30 jul 2013

La sagrada corrupción

Hoy resulta prácticamente imposible hablar de ninguna institución estatal ni marco autonómico sin darse de frente con algún importante caso de corrupción.

Eso de que se trata de casos aislados y excepcionales, no cuela. Empezando por la propia Casa Real, pasando por altos y medianos Tribunales, gobiernos centrales y autonómicos, Confederaciones empresariales, grandes sindicatos y constitucionalísimos partidos y terminando por los más pequeños ayuntamientos, la corrupción es algo inseparable a la “marca España” (la “carca España” le llaman otros) que nos pretenden vender.

La corrupción hunde sus raíces en las propias esencias de la sociedad en la que vivimos. Cuando un sistema socio-económico está asentado sobre el ánimo de lucro, el individualismo y la competencia más descarnada y no en la cooperación, la solidaridad y el bien común, no es de extrañar que los codazos y zancadillas, las mentiras y falsedades y la prestancia para meter la mano en cualquier cajón o cepillo formen parte del paisaje diario. Que la puñalada al competidor sea liviana o mortal, el soborno de simple prebenda o compra completa de alma y conciencia y el pago a través de sobre o maletín, depende tan solo de las exigencias del negocio, que no de ley o moral alguna.

En el Estado español, aparte de estas razones de fondo, existen otras ligadas al régimen nacido de la Transición. Durante la Dictadura no era fácil distinguir dónde empezaba lo público y dónde lo privado, dónde la ley y dónde la arbitrariedad, dónde el negocio y dónde el estraperlo. Luego, tras el esperpento constitucional, siguió en pie aquella Monarquía que juró fidelidad a Franco y sus leyes y ahora se autodenomina constitucionalista, la Iglesia que todo lo bendijo y hoy mantiene casi todas sus viejos privilegios y la Banca que apoyó y se lucró con el dictador y luego lo hizo lo propio con el PSOE y el PP.

En el Estado español el fraude fiscal alcanza el 23,3% del PIB, del que el 72% corresponde a grandes empresas. Sin embargo, el 80% del trabajo de la Inspección de Hacienda persigue tan solo a los pequeños defraudadores: trabajadores, autónomos, pequeños empresarios,… Ocho de cada diez de las multinacionales españolas del IBEX-35 tienen al menos una sociedad domiciliada en paraísos fiscales, desde donde se opera libremente sin pagar apenas impuestos ni estar sometido a control financiero alguno.

Todo lo anterior, evidentemente, no podría hacerse sin la existencia de un alto nivel de complicidad activa o pasiva por parte de un importante número de altos cargos políticos y ministeriales, así como de la necesaria colaboración de toda una red de banqueros, notarios, registradores y demás honradísimos profesionales de fe pública. Algo de esto debía tener en mente el ex fiscal anticorrupción del Estado, Luis Pastor, al afirmar que “los paraísos fiscales están en el Paseo de la Castellana”, lugar donde se ubican los grandes bancos españoles y desde donde éstos ofrecen a sus principales clientes cauces y medios para salvar sus dineros de controles e impuestos.

El guante de seda de la Administración en el trato a todas estas prácticas es evidente. Recientemente, la Asociación de Inspectores del Banco de España afirmaba que “se ha actuado de un modo excesivamente suave en relación con las infracciones…” añadiendo que “la forma habitual de reacción –del Banco de España- ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado”.

El papel en todo esto de los principales partidos políticos –PP y PSOE-, es también determinante. No sorprende por ello que el Grupo de Estados contra la Corrupción  del Consejo de Europa (CRECO) haya suspendido al Estado español por no haber cumplido ninguna de sus recomendaciones sobre información, transparencia, dependencia bancaria…, en relación a la financiación de los partidos políticos. La responsabilidad de éstos en el tema de la corrupción es tan evidente que desde hace ya años todas las encuestas del INE señalan a la clase política como el tercer motivo de preocupación de la ciudadanía y un 95% de ésta añade que “los partidos tienden a tapar y proteger a aquellos de sus militantes corruptos en vez de denunciarles y expulsarles”.

La actuación del propio poder judicial en la persecución y castigo de estas prácticas queda muy por detrás de lo que se necesita. Que todo un presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, tan recto y piadoso él, fuera descubierto montándoselo en plan kuwaití, en Marbella, con cargo a los presupuestos públicos y ahora se sume a eso que el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, ha ocultado su afiliación al PP, es algo que clama a todos los cielos. Que el Gobierno del PP acopte posturas comprensivas con estas prácticas sin que ninguno de los dos super presidentes haya sido enviado a galeras, es tan solo la guinda que le faltaba al pastel de esta gran desvergüenza institucional.

En esa misma medida, que el Tribunal Supremo haya acordado días atrás que no es delito alguno la creación en la antigua Caja de Ahorros de Navarra de un órgano no estatutario, secreto y sin funciones, del cual cobraban suculentas dietas la presidenta del Gobierno de Navarra y demás cuadrilleros de UPN por cada una de las reuniones que ellos mismos amontonaban en una misma mañana y en las que no se trataba tema concreto alguno, tan solo pone de manifiesto el hecho de que tanto la ley argumentada, como el Tribunal argumentador y el propio Estado “de Derecho” que cobija a ambas son herramientas inútiles para perseguir este tipo de prácticas corruptas.

Por todo ello, ante la próxima comparecencia de Rajoy en el Congreso, lo principal no son los sobres, sobresueldos y dobles contabilidades. El problema es el propio modelo del Estado español en el que la corrupción se ha convertido en fuente del Derecho, legislación básica y programa de gobierno.

Mientras todo esto ocurre, en Euskal Herria, por encima de nuestras propias mayorías políticas, sindicales y sociales, Madrid nos está imponiendo, una tras otra, reformas laborales, recorte de las pensiones, LOMCE…. El régimen actual nos arrastra más que nunca a la ruina económica, política, social y, hoy también, moral. Euskal Herria debe cortar amarras con este buque a la deriva y emprender su propio camino hacia la soberanía.

por Sabino Cuadra Lasarte
Lunes, 29 de Julio de 2013

29 jul 2013

¿Es usted de UPyD?

Rosa Díez pide a Monago que no se ponga "chulito" y explique por qué baja el IRPF
Rosa Díez, en el Congreso con el portavoz de CiU, Duran i Lleida.

Aunque estoy convencida de que hay millones de españoles que saben con certeza que no son de UPyD, no me sorprendería que, como ha dicho Rosa Díez, hubiera otros tantos millones que no supieran que lo son o si lo son o no lo son. Lo realmente sorprendente sería que lo supieran, porque, desde luego, entender algo de lo que UPyD propone (o no) entraña grandes dificultades. Imagino que sus electores y militantes deben estar acostumbrados a internarse en tortuosas investigaciones a fin de extraer alguna conclusión sobre la posición política propia que les deje dormir tranquilos. Ser o no ser.

Yo misma, quizá en algún momento en que he sido, inconscientemente, de UPyD, me he dedicado a dilucidar algunas de sus propuestas. Por ejemplo, en uno de sus últimos juegos de prestidigitación, UPyD decidió rechazar el Pacto anti-ley Wert por tratarse de una declaración de intenciones que no podía realizarse en el presente (¿), y porque el acuerdo en el desacuerdo no era un acuerdo que pudiera superar sus desacuerdos con los nacionalistas (periféricos, se entiende, porque ya se sabe que hay un nacionalismo malo y otro bueno, y el periférico es de los malos). Yo deduje entonces que su desacuerdo con los nacionalistas era mucho mayor que su desacuerdo con la contrarreforma educativa del PP, pero nunca he podido confirmarlo. También creí vislumbrar esta cercanía con el PP cuando UPyD afirmó que el copago sanitario no le parecía una mala idea. Lo sé. Que no sea una mala idea, no significa que sea buena. Sin duda, estos enigmas forman parte de ese deporte de riesgo en el que consiste ser de UPyD sin saberlo. Y, acaso, ¿no fueron los magentas los que, junto con CIU y el PP, evitaron que se revisaran los beneficios fiscales de los que disfruta la Iglesia? Nunca me quedó claro porqué. Yo estaba convencida de que, como dice Rosa Díez, las viejas instituciones están en crisis y han de ser superadas, pero la Iglesia no debe ser tan vieja.

Y lo peor de todo es que a esto ya debería estar acostumbrada porque han sido muchas las ocasiones en las que Rosa Díez ha declarado que su partido no era de derechas, ni de izquierdas, e, incluso, ha llegado a añadir que tampoco era socialdemócrata, aunque ella sí que lo era. Por lo visto, la pareja de baile no es lo que importa, sino la música que se baila, que, en este caso, es la de la política y la regeneración democrática (¿). Esto no he llegado a entenderlo en ningún momento, ni siquiera por aproximación.

Lamentablemente, me pasó lo mismo hace unos meses cuando intenté buscar una respuesta clara entre los diputados de UPyD a la cuestión del aborto, la violencia de género, o la “fiesta” de los toros. Bien es verdad que Toni Cantó no ayuda, si de claridad se trata, pero hay que reconocer que introduce elementos de performance que refuerzan y adornan el (no)discurso pretendidamente postmoderno del ignoto universo de UPyD. Ahí está su granito de arena, y no es poco.

Y, bueno, reconozco que me dejó estupefacta otra de las líneas abiertas (abrir se les da bastante mejor que cerrar, eso sí) por el partido “magenta”. UPyD propuso penalizar el negacionismo de los delitos de ETA y de los del franquismo pero se abstuvo en todas las votaciones en las que se planteó la investigación de estos últimos. Y eso que lo tenía bien fácil porque es algo que ha exigido Amnistía Internacional, la Asociación Española para el Derecho Internacional o la Plataforma por la Comisión de la Verdad, integrada por más de cincuenta asociaciones, además de un buen número de partidos políticos en diferentes sedes. Yo, ingenua, siempre pensé que era difícil o, cuando menos, ilegítimo, penalizar la negación de lo que no se conocía, pero seguramente he pecado de exceso de racionalismo. ¿Por qué sería que UPyD se negó a apoyar que nuestro significado 18 de julio figurase como día de condena al franquismo? Soy un mar de dudas.

En fin, ya es sabido que hay discursos construidos para no ser entendidos, discursos fragmentados en los que se renuncia de forma “total” a una visión “total”. El de UPyD debe ser uno de esos. El problema es que así como en arte o, incluso, en filosofía, estos discursos han sido deconstructivos y críticos, en política suelen orientarse a generar adhesiones impulsivas de corte populista. ¿Lo sabrán (consciente o inconscientemente) los de UPyD?

Como bien sabe Rosa Díez, y no cesa de repetir, en un momento como éste, en el que la descomposición del bipartidismo es evidente, ser minoría parlamentaria puede ofrecer una ventaja estratégica indudable, pero quizá olvida que formar parte de una minoría o de una mayoría no dice nada de la legitimidad de una propuesta. La legitimidad no es cosa de números, sino de argumentos, y para ser legítimos, los argumentos, además de ser comprensibles y razonables, tienen que ser buenos. Basar la legitimidad de un programa en el simple hecho de no ser PPSOE es radicalmente absurdo, especialmente, si hablamos de un programa ambiguo orientado a la desesperada captación de votos. Siempre es bienvenido que se nos señalen los errores cometidos por los partidos históricos, pero esto no exime a nadie de la necesidad de demostrar que su programa es mejor.


Lo cierto es que estos partidos “atrapalotodo”, ‘desideologizados’ y pragmáticos han existido siempre, y no tienen nada de novedosos. De hecho, es esta forma de hacer política la que resulta caduca por completo, y es esta misma la que ha contribuido, además, a ese deterioro de las instituciones al que tantas veces alude UPyD. La tesis del “fin de las ideologías”, vulgarizada en su momento por ese gran “humanista” llamado Fukujama, no sólo no fue nunca empíricamente contrastada, un auténtico error histórico, sino que pretendió ser la simple sustitución de una ideología por otra, abiertamente más retrógrada y conservadora. Conviene tenerlo en cuenta.

María Eugenia R. Palop  
28/07/2013

25 jul 2013

La falacia de la investigación rentable

Mucho se ha escrito estos días sobre la situación financiera del CSIC, que su propio Presidente Emilio Lora-Tamayo, llegó a calificar de catástrófica. En efecto, las declaraciones del Presidente CSIC en la reunión anual con los directores de institutos y centros de investigación, la resolución de apropiación de remanentes por la entidad, y la rueda de prensa del pasado 9 de julio, augurando un cataclismo si no se recibían los 75 millones que la entidad necesita, ha desatado un gran conmoción, como comentaba hace unos días en esta entrada.

El revuelo ha generado a su vez un gran debate. Mientras que muchos se posicionan a favor de que el Gobierno rescate al mayor organismo científico español y han contribuido con su firma en una campaña online, otros consideran que el CSIC debe ser capaz de generar sus propios recursos y no necesitar apoyo público. Estos últimos sostienen que solamente se debe llevar a cabo investigaciones que sean económicamente rentables. Es decir, aquellas investigaciones que tengan una aplicación directa y que generen un beneficio económico a las empresas o instituciones que se beneficien de ellas.

En muchos casos, este tipo de afirmaciones se deben al desconocimiento sobre el funcionamiento de la ciencia y de la generación de conocimiento científico, a lo que ha contribuido en gran medida la confusión generada por la equiparación de los términos investigación e innovación, sobre todo en España, con la consabida “i” minúscula del I+D+i. Es lo que se ha dado en llamar la “falacia de la investigación rentable”, como se explica magníficamente en este blog y que puede resumirse en el ejemplo del iceberg: para que una investigación sea finalmente rentable, es necesario haber realizado anteriormente muchas otras que no lo han sido y que probablemente nunca saldrán a la superficie. De hecho, muchas de ellas habrán obtenido resultados negativos.

IcebergQ1

Infinidad de veces, para obtener descubrimientos científicos realmente rentables, es necesario realizar investigaciones previas, de las que muchas veces se desconoce ya no solo su rentabilidad, sino su utilidad. A este respecto, es conveniente recordar las palabras de Santiago Ramón y Cajal: «Cultivemos la ciencia por sí misma, sin considerar por el momento las aplicaciones. Estas llegan siempre, a veces tardan años, a veces siglos». Por tanto, siguiendo el consejo de Ramón y Cajal, el hombre debería hacer ciencia por el mero hecho de generar nuevo conocimiento, sea éste rentable económicamente o no.

En el modelo económico actual, parece evidente que la ciencia tiene que estar al servicio de la economía, porque tiene que servir como “motor de crecimiento” y cimentación de la competitividad, y nos lo repiten hasta la saciedad, incluso aquellos mandatarios, que teniendo responsabilidades políticas, son incapaces de hacer una apuesta firme por la investigación y el desarrollo. Sin embargo, y aunque sea cierto que la I+D puede dar réditos económicos, no debe ser planteada exclusivamente en esos términos. La ciencia es consustancial al desarrollo humano en cuanto a sujeto económico, pero también en cuanto a sujeto social y cultural. La ciencia es la traslación práctica de la curiosidad humana y como tal debe ser apoyada por la sociedad, con independencia de los efectos económicos que eso tenga, porque hacer ciencia, es decir, satisfacer nuestra curiosidad generando conocimiento, nos hace más humanos.



Carl Sagan, en su libro “El mundo y sus demonios” se pregunta por qué debe ser subvencionada la curiosidad, y aporta algunos ejemplos ilustrativos de investigaciones que en un principio no tenían aplicación alguna y que difícilmente podían ser rentabilizadas. Maxwell no pensaba en la radio, el radar y la televisión cuando garabateó por primera vez las ecuaciones fundamentales del electromagnetismo. Newton no soñaba con el vuelo espacial o los satélites de comunicación cuando entendió por primera vez el movimiento de la Luna. Un tal señor Fleming comunicó su descubrimiento sobre la penicilina en 1929, pero hasta la II Guerra Mundial la comunidad científica creyó que la penicilina sólo sería útil para tratar infecciones banales. También hay ejemplos de científicos altruistas aunque sus investigaciones les costarán la vida. Marie Curie y su marido Pierre descubrieron varios elementos radiactivos, pero no quisieron lucrarse con ellos y se negaron a patentarlos, cediendo su conocimiento a la sociedad.

Como vemos, las grandes aplicaciones que cambian nuestra forma de vida surgen casi siempre de investigaciones que inicialmente parecían no tener ninguna aplicación práctica. Pretender que sólo se haga ciencia con rentabilidad económica a corto plazo es como pedir que sólo se contraten científicos capaces de ganar el premio Nobel.

Javier Sánchez Perona (@Er_Pashi)
Científico Titular del CSIC y miembro de Ciencia Con Futuro
Publicado en julio 24, 2013 de cienciaconfuturo

Un nuevo récord en las emisiones de CO2 que ya no podemos ignorar

Por primera vez en al menos 800.000 años, la concentración de este gas de efecto invernadero ha superado la marca de las 400 partes por millón. Cuantos más gases se emitan mayor será el incremento de la temperatura, y mas difícil, si es que posible, detener el calentamiento

En el entorno remoto de las islas Hawái, en medio del océano Pacífico y alejado de toda fuente importante de contaminación, desde hace algo más de medio siglo se viene midiendo en el observatorio de Mauna Loa con precisión la concentración atmosférica de dióxido de carbono. A 3.000 metros de altitud, es la estación más antigua que, interrumpidamente, ha venido midiendo esta variable tan importante de nuestro planeta. El 7 de mayo de 2013 entrará en la historia de la humanidad y del planeta porque, por primera vez en al menos 800.000 años y puede que desde el Plioceno (hace de casi tres millones de años),  la concentración de este gas de efecto invernadero ha superado la marca de las 400 partes por millón (ppm). Hace unos 200 años, cuando se inventó la maquina de vapor, estábamos en 280 ppm.


Muy pocas personas son los que aún viven que, al nacer, hubieran respirado aire por debajo de 300 ppm. Casi todos hemos vivido ya en esa centena. Y, desde luego, nunca nadie ha vivido un cambio de más de 100 ppm a lo largo de su vida. Es más, un cambio de esta magnitud y rapidez es totalmente excepcional en la historia reciente de nuestro planeta. Y, lo que es peor aún, de no detener las emisiones, quienes ahora nacen y empiezan a respirar aire de 400 ppm es probable que, al final de su vida, respiren aire de 600 e incluso muchas más ppm.

El dióxido de carbono es un gas inocuo para nosotros en este nivel de concentraciones; sin embargo, es un gas que tiene efecto invernadero. Es este gas, junto con otros pocos gases y vapores, son los que hacen que Ia Tierra sea un sitio calentito, sin grandes extremos térmicos en la mayor parte de su superficie, lo que ha permitido la vida tal como la conocernos, incluida nuestra propia aparicion como especie Homo sapiens. Liberar dióxido de carbono a la atmósfera hace que el clima se caliente. Y el calentamiento del clima no es un asunto baladí.

Todos, de una manera u otra, dependemos del clima del lugar en el que habitamos. Cambiar el clima es, en última instanciar cambiar el funcionamiento de todos los ecosistemas de los cuales dependemos para nuestro sustento y bienestar; es cambiamos a nosotros mismos.

Puede que muchos piensen que el cambio climático será algo del futuro, pero no es verdad. Está con nosotros desde hace tiempo. Muchos han o hemos sufrido sus efectos, y muchos más los seguiremos sufriendo, tanto más cuanto mayores sean las emisiones. Puede también que muchos piensen que tenemos tiempo para reaccionar, pero están confundidos. Cuantos más gases se emitan mayor será el incremento de la temperatura, y mas dificil, si es que posible, detener el calentamiento. Si queremos que el clima no se caliente más alla de 1,5ºC, como piden muchos países en desarrollo en el marco de las Naciones Unidas, hay que empezar desde hoy mismo a reducir las emisiones.

De no hacerlo y continuar como hasta ahora, en 2030 esta meta será ya inalcanzable. Para hacerla posible, habría que disminuir drásticamente las emisiones a tasas que ponen nuestra propia capacidad, y no digamos nuestra voluntad, en un durisimo aprieto. No hay acuerdos en el horizonte para conseguir tal meta. Pero, lo que es peor, no se necesitará mucho más que otra década para hacer imposible la meta de evitar que el planeta se caliente por encima de 2°C, objetivo que han acordado otros muchos países por entender que superar esa cifra supondría una interferencia peligrosa sobre el clima. Inalcanzable significa que no podremos evitarlo y que la alteración que se produzca continuará durante siglos. El tiempo apremia como quizás pocos llegan a concebir.

El 7 de mayo de 2013 habrá sido un mal día para toda la humanidad, pues evidencia que los deseos de los gobiernos del mundo no se corresponden con la tozuda realidad de que las emisiones no disminuirán si no se adoptan las decisiones oportunas. Esta frontera no debió cruzarse nunca. Como en tantas otras cosas, la ciencia, aun con sus limitaciones, hace ya mucho tiempo que dio la voz de alarma. El mensaje era correcto v, con el tiempo, no ha hecho sino incrementarse. Pero los humanos reaccionamos mal ante lo imprevisto y preferimos aceptar la duda que, en no pocas veces, algún mercader siembra, antes que hacer lo necesario para evitar el mal que, sin lugar a dudas, todos querríamos evitar; eso sí, a poder ser, sin coste.

Pero eso no es posible. Detener el calentamiento tiene un coste, pero este es mínimo y más pequeño, mucho más pequeño, que los daños que se derivaran de no hacerlo. Es en días como este, que serán recordados durante siglos, cuando debemos exigirnos a nosotros mismos un poco de reflexión, un alto en el camino, para recapacitar sobre lo que es verdaderamente importante y decidir que “si queremos, podemos”. Tú decides.

— José Manuel Moreno Rodríguez, Catedrático de Ecología en la Universidad de Castilla La Mancha y autor revisor en el IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) de la ONU.
12/05/2013

18 jul 2013

No es el Partido Popular, es el sistema

Todas las condiciones parecen estar dadas para una revolución social... menos una

Cada día que transcurre la situación política de Mariano Rajoy se torna más comprometida. La imagen que ofrece el presidente del Gobierno español es la de un personaje que, atrapado en un barrizal de arenas movedizas, se hunde más en la medida en que se mueve para liberarse.

El periódico "El Mundo", que dirige un hombre próximo a la extrema derecha del PP, se ha convertido en el peor enemigo del presidente del gabinete ultraconservador. Las revelaciones que han aparecido en las primeras planas de este rotativo no son solamente la expresión de los buenos contactos que mantiene su director, Pedro J. Ramírez, con áreas privilegiadas del Poder. Ponen de relieve que no nos encontramos ante los resultados de una inocente investigación periodística sino también ante una operación política de gran envergadura. Los perseverantes ataques a la cabeza del Ejecutivo parecen situarse en la línea de intentar promover desde un sector de la derecha una alternativa de recambio a un sistema monárquico que se está cayendo a trozos, cuarteado por las contradicciones inherentes a su propio origen.

Las últimas revelaciones del periódico "El Mundo", publicadas hoy [por ayer] lunes 15 de Julio ponen de manifiesto que la radiografía del Poder se parece más a un fotograma de la película "El Padrino" que a una Administración del Estado. No se trata, por otra parte, de un fenómeno nuevo, propio de tiempos de crisis. En las tres últimas décadas han tenido lugar, periódicamente, situaciones tan o más bochornosas que éstas, tanto con los gobiernos del PP como con los del PSOE. Sin embargo, su difusión social estaba restringida por los límites de la autocensura y la inexistencia de medios masivos como Internet, pero también porque el grado de descomposición y las contradicciones del sistema no alcanzaban los niveles actuales. Es igualmente cierto que la crisis económica ha multiplicado por mil la sensibilidad social y aumentado hasta el infinito la irritación de las masas. Pero haríamos mal en olvidar que lo que hoy sucede es sólo la última secuencia de un proceso iniciado hace más de tres decenios, nacido con el "consenso" que hizo posible la operación que recambió la dictadura franquista por la Monarquía borbónica.

"Si hablas, tu mujer irá a la cárcel. Si callas, Alberto Ruiz Gallardón será destituido en el último Consejo de ministros antes de las vacaciones y tu tema será archivado en septiembre por nulidad", le prometían hace unos días a Luis Bárcenas, el hombre que durante más de 20 años fuera "capo di tutti capi" de la cúpula del PP. El que hizo esta oferta de omertá - según informa la edición de este lunes 15 de julio del periódico "El Mundo" - fue Javier Iglesias Redondo, abogado de Álvaro Puerta -el correveidile que en una caja de puros disimulaba los sobresueldos que distribuía entre los dirigentes del Partido Popular-. El ultimátum se lo espetaron a Luis Bárcenas en la cárcel de Soto del Real hace justamente una semana. No se trataba de una oferta gratuita. Iglesias Redondo iba, según dijo, en representación de la dirección del PP. Pero no fue él el único al que la cúpula de la organización ultraconservadora encargó la misión de transmitir este mensaje a Bárcenas. Una propuesta similar le planteó Miguel Durán, el inocente y mediático "cieguito" de la ONCE, hoy abogado defensor de alguno de los inculpados en la trama Gurtel. Así es como andan las cosas.

Desde la perspectiva del análisis político y social sobre lo que está sucediendo, lo que resulta más dramático es que aquella "izquierda" que reclama durante los periodos electorales una difusa y confusa "rebelión", parece incapaz de desprenderse definitivamente de los vicios de origen contraídos con su complicidad en la construcción del sistema político vigente. Está inerme y sus ilusiones están cifradas en los votos que va a recibir de su maltrecho hermano mayor el PSOE. Pero, ¿para qué sirven los votos si no están respaldados por la voluntad y la conciencia política de revolucionar la sociedad?


La "otra izquierda", la situada en los extrarradios de las instituciones, ni acaba de articularse ni tampoco ha tenido tiempo de clarificar cuál debe ser su lugar en el ámbito de acción política. Y todo ello se produce justo en el "minuto histórico" en el que todas las condiciones parecen estar dadas para una revolución social. Menos una, la existencia de una organización política con arraigo popular que arramble con el edificio de una superestructura cuarteada por sus propias inmundicias.

x Editorial de Canarias-semanal.org
17/7/2013

¿A qué temperatura arde Rajoy?

Rajoy afirma que la mayoría de pensionistas ganará poder adquisitivo este año

Si el otro día hablábamos de la resistencia del PP a la radioactividad (1), hoy vamos con la calidad ignífuga del presidente. Todos dicen que se está achicharrando estos días con las revelaciones de Bárcenas, y a la vez se preguntan cuánto tiempo más podrá seguir ardiendo, y se admiran de que a estas alturas no sea ya un montoncito de ceniza, tras varios meses en el crematorio Bárcenas.

El secreto de la resistencia a Rajoy al fuego es que ya ha desarrollado callo, se le ha curtido la piel. Es el resultado de una década sometido a altas temperaturas, pues si repasamos la biografía política de Rajoy veremos que lleva diez años sin apenas salir de la hoguera. Unas veces con brasas, otras con llamaradas, pero no ha dejado de estar expuesto al fuego en todo ese tiempo.

Desde que asumió la gestión del desastre del Prestige a finales del 2002 y acabó de chapapote-plastilina hasta las cejas, Rajoy ha ido encadenando un marrón tras otro, como si tuviese un imán para la desgracia.

Fue elegido candidato, sí, pero tuvo que aguantar el peso del dedazo durante mucho tiempo, y el aliento constante de quien pronto pareció arrepentirse de haberlo designado. Después se comió una derrota electoral aliñada con la escandalosa manipulación de los atentados del 11-M, y a partir de ahí tuvo que atravesar el desierto de la oposición con los suyos tirándole piedras, incluida esa misma prensa que hoy dispara a matar.

Cuando parecía que empezaba a levantar cabeza y consolidaba su liderazgo, se destapó la Gürtel, otra hoguera que lo fue horneando durante meses al ritmo de las revelaciones judiciales, policiales y periodísticas. La panda de Don Vito y el Bigotes, el amiguito del alma con sus trajes pagados, los imputados que se resistían a largarse, el tesorero del que nadie podría probar que no era inocente. Tuvo que poner tantas veces la mano en el fuego que no extraña que hoy la siga poniendo sin pensar, pues ya ni tiene sensibilidad de las veces que se la ha quemado.

Así llegó Rajoy, con quemaduras por todo el cuerpo, a las elecciones de 2011. Ni la victoria pudo celebrar, pues su triunfo fue más bien por incomparecencia del adversario, y encima recibía un país en sus momentos más bajos. A partir de ahí, una sucesión de incendios que no le han bajado la temperatura ni un solo día: incumplimiento de programa, sapos tragados en crudo, rechazo ciudadano, rescate bancario, gobierno teledirigido por la Troika. Y por fin el caso Bárcenas, que no ha dejado de subir grados desde principios de año.

Así contados, los últimos diez años de Rajoy dan hasta pena. Un desgraciado, un gafe, un pupas. Desde su punto de vista tal vez lo vea como una forma de ganarse el cielo, un camino de santidad. Pero hay que reconocerle que de todos esos tropiezos se ha levantado, y el de ayer no era el primer día en que hacíamos porras excitadísimos sobre cuántos días le quedan en el cargo. Ya hubo otros momentos en que nadie daba un duro por él, y ahí sigue, abrasado pero en pie. Su lema, que lleva tatuado en el pecho, ya lo conocemos, se lo envió por SMS a la mujer de Bárcenas: “al final la vida es resistir”.

¿Significa que el presidente es ya ignífugo, que es un puro callo y aguanta lo que le echen, incluidas llamaradas como las que ayer le disparó Bárcenas con el lanzallamas? ¿Seguirá ardiendo impasible, aunque el pestazo a carne quemada recorra el planeta, asombrando a los medios extranjeros? No. Más bien significa que hace falta algo más, que solo con leña de sumarios judiciales, portadas periodísticas y acciones parlamentarias no caerá este árbol, por mucho que esté podrido por dentro y carbonizado por fuera.

Hace falta algo más, no esperar a que actúe la ley de la gravedad. Tendremos que empujar, salir a la calle, dejarle claro que estamos hartos, que no aguantamos ni un minuto más un presidente calcinado, un gobierno en llamas, un partido en descomposición y una democracia fallida. Si no empujamos, ya les digo yo que Rajoy no cae.

(1) http://www.eldiario.es/zonacritica/Barcenas_boton_nuclear_PP_6_149145096.html

Isaac Rosa
15/07/2013

16 jul 2013

En Europa y EEUU, hay miedo a cómo puede terminar el asunto Bárcenas

Página web de BBC News en la tarde del lunes.
Página web de BBC News en la tarde del lunes.

No se sabe a qué inversores internacionales habrá consultado Luis de Guindos para afirmar que no detecta inquietud alguna en esos medios tras las últimas revelaciones del asunto Bárcenas. Pero los periódicos que suelen formar la opinión en esos ambientes tienen una impresión muy distinta de la del ministro: están convencidos de que el escándalo ya ha limitado, y limitará aún más, la capacidad de maniobra del Gobierno para actuar contra la crisis económica y están convencidos de que eso terminará, más bien pronto que tarde, por reflejarse en los mercados: tanto el Financial Times como el Wall Street Journal, los dos diarios que más se leen en el mundo de los negocios, vaticinan que la prima de riesgo española está llamada a subir.

Esto ha escrito el Financial Times –que ha seguido puntualmente y de forma extensa todas las novedades que han surgido en las últimas semanas en torno al caso Bárcenas– en su edición del lunes, en la que se daba por hecho que el extesorero del PP iba a confirmar al juez Ruz sus recientes declaraciones a El Mundo: "Eso debilitará aún más la posición del Gobierno, cuando sus principales ministros se esfuerzan desesperadamente por convencer a los votantes y a los inversores extranjeros de que la largamente golpeada economía española está empezando a salir del agujero".

Las informaciones en torno a Bárcenas han tenido un importante reflejo en los diarios de referencia de toda Europa. El tono ha sido generalmente comedido. Particularmente en los diarios alemanes, que, sea cual sea su color, no parecen desear que el escenario político europeo estalle a sólo dos meses de las elecciones germanas. Y deben tener claro que una crisis de ese tipo en España tendría efectos mucho mayores y trascendentes que la recientemente ocurrida en Portugal que, no obstante, ha inquietado bastante y agudizado las dudas sobre la capacidad de la política oficial europea para salir de la recesión.

Le Monde, un diario generalmente moderado en sus valoraciones, ha sido menos pacato y ha llegado al punto de utilizar el grito que se ha oído en una de las últimas manifestaciones sobre las preferentes –"Esto es la cueva de Alí Babá"– como titular de un largo artículo sobre el caso Bárcenas, uno de los varios que el diario francés ha dedicado al asunto en las últimas dos semanas.

Ningún analista ha hecho pronósticos tremendistas sobre lo que puede ocurrir en el escenario político español a corto plazo. Para todos ellos está claro, y se ha subrayado con profusión, que la sólida mayoría parlamentaria del PP impide que presiones políticas externas fuercen una crisis de gobierno, y aún menos la dimisión de Rajoy. Pero la percepción es que el problema va bastante más allá de eso. El más claro, y más duro, al respecto ha sido el New York Times que en su primera página del 12 de julio titulaba: "La verdadera crisis española es el vacío de liderazgo".

El artículo añadía: "El resultado (del asunto Bárcenas) es menos una crisis para Rajoy –aunque esté resultando muy dañado en los sondeos– que para España, para su moral nacional y para la credibilidad de sus instituciones". El Financial Times ha hablado de "ruptura política" y analistas de ese diario, así como del New York Times y del Wall Street Journal, entre otros, creen que en el terreno económico la consecuencia directa del escándalo es que éste será la prioridad del Gobierno, dejando en muy segundo lugar su acción contra la crisis. Casi todos ellos opinan que eso está ocurriendo ya –el hecho de que De Guindos tenga que hacer las declaraciones citadas más arriba así lo confirma, porque ese no es, ni mucho menos, su papel–, pero todos temen que va a seguir ocurriendo en el futuro, porque tienen bastante claro que el escándalo seguirá estando aún durante muchos meses en las primeras páginas.

Finalmente, y para contextualizar lo anterior, la impresión de los expertos más creíbles es que la crisis no cede: los pronósticos de la mayoría de ellos se acercan más al pesimismo expresado por el FMI –que la semana pasada ha dicho que el crecimiento económico europeo volverá estar cerca del cero en 2014– que a las buenas intenciones de otras fuentes. Y, al tiempo, sigue viendo negros nubarrones ciñéndose sobre el horizonte financiero europeo. No sólo porque la posibilidad de la unión bancaria en la eurozona aparece cada vez más lejana, sino porque la situación de los bancos europeos –incluidos los españoles– preocupa cada día más: entre otras cosas porque la recesión misma ahonda más los agujeros que tienen en sus cuentas. "Que Mario Draghi ha anunciado que los tipos de interés seguirán muy bajos todo el tiempo que haga falta quiere decir que el presidente del BCE es más pesimista que yo sobre la marcha de la economía europea. Y yo creía que eso no era posible", ha escrito Wolfgang Munchau en el Financial Times.

Carlos Elordi
15/07/2013 

9 jul 2013

Esta exclusiva de todos es

Esta democracia es tan limitada que hasta la filtración de la contabilidad “A” del partido en el gobierno debería ser noticia. Tener acceso a estos datos de entidades que, además de hacer las leyes y ejecutarlas, reciben enormes cantidades de dinero público debería ser lo normal. Pero ya sabemos que lamentablemente no es así.

Entre otras muchas cosas, si las donaciones que aparecen en los datos liberados por Anonymous sobre la contabilidad del PP se contrastan con adjudicaciones y cambios legislativos, se podría hablar de una corrupción estructural que explicaría por qué los gobiernos que hemos tenido hasta ahora han estado tan descaradamente al servicio de las élites.

En los documentos también aparecen las abultadas deudas con los bancos, entregas de dinero a medios de comunicación y un montón de maneras más de entender por qué la transparencia no la quieren ver ni en pintura.

Además hay que tener en cuenta que, en el caso que nos ocupa, el PP había negado conservar los datos anteriores a 1995 tras el requerimiento del juez Pablo Ruz dentro de la investigación sobre los papeles de Bárcenas y en la realización de su tan cacareada auditoría interna.

Los datos entre 1990 y 1995 han pasado de no existir, según la versión del partido en el gobierno, a estar ahora mismo en el disco duro de un montón de gente. Sólo por esto parece evidente que estamos ante una noticia de calado.

Son las 23:00h y darse un paseo por las webs de los periódicos que hasta ahora se reparten las exclusivas sobre el caso Bárcenas es bastante sorprendente.

El País y el Mundo no dicen absolutamente nada al respecto.

Unas horas antes, los telediarios de La Sexta, Antena 3 y TVE tampoco hacen ninguna mención.

Es gracioso que sí aparezcan las declaraciones de Cospedal asegurando esta mañana que la contabilidad de PP “la conoce toda España”. En el momento de decirlo era mentira, como siempre, pero después de la filtración tiene algo más de verdad. Ya sólo nos falta la “B”.

En alguno de estos telediarios y en las portadas digitales de ambos periódicos sí se ve a Snowden, quizás porque las filtraciones de ultramar preocupan menos. Es evidente que es un tema importante, no digo lo contrario, pero sin grandes novedades hoy.

Quizás conviene recordar también las nimiedades que se han publicado respecto al ex-tesorero del PP para ponerle contexto al silencio de hoy y para esto no hay mejor ejemplo que aquellos presos que a la salida de Soto del Real decían que era un tío de puta madre, un delincuente de lo más campechano.


El vídeo de La Sexta del que está tomado el pantallazo fue publicado por El País y El Mundo. Aquello si que era un notición y no que el gobierno diga que no existen unas cuentas y de repente te las puedas bajar desde Pirate Bay.

Es un silencio muy difícil de entender si tenemos en cuenta el tiempo y el espacio que le dedican algunos de estos medios a los escándalos de financiación del PP.

¿Tendrá que ver con su calculada gestión de las exclusivas y la pérdida del monopolio de la filtración?

Acostumbrados a publicar pensando en las ventas y en intereses que se nos escapan, dejando en segundo plano el derecho a la información, de repente se encuentran con que toda esta jugosa información está a disposición de todo el mundo.

Y que, además, la gente está sorprendentemente dispuesta a tragarse ese enorme volumen de datos para hacer de manera colaborativa la auditoría que ninguna auditora quiso hacer.

Sin intereses de por medio, por principios y con la única intención de vislumbrar cómo funciona esta basura de sistema.

Vamos, que están dispuestos a hacer gratis y sin cortapisas lo que debería ser el trabajo propio de los medios de comunicación, ese al que parecen haber renunciado. 

Por J. Garín
09-Jul-2013