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4 oct 2016

ELECCIONES EN MARRUECOS Un análisis de urgencia



El próximo 7 de octubre es la fecha de las nuevas elecciones legislativas en Marruecos.


El próximo 7 de octubre es la fecha de las nuevas elecciones legislativas en Marruecos. Elecciones que se celebran bajo los parámetros de la nueva Constitución (de 2011), que fue adoptada gracias al empuje del Movimiento 20 de febrero, dentro del marco de lo que se  denominó erróneamente como “primavera árabe”.

Estas elecciones coinciden con una situación regional convulsa y compleja: Libia estado fallido por culpa de una intervención  inoportuna y mal calculada, Túnez en proceso de transición indigesto, Argelia en un impase inquietante entre la quiebra económica y una clase política que pelea por la sucesión de un presidente incapacitado, mientras Egipto se encamina hacia el colapso económico y político.

Por el norte, España, socio importante y clave, lleva casi un año con un gobierno en funciones y ralentiza el ritmo de cooperación y de colaboración en materias de especial trascendencia como  la seguridad, la inmigración, el tráfico de estupefacientes, el terrorismo y la trata de seres humanos, sin hablar  del resto de los asuntos bilaterales que requieren una normalidad institucional a tiempo real.

En el plano interior, en cuanto al interés y el entusiasmo de los electores no va a haber cambios sustanciales respeto  a procesos anteriores: unos partidos políticos desacreditados, sin  capacidad de ilusionar al votante a pesar de la nueva constitución que dio lugar al establecimiento de unas nuevas reglas del juego, donde los márgenes de actuación y de maniobra en el tablero político resultan bastante más seductores que en épocas anteriores.

Los partidos denominados históricos, el nacionalista El Istiqlal, el socialista Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) y el partido del Progreso y el Socialismo (PPS) antiguo partido comunista, han ido dilapidando su credibilidad progresivamente, hasta acudir a estas próximas contiendas bajo mínimos.

Los partidos denominados “administrativos”, particularmente los Liberales y la Unión Constitucional, han conseguido configurar una élite política que se adapta a cualquier escenario y cualquier resultado electoral. Están ahí para apuntalar al partido ganador cualquiera que sea su color ideológico, pero también hacen de  vigilante y de azote si se tercia.


Es lamentable ver cómo esos actores políticos  dilapidaron  su historia y su legado a cambio de instalar a sus élites en el entorno del poder o a su sombra,  sin buscar antes cómo contribuir a la instauración y la consolidación del Estado de Derecho, olvidando que la democracia es un proceso que se conquista y  que se debe cuidar, impulsando la cultura de la tolerancia, de la pluralidad y de la alternancia, valores que se encargaron de aniquilar  de sus propias estructuras orgánicas hasta dejarlas en  los huesos.

Obviamente, el vacío dejado por estos actores lo han ido llenando otros. Por un lado los islamistas del Partido de Justicia y Desarrollo (PJD) que  irrumpieron en el escenario político después de ocupar el espacio social en los barrios y en las calles.

De una contienda a otra el PJD ha ido adecuándose al juego político y escalando posiciones en la sociedad y en las instituciones hasta el punto de conseguir encabezar el gobierno en las pasadas elecciones. Ese pragmatismo y rápida adaptación responde a una estrategia política que considera prioritario acaparar  cuotas de poder antes que cualquier otra consideración,  aunque sea a costa de ceder en las prerrogativas institucionales otorgadas al jefe del gobierno en  la nueva constitución.

Ese afán de acaparar más cuotas de poder les ha erosionado sin duda, pero no hasta el punto de impedir ser el actor de referencia en el  cuadrilátero electoral marroquí.

Ese es el verdadero objetivo del PJD, convertirse en un partido hegemónico que se apropia del espacio político de los partidos clásicos, y que discute o comparte el discurso religioso con la institución monárquica.

Dans un bureau de vote de Salé, près de Rabat. Le nouveau Parti authenticité et modernité (Pam), fondé par des partisans du roi Mohamed VI, est en tête aux élections communales au Maroc, selon des résultats officiels préliminaires. /Photo prise le 12 juin/REUTERS/Rafael Marchante

La aplicación de las conquistas de la nueva constitución no es su prioridad, y si se me apura, no es lo que buscan.

El PJD tiene en el PJD turco el modelo a emular, y no cabe duda que su líder aspira a ser el Erdogan marroquí, que bajo el manto de la religión y en nombre de ella, no duda en evocar manos negras y  enemigos invisibles que acechan la moral y el pudor, para luego  cercenar las libertades y las conquistas.

Por otro lado está el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), segunda fuerza política, un conglomerado de ex izquierdistas, muchos de los cuales pasaron años en las cárceles y/o en el exilio, junto con algunos intelectuales y tecnócratas. Se les tacha de su cercanía a palacio y de ser un nuevo prototipo de  partido administrativo, pero honestamente todos los partidos políticos en Marruecos, incluido el PJD, hacen de la concesión y/o de la colaboración una práctica habitual para acercarse a palacio. Esto se le puede llamar de muchas maneras, pero la más indicada es: peculiaridad marroquí.

Dentro de esa misma peculiaridad hay dos actores políticos, uno legal de extrema izquierda, El Nahj Democrati (Vía Democrática) única fuerza política que reclama la autodeterminación del Sáhara, y el otro ilegal pero tolerado,  los islamistas radicales de El Adl wa El Ihsane (Justicia y Caridad),  que llaman al boicot de las elecciones porque el primero  considera que  Marruecos no es apto todavía para una elecciones democráticas, y el otro cuestiona el propio sistema de sufragio.



A modo de conclusión Marruecos no deja de ser, con sus peculiaridades, un Estado estable en una zona de grandes turbulencias y transformaciones. Esto le ha propiciado unas relaciones políticas y económicas privilegiadas con  sus aliados, con EEUU y la UE a la cabeza.

Sin olvidarnos, claro está, de España, un país   socio aventajado por la cercanía geográfica, por el volumen in crescendo de los intercambios económicos, de los flujos de capitales y de personas, y por la cada vez más  compartida estrategia sobre los asuntos de interés entre los dos países, tanto en los foros multilaterales o en el ámbito de las relaciones bilaterales.
Dans un bureau de vote de Salé, près de Rabat. Le nouveau Parti authenticité et modernité (Pam), fondé par des partisans du roi Mohamed VI, est en tête aux élections communales au Maroc, selon des résultats officiels préliminaires. /Photo prise le 12 juin/REUTERS/Rafael Marchante
Por último,  Marruecos tiene varios retos, muchos de ellos complejos y algunos de ardua solución. La sanidad, la corrupción, el contrabando, la pobreza extrema y particularmente la educación.

Todos los informes y los indicadores, tanto los propios como los ajenos, sobre educación y enseñanza hace mucho que hicieron saltar la alarma y  la alerta máxima, pero entre unos y otros han estado manoseándola  y restregándola hasta convertir a la escuela en Marruecos en una fábrica de ineptos, mientras las élites envían a sus hijos a las escuelas privadas o  al extranjero, con Francia y España como destinos preferidos.

Por Mohamed Haidour
03 de Octubre de 2016
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3 oct 2016

Muere Shimón Peres, héroe genocida y premio Nobel de la Paz

Se distinguió por ser uno de los traficantes de armas más importante del planeta.
Szymon Perski, nacido en  Wisniew (Polonia) y mejor conocido como Shimón Peres acaba de morir (28/09/2016) en Tel Aviv a la edad de 93 años. A  este extranjero invasor del territorio palestino se le considera uno de los padres fundadores del estado sionista de Israel.


Su familia hizo aliyah a Tel Aviv en el año 1934. Desde temprana edad se enroló en la Haganah tomando parte en sus “gloriosas” actividades terroristas. Participa de manera sobresaliente en la guerra Árabe-Israelí cumpliendo a cabalidad su función de asesino y sicario. Israel precisaba desocupar el territorio palestino para acoger al pueblo elegido por Yahvé. Por sus destacadas dotes organizativas Ben Gurion le encargó el papel de acelerar al máximo la carrera armamentística del nuevo estado judío. Shimón Peres era el responsable directo del programa nuclear israelí (Dimona) y el intermediario en la compra de los cazabombarderos Mirage franceses. Israel  pretendía así erigirse en potencia regional y disuadir a sus enemigos de cualquier posible agresión. A tal punto llegó su gran amistad con el gobierno de Francia que tenía un despacho secreto en el palacio del Elíseo.

Shimón Peres fue un extraordinario relaciones publicas y forjó una profunda amistad con los más destacados líderes mundiales. Supo mover con inteligencia las fichas de la diplomacia a favor de la causa sionista. Gracias a este laborioso trabajo Israel ha visto legitimada su soberanía sobre un territorio ilegítimamente ocupado.

Shimón Peres ocupó importantes cargos en el gobierno de Israelí: ministro de Defensa (guerra), ministro de Relaciones Exteriores, Primer Ministro y por último  presidente de Israel. Por lo tanto es el directo responsable de las agresiones y bombardeos,  ejecuciones extrajudiciales y violación de los derechos humanos que ha sufrido durante décadas al pueblo palestino. Él ha sido la cabeza pensante del terrorismo de estado en su máxima expresión. Peres fue quien nombró a Ariel Sharon para que comandara las tropas del Tzahal que invadieron el Líbano. Las mismas que posteriormente cometieron la masacre de Sabra y Chatila. Siempre permaneció en la sombra para guardar las apariencias y dar la imagen de un hombre justo y honorable.

Shimón Peres contribuyó enormemente a cimentar la alianza estratégica con el gobierno racista Sudafricano de Pieter Botha. Israel colaboró muy estrechamente en el desarrollo del programa nuclear Surafricano. Sus diabólicos proyectos se hicieron realidad cuando en aguas del Atlántico sur realizaron una prueba atómica secreta (operación Phenix).

En el currículum de Shimón Peres hay que señalar sus relaciones amistosas con regímenes dictatoriales como los de Augusto Pinochet en Chile, Ríos Montt en Guatemala, Videla en Argentina, con D´Aubuisson de Arena en el Salvador, Somoza en Nicaragua y  posteriormente con los gobiernos  ultraderechistas colombianos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. EE.UU en su ofensiva anticomunista utilizó a Israel para que asesorara militarmente y proveyera de armas a sus aliados.

Shimón Peres se distinguió como uno de los miembros más destacados del movimiento sionista mundial y ficha clave del lobby judío (que es el principal valedor de Israel en los EE.UU). En incontables oportunidades negoció con Washington el aumento de la ayuda militar con el fin de consolidarse como la potencia más temida de Oriente Medio. Él afirmaba que Israel es la primera línea de fuego del occidente civilizado en su enfrentamiento contra el “terrorismo islámico”

Shimón Peres ha sido en realidad uno de los mayores traficantes de armas a nivel mundial. Un título adquirido gracias a que ejerció el papel de representante exclusivo de la industria bélica israelí -una de las más pujantes del mundo.

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Astútamente intervino junto a Isaac Rabin en el proceso de paz palestino- israelí en el que pactaron con Yasser Arafat los tristemente célebres   “acuerdos de Oslo” Por tal motivo obtuvo el premio Nobel de la Paz (compartido con Yasser Arafat) Durante el tiempo que ocupó la silla de Primer Ministro dio luz verde a  las más sangrientas operaciones militares como “las Uvas de la Ira” en el sur del Líbano, o los indiscriminados bombardeos contra la Franja de Gaza y Cisjordania.

Israel prepara las honras fúnebres de este “ángel exterminador”. Seguramente a su postrer despedida  asistirán los más importantes líderes mundiales y personalidades de reconocido prestigio. Por ley hay que rendirle un merecido homenaje a tan ilustre “apóstol de la paz”. Dirán los sepultureros que esta es una pérdida irreparable para el mundo libre que lucha por preservar los valores de la libertad y la democracia.


Por Carlos de Urabá, para Palestinalibre.org
30 SEPTIEMBRE, 2016


11 ago 2016

Mapas

La amputación de Palestina en Google Maps entronca con la utilización política e ideológica de la cartografía


Hay expuestos en Yad Vashem, el magnífico y estremecedor Museo del Holocausto en Jerusalén, muchos objetos, muchas fotos,  obras de arte. Y también algunos mapas. Uno de ellos siempre me ha parecido muy significativo: muestra la población judía en el mundo por países antes de la Segunda Guerra Mundial para informar de forma gráfica cómo la solución final nazi eliminó a los judíos de forma sistemática y atroz. Aparecen, pues, los judíos en Polonia, Alemania, Francia, etcétera. Y también aparece, del Mediterráneo al Jordán, Israel, como país. El mapa obvia dos detalles: que Israel jamás ha sido un país que comprenda por completo de forma legal y reconocida internacionalmente toda la tierra entre el Mediterráneo y el Jordán; y que antes de la Segunda Guerra Mundial Israel no existía. El Estado hebreo nació en 1948; antes de esa fecha, Palestina era un protectorado británico.

El mapa de Yad Vashem no es fruto de la ignorancia, por supuesto. En primer lugar, establece una continuidad histórica falsa entre el Holocausto y la creación del Estado de Israel, uno de los mitos más potentes del sionismo. La idea está presente en todas partes (Steven Spielberg, en su epílogo en color de ‘La Lista de Schindler’, también la difundió, por ejemplo) y consiste en afirmar que Israel es el Estado que crean los judíos para que no se repita el Holocausto. Muchos judíos emigraron al protectorado de Palestina durante y tras la Segunda Guerra Mundial, pero lo cierto es que el proyecto sionista en tierra palestina nace mucho antes: la primera colonia sionista data de 1870. A pesar del mapa de Yad Vashem, Israel no existe antes de 1948 y no se crea para evitar otro Holocausto. Israel es un proyecto ideológico.

La segunda función del mapa, no menor, es borrar el concepto de Palestina. Otro mito fundacional muy potente del sionismo es la idea de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra”. Al dibujar un Israel del Mediterráneo al Jordán antes de 1948, se establece que lo que había allí antes de que fuera Israel no existía porque, de forma legal o no, reconocido como tal o no, con Estado o no, aquello siempre ha sido Israel, el hogar nacional de los judíos y sólo de los judíos. Es una mezcla de colonialismo (el europeo que va a otra tierra y se apodera de ella sin tener en cuenta el indígena que vive allí, un patrón que se ha dado literalmente en todo el mundo) y nacionalismo (sólo un pueblo, una nación, tiene vínculo con la tierra, no los individuos).

La polémica alrededor del mapa de Google Maps de Palestina entronca con esta utilización política e ideológica de la cartografía. Un artículo de The Washington Post explica que Google en realidad no ha borrado Palestina, que si clickas en Cisjordania y Gaza aparece el nombre de Palestina. La explicación es tan endeble que sólo hace falta imaginarla al revés: que no aparezca Israel sino Palestina pero que si clickas en Tel-Aviv entonces sí se puede leer Israel. Es sencillo imaginar la que le caería encima a Google. Que Palestina, más allá del reconocimiento simbólico de la Asamblea de la ONU, no sea un Estado como tal también es una explicación frágil. Google puede argumentar lo que quiera, pero es muy difícil darle mapa por liebre a los palestinos.

Y es que la cartografía es una realidad de la vida palestina. Este mal llamado conflicto produce más mapas de lo que es capaz de digerir. Yo, en casa, tengo uno que compré en una tienda de antigüedades de Jerusalén que data de principios del siglo XX y que dibuja un Plan C de Partición que, sinceramente, no tengo ni idea de qué fue. Hay mapas de todo tipo: zonas A, B, y C; la bantustanización de Cisjordania; el recorrido del muro; la Palestina menguante; los recursos hídricos; las aldeas árabes borradas del mapa; el recorrido del muro; los check points; las barreras; las zanjas; las carreteras sólo para colonos; las carreteras cortadas; los asentamientos; los bosques bajo los que se ocultó la limpieza étnica; la línea verde; las líneas de armisticio; las zonas de exclusión y las zonas pesqueras en Gaza; la declinante población musulmana; la demografía cambiante; el tranvía de Jerusalén; la Palestina histórica; el Plan de Partición; las fronteras del 67…

A los palestinos les encantan los mapas. Y las llaves de casas que perdieron. Y las fotos de parientes que nacieron y vivieron en lugares a los que ya no tienen permitido el acceso. Y las cifras, adoran las cifras que ilustran su desgracia, la injusticia que sufren, la nakba. También saben mucho de matemáticas (la tierra y las vidas que hay que restar, los asentamientos que hay que sumar) y de leyes internacionales, resoluciones de la ONU y fallos de tribunales internacionales. Los palestinos no necesitan inventarse mapas ni manipular fechas ni descontarse en las sumas y las restas ni presionar a las televisiones para que no hagan ejercicios cartográficos cuando informan del mal llamado conflicto. Igual la realpolitik les da espalda, pero la realidad está de su lado.

Por eso, diga lo que diga Google, la cartografía está del lado de Palestina. Como la geografía, como la historia, como la memoria, como las fotografías, como el arte, como la arqueología, como la poesía, como la gastronomía, como la arquitectura, como la agricultura, como la pesca. Como la justicia.

Google mejor que nadie sabe que en la era de la información la memoria es masiva, que nada puede borrarse de esa hemeroteca sin fin que es internet. Para la historia queda, pues, que Google, la empresa que hizo del “don’t be evil” su lema, ha hecho lo que ha hecho. Que en este asunto ha elegido en qué lado quiere estar. Y ese lado es muchas cosas –políticamente correcto, pragmático, probablemente inteligente, sin duda mucho más tranquilo– pero no es el de la justicia.
Al final, todo el mundo queda retratado.

Por JOAN CAÑETE BAYLE
10-08-16
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20 may 2016

Ese pobre nos roba

Hay mucha gente que montada en su fundamentalismo ideológico, aún hoy, defiende el escamoteo de unos recursos básicos a los que más lo necesitan y, sin embargo, presionan para obtener suculentos beneficios fiscales y no fiscales; se niegan a pagar y esconden sus dineros en paraísos fiscales burlando sus obligaciones para con la sociedad que les acoge y de la que dicen ser máximos defensores de su bandera y símbolos; marca España. Y vemos, sin embargo, con estupor que el Ibex-35, en el que se encuentran las grandes empresas de nuestro país y los empresarios que reciben los sueldos más estratosféricos, triplicó su presencia en paraísos fiscales durante la presente crisis.

A los pobres, sin embargo, se les excluye de los derechos sociales, se les priva de los medios básicos para una vida digna y se les hace, además, responsables de ello. Hay así "…una categoría de personas ‘excluidas’ a las que se atribuye un amplio repertorio de características individuales: poca fuerza de voluntad, vagancia, vicios, incapacidad para gestionar el dinero, hábitos sexuales no aceptados, impulsividad, predisposición a la delincuencia, alcoholismo, drogodependencias […] la sutil pero progresiva transformación de los problemas sociales en asuntos individuales justifica la transferencia de responsabilidades del ámbito de los servicios sociales al de la política criminal (1)".

Un recurso ampliamente utilizado por el fundamentalismo neoliberal para acabar con el paro, es poner a los ciudadanos al borde de la indigencia para que formen un ejército de parados que pueda servir de reducción de los costes salariales y, como consecuencia, sirvan de impulso de nuevas actividades empresariales con más posibilidades de beneficio y luego echarles la culpa de lo que les pasa. El incremento de la presión sobre los parados para que trabajen vía su culpabilización, viene a plantear que las causas del desempleo se encuentran en deficiencias aptitudinales o actitudinales de carácter personal. El mensaje que se lanza es que el empleo lo crean los empresarios y el desempleo los propios trabajadores.

Con esta filosofía todo vale. Nos inoculan para cualquier barbaridad. El colmo de la insensibilidad y la falta de empatía lo hemos visto en estos días con la propuesta del BBVA de reducir los salarios de los trabajadores un 7 por ciento para fomentar el trabajo, ¡cómo si la austeridad estuviera dando resultados! Aclaremos, además, que el salario mínimo interprofesional (SMI) es de 9.168 euros anuales y que el presidente del BBVA cobra alrededor de 15.470 euros diarios.

No obstante, debiéramos estar acostumbrados a estas cosas con el modelo neoliberal; una, entre muchas, que nos cuenta Owen Jones es la siguiente: “Brian McArdle era un exguardia de seguridad de cincuenta y siete años de Lanarkshire que había quedado medio ciego y paralizado de un costado por un derrame cerebral. Le costaba horrores hablar, ya no digamos alimentarse o vestirse; un ejemplo clásico y trágico de por qué es tan importante que en nuestro país exista un Estado de bienestar, pueden pensar ustedes. Sin embargo, al señor McArdle le mandaron presentarse a una “evaluación de aptitud para el trabajo” a cargo de Atos, una empresa francesa contratada para reducir el gasto en prestaciones a base de reducir el número de personas que solicitaban ayudas de incapacidad. Días antes de su cita, McArdle sufrió otro derrame cerebral, pero, aun así, se presentó. Lo declararon apto para el trabajo. El día 26 de septiembre de 2012, le informaron de que iba a dejar de cobrar prestaciones al día siguiente, le dio un ataque al corazón, se desplomó en la calle y murió (2)”.

Quien nos ha traído la crisis nos ha apresado en un mundo cruel y feroz. El índice de incidencia de siniestralidad laboral, cuya tendencia era descendente  antes de la crisis, se revierte en el año  2012 a pesar del cierre casi completo de la construcción. Sector que mostraba los peores índices de siniestralidad laboral. Las personas que han solicitado la Renta Mínima de Inserción (RMI) en el ámbito nacional, han pasado de 103.071 personas titulares de RMI en 2007 en el inicio de la crisis, a 258.408 personas en el año 2013 según los ministerios de Sanidad y Servicios Sociales e Igualdad. Sin embargo, en el año 2014, el número de filiales ubicadas en territorios con ventajas fiscales batió el récord con 891. El Banco Santander, con 235 filiales, es la principal beneficiaria de la elusión fiscal, según un informe de Oxfam Intermón y el ORSC.

No puedo estar más de acuerdo con Susan George cuando nos dice: “Estamos viviendo una fase regresiva en lo que respecta al bienestar humano y medioambiental. Una clase internacional dominante especialmente codiciosa no ceja en su empeño de arrebatar a la clase pobre trabajadora y a la clase media muchas de las mejoras y ventajas por las que tanto han luchado en las últimas décadas y los últimos siglos. La lucha  ahora debe ser internacional. Los derechos humanos deben ser universales y, para que ello suceda, las instituciones públicas y privadas deben  estar bajo el control de la democracia (3)".

En estos últimos decenios la diferencia entre pobres y ricos no ha hecho más que agrandarse, sin embargo, no se ha penalizado a aquellos que han tenido la culpa de la misma y sí a los pobres que han sufrido las consecuencias. ¡Qué mundo cruel!


(1) Sales, Albert (2014:13): El delito de ser pobre. Una gestión neoliberal de la marginalidad, Barcelona: Icaria.
(2) Jones, Owen (2015:270). El Establishment. Seix Barral.
(3) George, Susan (2005:37-38) Frente a la razón del más fuerte. Galaxia Gutenberg.


Por Ernesto Ruiz Ureta
18 de Mayo de 2016
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27 mar 2016

¿Por qué Trump?

Cuanto más se debaten las opiniones del millonario neoyorquino en los medios, más se activan y se fortalecen, tanto en las mentes de los conservadores a ultranza como en las mentes de los progresistas moderados
Southern strategy y Donald Trump: La lógica republicana
Donald Trump está ganando las primarias republicanas presidenciales a tal velocidad que parece tener muchas posibilidades de convertirse en el próximo candidato republicano a la presidencia y tal vez en el próximo presidente. Los demócratas no alcanzan a comprender por qué está ganando —y tan cómodamente— e incluso hay muchos republicanos que no le consideran republicano y tratan de detenerlo, pero no saben cómo. Hay varias teorías: la gente está enfadada y él da voz a ese enfado. La gente no cree mucho en el Congreso y quieren a alguien que no se dedique a la carrera política. Puede que ambas teorías sean ciertas. Pero, ¿por qué? ¿Cuáles son los pormenores? ¿Y por qué Trump?
Mucha gente está perpleja. Trump parece haber salido de la nada. Su postura ante muchos asuntos no encaja en un patrón común.

Le gusta la Planificación Familiar, la Seguridad  Social y el Medicare (programa estadounidense de asistencia médica para mayores de 65 años), que no son los típicos postulados republicanos. Los republicanos odian el derecho de expropiación (el paso de propiedades privadas a manos del gobierno) y adoran el Acuerdo Transpacífico (TPP), sin embargo Trump opina exactamente lo contrario en ambos casos. No es religioso y desprecia las prácticas religiosas, no obstante los evangélicos (es decir, los evangélicos de raza blanca) le adoran. Cree que las aseguradoras médicas y las empresas farmacéuticas, así como los contratistas militares, obtienen demasiados beneficios y quiere que eso cambie. Insulta a los grupos de votantes mayoritarios, p. ej., los latinoamericanos, cuando la mayoría de los republicanos intentan cortejarlos. Quiere deportar a 11 millones de inmigrantes sin papeles y cree que es capaz. Quiere impedir que ningún musulmán entre en el país.
¿Qué está ocurriendo?

La respuesta requiere el análisis de algunos antecedentes que, hasta la fecha, los medios de comunicación no han abordado.

Algunos antecedentes…

Trabajo en ciencia cognitiva y del cerebro. En la década de 1990 me propuse responder a una pregunta relativa a mi ámbito de trabajo: ¿hasta qué punto son coherentes las diversas posturas políticas de conservadores y progresistas? En el caso del conservadurismo: ¿cómo se conjuga estar en contra del aborto con estar a favor de la pertenencia de armas?, ¿qué tiene que ver la pertenencia de armas con negar la realidad del calentamiento global?, ¿cómo encaja estar en contra de la injerencia del estado con querer unas fuerzas armadas más potentes?, ¿cómo se puede ser provida y defender la pena de muerte? Los progresistas opinan exactamente lo contrario. ¿Cómo encajan las opiniones de ambas ideologías?

La respuesta surgió al comprender que tendemos a entender la nación metafóricamente desde el punto de vista de la familia: tenemos padres fundadores. Enviamos a nuestros hijos e hijas a la guerra. Tenemos seguridad de la patria. Las visiones del mundo conservador y progresista que dividen nuestro país se pueden entender más fácilmente si nos basamos en las formas morales de ver el mundo que se sintetizan en dos formas muy diferentes de vida familiar: la familia de Progenitores Educadores (progresista) y la familia de Padre Estricto (conservadora).
¿Qué relación tienen los asuntos sociales y la política con la familia? En primer lugar nos gobiernan nuestras familias y, de este modo, crecemos comprendiendo las instituciones  que nos gobiernan según los sistemas de gobierno de las familias.

En la familia de padre estricto, el padre sabe qué es lo mejor. Él distingue lo que está bien de lo que está mal y es la máxima autoridad que se asegura de que sus hijos y su esposa hacen lo que él dice, que todos ellos asumen como lo correcto. Muchas esposas conservadoras aceptan esta forma de ver la vida, defienden la autoridad del padre y son estrictas en esos terrenos de la vida familiar que están a su cargo. Cuando los hijos desobedecen, el deber moral del padre es castigarlos con suficiente dureza de modo que, para evitar el castigo le obedecerán (harán lo correcto) y no harán únicamente lo que les gusta. Se supone que a través de la disciplina física se hacen disciplinados, fuertes por dentro y capaces para prosperar en el mundo de fuera. ¿Y si no prosperan? Significa que no son disciplinados, y por lo tanto no son capaces de ser morales y merecen su pobreza. Este razonamiento se manifiesta en la política conservadora, en la que los pobres están considerados vagos e indignos y los ricos merecedores de su riqueza. La responsabilidad se interpreta, de este modo, como una responsabilidad personal y no como una responsabilidad social. En lo que te conviertes solo depende de ti; la sociedad no tiene nada que ver en ello. Eres responsable de ti mismo, no de los demás —que son responsables de sí mismos.

Ganar e insultar

Tal y como dijo el legendario entrenador de los Green Bay Packers, Vince Lombardi: “Ganar no lo es todo. Es lo único”. En un mundo gobernado por la responsabilidad personal y la disciplina ganan los que merecen ganar. ¿Por qué Donald Trump insulta despiadadamente en público a otros candidatos y a líderes políticos? Es sencillo, porque sabe que puede ganar en un concurso de insultos en un plató de televisión. Ante los estrictos ojos de un conservador eso lo convierte en un magnífico candidato ganador que merece ser un candidato ganador. La carrera electoral se considera una batalla. Los insultos que calan se consideran victorias —victorias merecidas.
Analicemos la declaración de Trump de que John McCain no es un héroe de guerra. El razonamiento: McCain fue derribado. Los héroes son ganadores. Vencen a los chicos malos. No son derribados. Aquellos que son derribados, apalizados y  metidos en una jaula son perdedores, no ganadores.

La jerarquía moral

La lógica del padre estricto va más lejos. La idea básica es que dicha autoridad está justificada por la moralidad (la versión del padre estricto) y que, en un mundo bien organizado, debería haber (y tradicionalmente ha habido) una jerarquía moral en la cual los que tradicionalmente han dominado deberían dominar. La jerarquía es: Dios por encima del Hombre, el Hombre por encima de la Naturaleza, Los Disciplinados (Fuertes) por encima de los Indisciplinados (Débiles), Los Ricos por encima de  los Pobres, los Patronos por encima de los Empleados, los Adultos por encima de los Niños, la cultura de Occidente por encima de otras culturas, Nuestro País por encima de otros países. La jerarquía se extiende a: los Hombres por encima de las mujeres, los Blancos por encima de los que No son blancos, los Cristianos por encima de los que no son cristianos, Los Heterosexuales por encima de los Gais.

Estas tendencias se observan en la mayoría de los candidatos republicanos a la presidencia, así como en Trump y, en general, las políticas conservadoras derivan de la forma de ver el mundo del padre estricto y de esta jerarquía.

Las formas morales de ver la vida basadas en la familia provocan opiniones encontradas. Puesto que la gente quiere verse a sí misma haciendo lo correcto y no lo incorrecto, las visiones morales de la vida tienden a ser parte de la autodefinición —quién eres de verdad. Y, de este modo, tu forma moral de ver el mundo te define cómo debería ser el mundo. Cuando no es así, puede llegar la frustración y el enfado.

Hay cierta flexibilidad en la visión de la vida del padre estricto y hay variaciones importantes. La mayor división se halla entre (1) cristianos evangélicos blancos, (2) conservadores liberales partidarios del libre mercado y (3) conservadores pragmáticos que no están ligados a ninguna creencia evangélica.

Evangélicos blancos

Aquellos blancos que tienen una personal visión del mundo del padre estricto y que son religiosos tienden hacia la cristiandad evangélica, puesto que Dios, según esta religión, es el Máximo Padre Estricto: si sigues Sus mandamientos, vas al cielo; si desafías Sus mandamientos, ardes en el infierno por toda la eternidad. Si eres un pecador y quieres ir al cielo, puedes “volver a nacer” declarando tu lealtad al escoger a Su hijo, Jesucristo, como tu Salvador personal.

Dicho modelo de religión es natural para los que creen en la moralidad de padre estricto. Los cristianos evangélicos acuden a la iglesia porque son conservadores; no son conservadores porque estaban por casualidad en una iglesia evangélica, aunque pueden haber crecido con ambas cosas.
El cristianismo evangélico gira alrededor de la vida familiar. Por consiguiente, hay organizaciones como Focus on the Family y una referencia constante a los “valores familiares”,  que son los valores evangélicos del padre estricto. Según la moralidad del padre estricto, es el padre quien controla la sexualidad y la reproducción. Donde la iglesia tiene control político, hay leyes que exigen la notificación paterna y conyugal en caso de una propuesta de aborto.

Los evangélicos están muy organizados políticamente y ejercen control sobre una gran cantidad de carreras políticas locales. De este modo, los candidatos republicanos generalmente tienen que avenirse con los evangélicos si quieren ser candidatos y ganar las elecciones locales.

Conservadores pragmáticos

Los conservadores pragmáticos, por otra parte, pueden no tener ninguna inclinación religiosa. En su lugar, puede que se preocupen principalmente por su propia autoridad personal, no por la autoridad de la Iglesia, ni de Cristo, ni de Dios. Quieren ser padres estrictos en sus propios dominios, con autoridad principalmente sobre sus propias vidas. De este modo, una persona conservadora, joven y soltera —hombre o mujer—puede querer mantener relaciones sexuales sin preocuparse por el matrimonio. Puede que necesite acceso a la contracepción, consejos sobre enfermedades de transmisión sexual, información sobre el cáncer del cuello del útero, etcétera. Y si una chica o una mujer se quedan embarazadas y no hay posibilidad o deseo de contraer matrimonio, puede que sea necesario practicar un aborto.

Trump es el conservador pragmático por excelencia. Y sabe que hay muchos votantes republicanos como él en su pragmatismo. Hay una razón por la que le gusta la Planificación Familiar. Hay montones de conservadores pragmáticos, jóvenes, solteros (e incluso casados)  que pueden necesitar lo que la Planificación familiar ofrece —de forma barata y confidencial.

De un modo similar, los conservadores pragmáticos jóvenes o de mediana edad quieren maximizar su salud. No quieren agobiarse con la carga económica de cuidar de sus padres. La Seguridad Social y el Medicare les relevan de la mayoría de dichas responsabilidades. Esta es la razón por la que Trump quiere mantener la Seguridad Social y el Medicare.

Partidarios del libre mercado y del laissez-faire

Las políticas conservadoras de la clase dirigente no solo las ha configurado el poder político de las iglesias evangélicas de blancos, sino también el poder político de aquellos que buscan mercados libres que permitan un laissez-faire al máximo, donde la gente adinerada y las  corporaciones establecen las reglas del mercado a su favor con una regulación e imposición estatales mínimas. No ven los impuestos como una inversión en recursos que ofrece el Estado a todos los ciudadanos, sino como si el gobierno les quitara sus ganancias (su propiedad privada) y les diera el dinero a aquellos que no se lo merecen a través de programas estatales. Este es el origen que determina las ideas de los republicanos en contra de los impuestos y a favor de la disminución del papel del gobierno. Este conservadurismo está bastante contento con la externalización para aumentar los beneficios enviando la fabricación y muchos servicios al extranjero donde la mano de obra es barata, con la consecuencia de que los empleos bien remunerados abandonan América y los sueldos bajan. Puesto que dependen de importaciones baratas, no estarían a favor de la imposición de aranceles elevados.

Sin embargo, Donald Trump no está en un negocio que fabrique productos en el extranjero que se importan aquí aumentándolos el precio para obtener un margen de beneficios. Como promotor inmobiliario construye hoteles, casinos, edificios de oficinas, campos de golf. Puede construirlos en el extranjero con mano de obra barata, pero no los importa. Por otra parte, reconoce que la mayoría de los propietarios de pequeños negocios en América son más como él —negocios americanos como tintorerías, pizzerías, cafeterías, fontaneros, ferreterías, jardineros, contratistas, lavacoches y profesionales como arquitectos, abogados, médicos y enfermeras--. Las tarifas altas no parecen un problema.

Muchos  pequeños empresarios son conservadores pragmáticos. Les gusta el poder del Estado cuando trabaja para ellos. Por ejemplo el derecho de expropiación. Los representantes republicanos lo ven como un abuso por parte del gobierno —el Estado que quita propiedad privada. Sin embargo, los promotores inmobiliarios conservadores como Trump dependen de la expropiación para que las casas y pequeños negocios de las zonas que quieren promover puedan ser confiscadas por el derecho de expropiación por el bien de sus planes urbanísticos. Lo único que tiene que hacer es conseguir que los funcionarios locales le secunden, con contribuciones de campaña y la promesa de un aumento de los impuestos locales que ayudan a adquirir los derechos de expropiación pública. Trump señala a Atlantic City, donde construyó su casino empleando el derecho de expropiación pública para conseguir la propiedad.

Si los negocios tienen que pagar las prestaciones de asistencia sanitaria de sus empleados, Trump querría que pagaran lo menos posible para maximizar los beneficios de los negocios en general. Por lo tanto, querría que las compañías de seguros de salud y las farmacéuticas cobren lo menos posible. Para aumentar la competencia querría que las aseguradoras ofrecieran planes de ámbito nacional, evitando los intercambios de seguros administrados por el estado según la Ley de Protección de Pacientes y Asistencia Asequible (ACA). Los intercambios existen para maximizar la cobertura sanitaria de los ciudadanos y ayudar a que las personas con bajos ingresos estén cubiertas, más que para aumentar los beneficios de los empresarios. Trump, sin embargo, quiere mantener la obligatoriedad de la ACA, ley que los representantes conservadores odian puesto que la consideran una extralimitación del gobierno, obligando a la gente a comprar un producto. Para Trump, sin embargo, la obligatoriedad para los individuos aumenta los consorcios de seguros  y reduce los costes de los negocios.

Causalidad directa vs. causalidad sistémica

La causalidad directa lidia con un problema a través de la acción directa. La causalidad sistémica reconoce que muchos problemas surgen del sistema en el que se encuentran y deben afrontarse a través de la causalidad sistémica. La causalidad sistémica tiene cuatro versiones: una cadena de causas directas. Las causas directas interrelacionadas (o cadenas de causas directas). Ciclos de retroalimentación. Y causas probabilísticas. La causalidad sistémica en el calentamiento global explica por qué el calentamiento global del Pacífico puede provocar enormes tormentas de nieve en Washington DC: masas de moléculas de agua sumamente cargadas de energía se evaporan sobre el Pacífico, vuelan hacia el noreste y sobre el Polo Norte y llegan en invierno hasta la costa este y partes de la región central de EE. UU. como masas de nieve. La causalidad sistémica tiene cadenas de causas directas, causas interrelacionadas, ciclos de retroalimentación, y causas probabilísticas —a menudo combinadas.

La causalidad directa se entiende fácilmente y parece estar presente en las gramáticas de todos los idiomas del mundo. La causalidad sistémica es más compleja y no está presente en la gramática de ningún idioma. Hay que aprendérsela.

La investigación empírica ha demostrado que los conservadores tienden a razonar con la causalidad directa y que los progresistas tienen mucha más facilidad para razonar con la causalidad sistémica. Se cree que la razón, en el modelo del padre estricto, es que el padre espera que el hijo o la esposa respondan directamente a una orden, y que una negativa debe ser castigada lo más rápida y directamente posible.

Muchas de las propuestas políticas de Trump se expresan en términos de causalidad directa.
Hay una oleada de inmigrantes procedentes de México —construye un muro para detenerlos. En el caso de todos los inmigrantes que han entrado de forma ilegal, simplemente depórtalos —aunque haya 11 millones trabajando en todos los sectores de la economía y viviendo por todo el país.  El remedio para la violencia de las armas es tener un arma lista para disparar al directamente al agresor. Para evitar que los puestos de trabajo se vayan a Asia, donde la mano de obra es más baja y que los artículos más baratos invadan el mercado de aquí, la solución es directa: poner un arancel enorme en esos artículos para que sean más caros que los productos fabricados aquí. Para horrar dinero en productos farmacéuticos, haz que el mayor consumidor —el gobierno— acepte ofertas a los mejores precios. Si Isis está ganando dinero con el petróleo iraquí, envía tropas de EE.UU. a Irak para lograr el control del petróleo. Amenaza a los líderes de Isis asesinando a los miembros de sus familias (aunque sea un crimen de guerra). Para obtener información de los sospechosos de ser terroristas, emplea simulacros de ahogamiento o métodos de tortura aún peores. Si hay posibilidades de que algún terrorista entre con los refugiados musulmanes, simplemente prohíbe a todos los musulmanes la entrada al país. Todo esto es lógico para los que piensan en términos de causalidad directa, pero no para aquellos que ven las inmensas dificultades y las espantosas consecuencias de dichas acciones debido a las complejidades de la causalidad sistémica.

Lo políticamente correcto

En América hay al menos decenas de millones de conservadores que comparten la moralidad del padre estricto y su jerarquía moral. Muchos de ellos son personas pobres o de clase media, y muchos son hombres blancos que se consideran superiores a los inmigrantes, a los que no son blancos, a las mujeres, a los que no son cristianos, a los gays —y a la gente que depende de la asistencia pública. En otras palabras, son lo que los liberales llamarían “intolerantes”. Durante muchos años, dicha intolerancia no era admisible públicamente, especialmente a medida que llegaban más inmigrantes, a medida que el país era menos blanco, a medida que más mujeres estudiaban y se integraban en el mundo laboral, y a medida que los gays se hacían más visibles y se aceptaba el matrimonio homosexual. A medida que organizaciones liberales antiintolerancia han proclamado alto y claro y han hecho de la naturaleza nada americana de dicha intolerancia una cuestión publica, los conservadores se han sentido cada vez más oprimidos por lo que ellos llaman  “lo políticamente correcto” —la presión pública contra sus opiniones y contra lo que ellos consideran “libertad de expresión”. Esto se acentuó de un modo exagerado desde el 11 de septiembre, cuando los sentimientos antimusulmanes se hicieron más intensos. La elección del presidente Barack Hussein Obama provocó la indignación entre los conservadores, y se negaron a considerarlo un americano legítimo (como el movimiento birther), mucho menos una autoridad legítima, especialmente cuando sus ideas liberales contradecían casi todo en lo que creen como conservadores.

Donald Trump expresa en voz alta todo lo que siente —con fuerza, hostilidad, enfado y sin vergüenza--. Lo único que tienen que hacer es apoyar y votar a Trump y ni siquiera tienen que expresar sus opiniones “políticamente incorrectas”, puesto que ya lo hace él por ellos y sus victorias hacen que esas opiniones sean respetables. Él es su campeón. Él les proporciona un sentimiento de autorrespeto, autoridad y la posibilidad de obtener poder.

Cuando oigas las palabras “políticamente correcto”, recuérdalo.

Los biconceptuales

No hay término medio en la política estadounidense. Hay moderados, pero no existe la ideología del moderado, no hay una sola ideología con la que estén de acuerdo todos los moderados. Un conservador moderado tiene algunas posturas progresistas sobre ciertos asuntos, aunque varían de una persona a otra. De un modo similar, un progresista moderado tiene algunas posturas conservadoras sobre ciertos asuntos, y de nuevo varía de una persona a otra. En resumen, los moderados tienen ambas visiones políticas, pero generalmente usa una de ellas. Estas dos formas morales de ver el mundo en general se contradicen. ¿Cómo pueden residir en el mismo cerebro al mismo tiempo?

Ambas se caracterizan en el cerebro por un circuito neuronal. Están unidas por un circuito común: la inhibición mutua. Cuando uno se activa, el otro se desactiva; cuando uno se fortalece, el otro se debilita. ¿Qué los activa o desactiva? El lenguaje que encaja en esa visión del mundo activa esa forma de ver la vida, la fortalece, mientras que desactiva la otra visión del mundo y la debilita. Cuanto más se debaten las opiniones de Trump en los medios, más se activan y se fortalecen, tanto en las mentes de los conservadores a ultranza como en las mentes de los progresistas moderados.
Esto ocurre aunque estés atacando las opiniones de Trump. La razón es que negar que hay un marco activa ese marco, como señalé en el libro ¡No pienses en un elefante! Da igual que estés promocionando o atacando a Trump, estás ayudando a Trump.

Un buen ejemplo de que Trump está ganando con biconceptuales progresistas son ciertos trabajadores no sindicados. Muchos miembros de los sindicatos son padres estrictos en casa o en sus vidas privadas. Creen en “los valores familiares tradicionales” —una expresión clave conservadora— y puede que se identifiquen con los ganadores.

¿Por qué Trump ha estado ganando en las primarias republicanas?

¡Fíjate en todos los grupos conservadores a los que les gusta!
El Partido Demócrata no se está tomando en serio muchas de las razones por las que Trump recibe tanto apoyo, así como el alcance de ese apoyo. Y los medios no están analizando muchas de las razones por las que Trump recibe apoyo. Eso tiene que cambiar.



Por GEORGE LAKOFF
Traducción de Paloma Farré.
El artículo original está publicado en el blog del autor.
16 DE MARZO DE 2016



26 mar 2016

Europa, deja en paz a los pueblos. A todos los pueblos

Cualquiera de los cuatro partidos está apestado de un acrítico tufo europeísta, tanto por electoralismo como por convicción


Al día siguiente del atentado en Bruselas, leo en un panfleto digital progre que la Comisión Europea culpa a los Estados de no hacer frente adecuadamente a la amenaza terrorista. Algo así como que se han relajado por encima de sus posibilidades.

El argumentario neoliberal sigue en una línea creciente, expansiva e intrusiva, no dejando espacio para la reflexión personal, y mucho menos la colectiva, qué peligro, pues estas palabras fecales no son pronunciadas para políticos ni dirigentes, quienes ya conocen la agenda, sino para temerosos pero honrados ciudadanos a los que adoctrinar.

Efectivamente, vomita Juncker: "creemos que hace falta la unión de la energía, del mercado de capitales, la unión económica, pero también la unión de la seguridad", sostuvo, al tiempo que hace referencia expresa a medidas para mejorar la protección de las fronteras exteriores y para contar con un registro europeo de datos de pasajeros aéreos (PNR).

Ya he unido seguridad, fascismo y tratados de libre comercio en otras líneas anteriores, pero aquí encontramos una nítida e inequívoca declaración de intenciones...

Es curioso que el sabelotodismo patrio no es inmute ante este tipo de declaraciones. O no tanto, si asumimos, de una puñetera vez, que este país es cutre, bruto, ignorante y egoísta.

Cualquiera de los cuatro partidos que no ha sabido ponerse de acuerdo para formar un gobierno, pero sí para irse de vacaciones, está apestado de un acrítico tufo europeísta, tanto por electoralismo como por convicción. Ya sobran las razones para hablar de planes C y D, pero sus ociosas señorías no saben salir del "construyamos más Europa". ¿Más de qué?. ¿De esta infamia?.

¿Cómo se puede depositar confianza alguna en cualquiera de estos partidos, cuando tan apenas alcanzan a cuestionar el régimen y, en absoluto, el sistema? ¿Qué parte no se ha entendido de este país y de esta Europa? ¿Cuánto se ha elegido no entender siempre por la cuestión electoral, a pesar de la evidencia de que las renuncias cuestan vidas?

¿Hemos cruzado, ya, la línea de no retorno que ni entre tanta inmundicia somos capaces de reaccionar? Las consecuencias ocultan las causas, que sólo son  referidas con mucha tibieza e ingenuidad por algunas formaciones políticas. Y en dichas consecuencias se enmaraña el pensamiento crítico con una empatía absolutamente mercantilizada.

¿Acaso precisa la amoral e hipócrita ciudadanía europea sufrir atentados en las propias carnes o, no siempre menos aterrador, ser sistemáticamente desahuciada, despedida, torturada, violada, maltratada, abandonada, desatendida, ignorada, procesada, contabilizada, asaltada, expoliada,... de forma  directa, sin distancias ni intermediarios, sin mediar cámaras de televisión ni banderitas en facebook ni cartelitos de "je suis", para tomar conciencia de que algo va muy mal y transformar la poética  empatía en acción directa y responsable?

Si la respuesta es afirmativa, y las reacciones y manifestaciones apuntan a ello, es evidente que Europa está muerta y no reacciona ni en su macabra auto-lesión.

Que descanse en paz entonces o, mejor, que deje en paz a los pueblos. A todos los pueblos.



Por Alejandro Floría Cortés
Fuente
25/03/2016

17 mar 2016

Llamadlo fascismo, ya está aquí

Mariano Rajoy, pasea por La Moncloa, junto a Antonio Jiménez, presentador del programa 'El cascabel' de 13TV. / LA MONCLOA

El Ayuntamiento de Cartaya (Huelva) ha cancelado la representación de la obra La mirada del otro, que aborda los encuentros entre víctimas de ETA y arrepentidos de la banda terrorista en la cárcel de Nanclares de Oca entre 2011 y 2012; un caso de censura (sin comillas, sin paliativos); y todo “por abordar el tema del terrorismo tras el caso de los titiriteros”.

Ciudadanos pide la prohibición de Def con Dos en Valladolid.

Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, es juzgada, como en Irán o en Arabia Saudí, en un juicio de carácter moral y religioso, por una protesta estudiantil (cargada de razón, por otra parte) en la Universidad. Y, mientras, la Iglesia católica en España se apropia de miles de propiedades inmuebles, e incluso de espacios públicos, plazas y calles, sin que a nadie parezca importarle un comino.

Guillermo Zapata será juzgado de nuevo por reflexionar sobre la naturaleza de los chistes de mal gusto y el humor negro. Ni el juez cree en el delito, pero se ve obligado por otros jueces del PP a continuar una causa esencialmente política.

Dos jóvenes de Alcalá de Henares, Jesús y Elena, son detenidos y encausados tras el allanamiento por parte de la policía del centro social “Las Trece Rosas”, que es la sede del Partido Comunista en la ciudad, simplemente por estar en su propia casa celebrando una fiesta (algo que debiera parecernos inconcebible en términos democráticos, pero que apenas despertó reacción alguna en su momento ni ahora; quizás porque iban a por los comunistas, no a por nosotros aún).

Dos sindicalistas, Juanjo y Pedro, del corredor del Henares también, como los ocho de Airbus (absueltos, al fin), sufren persecución por la justicia solo por ejercer su derecho a la huelga (poned aquí todos los caso que conozcáis en vuestros pueblos y lugares de residencia).

Facebook y Twiter se han convertido en territorio de caza.

La protesta ha quedado proscrita.

Ser un trabajador en paro resulta sospechoso de por sí.

Ser extranjero y del piel oscura es aún más sospechoso (de por sí).

Conozco escritores, gentes de teatro y animadores culturales que se autocensuran, desde hace tiempo, no tanto por afán de medro (que también), sino por miedo. Hace poco, escuché en un círculo supuestamente abierto y crítico que había que despolitizar la escritura y la cultura en general; que arte y literatura no es política.

En Cataluña hay miedo, en Euskadi hay miedo, en Madrid hay miedo, miedo a disentir, a destacarse, a expresar libremente las ideas, por no molestar, por no entrar en conflicto, por no quedar señalados. TV3 se ha convertido en TeleMadrid, realidades intercambiables en donde el desacuerdo ha desaparecido, en las que el miedo se ha apoderado de sus profesionales (poned aquí todos los medios y las televisiones de vuestros pueblos y lugares de residencia).

En TVE a los periodistas rebeldes, a los que aún les queda algo de la dignidad que se supone a su profesión, se les compara con ETA (una vez más). El consenso mediático hermana a El País, El Mundo, el ABC y La Razón. El afán de control mental y social iguala a PP, C’s, PSOE, ERC, PNV y CDC.

Y más allá y más acá de las leyes laborales o de la “ley mordaza”, los auténticos amos, banqueros, empresarios y mercados dicen que Podemos, de momento es peligroso, que no debe entrar en ningún gobierno, y no entrará (o, si lo hace, será a cambio de…). Como el capital y los mercados han dicho que Europa no debe terminar de construirse y no lo hará. Y no hay plan B que valga (lo siento, míster Varoufakis, y demás creyentes; y ya me gustaría que lo hubiese).

A otro nivel, pero el mismo nivel, al fin y al cabo, hace unos días, conocí directamente el caso de unos supuestos asesores especializados en relaciones y conductas sexuales que aconsejaban a los maestros de un colegio de educación especial que no mostrasen sus afectos físicamente hacia sus alumnos mediante abrazos y caricias por miedo a ser denunciados como acosadores. Y nos extrañamos luego de que las conductas psicópatas, tanto individuales, como colectivas, se extiendan como la pólvora a nuestro alrededor.

Los sentimientos han quedado proscritos.

La Escuela, en general, debe ser una fábrica de seres seriados, sumisos, dispuestos a la explotación, preparados y capaces para la eterna competición, pero indiferentes a todo y a todos los demás (Juan Antonio Marina, LOMCE et alia, dixerunt).

Es el miedo y la fría mecánica del consentimiento por doquier. El miedo a expresarse, a ser libre y a ejercer la libertad. Un miedo que se extiende y nos impregna. Que finalmente deviene silencio mortal.

Entre tanto, buenas gentes como Dani Rovira se sorprenden de las consecuencias de expresarse libremente en público. Mientras nuestros políticos, claro, están en lo suyo; ahora andan en eso de las “líneas rojas”, pues la vieja política no solo no ha muerto, sino que resucita pujante ante la indiferencia y el cansancio general.

Y nuestros “comunicadores” hozando en su particular lodazal, pugnando por salir en cuantos más medios mejor y en cuantas más tertulias mejor (alucino con el don de la ubicuidad de algunos de ellos, y el de la vacuidad de todos ellos), compitiendo por ver quién es el que más habla sin decir ni comprometerse a nada (el “grado cero” de la significación, para los que lo dudaban, era esto, ni más ni menos). Y nuestros novelistas, dramaturgos, poetas, músicos, artistas, ¿qué hacen? Pues, salvo excepciones, miran a otro lado o tratan los temas con tal nivel de generalidad y de abstracción que sus palabras lo mismo valen para un sí como para un no; o para condenar el capitalismo, así, en esencia, como quien condena el pecado o el mal en el mundo (a ver si con su toma de posición, clara y diáfana, nombrando al medio con el que colaboran, la editorial con la que publican o a la corporación en la que se apoyan, van a perder su pequeñita cuota de mercado).

Es el fascismo, que, como se ha anunciado ya, como lo han anunciado otros antes que yo, ya está aquí… Un fascismo nuevo, quizás, en las formas: subrepticio y difuso, unas veces, chirriante y escandaloso, otras; pero, en realidad, antiguo en sus causas y en sus consecuencias terroríficas y deshumanizadoras. Avisados llevamos hace tiempo y avisados quedamos.

Quizás tengamos que volver a tomar las calles de nuevo, antes de que sea demasiado tarde, y vengan a por (todos) nosotros.


Por Matías Escalera Cordero
Escritor y profesor.
22/02/16
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13 mar 2016

La Europa idiota

La premeditación y alevosía con que la Comunidad Europea continúa actuando en perjuicio del inmigrante es algo que la historia deberá revisar.

Las imágenes que ilustras este artículo tienen como finalidad herir la susceptibilidad del lector | Imágenes: Red de Refugiados
Las imágenes que ilustras este artículo tienen como finalidad herir la susceptibilidad del lector | Imágenes: Red de Refugiados

“La indignación moral es la estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad”.
(Herbert Marshall McLuhan)

El idiota narcotizado por la sarta de falsedades que los medios exponen como verdades, es ese mismo que se manifiesta a viva voz contra las injusticias, únicamente cuando éstas irrumpen en forma de titular. De lo contrario, de no verlas proyectadas en el plasma, considera que no existen.

Millones de idiotas narcotizados de los cuatro puntos cardinales se indignaron cuando su canal predilecto reprodujo la imagen del Aylán Kurdi ahogado a orillas del Mediterráneo. Una verdadera tragedia, un absoluto espanto que dejó sin adjetivos aún al más brillante de los redactores, y que promovió intensos debates entre quienes jamás en su vida habían pronunciado el término “inmigrante”. Las redes sociales colapsaron. La fotografía del niño muerto ilustró los muros de quienes hasta el día anterior ignoraban que aquel mar calmo albergaba algo más que el yate de sus majestades.

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Idiotas funcionales a los poderes, incluyendo al cuarto, advirtieron que era momento de publicar su indignación porque así lo sugería la masa idiotizada de la que formaban parte. Una o dos semanas de enfado -materializado en banderitas, lutos y algún “Todos somos Aylán”- fueron suficientes. Los últimos estertores de repudio se extinguieron entre los gestos de pesar expresados por los líderes europeos, el compromiso de solidaridad de la Unión Europea, un minuto de silencio, y las declaraciones de una Ángela Merkel que, contrario a lo que se creía, dio indicios de sensibilidad para con el drama de los refugiados sirios.   

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Pero la realidad de los inmigrantes sirios no es más horrorosa que la que desde hace décadas experimentan los seres invisibles que a cada instante intentan llegar a esa Europa de cuyos principios no quedan ya ni tan siquiera las intenciones. Las imágenes que las televisiones europeas proyectaban de tanto en tanto a su narcotizada audiencia, no calaron lo necesariamente hondo como para provocar la verdadera nausea que hubiesen debido provocar. Quizás se deba a la frialdad clínica de los medios masivos de desinformación, que establecían como condición el gélido número de víctimas a los que se les arrebataba la humanidad mediante la infamia de un número y una macabra denominación: “Una embarcación con cien ilegales naufraga en el Mar Mediterráneo”.

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La complicidad de los medios para inmunizar a ese idiota funcional al que ya traía a medio narcotizar, se hizo evidente desde que la EU profundizó sus esfuerzos en pos de dificultar el acceso a la dignidad de cientos de seres humanos que se lanzaban al mar. “Salvando a quienes se van a ahogar, se anima a otros a que intenten una idéntica travesía. Es un efecto llamada que no deseamos”, declaraba la Ministra del Interior inglesa, Theresa May, en alusión al cese de las misiones Mare Nostrum, programa de búsqueda y rescate de inmigrantes en el Mediterráneo. “Son ilegales”, repetían los idiotas funcionales, emulando titulares; e inmediatamente arremetían con que la crisis económica era una de las consecuencias de no haber tomado medidas contra la inmigración”.

Nacía entonces una raza de idiotas potencialmente dañinos que pregonaban nacionalismos en defensa de unos intereses mezquinos y aborrecibles. Se disparaba el número de descerebrados que conseguían de esta manera el permiso para el uso indiscriminado de la xenofobia, se advenían humanoides cloacales que expresaban su orgullo nacional, su defensa de lo propio, su europeísmo tan patético y barato como siniestro y brutal. Hijos y nietos de inmigrantes se consideraban ahora con derecho a “defender” lo que consideraban de patrimonio exclusivo. Olvidados ya de su pasado de miserias, de sus pateras que los arrastraron hacia países remotos en los que fueron acogidos. Los europeístas más acérrimos clamaban una solución a esa especie de “invasión” que denunciaban en los mismos medios que les infundían el odio al “ilegal” en cómodas cuotas. Y mientras las muertes continuaban sin que la opinión pública se manifestase al respecto, los Estados miembros de la UE ponían todo su empeño en proteger sus fronteras, recurriendo a prácticas que sólo al peor de los hijos de puta puede llegar a ocurrírsele. España, a través de su Ministro del Interior, José Fernández Díaz, ordenaba la colocación de cuchillas afiladas y la ampliación de alambres de espino en las vallas que separan a Ceuta y Melilla del resto del Continente Africano; aberración que se amalgamaba con la negación de asistencia sanitaria a inmigrantes, decreto que ya había puesto en vigencia Mariano Rajoy, y que incluía multas a aquellos profesionales de la medicina que decidieran respetar su juramento hipocrático; es decir, criminalizando no sólo a los inmigrantes, sino también a las acciones solidarias hacia este colectivo.

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Con el acuerdo de la Unión Europea, por el que se devuelve a Turquía a todos los migrantes y refugiados que llegan a Grecia, la criminalidad crece y se transforma en un nuevo atentado contra la humanidad. Es una piedra más que Europa coloca en el camino de estos seres humanos que, lejos de desistir en su huida de la guerra, seguirán buscando alternativas para continuar con vida "Buscarán otras vías de paso hacia Europa. Se cierran estas, se abrirán otras, cada vez más inseguras", asegura Amaia Esparza, directora de comunicación de Médicos Sin Fronteras.

Europa no solo les da la espalda, sino que los envía a una muerte lenta y dolorosa. "Resulta irónico que Europa, que se había comprometido a reubicar a 160.000 personas y a reasentar a otras 20.000, haya dado la espalda al problema, mientras que sólo en Jordania hay 650.000 refugiados, Turquía tiene más de dos millones y el Líbano un millón. No ponen los pies en la tierra, se les olvida fácilmente de dónde venimos nosotros y los valores que fueron la base de la Unión", aseguran desde MSF.

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La premeditación y alevosía con que la Comunidad Europea continúa actuando en perjuicio del inmigrante, obstaculizándole el acceso al mínimo derecho, dificultándole un mínimo de dignidad, es algo que la historia deberá revisar. Cada una de las leyes que han atentado contra la libertad y el derecho a la vida de cientos de miles de personas, tienen detrás un responsable. Los ahogados en el Mediterráneo, los desangrados en la valla fronteriza y los olvidados sirios en sus campos de horror, no son sólo el producto de lo inevitable o la consecuencia de la imperfección de este sistema repugnante y vergonzoso. La negación del derecho de existencia a grupos humanos enteros es un crimen de lesa humanidad. Y paradójicamente su autora material es esta Europa que sufrió el éxodo de su gente tras los horrores de su propias miserias.

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Por Walter C. Medina
13 de Marzo de 2016 
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4 mar 2016

“Ayer me mataron, pero peor fue la humillación que vino después”. Carta tras un asesinato machista





‘Ayer me mataron’ es el título de una carta escrita en memoria de las jóvenes argentinas Marina Menegazzo y María José Coni, asesinadas en Ecuador a finales de febrero pasado. La estudiante de Ciencias de la Comunicación Guadalupe Acosta, de Paraguay, invita con su escrito en Facebook a rebelarse contra la violencia machista. “Ayer me mataron, pero peor que la muerte fue la humillación que vino después”, escribe. Este es el texto, compartido más de 600.00 veces desde el martes.

“Ayer me mataron. Me negué a que me tocaran y con un palo me reventaron el cráneo. Me metieron una cuchillada y dejaron que muera desangrada. Cual desperdicio me metieron a una bolsa de polietileno negro, enrollada con cinta de embalar y fui arrojada a una playa, donde horas más tarde me encontraron.

Pero peor que la muerte, fue la humillación que vino después. Desde el momento que tuvieron mi cuerpo inerte nadie se preguntó donde estaba el hijo de puta que acabó con mis sueños, mis esperanzas, mi vida.
No, más bien empezaron a hacerme preguntas inútiles. A mí, ¿Se imaginan? Una muerta, que no puede hablar, que no puede defenderse.

¿Qué ropa tenías? ¿Por qué andabas sola? ¿Cómo una mujer va a viajar sin compañía? Te metiste en un barrio peligroso, ¿Qué esperabas? Cuestionaron a mis padres, por darme alas, por dejar que sea independiente, como cualquier ser humano. Les dijeron que seguro andábamos drogadas y lo buscamos, que algo hicimos, que ellos deberían habernos tenido vigiladas.

Y solo muerta entendí que no, que para el mundo yo no soy igual a un hombre. Que morir fue mi culpa, que siempre va a ser. Mientras que si el titular rezaba fueron muertos dos jóvenes viajeros la gente estaría comentando sus condolencias y con su falso e hipócrita discurso de doble moral pedirían pena mayor para los asesinos.

Pero al ser mujer, se minimiza. Se vuelve menos grave, porque claro, yo me lo busqué. Haciendo lo que yo quería encontré mi merecido por no ser sumisa, por no querer quedarme en mi casa, por invertir mi propio dinero en mis sueños. Por eso y mucho más, me condenaron.

Y me apené, porque yo ya no estoy acá. Pero vos sí estas. Y sos mujer. Y tenés que bancarte que te sigan restregando el mismo discurso de “hacerte respetar”, de que es tu culpa que te griten que te quieran tocar/lamer/ chupar alguno de tus genitales en la calle por llevar un short con 40 grados de calor, de que vos si viajas sola sos una “loca” y muy seguramente si te pasó algo, si pisotearon tus derechos, vos te lo buscaste.

Te pido que por mí y por todas las mujeres a quienes nos callaron, nos silenciaron, nos cagaron la vida y los sueños, levantes la voz. Vamos a pelear, yo a tu lado, en espíritu, y te prometo que un día vamos a ser tantas, que no existirán la cantidad de bolsas suficientes para callarnos a todas”.


Por Guadalupe Acosta
1 de Marzo 2016
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9 feb 2016

Estalla la guerra cultural entre el PP y Podemos

Foto: Alberto Rodríguez, diputado de Podemos, y Mariano Rajoy (EFE)
Alberto Rodríguez, diputado de Podemos, y Mariano Rajoy (EFE)

CARCAS CONTRA PROGRES
Los dos partidos resucitan la batalla costumbrista que marcó la era Zapatero. ¿Qué son las guerras culturales y cuáles son sus límites?





Situación política española a esta hora de la mañana: un bebé y un rastafari piojoso quieren romper España…
En efecto, el arranque de la legislatura más convulsa desde la Transición ha estado marcado por lo que en EEUU (meca del asunto) se conocen como 'culture wars' y aquí podemos llamar guerras culturales, conflictos culturales o batallas costumbristas.

Que el foco ha saltado de lo político a lo cultural lo demuestra que el artículo más polémico sobre lo que pasó en el Congreso lo ha escrito el secretario de Estado de Cultura (en funciones), José María Lasalle, que denunció en tono apocalíptico la deriva “populista” de Podemos para alcanzar la “hegemonía cultural”. Le respondió en este periódico Germán Cano, filósofo y miembro del Consejo Ciudadano de Podemos; y más tarde fue Íñigo Errejón quien atizó a Lasalle (sin citarle) en 'El País'.

Lo relevante de las respuestas de Cano y Errejón es que no escurren el bulto: sí, ha estallado la guerra cultural y Podemos está encantado de jugarla: “Los diputados del cambio libraron el miércoles [en el Congreso] una batalla cultural y, a decir de la reacción del establishment, la ganaron”, asegura Errejón haciendo bandera de la guerra cultural. Así que la pregunta es: ¿Qué demonios es eso de la guerra cultural?.

Algo pasa con Kansas

Thomas Frank, ensayista y colaborador de medios como 'The Wall Street Journal' y 'The New York Times', quizá sea el periodista cultural más relevante de EEUU. Lo curioso es que Frank escribe casi siempre sobre... política. Su especialidad son las guerras culturales y sus ramificaciones políticas, que plasmó en uno de los grandes ensayos de lo que va de siglo: '¿Qué pasa con Kansas?' (Acuarela Libros, 2008; publicado en EEUU en 2004). El libro analiza cómo la nueva derecha neocon conquistó la hegemonía cultural durante la era Bush a golpe de conflicto costumbrista.

En efecto, los neocon conquistaron el corazón de la clase obrera con un innovador cambio de eje (de lo económico a lo cultural): la batalla ya no se libraba entre ricos y pobres o entre poderosos y débiles sino entre americanos simples y honrados del Medio Oeste que se mataban a trabajar y progres neoyorquinos que se dedicaban a ir al cine, vestir absurdos fulares afrancesados y reírse de los "paletos" contrarios al aborto y al matrimonio homosexual. De la lucha de clases a la lucha cultural/costumbrista. De la economía a los estilos de vida. Las élites ya no eran los banqueros, sino los snobs culturales progres herederos del 68.


Pero, como decía el filósofo Slavoj Zizek en el epílogo de la edición española de '¿Qué pasa con Kansas?',  "hacen falta dos para librar una guerra cultural". "La cultura también es el argumento ideológico dominante de los progresistas 'ilustrados' cuya política se centra en la lucha contra el sexismo, el racismo y el fundamentalismo y a favor de la tolerancia multicultural. La cuestión clave es, por tanto, por qué la 'cultura' está emergiendo como nuestra categoría central acerca de la vida y el mundo', escribió el filósofo esloveno en 2004. Y en esas llegó Zapatero y las guerras culturales saltaron el charco: recuerden la monumental tangana cultural (bautizada como "la crispación") montada durante la primera legislatura zapaterista a cuenta del matrimonio homosexual, el aborto, el boom de 'Libertad Digital'/Federico Jiménez Losantos, las conspiraciones disparatadas y las manifestaciones religiosas de masas.

Amador Fernández-Savater, editor español de '¿Qué pasa con Kansas?' lo explicó así en el prólogo del libro: "¿Cómo es posible que un relato sobre la revuelta conservadora en Kansas nos suene tantísimo a lo que hemos vivido en España los últimos años, es decir, la aparición de una nueva derecha con una gran sintonía con los problemas sociales y una mayor capacidad de producir realidad... La revuelta de la derecha populista ocupa el vació de lo político y el vacío de las calles. Tanto en EEUU como en España. Hace tiempo que la izquierda oficial decidió que habían llegado los tiempos 'postpolíticos' de la mera administración de los efectos de la economía global. Se volvió retórica, cínica, autista, hipócrita, elitista, pija o simplemente gestora. No es casual que la nueva derecha critique que el PSOE 'vive fuera de la realidad', sin contacto con 'los verdaderos problemas de la gente', 'los españoles corrientes que trabajan'. De hecho, la única baza posible de la izquierda oficial a estas alturas es jugar en el mismo tablero de política-espectáculo que la derecha: entre los últimos gestos simbólicos del gobierno ZP: los 'palabros' de Bibiana Aido, la sonrisa de Leire Pajín o Chacón embarazadísima como ministra de Defensa...".

El centro derecha (PP) y el centro izquierda (PSOE) se retroalimentaron, por tanto, en la primera guerra cultural española. ¿El ganador electoral de la batalla? Zapatero. Atacado por tierra, mar y aire por su "progresismo", la izquierda ciudadana cerró filas y volvió a llevar a ZP a la Moncloa en 2008. Eso sí, lo que la cultura unió, la economía barrería cuatro años después.

Podemos le roba el show al PSOE

Uno de los momentos más chocantes de la irrupción de Podemos en el Congreso (del bebé de Carolina Bescansa a los variopintos juramentos de sus diputados) fue la reacción de los diputados del PSOE, que denunciaron indignados la política 'podemista' de gestos como una intolerable banalización de la política. ¡Y lo dicen los mismos que alimentaron esa máquina de gobernar a golpe de gestos costumbristas que fue el zapaterismo! ¿Acaso Zapatero no hizo un uso habilidoso de la polarización cultural? Otra manera de entender el enfado de los socialistas estos días: Podemos les ha robado la bandera del simbolismo progre.

Aunque la segunda guerra cultural ha detonado estos días, se venía larvando hace unos meses, pero los detonadores quizá no han sido los 'podemistas', sino los 'aguirristas'. En efecto, cuando parecía que Esperanza Aguirre estaba políticamente muerta tras perder el poder en las municipales de mayo, resulta que ha resucitado (¿temporalmente?) para hacer lo que mejor sabe: dar la batalla cultural (a Manuela Carmena).

Como pionera de la llegada a España de las 'culture wars' de la derecha neocon estadounidense -recuerden el clásico mantra 'aguirrista': hace falta una "derecha sin complejos" que dispute a la izquierda una presunta hegemonía cultural progre- Aguirre vio la luz cuando el gobierno Carmena dejó caer que la Cabalgata de Reyes de este año iba a ser diferente. Lo que siguió fue una de las mayores broncas culturales de los últimos años (también de las más ridículas) a cuenta del traje de los Reyes Magos (maravilloso ejemplo de la ligereza de las guerras culturales: o cómo un asunto estético menor se convierte en drama político nacional -que permite sacar pecho identitario a ambos campos ideológicos).

“Todo aquello que consideramos 'normal', nuestro paisaje cotidiano de creencias o valores es consecuencia de disputas culturales previas en torno al sentido de las cosas. Si alguien entiende que es normal que un Rey Mago 'solo' puede vestir de una forma tradicional es porque asume una situación 'hegemónica' que obedece a determinados intereses... Lo ocurrido en Madrid revela una disputa cultural típica por dar un sentido político a esferas aparentemente neutras y por excluir como 'imposibles' otras opciones. ¿Por qué Esperanza Aguirre se ofende tanto por el hecho de que se otorgue, aun cuando sea con sumo respeto, otro sentido a una celebración como la Cabalgata? Porque llevan décadas dando 'su' sentido a estas celebraciones. Por eso la cultura nunca es inocente”, explicó el 'podemista' Germán Cano a El Confidencial. 

Ahora tocaría analizar parecidos y diferencias entre la primera y la segunda guerra cultural para ver por dónde pueden ir los tiros. Diferencia principal: el contexto actual (crisis política, institucional y económica) es radicalmente diferente al de los años locos del 'zapaterismo', cuando el dinero fluía y la principal preocupación política de la clase media parecía ser discutir sobre estilos de vida. En otras palabras: Podemos y el PP pueden emplear toda la energía política que quieran en la pelea costumbrista, pero eso no va a evitar que Bruselas nos martirice con la deuda, la austeridad y los (futuros) recortes... 

Por CARLOS PRIETO
19.01.2016 
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4 feb 2016

Agitando el miedo líquido: tan peligroso como afectivo

Desde que los dirigentes europeos decidieron que había que blindar las fronteras del viejo continente alejándose de los viejos principios del mundo más avanzado que siempre definieron esta parte del mundo, desde que se decidió que la política a seguir era y es “los nuestros primero” se acompañó esta medida con un manejo emocional de una impresión tan útil como peligrosa como ya mencionaba Maquiavelo en su clásico y conocido libro 'El príncipe'; nos estamos refiriendo al miedo.

En el día a día no hay inmigrantes por motivos económicos y por motivos de persecución en dos realidades claramente diferenciales, en general, unos se mezclan con los otros y con frecuencia ocurren las dos cosas al tiempo en un espacio continuo que por muchas fronteras y limitaciones que quieran ponerse, no evitaran los flujos migratorios porque, como bien dicen muchos de los que emigran en terribles y peligrosos viajes, no lo hace ya por ellos que dan su vida y su futuro por perdido, lo hacen para que sus hijos puedan tener una oportunidad de futuro, una fuerza incontrolable y que les hace capaces de superar todas las dificultades: la fuerza de la supervivencia.

El miedo es el condimento emocional que acompaña a la insolidaridad, que acompaña a las políticas de la 'Europa fortaleza', una emoción básica que va unida a las políticas egoístas con el otro diferente y también con el otro desigual que comparte espacio pero que acaba siendo responsable de su situación en un mundo de personas aisladas a su propia suerte en competencia feroz por sobrevivir mientras que un instrumento como la economía se convierte en fin, en principio y final y la austeridad en la política estrella, en el que la desigualdad crece imparable.

Un miedo que se agita en el siglo del 'miedoceno' como señalaba agudamente hace un tiempo Forges, un miedo liquido en expresión de Bauman, que impide tener un plan de respuesta porque no sabemos a qué debemos tener miedo, que genera el peor de los miedos posibles: la indefensión, un temor que nos acompaña, nos activa y nos pone a la defensiva ante todo lo que sea diferente, un miedo, emoción básica y que conecta con nuestro cerebro mas animal, al tiempo peligroso y útil como emoción básica. Un miedo que una vez que se activa se vuelve tan irracional como incontrolable arrastrando a la solidaridad o la justicia.

Inmigrantes a los que tenemos miedo, a los que, por momentos se idéntica con terroristas, con personas diferentes que vienen a quitarnos lo que es nuestro, a invadir nuestros espacios, a romper nuestras costumbres, a desadaptar nuestras vidas.

Uno de los retos más importantes a afrontar será, precisamente, construir discursos integradores, fijar la atención en lo que nos une y no en lo que nos desune, recuperar conceptos como la solidaridad, el diálogo, el aprendizaje a partir de las diferencias, el respeto a los otros y, por encima de todo, la construcción de sociedades que vuelvan a juntarse, en el que se reconstruyan espacios para compartir, para conocerse, para caminar juntos, porque el miedo solo se combate si se le mira a los ojos y la desigualdad solo se rompe desde proyectos colectivos; se tratara de rearmar las relaciones sociales y grupales, recuperar el agora y recuperar la política, recuperar la alegría, sonreír, empatizar y dialogar para que el miedo ya no sea la emoción dominante de nuestro tiempo, para que rompamos el individualismo y la competitividad extrema.

Para empezar a cambiar las cosas en esta dirección convendría preguntarse a quién beneficia el miedo, quién lo construye y porqué se hace y conocer sus usos y costumbres, como la generalización a partir de un caso concreto: un árabe es un terrorista, los árabes son terroristas por ejemplo, tengamos miedo, pensemos en ellos como amenaza, como peligro, alejémonos de ellos e impidámosle la entrada en nuestras vidas.


Por José Guillermo Fouce
Presidente Fundación Psicología sin Fronteras
02/02/2016
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15 nov 2015

La violencia humanista de Occidente, ayer en Paris

Cuando empezó el ataque a Siria, ahora directamente relacionado con los acontecimientos de ayer de París, escribí sobra una idea que ha trabajado mucho Preciado. La idea de que toda tecnología de gobierno necesita inscribirse dentro de un aparato de verificación y que la violencia, en este sentido, es también un aparato de verificación.

Para justificar en su momento el ataque de Siria, Estados Unidos dijo, en boca de Kerry: “Tenemos pruebas que verifican la utilización de armas químicas” decía primero, haciendo ver al mundo que han aplicado el método técnico-científico para producir verdad, es decir, para producir hechos: “Es un hecho que han utilizado armas químicas’, por tanto, decía después, ‘tenemos derecho a atacar’ , es decir, la violencia (igual que la verdad) ha de aplicarse, y ciertos cuerpos han de pasar (morir, sufrir…) por esa violencia (igual que cuando la Inquisición producía verdad mediante la tortura).

Ahora, en respuesta a los ataques de París, veremos el mismo discurso funcionar: se usará la violencia porque es “necesario” (matar, excluir a cierta gente) ya que no hay otra forma para gobernar mejor a la gente (dígase democracia, dígase libre mercado…). Es decir, la violencia humanista es aquella que tiene una justificación democrática: para gobernar mejor hay que matar.

Por tanto, la violencia humanista no es simplemente una consecuencia de intereses (o de acciones de individuos semi-racionales), sino un conjunto de técnicas de muerte y de técnicas de gobierno.

El humanismo es un movimiento que surge hacia 1300 en Europa y, resumiendo en extremo, trataba de recuperar los elementos más característicos de la antigüedad clásica. Es la ideología-práctica por excelencia del Renacimiento y su papel será fundamental en la configuración tanto de la Modernidad como de Occidente y su (o nuestra) forma de entender la razón, la religión, la moral, el Estado, el individuo, la verdad, la ciencia… Y ahora vayamos a lo que no dicen las enciclopedias.

El humanismo nació, y se desarrolla, como un tipo de violencia, mediante un conjunto de técnicas de gobierno y de muerte específicas.

En realidad, para Foucault, el humanismo se ha desarrollado sobre todo en el núcleo de técnicas de muerte. Técnicas de muerte entendidas como formas de gobierno, es decir, prácticas y dispositivos dirigidos a gobernar a la población mediante la muerte, desde el ahorcamiento habitual en la plaza pública, pasando por la también tradicional pena de muerte y el confinamiento, las torturas, pasadas y actuales, la guerra, las muertes por deshidratación, malaria, hambre, etc. Todo ello son maneras o técnicas de gobernar la población, propia y ajena.

Dichas técnicas de muerte (que se solapan con técnicas de vida, por ejemplo, en el control de la reproducción de la vida; nacimientos, abortos, anticonceptivos, inseminación artificial, etc.) se llevan a cabo mediante determinados aparatos de verificación que varían a lo largo de la historia.

Los aparatos de verificación son el resultado de la articulación de discursos, representaciones y prácticas sociales que permiten decidir sobre lo verdadero y lo falso, son las máquinas históricas que producen verdad. El aparato de verificación dominante de nuestra época es el técnico-científico.

Volvamos a Siria y a París: todo el proceso de investigación técnico-científico que en su momento se llevó a cabo en Siria (para verificar si se han lanzado armas químicas entre la población), y la que se está ahora llevando a cabo en París, donde Hollande ha dicho que ‘los bárbaros son ellos y los civilizados nosotros, y que nadie tenga ninguna duda de que el Estado de Derecho (es decir, la democracia) será implacable (es decir, matará) pero, eso sí, siguiendo un discurso y una práctica técnico-científica mediante la que “descubrirán a los verdaderos (verdad) responsables” sin decir jamás que es el aparato técnico-científico que usan lo que produce verdad. No la descubre. Los terroristas se producen (financiándolos o invadiendo pueblos y territorios ajenos como Siria). Los terroristas no se descubren, se producen. Y el ISIS en este caso se produce además mediante el aparato técnico-científico (industrial) de, entre otros, París. Ya que en su momento, recordad a Kerry, justificaron la creación del ISIS (implícitamente) con el objetivo de gobernar mejor a la gente (democracia). Y ahora se pone sobre la mesa el mismo argumento, pero para matarlos.

Por eso decimos que la violencia actual es la que gobierna a través de técnicas de muerte inscritas en el aparato de verificación técnico-científico.

Se trata de analizar la violencia como una práctica de gobierno. Y esto es aplicable al gobierno entre Estados (y entidades transestatales). En este punto os pido un pequeño repaso mental por el mapamundi para recordar que la violencia es una práctica de gobierno en todas partes y lo que se trata es de entender su carácter específico en cada época y lugar.

El humanismo es un tipo de violencia caracterizada por determinados aparatos de verificación y determinadas maneras de gobernar las cosas y las personas: la democracia liberal y el capitalismo son sólo un ejemplo de dichas maneras de gobernar.

Opino que analizar el humanismo como un tipo de violencia, un conjunto de técnicas de gobierno y de muerte, ayuda a la hora de entender algo de lo que está ocurriendo no sólo en Siria o Francia, sino en Estados Unidos, en Egipto, en Israel, Turquía, España, Rusia, Grecia… y también lo que sucede entre unos y otros cuando se rozan mal.

Dicen por ahí que vivimos en sistemas tanato-políticos, sistemas donde el soberano gobierna mediante la muerte. Fuera, muy fuera, de casa. Y dentro, muy dentro, también.

Por Jule Goikoetxea
14-11-15
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