precios provocadas por acaparadores y por el comercio internacional. Pero también muestran que esos sistemas locales son los que reciben los peores impactos del caos climático, que se suman a las amenazas por avance del agronegocio, uniformización de semillas, contaminación transgénica, pérdida de territorios e imposición de leyes para privatizar las semillas.

El IPCC tiene una tarea difícil por la complejidad del tema, pero mucho más por la gravedad de la información que pone sobre la mesa, que debería llevar a cambios radicales en los modelos de producción y consumo industriales. Por ello es objeto de fuertes cabildeos y presiones. Proliferan desde empresas, gobiernos y hasta conservacionistas trasnacionales, las propuestas de falsas "soluciones", como mercados de carbono, mercantilización de las funciones de los ecosistemas como REDD y otros programas; y paradójicamente, más agricultura industrial, con semillas transgénicas y "resistentes al clima".

Otra falsa "solución" promovida por los grandes emisores de gases y científicos financiados por ellos es la manipulación climática o geoingeniería, que incluye creación de nubes volcánicas artificiales, fertilización oceánica, almacenamiento y captura de carbono a grandes profundidades, todas propuestas con altos impactos ambientales, económicos y sociales, nuevamente, desiguales y afectando peor a los más pobres. Los promotores de la geoingeniería se filtraron también en el IPCC, que en su primer informe en septiembre 2013, incluyó que pese a altos riesgos, la geoingeniería podría quizá bajar la temperatura, lo que motivó fuertes críticas. Este segundo informe, por el contrario, menciona los impactos que tendría la geoingeniería, como desequilibrar los regímenes de lluvia, aumentar sequías, empeorar la acidificación de los océanos, además de riesgo de usos bélicos y de ser una "amenaza moral", porque los países de altas emisiones la pueden usar como excusa para no hacer reducciones. (www.etcgroup.org/es/content/un-delegates-dodge-geoengineering-bullet-point).

La situación climática es grave e injusta y todas las propuestas de falsas soluciones empeoran ambas condiciones. Urge ir al cambio radical de sus causas, en lugar de aumentarlas, como sucede al promover más explotación de petróleo o la brutalidad devastadora del gas de lutita y fracking, o agricultura que produce más cambio climático, como los transgénicos".

por Silvia Ribeiro, Investigadora del Grupo ETC

La Jornada
8/4/2014

La biología como gobierno

DETERMINISMO BIOLÓGICO

El resurgimiento de los discursos sobre la "desigualdad natural" y el determinismo está relacionado con el retroceso político y el aumento de las desigualdades.

"El hombre es desigual biológicamente, nadie duda hoy que se heredan los caracteres físicos como la estatura, color de piel... y también el cociente intelectual. La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político, tampoco la de la autoridad, o de la actividad, o la del premio, o la de oportunidades, ni si quiera la económica. [...] Demostrada de forma indiscutible que la naturaleza, que es jerárquica, engendra hombres desiguales, no tratemos de explotar la envidia y el resentimiento para asentar tan negativas pulsiones la dictadura igualitaria. [...] La igualdad implica siempre despotismo y la desigualdad es fruto de la libertad". No, no me estoy alucinando. El más avispado rápidamente reconocerá la pluma y asomará en su mente un nombre; y reirá por no llorar. Para aquellos que todavía no lo tengan claro, decirles que estas palabras fueron escritas por Mariano Rajoy el 24 de julio de 1984 en el “Faro de Vigo” al realizar una crítica “cualificada” de una obra titulada “la envidia igualitaria”. Ahora comprendemos mejor lo que está ocurriendo, ¿verdad? Stephen Jay Gould denomina a estos momentos actuales en los que vivimos como “momentos de retroceso político” y escribía en 1996: “los resurgimientos del determinismo biológico se correlacionan con episodios de retroceso político, en especial con las campañas para reducir el del Estado en los programas sociales, o a veces con el temor de las clases dominantes, cuando los grupos desfavorecidos siembran cierta intranquilidad social o incluso amenazan con usurpar el poder”. Hay abundantes escritos sobre la relación entre la ciencia, en este caso el determinismo biológico que cita Gould, y que podemos leer y sentir en nuestro presidente, y la legitimación del poder. Por ejemplo, el historiador de la ciencia aragonés Mariano Hormigón y el ruso Sergey Kara-Murza, en 1990, escribían que “cualquier régimen político que pretenda lograr la más mínima estabilidad precisa demostrar su legitimidad, su correspondencia con ‘el orden natural de las cosas’, utilizando argumentos que sean convincentes para una parte de la población suficientemente grande”.

Gould identifica tres “momentos de retroceso político” en la reciente historia de EE.UU. que, por añadidura, podríamos situarlos en un contexto también global; a saber, el crac de 1929 donde las tesis del determinismo biológico triunfan en EE.UU, Alemania y Gran Bretaña, la década de los 70, donde se implementan los programas neoliberales y, (y este exclusivo de EE.UU) un tercer momento en la década de los 90. La historia va demandando incorporar un cuarto “momento de retroceso político”.

Creo, firmemente, que existe una dimensión que, pese a estar considerada en los debates actuales sobre las hipótesis que mejor explican la situación actual, no se le ha dado la importancia que tiene: el odio de clase; de aquellos que poseen cantidades ingentes de dinero, propiedad y poder, frente a los que todos los días batallamos con la vida. Nos hacemos un flaco favor si no entendemos bien esta perspectiva; si no entendemos que los que actualmente ostentan el poder no sienten ningún tipo de empatía frente a un desahucio, frente a un suicidio, frente al drama del paro, frente a las muertes en las fronteras del “paraíso”. ¡No sienten nada! No hay otra explicación posible a frases como “¡Que se jodan!” pronunciada por Andrea Fabra, diputada del PP e hija de Carlos Fabra, durante la convalidación del decreto que incrementaba las condiciones para acceder a la prestación por desempleo. Qué otra cosa que el racismo, la sensación de superioridad y el odio al pobre pueden llevar a decir al directivo de la multinacional Bayer, Marijn Dekkers, “No creamos este medicamento para los indios, sino para los occidentales que pueden pagarlo”. Esta frase contiene, condensada en ella, toda la lucha que deberemos de librar durante las próximas décadas: neo-imperialismo, los derechos de propiedad intelectual y el monopolio del conocimiento que suponen, la desigualdad social, la privatización de la sanidad (“occidentales que puedan pagarlos”), etc.

En una situación, que el politólogo Robert Jessop define como una transición del “Estado de bienestar keynesiano” al “Estado competitivo Schumpeteriano o Estado trabajista”, y que un mortal denominaría “retorno al esclavismo”, cabe dotar al proceso de una justificación, y esta no va ser otra que el “determinismo biológico”. La propia reforma de educación planteada por el ministro Wert encaja como anillo al dedo en este marco conceptual. Según lo que se conoce hasta ahora, los institutos pasarán a financiarse dependiendo del rendimiento escolar de los alumnos. Aquellos institutos con menores notas, recibirán menor presupuesto. ¿Alguien duda en que barrios se situaran estos institutos? Para ellos es la “envidia de la igualdad”, para nosotros es “un sueño de igualdad”.

Un fantasma recorre el mundo, es bigotudo y se esconde tras trajes, dinero, poder y corbatas".

Álvaro González Molinero
Es biólogo
diagonalperiodico.net    03/04/14

2 abr 2014

#SanchezTorresExplota

El 28 de febrero, después de 2 años y medio trabajando a destajo, Darío se encontró con un despido sin previo aviso. Su empresa, la carnicería Israel Sánchez Torres (Mercado de Chamberí) despedía a su único empleado.

La razón fue negarse a trabajar más de 10 horas diarias, casi 60 horas semanales, por las que cobraba menos de 800 euros/mes. Su jefe quería que trabajase 12 horas diarias de lunes a viernes, más 9 horas los sábados, por el mismo sueldo.

Debido a esto, un grupo de unas 20 personas hemos acudido al mercado de Chamberí a informar a los clientes y al resto de comerciantes de las prácticas de este personaje. Le hemos exigido que pague los más de 1000 euros que debe a Darío, pues sólo pagó la indemnización correspondiente a las horas que estaba dado de alta, negándose a pagar las trabajadas en negro y las vacaciones pendientes.

Este hombre ha llamado automáticamente a la policía, aludiendo actitudes violentas por nuestra parte, cosa que en ningún momento se ha producido. Lo único que hemos hecho es conversar y repartir cuartillas informativas,en todo momento con calma y sin ningún tipo de actitud desafiante ni intenciones violentas.

Sábado 29 de abril de 2014. Mercado de Chamberí, Madrid.
Sábado 29 de abril de 2014. Mercado de Chamberí, Madrid.

Algunas comerciantes nos mostraron su apoyo; otras sin embargo, nos increparon por perjudicar al mercado. No iba contra ellos, pero en todo caso, el responsable es Sánchez Torres y no nosotras. Al final, dos compañeras fueron identificadas. Pero la policía también pudo presenciar cómo algunas trabajadoras del mercado salían y se solidarizaban con su compañero Darío. 

Nos fuimos contentas, porque todo el mundo en el mercado se enteró de cómo se lo monta Sánchez Torres. Nos vamos contentas porque gente de diferentes colectivos (Apoyo Mutuo Ciudad Lineal, Asamblea de Apoyo Mutuo, Oficina Precaria y CSOA La Morada) hemos colaborado para que la acción se lleve a cabo con éxito.

Hemos montado una pequeña revolución en el mercado. Pequeña, pero revolución. Y sobretodo, nos vamos contentas por la valentía del compañero en denunciar públicamente su situación, por su decisión de luchar por lo que le corresponde. Y nos vamos contentas también por haberle apoyado en su lucha.

La semana que viene, en la reunión de conciliación laboral de Darío, veremos si Sánchez Torres rectifica y paga lo que debe. En caso contrario, seguiremos luchando.

#SanchezTorresExplota
marzo 30, 2014
Apoyo Mutuo Ciudad Lineal, Asamblea de Apoyo Mutuo, Oficina Precaria y CSOA La Morada