30 nov 2012

Antonio Baños: “Tus padres son anticapitalistas, lo que pasa es que no lo saben”.

Una entrevista de Alberto G. Ezquerra.
24 de noviembre de 2012
 
Entrevista a Antonio Baños autor del libro Posteconomia. Hacia un capitalismo feudal. "Ya ha quedado claro que la crisis no es una crisis. Se trata de un auténtico asalto al poder absoluto por parte de las élites del capitalismo global. Unas élites financieras que utilizan el dogmatismo neoliberal de políticos y economistas para llevar a sus máximos históricos la transformación de la humanidad entera en millones de siervos atemorizados y empobrecidos. Es la Nueva Edad Media".
El pasado 5 de octubre Antonio Baños Boncompain presentó en La Pantera Rossa de Zaragoza su libro Posteconomía. Hacia un capitalismo feudal (Los Libros del Lince. 2012) y allí estuvimos los agitadores para hacerle un asalto en toda regla.
Antonio Baños es también autor del libro La Economía no existe. Libelo contra la Econocracia (2009), es periodista, ha colaborado en Público, El Periódico de Cataluña, La Vanguardia y actualmente en los medios digitales eldiario.es y maspublico.org. Fue miembro del consejo de redacción de Ajoblanco, la mítica revista contracultural, en su segunda época (1987 – 1999). Ha entrevistado a famosos escritores como Arturo Pérez Reverte, Maruja Torres y cubierto varias campañas electorales. Comparte editorial con el apocalíptico Santiago Niño Becerra, a quien presentó su libro y encima ejerce de rockero al frente de Los Carradine. Tuvo el morro de parodiar a Leopoldo Abadía en Muchachada Nui y meses después entrevistarle.
Conocí la existencia de Antonio Baños por sus colaboraciones en Público. Sus columnas me parecieron de las más divertidas, irreverentes a la vez que cañeras. Compartía los mismos referentes culturales que yo. Igual hablaba de Durruti que de Bob Esponja, o citaba a los situacionistas, Zizek o los Dead Kennedys. Por primera vez en un medio escrito de masas encontraba columnistas al margen de la Cultura de la Transición y los aburridos santones del progreprisismo con los que nos aburre EL PAIS (de la carcundia reaccionaria y sus opinadores mejor no hablar). Junto con Isaac Rosa, Rafael Reig, Antonio Orejudo y el fallecido Javier Ortiz; Antonio Baños formaba una delantera opinadora que ríase usted de los cinco magníficos.
Pese a estar muy al día e informado, Antonio Baños no está en la redes sociales, no tiene perfil en Facebook, ni cuenta en Twitter. Lo más lejos que llegó fue a abrir una cuenta en myspace para publicitar con música de su grupo los Carradine su primer libro “La Economía no existe”.
 
Muchas gracias por atender a EL AGITADOR ¿Quién es Antonio Baños?
Un cuarentón de Nou Barris (Barcelona), periodista de oficio y adherido a la precariedad. Se me puede acusar de todo excepto de haber tenido éxito. Cuando estoy en el paro aprovecho para escribir libros.
 
En tu primer libro “La Economía no existe” arremetías contra una religión que bautizabas como “econocracia” y la refutabas en su totalidad.
Detrás de esa ciencia tan seria a la que llamamos Economía se esconde la falsedad y la mentira. La “Econocracia” maquilla, falsea y manipula datos y cifras sin el más mínimo recato. Los economistas son una nueva casta, una autoridad teocrática cuyo pensamiento parece divino. La “ciencia económica” debería tener la obligación de parecer científica, pero no tiene nada de científica. Un señor puede decir que mañana saldremos de la madre de todas las crisis, otro señor decir que esa crisis todavía no ha empezado y un tercer señor (o señora) indicar que, de hecho, ya no estamos en crisis. Y entre ellos, además, estar de acuerdo en una serie de palabros esenciales como “responsabilidad fiscal” o “desarrollo sostenible”. La economía ha dejado ser ciencia para convertirse en una religión con sus dogmas, rituales, sacerdotes, ritos, iglesias, etc. Priman el dogma por encima de la espiritualidad o la duda. Estamos en un proceso parecido al paso de la patrística a la escolástica, cuando los pensadores cristianos dejaron de preguntarse qué era lo bueno y pasaron a ordenar a los demás que hicieran lo que ellos consideraban bueno.
 
En “Posteconomía. Hacia un capitalismo feudal” dejas clara tu opinión sobre la crisis y afirmas que vamos hacia una Nueva Edad Media.
La crisis no es lo que nos cuentan, no es un accidente meteorológico. Es un asalto al poder por parte de las élites del capitalismo global que utilizan el dogmatismo neoliberal de políticos y economistas para llevar a cabo una transformación social y convertir a la humanidad en millones de siervos atemorizados y empobrecidos. La crisis es el arma del capitalismo para conducir al mundo hacia una Nueva Edad Media. En su inmensa mayoría, los seres humanos se van convirtiendo en siervos de la deuda y anticapitalistas a la fuerza. Mientras, los economistas abandonan su idea de ser científicos para convertirse en sacerdotes de los poderosos. Las grandes megacorporaciones, privadas, globales, vigilan, controlan y sancionan a sus propios creyentes.

“Vivimos en una revolución de ricos contra pobres”

Una de las tesis de tu libro es que ha desaparecido la sociedad de consumo.
La sociedad de consumo ya no da más de sí. Es imposible fabricar cosas para todos por el exceso de población y la limitación de materias primas. Ahora el capitalismo nos mantiene en la precariedad y el subconsumo y nos aliena con las redes sociales. El consumo ya no es el centro, es más barato tener a la gente endeudada que producir y producir. Pensamos que la deuda es dinero pero es una grave equivocación. La deuda es tiempo, no debes una semana o años de tu salario, sino todo ese tiempo de tu vida. Es una muy sutil forma de esclavitud.
 
¿Hay una Conspiración de las élites?
Una Conspiración propiamente dicha, centralizada en una mesa cuadrada quizás no. Pero sí hay una coincidencia de intereses por parte de élites y multinacionales que actúan como oligopolios. Sus armas son la deuda y la utilización de un dinero flotante e inexistente que no tiene que ver con la realidad ni con el sistema productivo. El PIB global del planeta son 60 billones de $ pero hay 707 $ billones de capital circulante, hay diez veces más dinero que cosas que se pueden comprar. La globalización ha facilitado la creación de un oligopolio global y la nueva casta señorial utiliza la puerta giratoria donde los señores neofeudales pasan de lo privado a lo público confundiéndose lo que es el Estado público y lo que es la empresa privada.
 
¿Cómo son los nuevos ricos?
Los nuevos magnates no son burgueses en el sentido clásico. No acumulan capital, han perdido la moral calvinista. Practican el orgullo de clase y el impúdico exhibicionismo y ostentación de su riqueza. Son cosmopolitas y ciudadanos del mundo en el peor sentido de la palabra, del mundo global capitalista, no tienen ninguna conexión ni vinculación con su territorio. Los nuevos millonarios cambian no solo de residencia sino de nacionalidad por pagar menos impuestos. Me jode añorar a la antigua burguesía, pero estos al menos tenían vinculación con el territorio y repartían algunas migajas entre los de abajo aunque solo fuera por mantener el pellejo a salvo.
 
¿Cuál es el origen de la economía y del trabajo?
La economía se basa en el hambre y es lo que explica muchos de los procesos sociales que siguen vivos hoy en día. Durante buena parte de la Edad Media se entendía que hubiese ricos y poderosos, como había pobres y lisiados. Era el orden divino. La teología parecía respetar a los primeros y alabar a los segundos acercándolos a los cielos. Con el tiempo la imagen del pobre sumiso, bendecido y sentado a la puerta de la parroquia fue reemplazada por la del superviviente que va de un lado a otro, incontrolable, y que ha descubierto el valor de sus brazos. Así nace la pobreza como «problema». Como un problema de orden público. Si los pobres se mueven libremente, pueden reunirse, crear revueltas, presionar a los señores. Al igual que ocurre hoy con las pateras que nos llegan de África, la preocupación de los señores no era la pobreza, sino la «movilidad del pobre». La pobreza cambia su estatus. El cada vez más fuerte Estado debe hacerse cargo de que la gente estuviese en su sitio. Y la mejor manera de conseguirlo fue mediante otra magnífica invención: el empleo asalariado. Nacen dos conceptos básicos: la responsabilidad social del pobre y la obligatoriedad del trabajo.
 
La pobreza se convierte en un asunto tratado en libros y debates entre intelectuales…
Luis Vives, el célebre humanista valenciano, publicó con increíble éxito su Tratado del socorro de los pobres. En él se plantea la creación de unas «casa de Caridad» donde acoger (fijar, inmovilizar, controlar) a esa población cuyos pies traen tantos problemas. Joseph Townsend, un grandísimo hijo de puta y clérigo del siglo XVIII (aconsejó en su Dissertation on the Poor Laws: «El hambre domesticará a los animales más feroces, enseñará a los más perversos la decencia y la civilidad, la obediencia y la sujeción. En general, únicamente el hambre puede espolear y aguijonear a los pobres y obligarlos a trabajar».
 
En tus libros hablas de lucha de clases a la inversa, afirmas la existencia de una Revolución ricos contra pobres.
Hoy el patrimonio simbólico y semántico de la Revolución pertenece en exclusiva a las agencias publicitarias. El proceso revolucionario neofeudal actúa en todos los frentes: creación de un lenguaje y un imaginario, toma del poder y modificaciones legislativas. Está claramente demostrado por la historia, los ricos tienen conciencia de clase y están haciendo su revolución. Desde finales de los 70 con el neoliberalismo como dogma existe una guerra de clases de ricos contra pobres. Al contrario de lo que predijo Marx no son los oprimidos los que se levantan, sino los ricos los que quieren acumular más ganancias.El Capitalismo desde sus inicios supone la revolución de los ricos contra los pobres. Se utiliza el hambre como un medio más sofisticado, más eficaz que los latigazos o las amputaciones, para tener bajo control a la levantisca población.
 
¿Cuáles son las similitudes entre la “Nueva Edad Media” y la Edad Media?
Antes había guerreros, oratores y pueblo, ahora los guerreros son los ejecutivos, brokers, directivos de grandes empresas, los oratores son los economistas, los think tanks, el pensamiento académico y los intelectuales orgánicos. Antes las ciudades facilitaban los tránsitos al peregrino y expulsaban a los mendigos, ahora se facilitan los tránsitos a los turistas y se trata de impedírselo al inmigrante pobre. El capitalismo pasa a ser feudal, se pierde el concepto de Estado-Nación de la sociedad contemporánea. El Estado pierde todo el poder frente a grandes corporaciones y grandes empresas. La clase media va desapareciendo. No vamos a ir en burros y harapos, tendremos smartphones última generación pero no podremos pagarnos las radiografías en una sanidad privatizada.

“El capitalismo es como el calimocho, con la edad resulta insoportable”

¿Hubo teóricos insurgentes en la Primera Edad Media?
Mucho antes que Kropotkin hablará del apoyo mutuo. Guiber de Nogent en el s.XII hablo de autogestión en comunas y del juramento de apoyo mutuo, gracias a lo cual se liberaban de toda servidumbre.
 
¿Está agotado el Capitalismo?
El capitalismo no es que sea injusto es que es cansino y agotador. Es como el calimocho, a partir de cierta edad se hace insoportable. Siempre exigiendo más a sus súbditos. Más producción, más beneficios, más novedades, más fidelidad…
 
¿Qué opinas de la teoría del decrecimiento?
Para mí todo lo que diga Carlos Taibo va a Misa (risas…) laica pero misa, creo que fuera de la monserga publicitaria y del ruido tóxico de las redes sociales es posible una praxis antisistémica donde conceptos como proximidad, regalo, intercambio o reciclaje vuelvan a cargarse de sentido político. Ante un poder esencialmente vertical no hay nada mejor que una organización horizontal. Habrá que andar con ojo porque el capitalismo ha sabido cooptar cualquier empuje contrario, desde la contracultura al ecologismo.
 
¿Qué me dices de los hoy tan de moda “emprendedores”?
Bonita palabra mágica para describir a personas tocadas con un don divino capaces de generar empleo y riqueza. Viene de la cruzada en convertirnos a todos en seres motivados, dinámicos, participativos y colaboracionistas. Con su rollito neoliberal de pensamiento positivo tratan de estigmatizar la negación y la resistencia.
 
Ves la larga mano del neoliberalismo hasta en Bob Esponja.
Bob Esponja es un trabajador indefenso de una empresa de comida rápida que vive feliz en una precarización brutal (gana menos de 20 centavos) Esponja no tiene estudios, no asciende en el trabajo, no disfruta de ningún derecho sindical y trabaja para un empresario (Señor Cangrejo) brutal y rácano. Su mejor amigo es un ni-ni perfecto tonto como un zapato mientras que su compañero de trabajo es Calamardo, el único personaje con inquietudes culturales. Por ello es un infeliz y un amargado. Como dice el Eclesiastés: “En la mucha sabiduría hay mucha frustración”. Nuestros hijos nos agradecerán toda la vida que les eduquemos en los valores de Bob Esponja, los valores del futuro. Y por si fuese poco, nuestro héroe vive bajo el mar, circunstancia que avanza el paisaje post cambio climático. A los cuarentones ya nos advirtieron con juguetes de lo que nos esperaba. Los Madelman fueron un ejemplo de precariedad laboral pues igual curraban de astronauta que de tornero y Mortadelo y Filemón, una pareja de inútiles emocionales que comparten piso, trabajan de funcionarios de bajo nivel y su competitividad nefasta justifica un mobbing perpetuo. El fin del bienestar.
 
¿Que opinas de la ahora llamada Cultura de la Transición y de su paladines?
En el periodismo hay un tapón generacional, unas firmas que llevan allí décadas y décadas que solo autorecrean su propio ego y hablan de un país imaginario que ya no existe desde hace tiempo, viven en otro mundo completamente al margen de la realidad.
 
¿Qué opinas de movimientos como el 15-M?
Yo creo que cargan más sobre la “casta política” cuya existencia es discutible que sobre la “casta económica” que es la base del actual sistema. Consignas como los “privilegios” de los políticos o no nos representan me suenan criptofascistas. Nunca pueden faltar representantes. Si abogamos por la democracia directa necesitamos cuantos más representantes y portavoces. El reducir políticos solo servirá para mantener la estructura bipartidista eliminando a opciones más minoritarias. Yo me identifico más con la clásica tradición libertaria, para eso soy de Nou Barris.
 
¿Qué les has hecho a Maruja Torres que ha recomendado recientemente tu libro hasta dos veces en su página de EL PAIS SEMANAL?
Es una tía muy maja, le entrevisté y ella misma se interesó por mis libros, por lo que se ve le debieron de gustar.
 
En tu biografía destacas que entrevistaste a Arturo Perez Reverte ¿Cómo fue la aventura?
Fue ya hace muchos años, un encargo para Ajoblanco, me enseñó su casa, me invitó a comer. Es un castellano viejo y un hombre aguerrido y de honor, tal y como se autoparodia una y otra vez. Es así.
 
Cuéntanos algo del cierre de Público donde tú eras columnista.
Fue un proyecto interesante, aún con esta crisis podía haber seguido hacia delante. Su responsable Jaume Roures decidió el cierre cuando Carme Chacón perdió las primarias del PSOE frente a Rubalcaba, entonces dejó de interesarle el proyecto. De sus cenizas han surgido dos proyectos interesantes maspublico.com (una cooperativa de extrabajadores que intentó hacerse con la cabecera de Público impidiéndolo Roures con oscuras maniobras) y eldiario.es de la mano del primer directo Ignacio Escolar y algunos de sus colaboradores. Yo colaboro esporádicamente en ambos proyectos.
 
Cuéntanos tu aventura con Leopoldo Abadía.
Fui a su casa a entrevistarle. La decoración parecía de “Cuéntame”, llena de fotos con el Rey y con Aznar, en mitad de la entrevista uno de sus hijos cayó en la cuenta que yo era quien había parodiado a su padre en Celebrities de Muchachada Nui y no le hizo mucha gracia.
 
Dinos algo sobre Santiago Niño Becerra.
A Niño ni tocarlo!! Publica en la misma editorial que yo y gracias a sus ventas pudimos editar mi libro. Forma parte del Econopop. Es decir el economista como figura del pop mediático que combina una narrativa popular de los acontecimientos con una pizca de Colombo, otra de tarotista y un poco de Stephen King. Después de tanto leerlo aún no sé cual es su pensamiento… eso debe ser bueno.
 
¿No crees que La 2 está sobrevalorada, va de referente intelectual pero siempre pone los mismos documentales sobre mapaches y repone películas soporíferas una y otra vez?
Es posible pero mi padre sigue viendo sin desmayo los documentales de siempre. Yo ya solo le acompaño si son de insectos. La verdad es que hace más de un año que no tengo tele y veo documentales sobre illuminatis y conspiraciones en you tube con auténtica pasión. También me he enganchado a las películas históricas de los países del Este de los 70. No entiendo nada pero te provocan unas siestas cojonudas.
 
¿Qué papel juegan personajes de los Reality Shows en la Post-Economia?
Importante. Buena parte del ninismo nacional se refleja en los personajes de los Realitys. Lo que siempre me ha fascinado más es como, para el realitero, lo peor que puedes ser es un estratega, y lo mejor, un tío que va de frente, como los toros. Es una exaltación de la hidalguía idiota frente a la inteligencia planificadora que nos retrata a base de bien.
 
¿Eres un antisistema?
Por su puesto. Ser antisistema en un mundo de fanáticos se convierte en una postura ponderada, razonable, adulta y decente con este planeta y la felicidad de quien lo puebla. Soy antisistema y a la vez reaccionario contra la revolución de los ricos. Como reaccionarios eran los ludditas y los pueblos indígenas que defienden modos de vida ajenos a la falacia del progreso.
 
¿Hay Alternativas?, ¿qué hacer?
Contra la revolución de los ricos solo queda la resistencia y la organización. La solución es el anticapitalismo. Anticapitalistas son tus padres aunque no lo sepan, son los que vienen de la tradición socialdemócrata, incluso la liberal. Anticapitalista es cualquier persona de orden y de bien que se ha dado cuenta de que esto ya no es el viejo sistema capitalista de “rostro humano” que hemos conocido sino Nuevo Feudalismo. Cualquier familia que quiera ser feliz a la vieja manera pequeñoburguesa, con el viejo anhelo de criar hijos y hacerse personas de provecho, cualquier persona que sueñe con una vida honrada y moderadamente prospera, que quiera conservar sus propiedades sin arrasar a las vecinas, es de hecho anticapitalista aunque no lo sepa. Las cuatro D: Desertar, Desobedecer, Disolver y Descansar.
 
Para finalizar recomiéndanos un libro, un disco y una película.
Un libro “Derecho a la Pereza” de Paul Lafargue, un disco, cualquiera de Billy Bragg y una película “La Vida de Brian” el mejor cine político hecho en la historia.

Suicide Machine o cómo dejar Facebook


 

Facebook, una fuente de datos para empresas.

La ‘reina’ de las redes sociales es una fuente gratuita de perfiles de consumo, un instrumento al alcance de las empresas para conocer el perfil de sus candidatos y uno de los objetivos de programas de espionaje como Indect.

En septiembre del año pasado, The Guardian publicaba que la UE financia sistemas de control y vigilancia de las redes sociales. Basándose en un documento filtrado por Wikileaks, apuntaba la financiación europea del consorcio Indect, que desarrolla programas técnicos para registrar y almacenar información a través de un plan de vigilancia permanente de chats, foros y redes sociales entre otros. Un producto del trabajo en común de departamentos nacionales de policía, empresas privadas y centros de investigación de universidades. En el Estado español colaboran la Universidad Carlos III y la empresa Moviquity. Facebook, con sus millones de usuarios, muchos inscritos con nombre real, sería uno de los objetivos.
Entrar en una red social es sencillo, pero no tanto abandonarla.
The Suicide Machine es una página web que proporciona ‘suicidios asistidos’ en las redes sociales. Al aceptar, ingresando cuenta y contraseña, se pone en marcha un proceso irreversible por el que un programa elimina uno a uno todos los datos, amigos y contenidos de un perfil y cambia la clave para que no se pueda volver a acceder a la cuenta.
El sitio, desarrollado por un grupo de artistas, diseñadores y programadores con sede en Holanda no tiene interés comercial y pretenden publicar el código fuente completo porque creen en la tecnología de código abierto y el intercambio de información. De hecho, están preparando un disco de inicio en Linux Live-CD para que los usuarios puedan disponer de su propia máquina. Ofrecen servicio para Facebook, Twitter, Linkedin y MySpace. Facebook les ha bloqueado y ha amenazado con tomar medidas legales, pero por el momento la página sigue funcionando.


“Lejos de conectarnos, Facebook realmente nos aísla en nuestros lugares de trabajo. Alimenta una suerte de vanidad y engreimiento en nosotros. Incentiva una competitividad inquietante entre las amistades: parece que, con los amigos, hoy en día la calidad no cuenta para nada y la cantidad es la reina”, sentenciaba sobre Facebook el periodista Tom Hodgkinson en The Guardian.

Patricia Manrique
13-09-2010.

Dolor de la marca España



 
Blog : Columna en el desierto Número 180
 

Algún que otro turista se para bajo mi columna y me pregunta a gritos si soy un monumento a Colón. Antes me enfurecía, pero como los estilitas hemos de colmar muchas horas solitarias, ahora prefiero hacer de los símbolos nacionales motivo de meditación.
Se habla mucho de la marca España. A primera vista la propia noción parece una secularización neoliberal del patriotismo, en el mismo continente pospolítico en que medran mercados y no Estados, identidades blandas y fluidas y no sujetos históricos, consumidores y no ciudadanos, marketing y no doctrina, logotipos y no arquetipos. Pero a lo mejor son demasiadas postrimerías mientras la cabra legionaria siga desfilando. El proyecto marca España nació en una era tan poco blanda como el aznarato, hace una década.
Los sabios de la corte que en los informes oficiales proponían ‘vender’ “la nueva realidad de España”, o sea, vender España, tildaban la sobrevaloración del jamón de Bayonne, frente al “pata negra”,de “sangrante” (una calificación, eso sí, muy charcutera). “Los Estados avanzados compiten todos contra todos, y parecen haberse convertido en marcas”. Entre la autocomplacencia, el hobbesismo y el éxtasis mercadotécnico, sublimaban los mismos estereotipos que pretendían rebatir. Aun relegándola a marca, les dolía España, la verdadera: “si realmente la ‘España de verdad’ es tan atractiva, ¿qué se puede hacer para comunicarla?”.
La melancolía de la España Una persiste en el discurso del actual ministro García-Margallo, cuya noción del marketing integral exige atribuir una imagen a cada cosa y viceversa, no sea que cunda el politeísmo: “Las personas tenemos una imagen. Las empresas tienen una imagen. Los colectivos humanos tienen una imagen. Y los Estados, por supuesto, tienen una imagen”. Hasta los excesos de matiz del mito de la caverna pueden subsanarse: “Se trata del sueño de conseguir que, por una vez, la realidad y la imagen de Platón coincidan (…) y hagan justicia a la compleja unidad que es España”.
Y me bajo de mi columna para buscar una lechuguita, que el sol se pone ya tras un toro de Osborne.

Gonzalo Abril
5- 9-2012.

23 nov 2012

Es que tú no lo entiendes, cariño


"Cuando alguien comienza una conversación advirtiendo de antemano que no entiende de política sé que lo que me espera a continuación es poco menos que un mitin sobre cómo hay que arreglar España. En un país como el nuestro en el que, como reza el dicho, el más tonto hace aviones, con millones de seleccionadores de fútbol en potencia, donde cada taxista es un presidente del Gobierno y cada policía antidisturbios, un ministro de Interior, si alguien te dice que no entiende de política, hazle caso, créele: no entiende de política.
Eso sí, compra, vende, utiliza los transportes públicos, la sanidad pública, tiene que enviar a sus hijos al colegio con un tupper, simultáneamente sufre una subida del IVA y una bajada de sueldo, su puesto de trabajo pende del hilo caprichoso de su jefe, si es que ya no está en paro, o trabaja con un sueldo de esclavo... pero no entiende de política. Ignora que desde que enciende la luz de madrugada o abre el grifo, antes de ir a trabajar, hasta que regresa por la noche para hundirse en el sillón, agotado y acojonado, ha sido la política (que es tan misteriosa como los malditos mercados) la responsable de todo cuanto bueno o malo le ha sucedido durante la jornada.

En realidad todos entendemos de política a la fuerza porque sufrimos sus consecuencias a diario. Es como la gravitación, que nunca la ves pero que la padeces inevitablemente, sobre todo cuando pierdes el equilibrio y vas a parar al duro suelo, donde la gravedad de la caída cobra todo su sentido. Los que dicen no entender de política actúan como aquel del chiste que pensaba que aunque no existiese la ley de la gravedad las cosas caerían por su propio peso. A lo que se refieren en realidad es que no entienden ... a los políticos, que es como decir que no entienden a Isaac Newton, el primero que formuló la ley de la gravitación universal.

Sin embargo, la muletilla de que no entendemos de política nos salva de situaciones embarazosas, como cuando damos el pésame a los parientes del finado con la muletilla de “te acompaño en el sentimiento”, que nos libera de elaborar una frase más original e igual de inútil. Confesar de antemano nuestra ignorancia nos coloca al nivel de los niños, cuya inocencia les permite hacer todo tipo de preguntas, hasta la extenuación de los padres, sin que parezcan tontos. Más aún, cuantas más preguntas nos hacen más listos nos parecen, los muy jodidos.

Pero, mucho cuidado, porque en los adultos, preguntas sobre la existencia o no de los Reyes Magos o del Ratoncito Pérez, en lugar de hacernos más listos, como a los niños, pueden suponer un síntoma de oligofrenia. Como decir que no entendemos de política con la que está cayendo. Y aún así, debo confesaros que, aunque sí entendemos de política porque sufrimos en nuestras cabezas las consecuencias de los actos de los políticos, cuando nos enfrentamos a unas elecciones, una oportunidad única, como si de pronto pudiésemos cambiar la ley de la gravedad, seguimos votando a caciques, defraudadores, prevaricadores, ineptos y delincuentes (¿cómo se explica que 16.000 personas hayan votado a Mario Conde en las últimas elecciones en Galicia?).

En realidad creo que lo nuestro con la clase política es lo más parecido al matrimonio de los católicos que, aunque sospechen que uno de los dos miembros de la pareja es infiel o tonto de remate, hay que mantener la unión por encima de todo, porque el matrimonio en sí es una categoría superior a la felicidad familiar, y porque el sistema democrático también es una categoría superior a la democracia misma.

Los políticos nos son infieles, nos mienten, nos juran que no tienen aventuras con otros, o que no volverán a hacerlo, se gastan en sus juergas alegremente el dinero de nuestro patrimonio común, y al final nos comportamos con ellos como si les creyésemos, dispuestos siempre a perdonarles como si admitiésemos sus disculpas, introduciendo nuestro voto una vez más sin condón, como conejos rijosos del Opus Dei. Intuimos que nos engañan, pero se las arreglan para que lleguemos a admitir que el problema es nuestro, que somos nosotros los que no entendemos. “Es que tú no lo entiendes, cariño”, nos dicen mientras cariñosamente nos echan mano a la entrepierna.

Una vez seducidos, reducidos políticamente al nivel de niños, ya estamos preparados para preguntarnos por qué nos pasa lo que nos pasa. Y una de las preguntas fundamentales es por qué, si esto es un contrato entre los políticos y la ciudadanía, como un gran matrimonio nacional (¿Patrimonio nacional?), una de las partes puede incumplir reiteradamente el contrato, una vez que se ha metido en nuestra cama y ha gozado, a pelo y sin freno, de todos nosotros.

En Italia, una sentencia judicial pretende encerrar en la cárcel a seis científicos que se supone deberían haber sabido predecir el terremoto de L’Aquila, que se cobró más de 300 vidas. Su impericia profesional, según el juez, no es un simple error de cálculo, es poco menos que un crimen, y deberán pagar duramente por su irresponsabilidad. Aquí en España, los suicidios por las políticas aberrantes del Gobierno pronto superarán a los muertos del terremoto de Italia. El PP, con Mariano Rajoy a la cabeza, está gobernando incumpliendo con saña todas las promesas electorales por las que nos había llevado al altar y a la cama, ciscándose en el contrato que establecimos (bueno, que establecieron los que se casaron con él) en las urnas.

Cierto es que Mariano Rajoy tiene una incultura enciclopédica y no es experto en nada, de lo que se deduce que parece imposible llevarle a los tribunales por negligencia profesional, porque él es un seductor, y no un vulgar científico con los conocimientos y preparación suficientes para predecir los terremotos de la política y la economía. Él, que acusó a Rodríguez Zapatero de no haber visto venir la crisis, y de cultivar después en los invernaderos de la Moncloa todo un vergel de brotes verdes alumbrados por las lucecitas del famoso final del túnel, nombra ministro de Economía y Competitividad a Luis de Guindos, el que en noviembre de 2003 decía en el diario ABC (leo en la Wikipedia), en calidad de secretario de Estado de Economía con Aznar, que “en España no hay burbuja inmobiliaria, sino una evolución de precios al alza que se van a ir moderando con más viviendas en alquiler y más transparencias en los procedimientos de urbanismo”.

Esta joya de experto en predicción de terremotos inmobiliarios fue contratado años más tarde como experto en la salvación de países en crisis provocadas... por la burbuja inmobiliaria que él no supo ver. ¿Y cuáles eran sus méritos? Haber sido miembro del Consejo Asesor para Europa del banco de inversiones Lehman Brothers, curioso lugar en el que se encuentra un país llamado España, banco que, con sus malas prácticas, sobre todo en la gestión de las hipotecas basura inmobiliarias, desencadenó una crisis económica mundial sin precedentes. El experto en terremotos.

Ahora, como ya he descendido intelectualmente al nivel de un niño, puedo preguntarme inocentemente: ¿por qué Luis de Guindos está de ministro ¡de Economía! y no en la cárcel? ¿Por qué Mariano Rajoy está de presidente del Gobierno y no en la cárcel por incumplimiento doloso de contrato? Y la madre de todas las preguntas: ¿por qué no acudimos todos ante los tribunales con una demanda de divorcio contra los que nos prometieron en matrimonio político e incumplieron después todas sus promesas?
¿Será porque tú no lo entiendes, cariño?".

Manuel Saco. 28/10/2012

21 nov 2012

Otra miserable lluvia sobre la franja de Gaza.

 
"Los que hemos vivido los bombardeos en Gaza sabemos bien lo que significan. Un estruendo que te arranca violentamente del sueño a la vigilia, que sacude el edificio en que te encuentras. Luego las ambulancias que se suceden raudas hacia donde ha caído el misil sobre el fondo del zumbido de los drones y el eco de los helicópteros Apache y los cazas F 16 que se marchan de regreso a Israel sin mirar atrás. Así una y otra vez a lo largo de la noche.
Jihad Masharawi, trabajador de la BBC, sostiene en brazos el cuerpo sin vida de su hijo de once meses en el hospital Al Shifa después de que un misil Israelí terminara con su vida en Gaza. Foto: Majed Hamdan.
 
Y a la mañana siguiente, la morgue del hospital Al Shifa atiborrada de cadáveres. Y los pasillos y salas de espera repletos de familiares devastados por el dolor, que se acercan para contarte sus historias de pérdida, para recordar a sus seres queridos, y que muchas veces te preguntan: “¿Dónde está Europa? ¿Dónde está la ONU?”.
Cuerpos sin vida en la morgue; mutilados y despedazados en el quirófano de la primera planta; que pertenecen en su mayoría a civiles. Ancianos, mujeres y niños. No puedes bombardear la zona más pobre y sobrepoblada de Oriente Próximo sin llevarte por delante la vida de inocentes. Una zona de la que casi nadie puede salir ni entrar si no es por asfixiantes túneles. Una zona empobrecida por el feroz embargo, en el que el 80% de la gente está en paro.
Una zona que está hecha de hijos, nietos y bisnietos de refugiados que fueron expulsados de sus casas y tierras en 1948, en 1967. Muchos de las cuales aún las lograban ver desde la franja, por encima de la valla que encierra a 1,5 millones de personas, sin comprender por qué alguien venido desde Argentina, Rusia o Estados Unidos puede vivir allí y ellos ni siquiera pueden acercarse, cuando sus familias llevaban siglos en el lugar y aún conservan la llave y el título de propiedad de la vivienda.

Pilar de barbarie

En la operación “Lluvia de Verano”, que cubrimos en directo en este blog desde la franja, y que luego daría pie a mi libro “Llueve sobre Gaza”, el 45% de los 450 muertos fueron mujeres y niños, según organizaciones de derechos humanos. Eso sí, después Ehud Olmert fue al Knesset y dijo que había matado a 450 terroristas a lo largo de dos meses en Gaza.
Operación Lluvia de Verano en 2006… 450 muertos. Operación Plomo Fundido en 2008-2009… 1.400 muertos. Y ahora empieza la Operación Pilar de la Defensa… que vaya a saber cuántas vidas inocentes dejará en el camino. Ya vimos ayer el rostro de uno de los primeros niños muertos. El bebé de Jihad Misharawi, trabajador de la BBC, cuyo trágico asesinato me recordó al de las tres hermanas de la familia Okal, y a tantas otros, como la familia de Juda Galia.
Una operación militar que empieza cuando el gobierno de Bibi Netanyahu decide asesinar al que hasta ahora había sido su hombre de confianza en Hamás, y con el que había mantenido una relación fructífera de años. Asesinato de Estado, selectivo, con avión no tripulado marcando el objetivo para que un helicóptero Apache remate la faena con un Hellfire.
Si en algo quizás sea diferente este escenario de incipiente castigo colectivo es en la visita que en este mismo momento está haciendo el primer ministro egipcio, Hisham Kandil, a la franja de Gaza, y el empleo de la llamada Cúpula de Acero, un escudo antimisil para proteger el sur de Israel de los Kassam.

Lluvia de mentiras

Y ahora, además de las bombas, comenzará la otra guerra, la de la información. La Embajada israelí en Madrid empezará con sus habituales presiones y muestras de indignación tan arrogantes y sobreactuadas que parecerá como si la lluvia de bombas – más de 150 anoche que dejaron 19 muertos y 180 heridos -, estuviera cayendo sobre Tel Aviv y Haifa y no sobre Gaza. Cuando ayer la broma entre los habitantes de la capital de Israel era que los misiles palestinos “tendrían problemas para aparcar”. Cuando el estadio en el que jugaron el Unicaja y el Maccabi al baloncesto estaba a rebosar.
Recuerdo que en los momentos más brutales de la invasión de Gaza en 2006, la vida en Jerusalén continuaba como siempre. En 50 minutos de carretera pasabas de la pobreza de una suerte de Calcuta bajo las bombas, anclada en las lóbregas entrañas del Medioevo, a todas las comodidades, las luces y los lujos de Occidente, hordas de turistas en bermudas y chanclas incluidas.
Tampoco faltará la habitual avalancha de comentarios exaltados de los que apoyan la estrategia de la derecha israelí, aquí, en las secciones de comentarios de otros periódicos, en Twitter y en Facebook. Muchos espontáneos, otros de ciberactivistas organizados. En algunos casos abiertamente racistas pues sostienen que los palestinos son todos terroristas que no aman a sus niños, que merecen ser castigados, vivir como parias, sin Estado, sin poder salir del gueto en el que subsisten.
Se nos acusará a los que estamos a favor del respeto a la legalidad internacional, comenzando con la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, y la defensa de los Derechos Humanos, de ser antisemitas, de estas cegados por el odio. Y, en el caso de que las críticas vengan de judíos como mis admirados Gideon Levy o Amira Hass, se dirá entonces que son judíos que se odian a sí mismos.
Se bombardeará, se insultará… pero lo que no se hará, una vez más, como no se ha hecho en 60 años, es brindar al pueblo palestino un Estado viable en respeto a las resoluciones de la ONU. Un Estado no mutilado por las colonias y por la especulación inmobiliaria israelíes, con control de sus propias fronteras y economía. Habrá mucho dolor, mucho ruido, pero el Gobierno de Israel una vez más se negará a hacer lo que tiene que hacer, que es comprender que el pilar de su defensa no pasa por las bombas ni los checkpoints sino por la prosperidad y libertad de su sometido vecino".

El Pais. 16-11-2012.

5 nov 2012

El coste del empleo verde.


La portada de la revista BusinessWeek tras el paso de la tormenta tropical Sandy es rotunda. "Es el calentamiento global, estúpido". Como viene haciendo estos días el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, su patrón, espera que los efectos de la tempestad sirvan para persuadir a los ciudadanos estadounidenses sobre el denominado cambio climático. En boca del gobernador Andrew Cuomo, no es el momento de quedarse sentados con los brazos cruzados, pensando que no volverá a pasar. Es un espaldarazo a la candidatura de Barack Obama y al compromiso del presidente por lograr implantar en EE UU una estrategía de energías renovables también como fuente para crear nuevos empleos cualificados y bien remunerados, los conocidos como green jobs.

El lenguaje de los dirigentes políticos, como recuerda el Council on Foreign Relations, choca sin embargo con una realidad en un país adicto al combustible fósil: el coste. Los conocidos como "empleos verdes" costarán unos 5.400 millones de dólares este ejercicio al contribuyente en forma de beneficios fiscales para las compañías del sector, según datos del comité conjunto sobre Fiscalidad. A esta cantidad hay que sumar 6.700 millones en garantías a las energías renovables recogidos en el plan de estímulos adoptado en 2009 para hacer frente a la crisis. Eso, cruzando con los 252.000 empleados en la industria, equivale a 29.000 dólares por puesto de trabajo, cantidad que se eleva a 47.000 en el sector de la energía eólica. Los subsidios al carbón, el petróleo y el gas ascienden a 2.700 millones. Emplea a 1,4 millones de personas, lo que reduce el coste para el contribuyente a 1.900 dólares por empleado, 15 veces menos.
 
     El cambio de percepción puede ayudar mucho a definir las prioridades y movilizar los recursos para hacer frente a este reto que cada vez se ve menos como una causa de un color político determinado. El 67% de los estadounidenses, según una encuestra de Pew Research, opina que hay pruebas de que el calentamiento del planeta es una realidad. Es 10 puntos más alto que en 2009. Entre los conservadores, el 48% lo ve así, frente al 35% hace tres años. Sandy habrá elevado aún más esa percepción, como hizo Irene y antes el huracán Katrina. Incrementos similares se vieron en las causas, que se atribuye en un 42% a la actividad humana. Números que, como concluye la revista, pone en evidencia a los que se niegan a adoptar una acción. Lo que deben decidir los gobernantes y el contribuyente es cuánto quiere invertir en este proyecto a largo plazo.


Por: | 05 de noviembre de 2012

3 nov 2012

Hervé Falciani

Ingeniero informático

Una vez más, hace un esquema.
“Digamos que soy un empresario que vende plátanos en Italia a cuatro euros el kilo. Los compro en Costa Rica a 1, pero lo hago a través de una empresa mía en Suiza, que llamamos Tapadera 1. Ésta revende los plátanos a 2 euros a otra empresa, siempre mía, con sede en la isla de Jersey, un paraíso fiscal, y que llamamos Tapadera 2. En Tapadera 1 queda ya un euro de ganancia. La empresa de Jersey vende los plátanos a 3 euros el kilo a mi empresa de Italia, ganando otro euro que se queda en Jersey. Ante el fisco italiano resulta que he comprado los plátanos a tres euros para venderlos a cuatro. La ganancia oficial es, pues, de un euro el kilo y sobre esa cifra pago los impuestos. Pero lo que no sabe el fisco italiano es que, mientras tanto, he puesto a buen recaudo un euro de ganancia en Suiza y otro en Jersey, que son beneficios netos y ocultos. A propósito -sonríe- ¿sabe que Jersey es el mayor importador de plátanos del mundo?”.
Hervé Falciani descubrió 130.000 cuentas que ocultan un gigantesco fraude fiscal a multitud de Haciendas nacionales, y de las cuales 18.000 son de clientes franceses, italianos y españoles, particulares y empresas.

Artículo relaccionado en el Blog:
"LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES".

¿Qué fue de la canción protesta?.



'Público' consulta a músicos de diferentes géneros sobre la aparente ausencia de canción crítica en unos días de crisis, recortes y descontento, mientras los movimientos sociales como el 15-M toman la delantera.


Rage Against de Machine, Bob Dylan, Lluis Llach y Joan Manuel Serrat.

Rage Against de Machine, Bob Dylan, Lluis Llach y Joan Manuel Serrat.





Cierra los ojos y concéntrate. Piensa en algún solista o grupo de la actualidad que se caracterice por unas letras con contenido social y crítico con el sistema. Es muy probable que te sobren dedos de las manos al hacer el recuento. Al menos ésta es la conclusión a la que han llegado diferentes músicos en la actualidad consultados por 'Público' sobre la ausencia aparente de canción protesta. Lejos queda ya aquella hornada de cantautores que cantaban a la libertad en contra de la dictadura de Franco. Lluis Llach, Serrat, Raimon o Paco Ibáñez son sólo algunos de los precursores de la denominada canción protesta en España. Canciones de un gran contenido reivindicativo cuyo origen se sitúa en Estados Unidos en la década de los 40, de la mano de músicos como Woody Guthrie, considerado el padre del género.


"Hay una deuda muy grande en la canción de autor. Ahora se habla de lo social desde el punto de vista de las relaciones amorosas. Las canciones están centradas en los sentimientos". Son palabras de Marwan, uno de los abanderados de la nueva generación de cantautores 2.0. Músicos jóvenes que basan su éxito en el boca a boca, en letras trabajadas y que consiguen la heroicidad de vivir de la música sin sonar en las radios. Una canción de autor en la era de Internet que ya poco tiene que ver con los conceptos que evocan la vieja etiqueta del cantautor. El músico hace autocrítica: "Estamos muy anestesiados por el consumo. La religión de hoy en día es tener cosas, consumir. La razón puede ser que estamos acomodados. Vivimos anestesiados por los mecanismos de poder", explica.
"Si hablas de hacer botellón también estás hablando del que no tiene dinero", explica Rafa Pons

Cambio de lenguaje

Rafa Pons, músico catalán, coincide en que "la reivindicación ha pasado a un segundo plano". Sin embargo, aclara que el lenguaje también ha cambiado. "En mi caso, hablamos de cosas muy cotidianas. Si hablas de hacer botellón también estás hablando del que no tiene dinero. En mi caso intento no ser panfletario, hablo de la Play Station, del amor, o de cómo de jodidas están las cosas. La paz o la libertad son conceptos que no nos ha tocado vivir", explica el cantautor. A Pons la canción vinculada a la política le genera escepticismo, prefiere la autenticidad del que cuenta cosas. "Kiko Veneno o La Excepción se han ganado su verdad de contar las cosas. No es el momento de ideologías sino de personas. Gente que se queje de lo que está pasando sin ninguna bandera", añade Pons. Lo dice hasta el propio Luis Eduardo Aute, miembro de honor de aquella generación histórica de cantautores: "La mejor canción protesta es la canción hecha con honestidad". 

Es el mismo argumento que emplea Sabino Méndez, compositor de los grandes éxitos de Loquillo junto a los Trogloditas: "Después del siglo XX no sirve simplemente la rebeldía del predicador laico, eso ya no funciona. Hay que buscar nuevas maneras para que toda esa rebeldía pueda incidir en la sociedad y el rock entre los jóvenes sigue funcionando en este sentido".

Luis Ramiro, hermano musical de Marwan y Rafa Pons, apunta además a que ahora "tenemos mucha más cultura musical y los referentes están mucho más diversificados. Antes había menos grupos y se necesitaban himnos. Sabina se hizo famoso por salir en el programa de Tola y cantar Pongamos que hablo de Madrid, en un programa que veían 15 millones de espectadores", reflexiona.

El rap manda

Violadores del Verso: "Somos de barrios obreros y nos jode ver que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres"Sin embargo, los músicos coinciden en que hoy en día este tipo de canción sigue de algún modo vigente, de la mano de gente como Ismael Serrano o Pedro Guerra, y sobre todo de los raperos. "En la música que consume la gran mayoría de la gente no se hablan más que de letras sin contenido. La gente no quiere pensar a la hora de escuchar música. Quieren escuchar la letra fácil de mueve tu culo en la pista de baile y poco más. Es así de triste", explica Sho-Hai, de los Violadores del Verso, uno de los grupos más comprometidos con lo que está pasando en la calle. 

"El rap y otras cuantas músicas que decimos verdades están vetadas en esas radios y televisiones, porque somos políticamente incorrectos", explica. "Somos de barrios obreros y nos jode ver que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres", continúa: "Los políticos nunca nos han gustado. Mienten más que hablan, y eso hay que decirlo, en las letras o manifestándose en las calles o de la forma que sea", concluye. Otro de los grupos que abanderan la canción crítica es Ska-P. "En momentos como estos debería de haber mucha más protesta social y política por parte del mundo de la cultura en general", explica PulPul, líder de la banda, a Público.

Menos apoyo mediático

Ska-P: "Sólo van a poder disfrutar de la música en directo los seguidores de Bertín Osborne"Pedro Guerra, uno de los cantautores que desde un inicio ha trabajado la canción con contenido social, considera que este tipo de composición nunca se dejó de hacer. ¿El problema? Que ahora "no tiene relevancia mediática". La capacidad de trascender es más limitada, explica. Loquillo, icono del rock en España, ve presente la canción protesta pero sin caer en el error de pensar que vayamos a volver "a la gloriosa etapa de Paco Ibáñez, ni pensemos que la única que la pueden hacer (la canción protesta) son los cantautores".

 Es cierto que falta cierta actitud en la música pero es que las radiofórmulas han hecho mucho daño en este país. Yo he vivido eso", denuncia. El Loco considera que "los grupos que pueden ser un poco más incisivos son apartados. Claro que hay gente que te dice qué está pasando en la calle, pero desaparecen". El líder de Ska-P se muestra muy crítico en este sentido: 

"Es cierto que la estafa financiera y las políticas de recorte de estos gobiernos neoliberales silencian de muchas formas a los más contestatarios. No hay conciertos. Y encima suben el IVA al 21% en las entradas, sólo van a poder disfrutar de la música en directo los seguidores de Norma Duval y Bertín Osborne, que al final es lo que pretende este Gobierno". Javier Liñán, cazatalentos y jefe de El Volcán Música, que cobija grupos como Los Planetas o Los Delinqüentes, sí que echa en falta "un relevo generacional" que sorprenda y se comprometa con su música. Reconoce sin embargo que los músicos lo hacen de un modo privado, pero no con sus canciones.

Oro contexto diferente

Los músicos consultados por Público coinciden en que hoy en día no se podría repetir una generación de cantautores como la de antaño, ya que tanto el lenguaje como el contexto han cambiado. "Antes había un interés en aglutinar la voz del pueblo", explica Marwan respecto a las apuestas que realizan hoy las casas discográficas. "Además, el enemigo entonces tenía cara y era mucho más visible. Era la dictadura. Franco. Ahora es la clase política, aliada con los banqueros. El poder establecido ejerce un mecanismo más sutil", culmina.

Marwan: "Antes el enemigo era visible, la dictadura. Ahora el poder ejerce un mecanismo más sutil"Existen otros factores importantes que explican la ausencia aparente de la denuncia en la música actual. Movimientos como el 15-M son anónimos. "Ahora es importante el movimiento en sí, no si va acompañado de nombres", destaca Pedro Guerra. "El ‘No a la Guerra' sí iba representado por la intelectualidad. Ahora las formas han cambiado y hay menos representación visible". Un ejemplo de ello es el propio Luis Ramiro, cantautor comprometido que ha permanecido activo en su ámbito personal, en Izquierda Unida y en el nacimiento del movimiento social ATTAC. 

El madrileño ha escrito alguna canción protesta, pero no se caracteriza por ello, prefiere reflejar sus "sentimientos" en sus composiciones. Sin embargo, no escatima críticas en redes sociales, al igual que Marwan, dispuestos ambos a asumir el coste que ello puede suponer entre sus seguidores. "Siendo comprometido te buscas enemigos. Yo he denunciado la brutalidad policial en la redes sociales y ha habido gente a la que le ha parecido bien y gente a la que le ha parecido mal, pero tengo que decir lo que pienso porque soy persona antes que cantautor, luchar por lo que considero justo. Te buscas enemigos, pero es el precio que hay que pagar para ser uno mismo", explica el músico de origen palestino.

Bruce Springteen, dándolo todo en un concierto. EFE

 

Fuera de España

Pedro Guerra: "Ahora es importante el movimiento en sí, no si va acompañado de nombres"En el ámbito internacional, la canción con contenido social sigue vigente de la mano del incombustible Bruce Springsteen, algunos discos cargados de rabia como el American Idiot de Green Day o algunos retazos críticos de grupos como Muse, entre otros. Precísamente su líder, Matt Bellamy, se quejaba en una reciente entrevista para Rolling Stone de la falta de compromiso social en la música actual. Un dardo que apuntaba hacia gente como Coldplay, Jay-Z o Rihanna. "No siento que estén mostrando ninguna sensibilidad con lo que está sucediendo. Springsteen es el único, tal vez. Mi gran decepción en este aspecto es Rage Against The Machine, ya que es una gran banda política y han estado muy callados. 

No será porque no haya motivos para movilizarse. En los 90 hicieron una gran labor, y ahora todo es peor. Esperaba que ellos dijeran algo", brama Bellamy. Una crítica que quizás puede parecer injusta si tenemos en cuenta que Tom Morello, guitarrista de dicha banda, estuvo presente en el movimiento Occupy L.A, demostrando que las formas de compromiso del artista también están cambiando.

"Los movimientos entran declive cuando se popularizan, como pasó con el punk", explica RochaLo cierto es que a pesar de la ausencia de canción crítica, la apuesta parece otra. Lo explica la periodista
Carolina Velasco en su reportaje 'Música y activismo: de la canción protesta a Ocuppy Wall Street'
. "La canción protesta es un hecho del pasado: en el presente, como demuestra el movimiento Occupy Wall Street, importa el compromiso personal. Músicos que luchan como ciudadanos, con la gente, sin buscar medallas". Como diría Bob Dylan, los tiempos están cambiando.

Cuando la rebeldía es la norma

Lo reafirma Servando Rocha, escritor, activista, músico, figura del punk español y editor, el cual considera que "las formas de protestas han ido cambiando. La canción protesta tenía sentido en un determinado contexto. Ha pasado con Russian Red al decir que era derechas. La propia contracultura ya no tiene un contenido de rechazo al sistema. El escenario ha cambiado mucho y lo que antes servía ahora ya no sirve".

"No se puede ser rebelde cuando la rebeldía es la norma"Según Rocha, ya no es tanto lo que cuentas en las letras sino reflexionar cómo creas y para qué creas. "No se puede ser rebelde cuando la rebeldía es la norma", sentencia. Los antiguos cauces ya no funcionan y al parecer habrá que "construir nuevas formas ya que el sistema tiende a fagocitarlo todo. 

Los movimientos entran en declive cuando se popularizan, como pasó con el punk. Su autenticidad dura 6 o 8 meses. Los grafiteros cedieron al arte moderno y ahora exponen sus obras en museos". No sabemos lo que va a suceder porque no se puede prever, apunta. "A veces se trata de preguntar qué hacer. Todo el mundo busca recetas, cuando lo que hace falta es hablar. No obstante, pese a lo que pueda parecer, "la protesta se ha generalizado", concluye. Viva la protesta.


por YERAY CALVO 

03/10/2012




31 oct 2012

La productividad española


 Hoy: la productividad española.    


Inspirado por las compañeras de la fabulosa web Desmontando Mentiras, vamos a intentar desmontar una: la que dice que los españoles son vagos y producen poco. Creo que no va a ser muy difícil. Para ello, vamos a comparar los datos del Estado español con los de otros siete países europeos, los únicos de los que tenemos cifras fiables.
Una trabajadora española produce unos 64.000 € al año brutos. Esto está, efectivamente, un poco por debajo de la media, aunque dentro del rango "normal" (fig. 1, banderas). Sin embargo, la productividad bruta, es decir, lo que cada persona aporta al PIB, no es muy relevante; lo que importa es la neta, también llamada rendimiento (marrón), es decir, lo que produce menos lo que cuesta. Ahí somos campeones absolutos, muy por encima de la media. Esto ya no está en el rango normal, es lo que se conoce como un dato aberrante. Otra cosa que vemos en esta figura es que un aumento de la producción no repercute en el rendimiento. Por ejemplo, en España y Eslovenia conseguimos unos rendimientos altísimos produciendo muy poco, mientras que en Dinamarca es al revés. Entonces, ¿somos unos genios?
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Para saberlo, hay que averiguar de qué depende la producción bruta. El sentido común nos dice que cuantas más horas trabajemos, más produciremos. Pero la realidad (fig. 2) nos muestra que nada tiene que ver una cosa con otra. De nuevo, España vuelve a batir el récord: somos los más pringaos, con diferencia. De genios, nada. Aquí cabría preguntarse cómo se mide la producción: la creación de tejido social, por ejemplo, o la protección del medio ambiente, no computan, ya que son difíciles de medir. Pero ese es otro tema.
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La producción sí depende, en cambio, del coste por trabajador (fig. 3): las trabajadoras caras producen más que las baratas. La correlación es clarísima, con una única excepción: España, donde la relación calidad/precio se dispara. Si yo fuera un empresario, no lo dudaría: contrataría a una española. Por cada euro que invierten las empresas en Alemania, ganan 61 céntimos, mientras que aquí ganan 1,01 euros.
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Así pues, los trabajadores españoles (los que quedan) somos, perdón, son extraordinariamente productivos. Para acercarnos a la media europea, y evitar así datos aberrantes, deberíamos aumentar la producción y disminuir el rendimiento. Según estos datos, la manera de hacer eso no es otra que:
  1. Aumentando el coste por trabajador, ya sea en forma de salarios, impuestos a la empresa, beneficios sociales, etc.
  2. Disminuyendo las horas de trabajo. Esto tiene, además, ventajas adicionales: mejor reparto del trabajo, creación de nuevos puestos, mejor conciliación de la vida familiar, mayor felicidad y, por si a alguien le interesa, menos manifestaciones y "golpes de Estado".

El mensaje falaz sobre la baja productividad española es repetido incansablemente por ciertos medios con el claro objetivo de hacernos creer que merecemos todos los recortes que están haciendo, metiéndonos en un círculo vicioso en el que sigue disminuyendo la producción (que no el rendimiento), justificando falsamente más recortes de todo tipo, incluyendo libertades y derechos básicos. No es un punto de vista, ni una manera de verlo, ni una opinión, ni tiene parte de razón. Es, simple y llanamente, mentira.
Estas son mis conclusiones, que son subjetivas y, posiblemente, equivocadas. Te invito a que las cuestiones y saques las tuyas propias.
Este artículo está elaborado en colaboración con Paco Andrés.
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Para poder compararlos, los datos de las figuras 1, 2 y 3c están normalizados sobre la media de los 8 países (ojo: no es la media de la UE). SI: Eslovenia. UK: Reino Unido. D: Alemania. FI: Finlandia. B: Bélgica. SE: Suecia. DK: Dinamarca. E: España. Fuentes: Eurostat, excepto las horas de trabajo, que son del diario Expansión.

Pablo Prieto. 29/10/2012     Biólogo y activista, Movimiento 15-M

24 oct 2012

¡Emprendedor!

La palabrilla optimista salta como un chinche de la publicidad de los bancos a los teóricos de empresa, de las promesas de los ministros del ramo a la ingenuidad de jóvenes que se tragan el discurso de que todo en esta vida depende de la voluntad.


Las palabras no tienen la culpa, desde luego, pero su utilización engañosa, el abuso con que aparecen en el discurso de las personas públicas deteriora su sentido, aunque sea positivo. Así me sucede con la palabra “emprendedor”. Pueden ser manías personales, lo asumo, pero esta palabra contiene, en el uso actual, unas connotaciones ideológicas que detesto. Y es que justo cuando la crisis ata de pies y manos a un porcentaje histórico de los jóvenes españoles, la palabrilla optimista salta como un chinche de la publicidad de los bancos a los teóricos de empresa, de las promesas de los ministros del ramo a la ingenuidad de jóvenes (los hay) que se han tragado el discurso de que todo en esta vida depende de la voluntad, es decir, de la audacia con la que asumamos un proyecto, de nuestra capacidad psicológica para ser emprendedores.
Lo inaudito es que la palabra se haya colocado en el top ten de términos que tienen como fin ennoblecer cualquier discurso precisamente cuando a las personas jóvenes más difícil les resulta levantar de la nada una empresa. No ya porque los bancos no den créditos, sino por la interminable burocracia que se ha de sortear y sobre la que este periódico informaba ayer mismo con datos provenientes del Banco Mundial. Por un lado, se extiende la idea de que del paro y la desesperación puede salir uno mismo si se atreve a montar una empresilla original, rompedora, atractiva y medio artesanal; por el otro, la estructura legal de este país no hace más que poner palos en las ruedas a quienes tratan de hacerlo.
Es un discurso muy americano ese que entiende que la salvación depende solo de uno mismo. La diferencia es que allí esa feroz mentalidad capitalista cunde de manera mucho más coherente y la palabra emprendedor cobra sentido: asumes riesgos pero el Estado no se dedica a castigarte por ello.

Elvira Lindo. 24 OCT 2012

21 oct 2012

El bodrio.

Si la crisis económica persiste con esta virulencia, la sociedad quedará dividida en tres partes incomunicadas: ricos, pobres y mendigos


Este es el panorama que auguran los profetas. Si la crisis económica persiste con esta virulencia, la sociedad quedará dividida en tres partes incomunicadas: unos pocos ricos serán cada día más ricos; la clase media se verá reducida a la pobreza; los pobres de toda la vida bajarán otro escalón y se convertirán en mendigos.
Los ricos se harán invisibles en sus yates y en los clubes financieros insonorizados; tramarán negocios redondos en los reservados de los restaurantes de superlujo; delante de la tienda de ropa exclusiva esperarán los mecánicos en tercera fila al volante de un cochazo a que salgan las señoras con varias bolsas y los viernes en su todoterreno con las ventanillas tintadas se irán a sus fincas a matar venados.
La clase media comenzará a contar los euros uno a uno hasta los céntimos de cobre para congraciar el sueldo o el subsidio con las necesidades básicas. Los caballeros honorables deberán adaptar el estómago a la comida basura. Adiós al solomillo, bienvenido el reino del pollo y del pollo se bajará directamente a las gallinejas. Habrá que elegir entre el coche o el autobús, el cine o el helado, la copa en el bar o la rebusca en el mercadillo guineano. Volverán a oler a repollo los portales donde antes había un conserje de uniforme. Después de dar una vuelta al abrigo, los ciudadanos de clase media llevarán la pobreza con resignación y dignidad, pero sus hijos cabreados saldrán los sábados noche a romper escaparates con un horizonte iluminado por el cóctel molotov. Los mendigos que antes limpiaban el parabrisas o hacían de saltimbanquis en los semáforos, ahora pondrán solo la mano. Dado que la justicia social ha sido suplantada por la caridad estarán de enhorabuena las antiguas damas del ropero parroquial y los ricos de buen corazón porque se va a imponer de nuevo el placer de la limosna.
El bodrio era un caldo que antiguamente se impartía en la trasera de las catedrales y conventos a la hora del ángelus a la cuerda de mendigos que esperaba remediar el hambre. Hoy una legión de verónicas y samaritanos ejerce también la misericordia de dar de comer a los hambrientos. Pero los hambrientos deberán aceptar su destino. Para ellos solo habrá una disyuntiva: si son buenos, tendrán sopa; si se rebelan, rebotará en su espalda la verga de la policía.

Manuel Vicent. 21 OCT 2012

15 oct 2012

La lección.

 

Los niños del imperio soñaban con emigrar. Sí, nuestro sueño era una maleta de emigrante.


En la escuela había goteras de arte pobre y de vez en cuando entraba una corriente de aire por el hueco de un cristal nunca repuesto. Entraba aullando, impaciente, como una furia que venía de lejos con la intención de zarandear los mapas en las paredes.
El primer maestro era muy doctrinario. Cualquier materia, tratase de batallas, ríos o números, derivaba hacia una asignatura única, la de una historia gloriosa, sucesión de gestas culminada con el triunfo del Caudillo. Ahí había un primer desengaño. El héroe era feo, mohoso. Veíamos en la tele a Elliot Ness o al Virginiano y no digamos ya a Cassius Clay. Incluso Joe, el gordo de Bonanza,nos caía mejor como caudillo. Pero bueno, era lo que había. Ahora tenemos a Cospedal con la mantilla, y gracias a Dios.
Lo que sí nos gustaba era la retórica del maestro cuando hablaba de España como un imperio “donde nunca se ponía el sol”. Sí señor, ¡ese sí que era un imperio! El sol nos hacía un guiño, nos calentaba las orejas, y por un momento la escuela tenía algo de amable calefactorio.
Uno de esos días triunfales, el maestro nos preguntó qué queríamos ser de mayores. Hubo un largo silencio, hasta que desde el fondo se escuchó con alegría insurgente el grito de: “¡Emigrantes!”. Los niños del imperio soñaban con emigrar. Sí, nuestro sueño era una maleta de emigrante. A él se le vio por vez primera perplejo. Perturbado. Rumiaba la situación. Había aprendido una lección que desconocía.
He vuelto a ver esos rostros sorprendidos con el amplio reportaje que The New York Times publicó sobre el hambre en España. La diferencia es que al maestro se le veía abatido. Sin embargo, los locuaces animadores de este Gobierno feo arremetieron indignados contra el mensajero. Suerte para los neoyorquinos. Aquí no han aprendido ninguna lección. Se comen a los periodistas vivos.
 
Manuel Rivas. 29 SEP 2012

6 oct 2012

Culpables de ser pobres.


La criminalización del parado como sospechoso de holgazanería cala en el discurso político.

Con ese relato, los poderes buscan justificar el abandono a su suerte del más desfavorecido y neutralizar cualquier resistencia a las medidas de ajuste.


 
En España hay 1.737.000 hogares en los que todos sus miembros están en paro. / jon nazca (REUTERS)

Si es pobre, por algo será. Si le van mal las cosas, es que no se ha esforzado suficiente. Como una lluvia fina, el pensamiento que culpabiliza al pobre por ser pobre y al parado por no encontrar trabajo va calando en el discurso político. Es en realidad el reverso del ideario del liberalismo económico, que entroniza la figura del emprendedor como modelo social y sitúa la competitividad como motor de cualquier progreso. En fase de bonanza económica, especialmente si está basada en dinámicas especulativas, este ideario tiene una gran aceptación social porque siempre hay historias de éxito fulgurante que mostrar. Pero en tiempos de crisis, puede volverse fácilmente contra los pobres y los parados, a los que se presenta como sospechosos de holgazanería y culpables de haber malbaratado sus oportunidades.
Aunque pocas veces se expresa abiertamente, el desprecio por quienes necesitan ayudas públicas acaba aflorando. A veces de forma inoportuna, como le ha ocurrido al candidato republicano Mitt Romney. Sugerir que casi la mitad de los norteamericanos son parásitos sociales ha arruinado su carrera a la presidencia de Estados Unidos. Otras, de forma estridente, como cuando la diputada Andrea Fabra lanzó en el Congreso de los Diputados aquel burdo “que se jodan” en el momento en que se debatía recortar prestaciones a los parados. Y a veces sibilinamente, como cuando el diputado Josep Antoni Duran i Lleida afirmó que mientras los payeses catalanes lo pasan mal, en otras partes de España “hay campesinos que pueden quedarse en el bar de la plaza y continúan cobrando”.
Estas palabras no son inocentes. “El relato que se hace de lo que ocurre es determinante porque contribuye a construir el marco conceptual que servirá de referencia a la hora de valorar lo que ocurre”, explica Montserrat Ribas, profesora de la Universidad Pompeu Fabra y coordinadora del grupo de investigación sobre Estudios del Discurso. Si en ese relato se introduce la idea de que los parados y los pobres son parásitos, es presumible que cuando se decidan recortes en las prestaciones, estos no encuentren resistencia entre quienes no sufren esa situación.

La crisis se presenta como catástrofe pero también puede verse como estafa
El sociolingüista George Lakoff, autor del libro No pienses en un elefante, ha definido el papel de estos marcos conceptuales en la conformación de la opinión pública. Cuando la ideología conservadora, afirma Lakoff, utiliza por ejemplo la expresión “hay que aliviar la carga impositiva”, el marco conceptual en el que se inscribe implica una visión de los impuestos como algo que aprieta, que oprime a la sociedad. Del mismo modo, cuando Mitt Romney se refiere a “ese 47% de la población norteamericana que no paga impuestos y depende de las Ayudas del Estado”, que se siente “víctima” y se “cree con derecho a recibir atención médica, comida o vivienda”, está diciendo que ni es víctima ni tiene derecho a esas ayudas. Esa idea forma parte de un marco ideológico según el cual, cada uno ha de espabilarse y si alguien es pobre o fracasa, es por su culpa. Algo habrá hecho mal. En este marco conceptual, los poderes se sienten legitimados para abandonar a su suerte a los desfavorecidos.
Todo discurso político tiene un marco conceptual de referencia. También el de la crisis. Montserrat Ribas ha observado que el relato que se hace de la crisis está orientado a neutralizar cualquier resistencia a las medidas que se aplican. “El relato hegemónico presenta la crisis como una catástrofe natural, que ha ocurrido por una serie de fuerzas que no podemos controlar y que tiene consecuencias graves para todos. Como en las catástrofes, hay que resignarse, aceptar los sacrificios y colaborar para salir de ella”.
Con este enfoque, la crisis no tiene responsables, ni se considera importante determinar cómo se reparten sus cargas. Una vez instaurado este discurso, quienes cuestionan las políticas de ajuste y se resisten a los sacrificios son malos ciudadanos, como sugirió Rajoy en Nueva York al ensalzar “a la mayoría de españoles que no se manifiesta, que no sale en las portadas de prensa”, en referencia a las protestas de la plaza de Neptuno de Madrid.

Corremos el riesgo de pasar del Estado de bienestar al de beneficencia
Montserrat Ribas invita a imaginar qué ocurriría si en lugar del “relato de la catástrofe” se impusiera “el relato de la estafa”. Estaríamos buscando a los responsables de lo ocurrido, les estaríamos exigiendo responsabilidades políticas y penales, y exigiríamos cambios radicales en la regulación del sistema financiero para evitar que vuelva a repetirse. “En este relato, el papel del ciudadano es totalmente diferente. No es de pasividad y resignación, sino de exigencia y reforma”, señala.
Y aún hay un tercer relato posible: el de la crisis como “golpe de Estado del capitalismo”. En este relato, la recesión es utilizada para limitar la democracia e imponer un sistema autoritario que permita someter a toda la población a los dictados del poder económico, en beneficio de este.
De momento, el relato de la crisis como estafa pugna por abrirse paso desde la plaza de Neptuno de Madrid y desde los foros sociales abiertos al calor del movimiento del 15-M. Pero en el discurso oficial el que predomina es el de la crisis como catástrofe.
La culpabilización de las víctimas aparece, en este contexto, como un mecanismo de legitimación de los recortes sociales. En la presentación del plan Prepara, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, insistió en que se iban a aplicar medidas contra los parados que no quisieran aceptar un trabajo, como si los parados españoles recibieran muchas ofertas de empleo. Báñez justificó los nuevos criterios de concesión de la ayuda de 430 euros en la necesidad de hacerla más equitativa y evitar abusos. Para justificarlo, declaró sentirse “insultada” al saber que había “hogares que ingresan 8.000 euros, en los que un niñato recibe una paga de 400 por no hacer nada”. De entrada, hogares en los que entran 8.000 euros al mes no hay tantos como para ponerlos como paradigma, pero lo que en realidad la ministra encubría con esta retórica era un drástico recorte en las ayudas, que a partir de ahora solo podrán cobrar quienes estén prácticamente al borde de la indigencia.

Hay un relato que utiliza la recesión para imponer una salida autoritaria
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría anunció también que los parados que reciben una prestación podrán ser requeridos para realizar trabajos comunitarios, como limpiar bosques, y que si se niegan, se les podrá retirar el subsidio. “En realidad, anunciaba algo que ya existe. Los trabajos de colaboración social están regulados desde 1994. Entre 4.000 y 6.000 parados realizan este tipo de colaboraciones y si no hay más es porque las Administraciones deben aportar la diferencia hasta el salario mínimo interprofesional, y no tienen dinero”, explica Paloma López, secretaria de Empleo de CC OO. “Es curioso que cuando la pobreza ha escalado dos puntos en un año y hay 1.737.000 hogares en los que todos sus miembros están en el paro, se insista tanto en la idea de que los desempleados no hacen suficiente esfuerzo para poder trabajar”, añade. “Con este discurso, las víctimas de la crisis se encuentran doblemente penalizadas: además de perder su empleo, son sospechosos de querer vivir a costa de los demás”.
Ignasi Carreras, director del Instituto de Innovación Social de Esade, subraya que la crisis ha aumentado la pobreza, pero muchos de los actuales pobres ya estaban en situación de exclusión social antes de que estallara. En la fase de máximo crecimiento España seguía teniendo un paro estructural del 8%. “En 2007, el 18% de la población se encontraba bajo el umbral de la pobreza. Ahora ese porcentaje es del 22% y lo que ha ocurrido es que quienes ya eran pobres, están mucho peor”. Durante la crisis han aumentado las diferencias sociales. “En 2007, la diferencia del PIB per cápita medio del 20% de los más ricos era 5,3 veces mayor que el del 20% más pobre; ahora es 6,9 veces mayor”, señala Carreras.
Hay pues más pobres que además están peor y tienen menos posibilidades de salir del agujero. Porque justo cuando más se necesitan, la crisis está erosionando también las políticas de inserción social. Así lo confirma Nacho Sequeira, director de la Fundación Exit, una entidad creada en Barcelona para facilitar la inserción laboral de jóvenes de 16 a 21 años con un perfil de fracaso escolar. “Los alumnos con mayores dificultades pueden salir adelante si tienen un acompañamiento adecuado. Pero en un momento en que hay índices de paro tan alto, las empresas demandan un tipo de trabajador que coincide con el perfil considerado de éxito. Los jóvenes menos formados o que necesitan un proceso de preparación más largo, tienen ahora menos posibilidades”, señala. “Se está desmontando el discurso de la promoción social”, corrobora Isidro Rodríguez, director de la Fundación Secretariado Gitano. “Ver que hay gente de clase media que tiene que acudir a Cáritas o a los comedores sociales causa mucha alarma. Todo el mundo teme encontrarse en esa situación y acepta con naturalidad que se destinen los recursos a los casos extremos. Se está instaurando un discurso de la urgencia en el que, como todo está muy mal y hay que atender lo más urgente, los programas de inserción social quedan relegados”.

El discurso culpabilizador genera angustia e insolidaridad
La consecuencia es bastante previsible: quienes están en esos programas pasarán a engrosar en poco tiempo las listas de quienes tienen necesidades perentorias y han de acudir a Cáritas. “La crisis puede suponer una marcha atrás de varias décadas en las políticas de inserción social”, advierte Isidro Rodríguez.
Esas políticas no solo son necesarias, también son económicamente rentables. Cuando en Francia se produjo la crisis de los campamentos gitanos, toda Europa miró hacia España. En los últimos 30 años, las condiciones de vida de los gitanos españoles han mejorado de forma espectacular. “El éxito se debe a dos factores: nuestro tardío Estado de bienestar ha sido inclusivo con los gitanos; han podido beneficiarse de políticas de acceso a la vivienda, la educación y la salud. Pero además se han aplicado programas específicos de acompañamiento educativo, de realojamiento o de integración en el mercado laboral”, señala Isidro Rodríguez. El resultado es que ahora todos los niños gitanos acaban al menos la enseñanza primaria, y el objetivo ahora es que también terminen la secundaria. Y si en 1978, el 75% de las familias gitanas estaban instaladas en infraviviendas, en 2007 ese porcentaje se había reducido al 12%. Y las que viven en chabolas, hasta el 4%. Estas cifras muestran que la inserción es posible. Que ir al colegio y vivir en barrios normalizados abre oportunidades y no solo ellos, sino todo el país sale beneficiado. Los programas de acompañamiento permiten que el horizonte de un joven gitano no sea ya la chatarra o el mercado ambulante.
Pero el presupuesto de la fundación Secretariado Gitano para 2013, de 17 millones de euros, es un 20% inferior al de este año y se mantiene gracias a que el 60% de sus fondos proceden de la Unión Europea. “Se está aprovechando la crisis para deslegitimar este tipo de programas”, dice su director.
Pero la pobreza no solo se nutre de colectivos en riesgo de exclusión. Hay también nuevos perfiles de pobres que viven su situación de precariedad con una gran angustia pues son personas preparadas que forjaron sus expectativas en los años de bonanza. ¿Quiénes son esos nuevos pobres? Son aquellos para los que el ascensor social, en lugar de subir, está bajando. El discurso oficial no los trata como tales, pero Montserrat Ribas señala dos ejemplos: “Esos jóvenes profesores asociados de la universidad que se han quedado sin trabajo por los recortes, o aquellos que se han quedado cobrando 500 euros al mes. También podría incluirse a muchos de los investigadores que trabajan en una plaza Ramón y Cajal”. Estamos hablando de jóvenes científicos que han hecho una tesis doctoral en el extranjero y hacen investigación de primera línea. No es que fueran unos potentados de la ciencia, pero si a un sueldo de 1.100 euros al mes se le recorta el 25%, lo que queda fácilmente cae por debajo de los índices de pobreza. Estos talentos empobrecidos ven con estupor que no hay dinero para la investigación, pero sí lo hay para rescatar a la banca.
Se ha repetido que para triunfar en la vida se ha de ser emprendedor, estar muy preparado y ser competitivo. Pero, como apunta Ignasi Carreras, no todo el mundo tiene un perfil emprendedor, no todo el mundo ha de hacer un negocio y por muy activo que alguien sea, si cierran las empresas y se destruye empleo, es muy difícil encontrar trabajo. En este contexto, la idea de que solo los mejores saldrán adelante y de que quienes quedan relegados es porque no valen o no se esfuerzan está teniendo efectos psicológicos devastadores en los muchos jóvenes que se estrellan una y otra vez contra la realidad de un mercado laboral en caída libre.
El mismo marco conceptual que permite culpabilizar a los pobres y a los parados es el que opera en los países del norte contra los del sur. El discurso culpabilizador genera angustia, pero también insolidaridad. Y abre la puerta a una nueva ignominia: la competencia feroz entre los mismos pobres por los escasos recursos disponibles. “No quiero ser apocalíptico, pero lo peor que nos puede ocurrir es que después de la crisis económica venga la crisis social”, afirma Isidro Rodríguez. “Los países que mejor resisten la crisis son aquellos que tienen un Estado de bienestar más sólido y una sociedad civil fuerte y cohesionada. No podemos pasar del Estado de bienestar al Estado de beneficencia”, concluye Carreras.

Milagros Pérez Oliva
5 OCT 2012