29 abr 2014

Tenemos que ser como la patronal

"No es noticia que a la clase trabajadora no nos va de maravilla precisamente. La cuestión sería cómo dar la vuelta a la tortilla. Desde aquí va una propuesta: seamos como la patronal.

Como esta afirmación puede sonar rara a los lectores y lectoras de este blog, me explicaré.
El pasado 26 de marzo José Ángel Crego, jefe del Círculo Empresarial Leonés (CEL), conseguía sus cinco minutos de gloria al afirmar que los trabajadores y trabajadoras deberíamos pagar por ser despedidos: “Una empresa que da diez años de trabajo a una persona, ¿por qué además tiene que pagar? No podemos dar por válidos los axiomas de toda la vida. ¿Por qué el trabajador no le paga 45 días por cada año que la empresa le ha estado pagando un sueldo y le ha dado trabajo?”

Crego se unía así a la retahíla de insultos y provocaciones que desde las burocracias capitalistas se dedica desde tiempos inmemoriales, pero con más intensidad en estos últimos años, hacia nuestra clase. Es cierto que algunos factores explican tanto sadismo. En el caso de Crego, la propuesta le vendría que ni pintada teniendo en cuenta que Telemark, subcontrata en la que Crego desempeña sus tareas de explotador, está inmersa actualmente en un ERE. En el caso de la CEOE, otra organización que realiza propuestas violentas día sí día también, es conocido que la escisión de la crème de la crème capitalista en el Consejo Empresarial para la Competividad en febrero de 2011 y el sinnúmero de casos de corrupción de muchos de sus responsables la han dejado algo marginada, por lo que el radicalismo verbal puede ser  una mera táctica para no perder comba. Pero estos factores no explican todo. Para entenderlo hay que mencionar la admirable personalidad de la burguesía.
He escrito “admirable”, sí. No hay nada más deprimente que ver las ambiciosas propuestas capitalistas para reforzar su poder de clase y compararlas con las tristes y reaccionarias batallas jugadas por las organizaciones obreras, aspirantes sólo a conservar los escasos islotes de poder obrero que se consiguieron hace décadas (precisamente cuando la clase obrera no era reaccionaria sino valiente). Ya las conocemos: “no privaticen… -ponga aquí el servicio público que prefieras”-, “no a la reforma laboral”, “no nos echen de nuestras casas”, etc. Sólo falta añadir: “Por favor”.

En cambio, la burguesía cabalga sin cesar a profundizar su poder en base a la “acumulación por desposesión” de la que hablaba Marx y ahora David Harvey. Desposeernos de los salarios, las prestaciones por desempleo, las pensiones, las viviendas, los convenios, los servicios gratuitos o baratos, etc. Antes de conseguir algo, ya están proponiendo lo siguiente. Con su arrogancia, restringen el debate público a los márgenes por ellos deseados, hasta que consigan que debatamos si debemos pagarles por hacerles ricos.
¿No es admirable esta ambición inacabable? Creo que sí, y es tan magnífica que deberíamos hacer lo mismo. Basta ya de entrar en sus debates y basta ya de pretender salvar unos muebles que, por cierto, se caen de viejos.

Creemos nuestros debates. No sólo queremos que no privaticen los servicios públicos, sino que queremos expropiar todo lo perteneciente al Estado y al capital y gestionarlo de forma común y democrática. No sólo queremos que nos den cuatro euros por despedirnos, sino que vamos a despedirles a ellos, los capitalistas, porque son parásitos inútiles. No sólo peleamos por no irnos a vivir debajo del puente, sino que les vamos a quitar todos los inmuebles vacíos y sus mansiones y los vamos a repartir según la necesidad.
Los ricos nos dicen: “todo para nosotros, nada para vosotros”. Eso es precisamente lo que tenemos que responderles. Seamos valientes, seamos como la CEOE".

Por Eduardo Pérez
diagonalperiodico.net
14 de Abril 2014

26 abr 2014

La muerte de la discreción

,Detesto a quienes quieren estar “enterados” hasta de lo que les trae sin cuidado

"Siempre procuré sopesar lo que contaba y preguntaba. En lo segundo he llegado a ser tan cauto que luego, a veces, se me ha reprochado desinterés o indiferencia; con esas cosas se ha confundido mi enorme aversión al sonsacamiento. Detesto a quienes lo preguntan todo o mucho y quieren estar “enterados” hasta de lo que les trae sin cuidado. Normalmente es gente que trafica con lo que averigua, que sólo ansía saberlo para relatarlo a su vez, para presumir de estar en el ajo y ofrecer primicias. Su discreción está excluida, es un concepto reñido con su naturaleza. Esas personas no sienten curiosidad pura, no se dan por satisfechas con estar al tanto, no son meramente fisgonas, sino chismosas: recaban información para aprovecharse de ella y transmitirla lo antes posible. Algunas se ganan así el aprecio o la tolerancia de otros: hay individuos insoportables que se hacen un hueco en la sociedad, y tienen amistades, tan sólo porque proporcionan cotilleos y entretienen con ellos. De otro modo serían solitarios, si es que no cuasi apestados. No les queda más remedio que tirar a los demás de la lengua –eso para mí tan odioso–: es su manera de medrar y de ser aceptados.

Todo esto es viejo como el mundo. Lo que ya no lo es tanto es la proliferación mundial de estos sujetos, la conversión voluntaria de ingentes porciones de la población en eso, en irredentos cotillas. Para empezar, hay una exposición desaforada de lo propio, mezcla de impudor y narcisismo. En Facebook y Twitter la mayoría de sus usuarios relatan y muestran demasiado de sí mismos, a menudo para su arrepentimiento y con consecuencias desastrosas. Hay gente que ha perdido empleos por haber sido exhibicionista o bocazas en estas redes. Hay delincuentes cretinos que han acabado en la cárcel por haberse jactado de sus hazañas en el ciberespacio, la vanidad los ha condenado. Ya hay legiones de jóvenes reclamando el derecho al borrado y al olvido de lo que “colgaron” un día, y lo tienen difícil, ahí todo deja imperecedero rastro. No hay mayor prudencia –al contrario– con lo que se cuenta de los otros. El planeta está lleno de imbéciles que fotografían con sus móviles cuanto se pone a su alcance, y nada les gusta más que captar una imagen inconveniente o prohibida de alguien más o menos famoso. De ellas sacan a veces beneficios crematísticos, y si no, “visitas”. Uno de los frenos o límites tradicionales a la hora de hacer público algo era la consideración del daño que podía hacerse con ello. Lo peor es que la falta de escrúpulos se ha extendido a los medios en teoría serios y responsables. Puesto que han de competir con millones de intrusos, no pueden perder todas las batallas andándose con miramientos.

Así que sigan sonsacando, fotografiando, contando y “colgando”, pero no crean que no hacen daño a nadie. Empezando por ustedes mismos".

Extracto del artículo de
JAVIER MARÍAS    6 ABR 2014 -
elpaissemanal@elpais.es


24 abr 2014

Gobierno de España: Lo hacemos por tu bien

Es difícil, muy difícil, hablar de democracia, de hábitos y ética democrática, cuando el partido que gobierna se cree legitimado para imponer decisiones ideológicas extremas que no estaban en el programa por el que ganó las elecciones arguyendo el hecho de tener mayoría absoluta en el Parlamento cuando esa mayoría nace del engaño y, con toda probabilidad, de la financiación ilegal de su campaña electoral. A los comicios se debe acudir con las cuentas muy claras, transparentes, diáfanas, pero también con la firme voluntad de cumplir el programa que se ha ofrecido a los ciudadanos, porque en él está el origen de su poder. Todos oímos una y cien veces al actual presidente del Gobierno afirmar que no recortaría en Sanidad, Educación y pensiones, todos hemos comprobado la brutalidad de los recortes en esos sectores básicos y cómo el partido bajo sus órdenes ha iniciado la más salvaje privatización de servicios públicos hasta ahora conocida. ¿Es legítimo un gobierno que gana las elecciones engañando a sus electores, haciendo lo contrario a lo que promete y que se financia de manera extraña y oscura? Me parece que la pregunta se responde por sí sola: No, la mayoría, por muy absoluta que sea, no permite hacer lo contrario de lo que se dice ni, mucho menos, desarrollar un corpus legislativo enemigo de los más elementales derechos democráticos. La democracia no puede ser un instrumento para acabar con la democracia.
Foto: Prudencio Morales
Foto: Prudencio Morales
En España todavía hay libertad de expresión. Con cautela y con cuidado ante las posibles sanciones administrativas y judiciales –recordemos el caso de Pablo Hasel-, podemos expresar lo que pensamos en internet, en la calle o entre amigos. Sin embargo, no existe libertad de prensa dado que la totalidad de la prensa escrita de mediano alcance y de las televisiones –que siguen siendo el principal medio de “formación” de opinión- tienen un sesgo ideológico indudablemente derechista y, por ello, sujeto a las consignas e instrucciones doctrinarias del poder. Queda el rincón digital, pero por mucho que imaginemos su influencia es, a día de hoy, pequeña. Una prensa libre y crítica es condición sine qua non para el desarrollo democrático de un Estado; por el contrario la ausencia de ésta, es la premisa sobre la que se cimenta el doctrinarismo autoritario y, a medio plazo, el totalitarismo. Es en este contexto donde desarrolla su acción de gobierno Mariano Rajoy y el Partido Popular –también el nacionalismo catalán-, ajeno tanto a las demandas ciudadanas como a su sufrimiento aunque la propaganda mediática se empeñe en hacernos creer lo contrario.

En los dos años y medio de gobierno del Partido Popular la deuda pública –en la que se incluye el rescate a los bancos- ha pasado del 70 al 96% sin que ello haya repercutido en la mejora de las condiciones de vida de los españoles porque ese incremento no ha servido para dar vivienda al que la había perdido, sino para movilizar a jueces, funcionarios y policías en la ejecución de desahucios y lanzamientos; porque tampoco se ha invertido ni un solo euro en un plan de choque contra el paro cuando en palabras del Nobel Stiglitz estamos inmersos –digan lo que digan los voceros del poder- en una crisis más intensa que la Gran Depresión de 1929, y sí muchos millones en desregular el mercado de trabajo y fomentar la precariedad laboral, esa que no permite vivir de lo que uno hace, esa que amenaza cada vez más la viabilidad de nuestro sistema integral de Seguridad Social; porque se sigue gastando en armas y en mantener a la iglesia Católica lo que haría falta dedicar a Educación laica, Investigación, Desarrollo e Innovación; porque se destinan cantidades cada vez mayores de dinero para favorecer el negocio de los colegios y las clínicas concertadas y confesionales en detrimento de lo público, porque, en definitiva, la única respuesta del actual Gobierno a la miseria de millones de personas ha sido llenar las calles de todas las ciudades de España de policías pertrechados a la última moda represiva.

Entre diciembre de 2012 y diciembre del año siguiente, al calor del aumento del paro, del empeoramiento de las condiciones laborales y del ataque pertinaz contra los derechos constitucionales fundamentales, se produjeron en España treinta y seis mil manifestaciones. Empero, el gobierno Rajoy no se ha dado por enterado y sigue su marcha como si contase con el apoyo incontestable de la sociedad. El éxito sin paliativos de la última gran movilización ciudadana, la del 22 de marzo, fue vergonzosamente ocultado y combatido por los medios del régimen, llegando al extremo de que en los telediarios de RTVE se daba una especie de manual para identificar a los “antisistema”, unos señores que desde Galicia se desplazaron a Madrid para, en conexión con los “perroflautas” de la capital y elementos estalinistas llegados de todos los puntos del país, crear desórdenes, agredir a los antidisturbios y tomar el Palacio de Oriente. La mentira se ha convertido en una forma de gobierno, pero la mentira goebbeliana puede servir para ocultar la realidad a pocos durante mucho tiempo, a muchos durante poco tiempo, jamás para engañar a todos durante todo el tiempo.

La realidad es tozuda, mucho más que la indolencia y la abulia de una parte de la sociedad española, y la política de empobrecimiento general que al mismo tiempo blinda los privilegios de los más favorecidos tiene los días contados: El país se abre por las costuras geográficas, se vende a trozos a inversores extranjeros que llegan a comprar joyas como si fuesen despojos, el número de excluidos por el sistema es cada día mayor y todos tenemos ojos para ver cómo siguen cerrando fábricas y comercios, cómo el paro se convierte en una enfermedad endémica y terminal, cómo ni siquiera quienes trabajan en un empleo normal ganan para poder pagar los gastos corrientes. Esa, Señor Rajoy es la triste realidad de este país al que los de su estirpe han maltratado y exprimido con todo afán y constancia desde tiempo inmemorial. Ni usted ni quienes con usted viajan tienen un mandato divino, Dios no se les apareció en el Sinaí ni en Cuelgamuros, pero ustedes actúan así, como si su voluntad torcida –contraria a sus promesas electorales- fuese una verdad absoluta e irrefutable contra la que no caben alternativas posibles. Ustedes aseguran que todo lo hacen por nuestro bien, dado que somos un país de menores de edad, pero resulta que ya conocimos y sufrimos en nuestras carnes a otro salvador que hipotecó nuestro futuro por más de medio siglo a base de sangre, fuego y destrucción. Ustedes son una plaga bíblica, un conglomerado de embustes, chanchullos y sobres, un espejismo del pasado, y pasarán.

nuevatribuna.es | Pedro Luis Angosto | 16 Abril 2014

21 abr 2014

España no es laica ni aconfesional

"Muchos políticos católicos como Ana Botella o Ruíz-Gallardón alardean de que “el nuestro es un Estado laico, no confesional” como clara muestra de la confusión que al respecto propician con su falso laicismo y que sólo la realidad clarifica, al confirmar con los hechos que España no es laica ni tampoco confesional. Intentaré explicar porqué a largo de este artículo.

Si, conceptualmente, un estado aconfesional es aquél que no reconoce como oficial a ninguna religión y un estado laico el que aboga por la independencia de cualquier confesión religiosa, nada de ello se da en nuestro país donde la omnipresencia del catolicismo en actos institucionales lo convierte de facto en la religión oficial del Estado.

Con un sesgo algo retorcido, hay quienes afirman que España es un país con tendencia a la separación Iglesia-Estado y neutralidad ante las religiones tomando como referencia el artículo 16 de la Constitución donde se menciona las "relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones". A este respecto, Jaime Bonet (profesor de Derecho Eclesiástico) dice que a España se la podría considerar como un país laico con "separación mitigada" entre Iglesia y Estado al tener que "cooperar" con las religiones.

Lo que sí queda claro es que, ni socialistas ni populares han querido nunca replantearse la relación Iglesia-Estado pese a que ese mismo artículo 16 de la Constitución diga también que "ninguna confesión tendrá carácter estatal", una contundente declaración de principios pese a la cual es posible que en España, una ministra de empleo pida ayuda a la Virgen para salir de la crisis o un ministro de Interior le conceda a otra virgen (María Santísima del Amor) la más alta medalla al mérito policial, esperpento digno de un país de opereta y de unos ministros que, aunque tengan derecho a profesar sus creencias, también tienen la obligación de no hacer ostentación de las mismas en actos oficiales.

De esto se colige que España nunca será laica ni aconfesional mientras se sigan celebrando misas en los funerales de Estado y otros actos institucionales tanto civiles como militares. Tampoco lo será mientras la Iglesia Católica disponga de una “x” en la declaración de la renta y no la haya para cada religión o, aun mejor para ninguna, pues ningún impuesto debería sufragar gastos religiosos.

Tampoco España será laica ni aconfesional mientras la Iglesia Católica (y otras confesiones) estén exentas de pagar el IBI, mientras se siga enseñando religión en las escuelas públicas en lugar de hacerlo en locales religiosos o mientras haya crucifijos (o se expongan motivos religiosos como belenes) en edificios públicos cuya presencia pueda afectar a la libertad de los fieles de otras creencias o quienes no profesan fe religiosa alguna.

Ya por último, España no será laica ni aconfesional mientras el Estado siga otorgando indultos a presos con motivo de la festividad de Semana Santa, y lo que es más grave, indultos no concedidos tras el estudio de sesudos juristas sino a propuesta de los miembros de las cofradías de penitentes que deciden que presos del ámbito de su provincia deben quedar en libertad.

Es un hecho que la separación Iglesia-Estado seguirá siendo un tema irresoluble mientras España se comporte como una democracia frágil y asentada sobre el estigma de ser un país de pandereta, curas y caciques que, al amparo de la tradición, mantiene vigentes ciertas prácticas contrarias a la libertad, la dignidad y hasta la cordura".

por Alberto Soler Montagud | Médico y escritor
nuevatribuna.es | 16 Abril 2014

14 abr 2014

Google, Facebook, Apple y Amazon, ¿listos para dominar el mundo?

En el mundo de la tecnología muchas son las empresas con dinero y ambición, si bien en los últimos años las adquisiciones multimillonarias de cuatro gigantes, Google, Apple, Amazon y Facebook, dejan entrever sus planes de tomar el control mundial.



En un principio, estas compañías se centraban en una sola labor. Google era un motor de búsqueda, Apple fabricaba ordenadores y teléfonos, Amazon vendía por internet y Facebook contaba con una red social. Si bien estos proyectos iniciales se mantienen en el seno de cada empresa, la así llamada ‘Banda de los Cuatro’ se dedica ahora a canalizar su dinero en efectivo y su experiencia en nuevas iniciativas y empresas.

Si Google compró Motorola y Nest Labs, Apple parece cada vez más involucrada en el sector de la salud, mientras que Jeff Bezos, de Amazon, adquirió ‘The Washington Post’ y su empresa compró los robots de Kiva Systems para sus bodegas. Paralelamente, Google ha invertido una pequeña fortuna en tecnología de autos sin conductor y Apple ha desarrollado CarPlay para equipar los coches del futuro.

El caso más reciente lo protagonizó Facebook, que ha comprado la empresa Oculus VR, creadora de las gafas de realidad virtual Oculus Rift por 2.000 millones de dólares.

En todas las áreas, desde la exploración espacial y la robótica hasta la medicina y los medios de comunicación, parece que la audacia de estas empresas y sus enormes reservas de dinero en efectivo están impulsando la innovación. Por eso la pregunta que surge es si estamos realmente en la década en la que la tecnología impondrá su dominio total.

Dominando al estilo japonés

Joel Kotkin, profesor de desarrollo económico y social y autor de ‘Los próximos cien millones: América en 2050′, ha comparado estas empresas con el ‘keiretsu’ japonés: conglomerados en expansión, tales como Mitsubishi y Sumitomo que dominaron la economía de su país en la segunda mitad del siglo XX y cuyas prácticas de negocios fueron definidas por el periodista Karel van Wolferen como una serie de “jerarquías entrelazadas”, recuerda ‘The Independent’.

Kotkin dice que la ‘Banda de los Cuatro’ se ha convertido, al igual que estos ‘keiretsu’, en una red de inversores y directivos que utilizan sus enormes arcas de dinero (Apple ha dispuesto de más dinero en efectivo que el Gobierno de EE.UU. en varias ocasiones) para comprar a la competencia.

“Ellos están constantemente en busca de nuevas posiciones”, dice Kotkin. “Creo que es muy inteligente que empresas como Google y Apple digan: ‘OK, ¿qué otra cosa podemos hacer con la que realmente nadie pueda competir?’. Si nos fijamos en sectores tales como la robótica o tal vez el espacio, ¿quién más tiene el dinero?”, resalta el catedrático.

Los cambios en estos mercados sin duda disparan la imaginación. Cuando Google anunció el año pasado que había comprado ocho empresas de robótica, los foros de tecnología reaccionaron con paranoia y teorías de la conspiración.

Luego se supo que una de estas adquisiciones fue Boston Dynamics, empresa conocida por sus creaciones robóticas con fondos militares que pueden ser más rápidos que Usain Bolt y saltar incluso por encima de las paredes.

Para empresas como estas cuya tarea principal es la de “organizar el conocimiento del mundo”, cada una de estas adquisiciones encaja en el plan de juego a largo plazo, expandiendo su capacidad básica de crear máquinas de aprendizaje mediante la organización de datos en diversas formas y convertirlos en conocimiento. Estas empresas de tecnología tienen mucho dinero y quieren utilizarlo para asegurarse de que, a diferencia de los ‘keiretsu’, todavía estarán aquí dentro de 50 años. Esta no es la década, sino el siglo en el que la tecnología se apoderará de todo.

Tecnología | RT | 08-04-2014 |
tercerainformacion.es

El racismo del nacionalismo españolista

Este artículo muestra el racismo que imbuye al nacionalismo dominante en España, que es el españolista, el único nacionalismo que no se define como tal.

"Una de las características de los establishments políticos y mediáticos españoles, centrados en la capital del Reino, Madrid, es definir como nacionalistas a aquellos movimientos o partidos periféricos (basados en Catalunya, en el País Vasco o en Galicia) que consideran a sus comunidades como naciones. Los autores pertenecientes a estos establishments nunca se definen como nacionalistas, reservando dicho término para definir a los movimientos y partidos de la periferia del país, pero nunca para aquellos asentados en el centro.

Esta situación no deja de ser paradójica, pues tales establishments enfatizan que España sí que es una nación, y que es además indivisible, negando que haya ninguna otra nación en el país. A lo máximo a lo que se llega es a admitir (como lo hace la Constitución Española) que hay nacionalidades, que es la versión “light” de nación, comparable a región, utilizándose los mismos términos –nacionalidad y región– de una manera casi intercambiable. Esta visión convierte al nacionalismo españolista –que es el producido y reproducido en los establishments políticos y mediáticos basados en Madrid– en un nacionalismo exclusivista, considerado por los nacionalismos periféricos, con razón, como asfixiante. En realidad, este nacionalismo españolista es el más fuerte y dominante en la cultura política y mediática del país. Oír a un José Bono o a un Fernando Savater, por ejemplo, autodefinirse como no nacionalistas es abusar del lenguaje. Ambos son, en realidad, profundamente nacionalistas. Es más, el nacionalismo españolista ha sido el más racista de todos los nacionalismos que hayan existido en España, un racismo definido más por características culturales y religiosas que por propiamente étnicas. Por cierto, no utilizo el término españolista como insulto, como tampoco considero un insulto utilizar el término catalanista, ampliamente utilizado en Catalunya por las opciones políticas que se definen como tales, sin ningún perjuicio.

En realidad, la nación española se creó con los Reyes Católicos, con la expulsión de los judíos y los musulmanes, y con la conquista militar de las Américas, conquista que se presentó como la misión civilizadora de un imperio, identificado con una raza. De ahí que el día del descubrimiento de aquel continente por parte de las fuerzas lideradas por Cristóbal Colón pasara a conocerse durante muchos años como el Día de la Raza.

Se me dirá, con razón, que todos los imperios se basaron en un concepto racial. Y, por lo tanto, el Imperio español no fue una excepción. Pero la gran diferencia en el caso del Imperio español es que los herederos de aquel imperio nunca han reconocido (con contadísimas excepciones) este hecho, y todavía menos han pedido perdón por la victimización de otros grupos (también llamados razas) que la supuesta raza española realizó. El Estado español nunca ha pedido perdón a los judíos o musulmanes que fueron asesinados o expulsados de España, ni a las poblaciones indígenas que fueron eliminadas por los conquistadores españoles. Que ni siquiera se le haya ocurrido al Estado español pedir perdón es simplemente porque nunca ha considerado que hiciera nada reprochable o inmoral, pues la Iglesia Católica siempre ha aprobado tal victimización, presentándola como civilizadora de las víctimas.

El necesario antiimperialismo no ha surgido todavía en España

Desde hace ya décadas ha habido en varios países con pasados imperialistas, como el Reino Unido y Francia, movimientos y voces críticas que han cuestionado la idealización de aquellos imperios, mostrándolos como lo que fueron: un gran pillaje a otros pueblos, cuyo conocimiento debería generar deshonor a aquellos países. Y en EEUU, por ejemplo, el Congreso admitió y pidió disculpas por el genocidio realizado por el Estado federal contra las poblaciones indígenas. Hay un sano surgimiento de una crítica antiimperialista en un número creciente de países. Pero no en España.

A lo máximo a lo que se ha llegado es a permitir a los judíos expulsados de España que recuperen (sus sucesores) la nacionalidad española. El Edicto de Expulsión (conocido como el decreto de la Alhambra) del 31 de marzo de 1492 ordenó a los judíos convertirse al catolicismo o ser expulsados de España. No fue hasta el año 2012 que se permitió la recuperación de la nacionalidad a los herederos de aquellos que escogieron irse, bajo condiciones muy limitadas que serían eliminadas muchas de ellas por la propuesta que acaba de hacer el Ministro de Justicia, Sr. Gallardón.

La lentitud en el reconocimiento de una injusticia por parte del Estado español (sin que se acompañara de una disculpa) ha sido remarcada por el Presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos, el cual ha indicado, con ironía, que tal admisión de error de un hecho cometido en 1492 “ha sido un poquitín lenta, aunque es mejor que se haga ahora que nunca”. Por lo visto, la embajada española de Tel Aviv y el consulado de Jerusalén, en Israel, han sido invadidos por solicitudes.

Ahora bien, el racismo del nacionalismo español es selectivo, pues no hay que olvidar que los musulmanes fueron también obligados a convertirse o bien fueron expulsados (entre 275.000 y 350.000). Y nada se ha dicho de ellos. Ni que decir tiene que ninguna medida se ha tomado para facilitar la recuperación de la nacionalidad española a los herederos de las familias musulmanas expulsadas. Cuando el ministro Gallardón presentó su propuesta de invitación a los sucesores de los judíos expulsados a reintegrarse a España, lo hizo para enviar el mensaje al mundo de que “reflejaba la realidad de España como una sociedad abierta y plural”. Pero, por lo visto, eso no atañe a las familias musulmanas que también fueron expulsadas de España. Como es lógico, la Junta Islámica se ha quejado de que “esta discriminación sigue unos criterios racistas” (citada por Faisal Kutty en su excelente artículo “Sapin’s Apology”, publicado en Counterpunch, 24.03.14, del cual extraigo la mayoría de datos y citas).


Esta situación debería dar pausa y reflexión a aquellos autores nacionalistas españolistas (que niegan ser nacionalistas) y que continuamente publican críticas de todo tipo, incluyendo de racismo, contra los nacionalistas periféricos. Sería deseable que fueran más autocríticos y que reconocieran que el racismo de su nacionalismo ha sido el más acentuado y el que ha tenido unas consecuencias más violentas de todos los nacionalismos existentes en España. Así de claro".

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 1 de abril de 2014

9 abr 2014

El hombre que trajo a los vándalos para proteger la costa


"Qué más quisiera yo que mirar desde el tendido con aprobación y complacencia, y no soliviantarme con las noticias de cada mañana.
Pero no hay forma. Aparte de lo más grave y evidente, no hay día en que el actual Gobierno no nos cuele medidas vandálicas o autoritarias, y muchas pasan casi inadvertidas, al no darse abasto, como he dicho. La nueva Ley de Costas que prepara es un canto a la destrucción y el pillaje.



Ya saben que el Ministro Arias Cañete (santo cielo, el menos mal valorado en las encuestas) permite que se edifique a sólo 20 metros del agua, en vez de a los 100 anteriores; también que ha amnistiado las construcciones ilegales –incluso las metidas en las playas– y les ha dado 75 años (!) de prórroga y autorización para ser vendidas y hacer negocio con ellas. Que no se va a derribar ni un adefesio ni un monstruo condenados por los tribunales.

Pues bien, no se queda ahí el vandalismo: el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, lo ha dicho con toda desfachatez: “El impacto que ya está hecho, aprovechémoslo”. No entiendo cómo este sujeto –o sí, por desgracia lo entiendo– no ha sido destituido en el acto. Salvando las insalvables distancias, es como aquellos nazis que reflexionaron: “Ya que nos estamos cargando a tantos judíos, aprovechemos para hacer jabón con ellos”. O, para no ser exagerado, algo más neutro y abstracto: “Ya que hay tantos destrozos, cometamos unos cuantos más y así les sacamos beneficio”.

Lo cierto es que esta nueva Ley va a multiplicar los chiringuitos playeros. Duplicará el tamaño que pueden ocupar, hasta los 300 metros; en vez de los 200 hasta hoy exigidos entre uno y otro negocio, ahora serán 150, o, si las actividades son “no similares”, tan sólo 75; ya no se restringirán, sino que se fomentarán en las playas “eventos con repercusión turística” de todo tipo (repugnantes tomatinas, por ejemplo), citas deportivas y “culturales” y fiestas; se recortará la zona de dominio público, esto es, se nos expropiará lo que es de todos para entregarse a los explotadores (ayuntamientos, comunidades autónomas, dueños de garitos y organizadores de chorradas).

Bien, cuando no haya donde bañarse, o se levanten olas de 15 metros y arrasen los chiringuitos, las aberraciones arquitectónicas y los chalets invasores, vayan a pedirles cuentas a Cañete y a Ramos. Mientras tanto, las costas serán una verbena permanente y abigarrada, se verán atronadas por música hortera y plagadas de mirones escupiendo desperdicios.

Lo mejor es el nombre de esta Ley, que me confirma en el título (“Juro no decir nunca la verdad”) de un artículo reciente que sí me enfangó hasta las cejas: Ley de Protección y Uso Sostenible del Litoral. Sublime. Así protegen los vándalos".


JAVIER MARÍAS
elpais.com
23/03/204


8 abr 2014

Injusticias climáticas

Mientras que el cambio climático lo producen los más ricos y poderosos, los riesgos y consecuencias más serias los sufren los más pobres y vulnerables

"El nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), titulado 'Cambio climático 2014. Impacto, adaptación y vulnerabilidad', confirma que el cambio climático es "grave y generalizado", pero sobre todo, muestra que los impactos son desiguales, así como las posibilidades de "adaptarse" de los que están más expuestos. Se evidencia que mientras que el cambio climático lo producen los más ricos y poderosos, los riesgos y consecuencias más serias los sufren los más pobres y vulnerables.

La diferencia de este informe con anteriores es que se miden impactos ya ocurridos debido al caos climático, no sólo tendencias y probabilidades. El reporte muestra efectos preocupantes en sectores críticos, como en agricultura y alimentación, por afectación de cosechas de maíz, trigo, arroz y abastecimiento de agua potable, así como erosión de recursos pesqueros y marinos, impactos en poblaciones marginadas y empobrecidas, urbanas y rurales por inundaciones, sequías, huracanes, así como la existencia de miles de desplazados y migrantes climáticos. Agrega efectos negativos en salud humana, debido a la creación y propagación de enfermedades, aumento de la violencia por situaciones provocadas por cambio climático e incluso, nuevas formas de violación de derechos laborales y explotación de trabajadores obligados a laborar en temperaturas extremas.

Todo interrelacionado con los impactos comprobados en ecosistemas marinos y terrestres, entre los que destaca la acidificación de los oceános que afecta toda la cadena alimentaria marina, el derretimiento de glaciares –que son fuente de agua potable y abastecimiento de sistemas agrícolas campesinos, entre otros; y la erosión de ecosistemas equilibradores como la Amazonia, por aumento de sequías y talas, ambas exacerbadas por expansión de monocultivos industriales en las sabanas que los rodean.

El informe afirma que "la naturaleza de los riesgos del cambio climático está cada vez más clara", lo que se suma a la certeza sobre sus causas, cuyos factores principales según el IPCC son el uso de combustibles fósiles, la gricultura industrial y el cambio de uso de suelos. Este último debido principalmente a la deforestación, avance de la frontera agrícola y erosión debida a megaproyectos extractivos y carreteros.

Si se aplican los porcentajes de usos de combustibles fósiles y cambio de uso de suelo a cada sector industrial, el sistema alimentario agroindustrial, dominado por unas decenas de trasnacionales, es con mucho el mayor causante del cambio climático, incluyendo la cría industrial de animales, semillas transgénicas, fertilizantes sintéticos, agrotóxicos, maquinaria, transportes, procesamiento, refrigeración, empaques, desperdicios, basura y venta en supermercados. Eso además de la injusticia de acceso a tierra y alimentos que conlleva este sistema y sus enormes impactos en salud.

Los datos del IPCC vuelven a mostrar que es necesario defender y fortalecer los sistemas alimentarios campesinos y locales, que son los que han creado la diversidad de semillas necesaria para enfrentar el cambio climático y los que pueden protegernos de la especulación de precios provocadas por acaparadores y por el comercio internacional. Pero también muestran que esos sistemas locales son los que reciben los peores impactos del caos climático, que se suman a las amenazas por avance del agronegocio, uniformización de semillas, contaminación transgénica, pérdida de territorios e imposición de leyes para privatizar las semillas.

El IPCC tiene una tarea difícil por la complejidad del tema, pero mucho más por la gravedad de la información que pone sobre la mesa, que debería llevar a cambios radicales en los modelos de producción y consumo industriales. Por ello es objeto de fuertes cabildeos y presiones. Proliferan desde empresas, gobiernos y hasta conservacionistas trasnacionales, las propuestas de falsas "soluciones", como mercados de carbono, mercantilización de las funciones de los ecosistemas como REDD y otros programas; y paradójicamente, más agricultura industrial, con semillas transgénicas y "resistentes al clima".

Otra falsa "solución" promovida por los grandes emisores de gases y científicos financiados por ellos es la manipulación climática o geoingeniería, que incluye creación de nubes volcánicas artificiales, fertilización oceánica, almacenamiento y captura de carbono a grandes profundidades, todas propuestas con altos impactos ambientales, económicos y sociales, nuevamente, desiguales y afectando peor a los más pobres. Los promotores de la geoingeniería se filtraron también en el IPCC, que en su primer informe en septiembre 2013, incluyó que pese a altos riesgos, la geoingeniería podría quizá bajar la temperatura, lo que motivó fuertes críticas. Este segundo informe, por el contrario, menciona los impactos que tendría la geoingeniería, como desequilibrar los regímenes de lluvia, aumentar sequías, empeorar la acidificación de los océanos, además de riesgo de usos bélicos y de ser una "amenaza moral", porque los países de altas emisiones la pueden usar como excusa para no hacer reducciones. (www.etcgroup.org/es/content/un-delegates-dodge-geoengineering-bullet-point).

La situación climática es grave e injusta y todas las propuestas de falsas soluciones empeoran ambas condiciones. Urge ir al cambio radical de sus causas, en lugar de aumentarlas, como sucede al promover más explotación de petróleo o la brutalidad devastadora del gas de lutita y fracking, o agricultura que produce más cambio climático, como los transgénicos".

por Silvia Ribeiro, Investigadora del Grupo ETC

La Jornada
8/4/2014

La biología como gobierno

DETERMINISMO BIOLÓGICO

El resurgimiento de los discursos sobre la "desigualdad natural" y el determinismo está relacionado con el retroceso político y el aumento de las desigualdades.

"El hombre es desigual biológicamente, nadie duda hoy que se heredan los caracteres físicos como la estatura, color de piel... y también el cociente intelectual. La igualdad biológica no es pues posible. Pero tampoco lo es la igualdad social: no es posible la igualdad del poder político, tampoco la de la autoridad, o de la actividad, o la del premio, o la de oportunidades, ni si quiera la económica. [...] Demostrada de forma indiscutible que la naturaleza, que es jerárquica, engendra hombres desiguales, no tratemos de explotar la envidia y el resentimiento para asentar tan negativas pulsiones la dictadura igualitaria. [...] La igualdad implica siempre despotismo y la desigualdad es fruto de la libertad". No, no me estoy alucinando. El más avispado rápidamente reconocerá la pluma y asomará en su mente un nombre; y reirá por no llorar. Para aquellos que todavía no lo tengan claro, decirles que estas palabras fueron escritas por Mariano Rajoy el 24 de julio de 1984 en el “Faro de Vigo” al realizar una crítica “cualificada” de una obra titulada “la envidia igualitaria”. Ahora comprendemos mejor lo que está ocurriendo, ¿verdad? Stephen Jay Gould denomina a estos momentos actuales en los que vivimos como “momentos de retroceso político” y escribía en 1996: “los resurgimientos del determinismo biológico se correlacionan con episodios de retroceso político, en especial con las campañas para reducir el del Estado en los programas sociales, o a veces con el temor de las clases dominantes, cuando los grupos desfavorecidos siembran cierta intranquilidad social o incluso amenazan con usurpar el poder”. Hay abundantes escritos sobre la relación entre la ciencia, en este caso el determinismo biológico que cita Gould, y que podemos leer y sentir en nuestro presidente, y la legitimación del poder. Por ejemplo, el historiador de la ciencia aragonés Mariano Hormigón y el ruso Sergey Kara-Murza, en 1990, escribían que “cualquier régimen político que pretenda lograr la más mínima estabilidad precisa demostrar su legitimidad, su correspondencia con ‘el orden natural de las cosas’, utilizando argumentos que sean convincentes para una parte de la población suficientemente grande”.

Gould identifica tres “momentos de retroceso político” en la reciente historia de EE.UU. que, por añadidura, podríamos situarlos en un contexto también global; a saber, el crac de 1929 donde las tesis del determinismo biológico triunfan en EE.UU, Alemania y Gran Bretaña, la década de los 70, donde se implementan los programas neoliberales y, (y este exclusivo de EE.UU) un tercer momento en la década de los 90. La historia va demandando incorporar un cuarto “momento de retroceso político”.

Creo, firmemente, que existe una dimensión que, pese a estar considerada en los debates actuales sobre las hipótesis que mejor explican la situación actual, no se le ha dado la importancia que tiene: el odio de clase; de aquellos que poseen cantidades ingentes de dinero, propiedad y poder, frente a los que todos los días batallamos con la vida. Nos hacemos un flaco favor si no entendemos bien esta perspectiva; si no entendemos que los que actualmente ostentan el poder no sienten ningún tipo de empatía frente a un desahucio, frente a un suicidio, frente al drama del paro, frente a las muertes en las fronteras del “paraíso”. ¡No sienten nada! No hay otra explicación posible a frases como “¡Que se jodan!” pronunciada por Andrea Fabra, diputada del PP e hija de Carlos Fabra, durante la convalidación del decreto que incrementaba las condiciones para acceder a la prestación por desempleo. Qué otra cosa que el racismo, la sensación de superioridad y el odio al pobre pueden llevar a decir al directivo de la multinacional Bayer, Marijn Dekkers, “No creamos este medicamento para los indios, sino para los occidentales que pueden pagarlo”. Esta frase contiene, condensada en ella, toda la lucha que deberemos de librar durante las próximas décadas: neo-imperialismo, los derechos de propiedad intelectual y el monopolio del conocimiento que suponen, la desigualdad social, la privatización de la sanidad (“occidentales que puedan pagarlos”), etc.

En una situación, que el politólogo Robert Jessop define como una transición del “Estado de bienestar keynesiano” al “Estado competitivo Schumpeteriano o Estado trabajista”, y que un mortal denominaría “retorno al esclavismo”, cabe dotar al proceso de una justificación, y esta no va ser otra que el “determinismo biológico”. La propia reforma de educación planteada por el ministro Wert encaja como anillo al dedo en este marco conceptual. Según lo que se conoce hasta ahora, los institutos pasarán a financiarse dependiendo del rendimiento escolar de los alumnos. Aquellos institutos con menores notas, recibirán menor presupuesto. ¿Alguien duda en que barrios se situaran estos institutos? Para ellos es la “envidia de la igualdad”, para nosotros es “un sueño de igualdad”.

Un fantasma recorre el mundo, es bigotudo y se esconde tras trajes, dinero, poder y corbatas".

Álvaro González Molinero
Es biólogo
diagonalperiodico.net    03/04/14

2 abr 2014

#SanchezTorresExplota

El 28 de febrero, después de 2 años y medio trabajando a destajo, Darío se encontró con un despido sin previo aviso. Su empresa, la carnicería Israel Sánchez Torres (Mercado de Chamberí) despedía a su único empleado.

La razón fue negarse a trabajar más de 10 horas diarias, casi 60 horas semanales, por las que cobraba menos de 800 euros/mes. Su jefe quería que trabajase 12 horas diarias de lunes a viernes, más 9 horas los sábados, por el mismo sueldo.

Debido a esto, un grupo de unas 20 personas hemos acudido al mercado de Chamberí a informar a los clientes y al resto de comerciantes de las prácticas de este personaje. Le hemos exigido que pague los más de 1000 euros que debe a Darío, pues sólo pagó la indemnización correspondiente a las horas que estaba dado de alta, negándose a pagar las trabajadas en negro y las vacaciones pendientes.

Este hombre ha llamado automáticamente a la policía, aludiendo actitudes violentas por nuestra parte, cosa que en ningún momento se ha producido. Lo único que hemos hecho es conversar y repartir cuartillas informativas,en todo momento con calma y sin ningún tipo de actitud desafiante ni intenciones violentas.

Sábado 29 de abril de 2014. Mercado de Chamberí, Madrid.
Sábado 29 de abril de 2014. Mercado de Chamberí, Madrid.

Algunas comerciantes nos mostraron su apoyo; otras sin embargo, nos increparon por perjudicar al mercado. No iba contra ellos, pero en todo caso, el responsable es Sánchez Torres y no nosotras. Al final, dos compañeras fueron identificadas. Pero la policía también pudo presenciar cómo algunas trabajadoras del mercado salían y se solidarizaban con su compañero Darío. 

Nos fuimos contentas, porque todo el mundo en el mercado se enteró de cómo se lo monta Sánchez Torres. Nos vamos contentas porque gente de diferentes colectivos (Apoyo Mutuo Ciudad Lineal, Asamblea de Apoyo Mutuo, Oficina Precaria y CSOA La Morada) hemos colaborado para que la acción se lleve a cabo con éxito.

Hemos montado una pequeña revolución en el mercado. Pequeña, pero revolución. Y sobretodo, nos vamos contentas por la valentía del compañero en denunciar públicamente su situación, por su decisión de luchar por lo que le corresponde. Y nos vamos contentas también por haberle apoyado en su lucha.

La semana que viene, en la reunión de conciliación laboral de Darío, veremos si Sánchez Torres rectifica y paga lo que debe. En caso contrario, seguiremos luchando.

#SanchezTorresExplota
marzo 30, 2014
Apoyo Mutuo Ciudad Lineal, Asamblea de Apoyo Mutuo, Oficina Precaria y CSOA La Morada

30 mar 2014

El delito de ser pobre

"Cada vez hay que vivir más en la miseria para ser considerado pobre"



'El delito de ser pobre. Una gestión neoliberal de la marginalidad', de Albert Sales en su libro.





El umbral del riesgo de pobreza disminuye cada año que España sigue en crisis por lo que "cada vez hay que ser más pobre para ser considerado oficialmente pobre", ha clamado el sociólogo y politólogo Albert Sales en su libro El delito de ser pobre. Una gestión neoliberal de la marginalidad (Ed. Icaria). Sales ha detallado en una entrevista que, según la Encuesta de Condiciones de Vida realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de personas en situación de riesgo de pobreza y exclusión social en España era, a finales de 2012, del 21,1% en relación al 21,8% de 2011.

Una pequeña disminución con grandes repercusiones. Como apunta Sales, el ligero descenso de la cifra ilustra que cada vez se debe cobrar menos para situarse bajo los lindares de la pobreza. El politólogo ha puesto el acento en la criminalización que el sistema penal lleva a cabo de esta pobreza, "que se centra en castigar las transgresiones de la norma propias de la marginalidad" con el objetivo de "justificarse ante las clases medias y la gente que vota", alegando "hacer cosas por la seguridad". "El Estado español es el país de la Europa de los 15 que recurre más frecuentemente al encarcelamiento de su población", pero "no hay un problema de seguridad pública en nuestro país", ha asegurado Sales.

Para deslegitimar a las personas sin recursos, "se traspasa la responsabilidad al individuo" achacándole "no ser suficiente trabajador, emprendedor o tener alguna debilidad personal que le impide implicarse en el trabajo", ha matizado Sales. En este sentido, el autor ha denunciado la "sospecha permanente" a la que están sometidas "las personas asistidas por los servicios sociales", a las que se trata como "parásitos que se quieren aprovechar del sistema". El politólogo, que también es profesor de la Universidad Pompeu Fabra y de la de Girona, ha insistido en que "las políticas que se llevan a cabo actualmente de atención a la pobreza" buscan "hacerla lo menos molesta posible", arrinconando en "barrios marginales y zonas de delegación" los problemas que se deriven de ésta.

En cuanto al incremento de entidades privadas de asistencia social, Sales ha alertado de que la ayuda ha pasado de ser "un derecho que puedo exigir a una administración pública" a convertirse en caridad de una organización privada "a la que tienes que estar agradecido". "La iniciativa privada es necesaria, pero el problema es que no es garante de derechos", ha sostenido Sales, quien ha agregado que "estas entidades no tienen la obligación de cubrir todas las necesidades" de los usuarios. El politólogo también ha criticado la "infantilización" que se lleva a cabo de las personas con menos recursos, a quienes se les acusa de no saber "gestionar la propia vida" ni la de su familia.

A la luz del auge de programas televisivos que muestran cómo ahorrar en el hogar, Sales ha asegurado que tratan "problemas estructurales" desde una perspectiva que reitera "estereotipos de clase media", pero que "no se han preocupado por comprender los procesos de decisión personales" que residen tras la problemática. Entre estos motivos, Sales ha destacado la imposibilidad de cocinar caliente por falta de gas, el rechazo a ingresar en una residencia porque no pueden entrar a sus animales de compañía o el no asistir al servicio social asignado por falta de tarjetas de transporte.

ALBA GIL (EFE) BARCELONA 23/03/2014
publico.es/culturas

25 mar 2014

Ha muerto Adolf(o) Suárez ¡arriba España!

El pueblo español víctima de un ataque de amnesia colectiva lo ha santificado como el “paladín de la democracia”

En esta endemoniada historia de España existe un capítulo emblemático que tiene que ver con  la mal llamada “transición” -que mejor sería definirla como “Restauración Monárquica”- Ahora resulta que el protagonista principal de esta demencial coyuntura es el recalcitrante falangista Adolfo Suárez. Un producto creado por los genios de la propaganda mediática dirigida por la familia Anson y Luca de Tena (la Gaceta Ilustrada, EFE y ABC. y TVE)  Adolfo fue un apasionado admirador de José Antonio Primo de Rivera al que imitaba tanto en sus poses y estilo de oratoria.  Imbuido en espíritu imperial y misionero que pregonaba monseñor Escrivá de Balaguer: “Cristo necesita hombres de acción católica y hay que demostrar que aún no se ha extinguido la raza bravía que en otros tiempos conquistó hombres para Dios” De porte elegante vestía la camisa azul mahón de falangista, trabillas en la hombrera, bolsillos con pinza bordada con el yugo y las flechas y cuello de legionario. Siempre tan presumido brazo en alto al mejor estilo hitleriano rindiendo tributo al caudillo Francisco Franco.

Adolfo fue el delfín político del fascista y opusino Herrero Tejedor, Secretario General del Movimiento y uno de los candidatos que se barajaban en ese entonces para suceder al Generalísimo Francisco Franco. Adolfo Suárez ocupó gracias a sus padrinos puestos de relevancia tales como presidente de Acción Católica, gobernador civil de Segovia,  la Secretaria General del Movimiento Nacional, Vicesecretario Nacional del Movimiento fascista español, Ministro secretario del movimiento fascista nacional español y Director de TVE (que utilizó para promocionarse)

A él  se le encomendó la patriótica misión de reconvertir a los falangistas fascistas españoles en demócratas monárquicos de pro.  Adolfo conocido por sus posiciones ultra conservadoras -era miembro numerario del Opus Dei,   feroz anticomunista y en su juventud admirador del fuhrer Adolf Hitler (su nombre no es por casualidad)- supo acometer con arrojo y valentía esa encomiable misión ¿evangelizadora?

Entre sus heroicas gestas se le atribuye el convencer a la vieja guardia militar golpista del 36 de iniciar cierta apertura y liquidar las Cortes Franquistas para dar paso al Parlamento Monárquico. Por algo el mismísimo caudillo escogió al rey Juan Carlos I como su sucesor y por ende se debía acatar su santa voluntad testamentaria. Por este desliz muchos de sus camaradas lo señalaron de traidor.

En 1976 fue nombrado por su majestad el Rey don Juan Carlos I y el visto bueno de Torcuato Fernández Miranda, Presidente de Gobierno. Suárez  juró por Dios y por España lealtad al rey y a las leyes fundamentales del Movimiento. Cuando se convocan elecciones generales “libres” en el año 1977  el falangista Adolfo Suarez, líder de UCD, obtiene mayoría absoluta y se convierte en el primer presidente del reino español. Al año siguiente se aprueba mediante referéndum (88% de los votos) la Constitución Monárquica Española vigente hasta nuestros días. El reino de España debía seguir el guión previamente establecido por EE.UU, es decir, integrarse en la  OTAN y la CE para contrarrestar el expansionismo soviético en esa época de la guerra fría. Aunque lo más importante era borrar ese pasado dictatorial para ingresar como miembro de pleno derecho en el seno de las naciones más civilizadas del planeta.

El escritor e intelectual derechista Emilio Romero en su libro de memorias “Tragicomedia de España” confesó que toda la camarilla franquista, falangista y españolista quedó muy sorprendida con la elección por parte de su majestad don Juan Carlos I de Adolfo Suárez  para dirigir la mentada “transición”. Era como poner a la zorra a cuidar el gallinero. Que un personaje  de esa calaña con tremendo bagaje nacional-catolicista y fascista tuviera que hacerse cargo de reconvertir la España franquista en una monarquía constitucional ¿democrática? era algo poco menos que inconcebible.

Pero astutamente supo disfrazarse, mudar de piel como hacen las serpientes, igual que un camaleón se mimetiza con el entorno cambió de sexo político y travestido por completo se erigió en el paladín de la democracia. Emilio Romero –archienemigo de Adolfo Suarez-escribió un artículo en ABC unos días antes del golpe de estado de 1981 –que realmente estaba dirigido contra él, pero semanas antes, abandonado por sus correligionarios que se fugaron a la Alianza Popular, se vio obligado a dimitir dejando paso a Calvo Sotelo-  en el cual reclamaba ante la debilidad del estado y los escasos resultados en la lucha antiterrorista un gobierno de salvación nacional presidido por el general Alfonso Armada.

Al oficializar su renuncia su majestad el Rey don Juan Carlos I para recompensarlo por sus servicios prestados a la corona lo premia con el título nobiliario de duque de Suarez -que en un principio se negó a aceptar aduciendo que prefería el de duque de Ávila- Pero este título sólo está  reservado a los altos miembros de la familia real. Por lo tanto,  para calmar sus delirios megalomaníacos se le otorgó el de Grande de España por la gracia de Dios. Acto seguido se construye en Palma de Mallorca una mansión de 4.000 metros cuadrados.  Más tarde, en el año 2007,  don Juan Carlos I lo invistió  Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro por su heroico sacrificio en pro de la “democracia española”.

El Alzheimer que sufría es la mejor metáfora que se pueda encontrar de esta España monarquía rastrera, corrupta y decadente.  Los súbditos de su majestad el rey don Juan Carlos I olvidan por completo el pasado fascista del finado duque de Suárez, ahora ungido como padre de la patria (el aeropuerto de Madrid-Barajas pasará a denominarse Adolfo Suárez) –

Es una monstruosa perversión borrar de un plumazo lo que significó la atroz dictadura franquista, es un insulto a la memoria de las miles de víctimas del fascismo españolista. El duque de Suárez, viril, enérgico, ambicioso y vehemente ha sido en realidad el rey Midas capaz de convertir la mierda en oro.  España entera está de luto, las plañideras lloran desconsoladas la perdida de tan insigne prócer. Se han decretado tres días de luto, que se izen las banderas a media asta en honor al hijo más preclaro. Los románticos falangistas se ponen la camisa azul para asistir a los funerales de Estado.

Estamos ante un acto vil y manipulador de la construcción de un falso mito, un mito creado artificialmente por las castas del poder; la ultraderecha, la oligarquía, la aristocracia,  el clero, los militares o los  jueces que le rinden tributo al nuevo superhéroe de la España Una, Grande y Libre ¡Ein Volk, ein Reich, ein Fuhrer!

por Carlos de Urabá.
24 de Marzo de 2014 
kaosenlared.net

¿Cuándo toca prevenirse contra la extrema derecha?

Franco y Mussolini
Franco y Mussolini en 1941
"Desde hace tiempo, pueden leerse noticias y análisis frecuentes sobre el crecimiento exponencial de la extrema derecha en Europa. En lo que hace a España, el goteo de atropellos contra los derechos y bienes de personas y colectivos por parte de grupos fascistas parece no cesar.

Con amenazas y agresiones, se revientan actos públicos en reconocimiento de la nacionalidad catalana. Locales y sedes de partidos de izquierda y de asociaciones que denuncian el racismo aparecen con destrozos y pintadas intimidatorias. Son numerosas las personas que por su orientación sexual o política, o por su condición nacional o económica, han sufrido coacciones, vejaciones, lesiones o incluso han sido asesinadas por el terrorismo ultraderechista. Dadas estas dosis regulares de violencia y contemplado el contexto europeo de crecida fascista, ¿hasta cuándo hay que esperar para recordar que el derechismo integrista es un peligro de primer orden para la sociedad?

El problema entre nosotros -y en países como Grecia- cuenta con un punto más de gravedad, pues de ser una corriente política deleznable seguida por cada vez mayor número de fanáticos, puede que se esté infiltrando o se encuentre directamente viva entre efectivos de cuerpos policiales y militares, al menos en lo que hace a su núcleo vital racista, jerárquico, ultranacionalista y ajeno a la humanidad de quien es considerado como enemigo. Suele pasarse por alto que un Estado constitucional y democrático debe contar con fuerzas de seguridad imbuidas de respeto escrupuloso a los valores cívicos del constitucionalismo y la democracia, no adoctrinadas en prejuicios patrioteros o en convicciones primarias excluyentes.

Desde posiciones liberales, se sostiene que la misma sociedad se basta y se sobra para generar los mecanismos morales y culturales necesarios para marginar el fascismo. Quienes secundan este parecer olvidan que justamente el pretendido desenvolvimiento “espontáneo” de la sociedad liberal es el que está creando las condiciones propicias para el resurgimiento fascista.

Otros creen que el hecho de ser el Partido Popular la formación absorbente de toda la derecha española nos salva de posibles despeñaderos ultraderechistas. Varios son los descuidos en este diagnóstico tranquilizador. No solo existen ya formaciones de extrema derecha, que, visto el hondo desprestigio del partido en el Gobierno y la celeridad de los tiempos de crisis, bien pueden ver multiplicados sus apoyos en breve lapso. También existe el notorio peligro de que, para evitar esa posible fuga de adhesiones, el sector más extremista concluya por marcar la agenda popular, algo patente en engendros legislativos como los que preparan sobre el aborto o la seguridad ciudadana.

En definitiva, ambas lecturas coinciden en recetar la inacción, actitud muy poco recomendable en este escenario europeo y dada nuestra situación particular, de falta persistente de condena unánime de la dictadura franquista.

En círculos más conscientes del peligro se exige represión. Como potenciales terroristas que son, se trataría de prohibir sus publicaciones, disolver asociaciones, liquidar partidos, suspender actos, perseguir a miembros y condenarlos por profesar creencias funestas para la sociedad.

Esta salida no lleva a solución alguna. No solo se cuenta con el peligro de extender el mal, incitando posibles reacciones compensatorias que vengan a legitimar lo que se pretende erradicar. También se corre el riesgo de pagar la persecución del fascismo con la inoculación en el propio Estado de prácticas fascistas. Por ahora, al Estado le basta para combatir los exabruptos ultraderechistas con los recursos penales disponibles, entre los que figura la agravante general aplicada a los delitos cometidos por motivos discriminatorios de toda índole (art. 22.4 del Código penal).

El problema hay que combatirlo en su origen, que no es sino cultural y, fundamentalmente, económico. Empieza por ayudar muy poco la representación espacial y circular del espectro político que, de manera simplista, identifica “los extremos populistas” de uno y otro signo. Basta recorrer los idearios ultraderechistas y ultraizquierdistas para apercibirse de que muy poco tienen que ver el racismo y la multiculturalidad, las jerarquías con la igualdad absoluta, las fobias violentamente excluyentes con el discurso de la inclusión total, o el fundamentalismo nacionalista con el más abierto de los internacionalismos. Equiparar fascismo y antifascismo puede parecer una estrategia neutral y equidistante que redunde en favor del borroso centro político, pero en la práctica solo termina beneficiando a la extrema derecha. Podría aducirse que tanto unos como otros se abrazan en su común justificación de la violencia, pero las diferencias siguen siendo insalvables entre su ejercicio efectivo contra minorías y su alusión retórica en proclamas revolucionarias, o su recurso defensivo precisamente contra la amenaza fascista.

Que combatir de raíz el virus ultraderechista sea asunto cultural conecta con una de las dimensiones fundamentales de la “memoria histórica”. Ha de concebirse ésta como la debida justicia y reparación a las víctimas del fascismo, pero también como el recuerdo socializado permanente de la barbarie, pues solo una conciencia colectiva despierta en este particular, transmitida entre generaciones, nos puede salvar de tropezar de nuevo con tan abominable error. De hecho, el creciente olvido entre los más jóvenes de lo que supuso el terror fascista es directamente proporcional a la intensidad de su reaparición. Por eso deben celebrarse disposiciones como la incluida en el anteproyecto de ley andaluza de memoria histórica, que inserta en el currículum educativo de la enseñanza no universitaria la materia de “memoria democrática”.

Arrostrar a la extrema derecha en el plano cultural implica otra obligación de mayor envergadura. En su valioso opúsculo sobre Educar después de Auschwitz, Theodor Adorno identificaba como la «condición psicológica» fundamental del Holocausto «la incapacidad de identificarse» con el otro. Solo un sentimiento extendido de indiferencia hacia qué ocurría en los campos de concentración explica que en éstos se pudiera aniquilar burocráticamente a centenares de miles de personas. El predominio absoluto del interés propio, la deshumanización ulterior de nuestros semejantes y el consiguiente desprecio hacia su suerte son las bases culturales que conducen al fascismo, y deben contrarrestarse a través de la educación, promoviendo los valores opuestos de la igualdad, la cooperación, la solidaridad y el humanismo.

El problema es que tales bases son las propias de la antropología capitalista. La acostumbrada afirmación de que los camisas pardas, azules o negras fueron la infantería del capital tiene una carga de profundidad mayor de la esperada. No es que el capitalismo se defienda a través del fascismo; es que lo produce de forma ineluctable. Tanto es así que vuelve a resucitar sin contar con el “enemigo comunista” enfrente, desmintiendo con ello el canon interpretativo según el cual el fascismo fue el morboso antídoto segregado de forma natural por la sociedad burguesa para defenderse del veneno comunista. Aun sin presencia probable de revolución social, el ultraderechismo vuelve a crecer, mostrando que su esencia no radica en su función contrarrevolucionaria sino en participar del desenvolvimiento del propio capitalismo.

Los testigos más perspicaces de la opresión lo vieron claro. El gangsterismo nacionalsocialista fue una consecuencia natural de la concentración de poder característica del capitalismo de monopolio. El aislamiento individualista y la enajenación respecto de la propia vida que conlleva la integración capitalista contribuyen, por necesidad, a añorar la pertenencia a un cuerpo colectivo místico y la protección (dominio) de un líder omnipotente. Por su parte, los que asistieron a la fundación del Estado social y democrático fueron conscientes de que sus exigencias de homogeneidad económica y distribución del poder eran ante todo un medio para prevenir la recaída en el fascismo.

Por eso, combatirlo es también una tarea económica, consistente en la desoligarquización de la sociedad, en el reparto del poder político y social. Justo lo opuesto de lo que hoy marca las prioridades, condenándonos a que sea demasiado tarde para sacrificar a la serpiente que descuidadamente incubamos".

Sebastián Martín 
13/03/2014 
eldiario.es

21 mar 2014

¿Y si fuera mañana?

Habrá muchos días importantes en este proceso de resistencia y lucha que tenemos abierto; ya ha habido muchos días. Hemos estado en concentraciones, en manifestaciones, hemos intentado parar desahucios, hemos salido a la calle con la bata blanca y la camiseta verde o morada, o negra, o roja. Hemos acudido a la mani de paseo, con los niños o nos ha hecho correr la policía; hemos ido con amigas o con los padres; hacía frío y llovía o nos hemos muerto de calor subiendo por el Paseo del Prado en pleno julio. Ha habido muchos domingos en los que a la manifestación le seguía el aperitivo, la comida y el cine; ha habido días tristes, de esos que estaba nublado y en los que parecíamos sombras. Pero también ha habido otros días felices que nos costará olvidar. Cada persona tiene sus días señalados en su propio calendario activista- emocional. Yo tengo varios.

Evidentemente uno de ellos fue el 15 de mayo de 2011; el primero. Ese día una manifestación convocada por gente anónima por las redes, que transcurrió sin siglas reconocibles y con un lema muy alejado de los lemas al uso, "No somos mercancía en manos de políticos y banqueros", convocó a cientos de miles de personas. Por primera vez el lema hacía referencia a un "nosotr@S" que hasta ese momento estaba medio escondido debajo de las siglas de los partidos. Nosotr@s: la gente corriente, las víctimas de vuestras políticas… era un cambio. Fue completamente inesperado, como un estallido, como un fogonazo. Yo acudí sin ninguna expectativa especial, llegué pronto a Cibeles y no vi a demasiada gente. Iba a marcharme, pero me encontré con una amiga y nos pusimos a hablar, cuando quisimos darnos cuenta había allí miles de personas. Por la noche supimos que había sido así en toda España y supimos también de la acampada… y después ya sabemos lo que ocurrió. El 15M levantó el velo que hasta este momento ha venido protegiendo a este régimen; un velo que lo cubría desde la Transición, de alguna manera quebró por fin el falso consenso y deslegitimó el relato fundacional que nos venían contando, nos mostró la auténtica desnudez de esta democracia y nos enseñó un camino diferente en el que cada uno de nosotros y nosotras cuenta.  Desde entonces recorremos ese camino que no sabemos dónde nos lleva pero por el que seguimos muchos/as caminando; a veces más lentos, a veces más rápidas; a veces más contentos y otras veces tristes, cansadas, exasperados.

Después han seguido pasando cosas, como las mareas y sus éxitos y fracasos; como la PAH o los coches de Miguel Blesa y de Rato zarandeados por la gente. Y ha habido otros días para recordar. Uno de ellos, de "mis" días, fue el recibimiento de los mineros en Madrid el 10 de julio del 2012. Nada hacía presagiar que la llegada de unos mineros en lucha por un conflicto sectorial sacara a la calle, de noche,  a miles de personas cantando "Santa Bárbara bendita". Recuerdo esa noche por lo extraño de la situación, y la recuerdo también por la melancolía que lo teñía todo. El "Santa Bárbara" que yo había escuchado de niña en un vinilo con canciones de la Guerra Civil que mi padre había comprado en París; el que la gente se echara a la calle a apoyar una lucha que todos sabíamos perdida, el hecho de que fueran mineros (con todo lo que tiene la lucha minera de simbólica). Lo que se respiraba en Madrid aquella noche de verano era solidaridad con todas las batallas y hermanamiento entre toda la gente trabajadora robada, explotada, expoliada. Era un año después del 15M y la demostración  de que el camino abierto entonces no iba a cerrarse como muchos creían.

Ese camino sigue abierto, y sigue dándonos días. El 1 de febrero estuvimos en la calle recibiendo también multitudinariamente al Tren de la Libertad que unas feministas asturianas trajeron a Madrid en defensa del derecho al aborto. No exagero nada si digo que fue la manifestación feminista más grande que he visto, incomparable a otras. El feminismo activista que languidecía en las calles y en las manifestaciones revivió de repente empujado por Gallardón, y se llenó de jóvenes, de chicas y chicos. El 8 de marzo pasado la historia se repitió. Llevó toda la vida acudiendo a la manifestación del 8 de marzo; ya no recuerdo las manifestaciones feministas de la Transición, pero dudo que fueran tan numerosas como la del 8 de marzo pasado. Y lo más sorprendente e ilusionante fue el tipo de gente que acudió. Detrás de mí, subiendo por la Gran Vía, caminaba un instituto entero, chicos y chicas de 16 años vociferando lemas a favor de los derechos de las mujeres; saltando, cantando y ellos, ¡ellos!, con la cara pintada de violeta feminista.

Pues este sábado, 22 de marzo, puede ser uno de esos días que después nos cueste olvidar. Por eso te recomiendo que no te lo pierdas; que estés en la calle para recibir y acompañar a las Marchas de la Dignidad que desde distintos sitios han llegado caminando hasta Madrid. Mañana comienzan varios días de activismo. No creo que debamos olvidar qué medios de comunicación han silenciado estas marchas; ni qué partidos y sindicatos no las han apoyado y ni siquiera han dicho una sola palabra sobre ellas. Ese silencio no sólo es cómplice de la situación, es un silencio que suena a desprecio por las formas de organización política que no pasan por ellos y que, finalmente, espero que se los lleven por delante. En todo caso, a pesar de ese silencio, varias columnas formadas por miles de personas llegan a Madrid con una lista de reivindicaciones básicas: que antes que pagar la deuda se garanticen los derechos sociales y los servicios públicos, el empleo, la vivienda; y que se rompa con la Troika, ese triunvirato que conspira contra la democracia y los derechos humanos. Toda persona de bien tiene que apoyar estas consignas, todos los partidos y sindicatos que callan y no están con las marchas porque hace mucho que no están a la altura, están ya desbordados por la gente. Y nosotros y nosotras, a la calle. Otra vez más, a la calle.

Aquello que va a hacer que encajen las piezas de la indignación y de la rabia está gestándose, puede ocurrir en cualquier momento. Pero… ¿y si fuera mañana? No te lo puedes perder.

Beatriz Gimeno  
20/03/2014 -
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...y Gamonal.

18 mar 2014

"El trabajo ha muerto"

Trabajador de una fábrica de coches. / GETTY
Trabajador de una fábrica de coches. / GETTY
"Ando leyendo, con los años justos de retraso, El fin del trabajo de Jeremy Rifkin. El título y su subtítulo original (El declive de la fuerza de trabajo global y el amanecer de la era posmercado) son 100% descriptivos y no encierran ninguna metáfora, así que me voy a ahorrar la sinopsis. Sí explicaré que el libro fue editado por primera vez en 1995 y que su vigencia a marzo de 2014 es total y absoluta. Y eso que en la década de los noventa el entusiasmo frente a las nuevas tecnologías era ya un dogma de fe del que muy pocos abjuraban. Y eso que por aquel entonces nada hacía presagiar la crisis financiera que apenas una docena de años más tarde iba a exterminar la clase media. Y eso que durante aquellos años la gente aún redactaba ¡e incluso diseñaba! su currículo con la esperanza de que sirviera para algo más que alimentar el fragor de las trituradoras de papel.

La tesis del libro de Rifkin es sencilla: el trabajo tal y como lo conocían las generaciones precedentes ha muerto. Para no resucitar, por supuesto. Milagros a Roma. Y lo que es aún peor: sin que haya aparecido ninguna alternativa válida en el horizonte. Incluso el pronóstico más aventurado de Rifkin en El fin del trabajo se ha cumplido a rajatabla. La de que el mundo se dividirá en unos pocos años en dos grupos sociales muy diferenciados. Por un lado, una elite escasa que controlará la economía global de la alta tecnología. Línea y seguimos para bingo. Por el otro, una inmensa masa de trabajadores, muchos de ellos educados a conciencia en universidades de prestigio para formar parte de una clase dominante que solo conocerán por TV, condenados al paro y a la economía de subsistencia durante toda su vida. Bingo.

Al menos en países como Portugal o Grecia saben cómo vivir la pobreza con dignidad porque lo han hecho toda su vida. Hay pobres en Viana do Castelo y Folegandros con los jardines de sus casas más pulcros y mejor cultivados que cualquier parque público de cualquier barrio bien de cualquier ciudad española. En España las nuevas generaciones ni siquiera han tenido esa suerte, la de haber vivido la pobreza, y de ahí esa sensación colectiva de derrota con la que se vive la crisis. Le acabaremos encontrando el qué a la decadencia. ¡Si al menos fuera una decadencia lánguida y trágicamente bella, como la de la aristocracia! Pero no: es abrupta, fiera y deforme como una gráfica financiera.

Les recomiendo un paseo por cualquier espacio de coworking de las ciudades de Barcelona y Madrid. De esos repletos hasta las trancas de hijos de la vieja clase media. Ociosos a la fuerza. Antiguos trabajadores de la antigua economía reconvertidos en freelance, es decir en parados con título a los que el Gobierno entretiene con la banalidad de turno (¡la recuperación!) y que fingen trabajar a cambio de una pequeña parte de las migajas que caen de las fauces de la economía financiera global. Y ahí entenderán de qué está hablando Rifkin. La tarta ha encogido y la cola de los que esperan para recibir su porción da ya la vuelta a la manzana.

Rifkin recomienda el reparto del trabajo, la disminución de la jornada de trabajo y las semanas laborales de tres o cuatro días. Ahí no andó muy fino el hombre: estamos en ese punto en el que ni trabajar 40 o 50 horas a la semana te garantiza un sueldo que te permita salir de la pobreza. Imaginen lo que ocurriría si reducimos la jornada a 20 o 30 horas. Tiene gracia este nuevo fenómeno, del que ya habrán leído por ahí: el de los pobres con trabajo y contrato indefinido. Qué raro que ningún coolhunter lo viera venir hace años.

Tres ejemplos estúpidos (aunque no tanto como el del coolhunting, el paradigma de trabajo inútil-exiguo-cortoplacista-y-esperpéntico propio de los nuevos tiempos).  

El primero: cuelguen, entre un millón de aplicaciones más, una APP de diseño propio en la APP Store de Apple. Sabrán entonces cómo se siente una sardina flotando en medio del océano Pacífico mientras intenta llamar la atención de un satélite de la NASA.

El segundo: cuelguen su piso en una página web de alquileres turísticos. Sentirán envidia de la sardina.

El tercero: cuelguen su currículum en una bolsa de trabajo digital cualquiera. La sardina se convertirá en Dios Padre Nuestro Señor.

Observen que en los tres ejemplos mencionados el éxito de su empresa depende de Internet. No de la calidad del servicio o del producto sino de la habilidad del postulante a la hora de posicionarse de acuerdo a unas reglas digitales incompatibles y contradictorias con respecto a las del mundo real y que conducen de forma natural a la formación fulgurante de monopolios.

Se lo pongo en plata: no hay un solo billete de veinte euros navegando al pairo en el océano de la economía global que no ande rodeado de miles de personas atizándose hostias como panes con el objetivo de hacerse con él. No es competencia, no es competitividad, no es adaptación, no es agilidad, no es precio, no es pereza, no es falta de iniciativa, no es el signo de los tiempos, no es una nueva economía. Es un cambio de paradigma. Hemos pasado de un mundo productivo a un mundo financiero. Es decir de un mundo en el que se pagaba a cambio del ejercicio de habilidades concretas a un mundo en el que esas habilidades son secundarias cuando no directamente intrascendentes y en el que solo importa la habilidad para mover dinero del punto A al punto B a cambio de una comisión por el viaje. Estamos enseñando a los adolescentes a ganar dinero como si todavía fuera 1973 cuando deberíamos enseñarles a buscarlo. El dinero ya no se gana: se captura.

Dice Rifkin: “El valor de mercado de la mano de obra disminuye y seguirá haciéndolo. Después de siglos de definir el valor del ser humano en términos estrictamente productivos, la completa sustitución del trabajo humano por máquinas deja a los trabajadores sin autodefinición válida o función social”.

“Sin función social”. Piensen dos segundos en la frase y átense los machos porque se avecinan curvas". 

por CRISTIAN CAMPOS
zoomnews.es   LA CAOSFERA | DOMINGO, 16 DE MARZO DE 2014

17 mar 2014

EE UU: ¿Quiénes se benefician realmente de los subsidios públicos?

"¿Recuerdas cuando el presidente Obama fue criticado por decir “tu no lo construiste solo”? Resulta que tenía razón, como mínimo en relación a lo acumulado por las compañías más ricas del mundo.
Esto es lo que se desprende del nuevo estudio de esta semana sobre 25.000 empresas en relación a las subvenciones recibidas en las dos últimas décadas.

Titulado “Subvenciones para el uno por ciento de las empresas” (Subsidizing the Corporate One Percent), el informe de la organización que estudia el sistema impositivo Good Jobs First (“Empleos decentes primero”) nos muestra que las empresas más grandes del mundo no son un modelo de capitalismo contenido y sostenible. Por el contrario, son apoyadas con billones de dólares en ayudas por parte de las administraciones estatales y locales.

Estas subvenciones podrían ser un poco más defendibles si se distribuyeran para ayudar a nuevos emprendedores. Pero tal como el estudio pone de manifiesto,  “la tercera parte del dinero destinado a fomentar el desarrollo económico por parte del estado y las administraciones locales ha ido a parar a 965 grandes empresas” y no a las pequeñas y nuevas empresas de las que los políticos a menudo hacen ver que se preocupan.

Las cifras demuestran que una enorme suma de 110 billones de dólares van a las grandes compañías.  Sólo 500 empresas reciben más de 16,000 ayudas de 63 billones de dólares.

Este tipo de ayudas son la manera que tiene el gobierno de intervenir en el mercado. En cambio los que reciben los subvenciones se presentan como paladines del libre mercado.

Si nos fijamos en Charles and David Koch. Su compañía, Industrias Koch, ha recibido ayudas estales por valor de 88 millones de dólares. Sin embargo como paladines de la no intervención del estado, los Kochs son todavía etiquetados como activistas libertarios del libre mercado.

Sucede exactamente lo mismo con las empresas de alta tecnología, que se consideran como  proyectos independientes de éxito. Sin embargo tal como Good Jobs First demuestra, están entre las que más ayudas reciben.

Intel es la primera, con  58 subvenciones por valor de 3.8 billones de dólares. La siguiente es IBM, que ha recibido más de1 billon en ayudas. La mayoria son del estado de New York, cuya administración hace publicidad de ello en los medios y en la campaña electoral

Después siguen los 632 billones de Google y los 260 billones de Yahoo —la mayoría de las ayudas para los centros de datos. Y sin olvidar 38 Studios, la empresa de software ahora en suspensión de pagos, que recibió 75 millones a cargo de los contribuyentes de Rhode Island. La compañía recibió la ayuda en el mismo momento en que la administración de Rhode Island recortó las pensiones de sus empleados argumentando no tener fondos para pagarlas.

Además de  las empresas subvencionadas que supuestamente son iconos del libre mercado, las subvenciones van también para las compañías financieras asociadas a repetidos rescates. Compañías como Goldman Sachs, Bank of America y  Citigroup—cada una de ellas han recibido ayudas, sufragadas por los contribuyentes, durante la crisis económica—son los beneficiarios de decenas de millones en subvenciones adicionales.

Si  todas estas ayudas fueran para la gente necesitada recibirían multitud de críticas, pero como van a parar a poderosos conglomerados empresariales,  bien conectados potlíticamente, se consideran “incentivos” o “desarrollo económico”. Estos eufemismos se siguen empleando aún cuando las ayudas no crean puestos de trabajo.

En conclusión,  el informe de Good Jobs First  pone al descubierto lo que no es más que pura retórica en contra de la intervención del estado. La mayor parte de esta retórica está orientada a perjudicar a las personas más necesitadas. Los pobres no cuentan con “lobbies” ni contribuyen a las campañas electorales al contrario de las grandes compañías que reciben todas esas subvenciones llamadas anodinamente “incentivos”  y ”desarrollo”

Pero como el informe demuestra, si vamos a discutir honradamente sobre el intervencionismo estatal y el libre mercado,  no podemos olvidar los billones de dólares que fluyen hacia las compañías bien conectadas políticamente".

David Sirota, forma parte de la redacción de In These Times es columnista en otras publicaciones como PandoDaily , autor del libro Back to Our Future: How the 1980s Explain the World We Live In Now y  The Uprising and Hostile Takeover, y también co-presenta el programa de radio "The Rundown" en la emisora AM630 KHOW en Colorado.

Traducción para www.sinpermiso.info: Victor Feliu

13 mar 2014

El emprendimiento y el ‘sex appeal’ del negocio de la pobreza

NEGOCIO // EL NICHO DE MERCADO EN TORNO A QUIENES VIVEN CON DOS EUROS AL DÍA
Fundaciones y empresas promueven el capitalismo incluyente como nuevo mercado.

Bill Drayton, fundador de Ashoka, tras la recepción del Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. / JUAN CARLOS ROJAS


“La búsqueda de modelos de negocio rentables que ayuden a combatir la pobreza se ha convertido en un tema cada vez mas ‘sexy’”. Esta frase, que abría un artículo aparecido en inglés en el blog de Innovación Social de la ESADE, una de las principales escuelas de negocios españolas, señala por dónde van algunos de los nuevos intereses del capital. Sin grandes algaradas, pero con una estrategia continua y firme, bancos, transnacionales y consultoras están en los últimos tiempos dirigiendo sus miradas hacia las capas de lo que ellos llaman la base de la pirámide. Estaríamos hablando de más de cuatro mil millones de personas con una renta anual inferior a 1.500 euros, es decir que sobreviven con menos de cuatro euros al día. En España, esa pirámide también se va ensanchando por abajo: según el último informe de Cáritas, diez millones de personas se encuentran en una situación de pobreza relativa, y otros tres millones, de pobreza severa.

Ya hace más de diez años, en una publicación que es un referente en la estrategia de negocios con la pobreza, La fortuna en la base de la pirámide, sus autores, C.K. Prahalad y Stuart Hart, aseguraban, tras constatar que se habían sobrevalorado las perspectivas de ganancia en los países desarrollados y entre la clase media de los mercados emergentes, “que la verdadera promesa no eran los pocos ricos de los países en ­desarrollo, ni los consumidores de la clase media emergente, sino los miles de millones de pobres aspirantes que accedían a la economía de mercado por primera vez”.

El beneficio que puede dar una persona con pocos ingresos es mínimo, pero multiplicado por cuatro mil millones es muy importante. El blog de Esade recogía el dato que daba la banca J. P. Morgan en su informe de enero de 2013 de que ese año habría “más de nueve billones de dólares (casi 9.000 millones de euros) para inversiones de impacto social”.

Fundación Ashoka

Para hacer de puente entre las grandes instituciones del poder económico y estos nuevos objetivos de la base de la pirámide o de los consumidores críticos ha surgido en los últimos años la figura de los emprendedores sociales y las fundaciones que los apoyan. Una de las más importantes es Ashoka, que se define a sí misma como la mayor red internacional de emprendedores sociales.

Ashoka busca líderes en múltiples ámbitos como la economía social, la sanidad, la banca ética, la agricultura ecológica, los microcréditos o el periodismo. Según sus datos, tiene una red de 3.000 emprendedores sociales en 71 países, 23 de ellos en España, a los que financia con un estipendio mensual durante tres años. En una entrevista en 2011 la entonces directora en España de Ashoka Empren­dedo­res, María Calvo, afirmaba que los emprendedores sociales “una vez seleccionados, pertenecen a la red Ashoka de por vida”. Algunos de sus patrocinadores a nivel estatal son BBVA, la Fundación Telefó­nica, la Fundación Once o la farmacéutica Boehringer. Tiene alianzas con la Fundación Botín o Google y colabora con la consultora Price­wa­ter­houseCoopers. A nivel internacional tiene alianzas con la Fundación Gates, la Fundación Skoll, la consultora McKinsey y eBay entre otros.

En una entrevista a la revista Quo, la fundadora de Ashoka España, María Zapata, declaraba que “para las empresas, el mercado potencial que ofrece la población que está viviendo con menos de dos dólares al día, lo que llamamos la base de la pirámide, en temas de energía, vivienda, alimento, etc. es de cuatro billones de dólares. Por tanto, la oportunidad de mercado para esas empresas es brutal, y ellas lo saben. Pero las desconocen y no saben cómo acceder a ellas. Los emprendedores sociales trabajan con esas poblaciones y su labor es acercar a la multinacional hasta ellas, mientras salvaguardan los intereses de éstas”.

El apoyo al emprendimiento social, a lo que la élite económica llama “capitalismo incluyente”, es una de las principales formas que ésta ha encontrado para llegar a estos nuevos objetivos. Un ejemplo de este interés es Momentum Project, una iniciativa del BBVA y ESADE, dirigida al fomento de proyectos empresariales llamados de interés social.

Una de las empresas sociales seleccionadas por Momentum Project es Specialisterne España, de la fundación Planeta Imaginario. Trabajan con personas con autismo o síndromes como el de Asperger, y ofrecen a las empresas de telecomunicaciones servicios como las pruebas de software o el registro de datos informáticos. El presidente de su patronato es Ramón Bernat, a quien describen en la web de la fundación como industrial e inversor social. Este inversor social es a la vez presidente de la sicav Sical Plus, un instrumento financiero que utilizan las grandes fortunas para pagar tan solo un 1% de impuestos sobre sus rendi­mien­­­­tos ­y plusvalías. El fundador de Specialis­terne, con delegaciones en más de una decena de países, es el danés Thorkil Sonne, también emprendedor social de Ashoka.

Voluntarios y donativos

En el desarrollo de las empresas del capitalismo incluyente son fundamentales las donaciones y el trabajo voluntario. En el libro Capitalismo 2.0, concebido como un manual del emprendedor social, sus autores Patricia Sáez y Luis Pareras hablan de la necesidad “de atraer a un colectivo de personas dispuestas a dedicar su tiempo y su esfuerzo a una causa a cambio de la satisfacción de hacer del mundo un lugar más justo”. De ahí también el interés de las redes de emprendedores sociales (también llamadas incubadoras) en utilizar los medios de comunicación como herramienta de sensibilización de la población. El objetivo es crear una opinión propicia a sus proyectos que ­favorezca donaciones y ofertas de trabajo voluntario.

A pesar de que las empresas de este tipo actúan precisamente allí donde el Estado, tras realizar una política de recortes y privatizaciones, ha dejado un vacío, las empresas sociales aprovechan esta visibilidad en los medios para buscar las ayudas y subvenciones de las administraciones para su promoción y financiación. Un ejemplo de estas ayudas son las bonificaciones a las cuotas de la Seguridad Social, las deducciones de impuestos –están exentas del Im­pues­to de Bienes Inmuebles, o el de Actividades Económicas; y quienes les hacen donaciones se benefician de una deducción del 25% en el IRPF o del 35% en el Impuesto de Sociedades– y del acceso a los programas de apoyo al emprendimiento social, como el puesto recientemente en marcha por el Gobierno de Aragón, dotado con 30.000 euros.

En cualquier caso, cuando el neoliberalismo habla de cambiar el mundo obteniendo beneficios al mismo tiempo son evidentes sus esfuerzos por transformar los derechos sociales –de los que nunca habla– en simples servicios, o, lo que es lo mismo, convertir a los sujetos de derechos en meros clientes con necesidades, algo que a menudo ni sus mismos instigadores se molestan en esconder. En su último libro Un reportero en la Mon­taña Mágica: cómo la élite económica de Davos hundió el mundo, el economista y escritor Andy Robinson se hacía eco de una idea de la Fun­da­ción Schwab, de Klaus Martin Schwab, fundador del Foro Econó­mico Mundial, que no precisa comentario alguno: “Se avanza con mayor rapidez en el desmantelamiento del Estado y de la sociedad en interés del capital privado si se utilizan términos como progreso social, filantropía humanitaria y emprendimiento social”.

Güemes y sus financieros sin fronteras
R.M.
El IE Business School, instituto de empresa en el que trabajó el ministro Luis de Guindos, tiene un “centro internacional de gestión emprendedora” que dirige el imputado Juan José Güemes, exconsejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid. El nombre de una de sus iniciativas, ‘Financieros sin fronteras’, es muy ilustrativo del nuevo interés por los beneficios que pueden reportar los negocios con la base de la pirámide, y de cómo se sirven de un lenguaje que nació en las antípodas de su ideología.

Rosa Martínez, Daniel García
10/03/14 
diagonalperiodico.net