20 oct 2014

Pablo Iglesias se cuela en el Palacio de Godoy

"La semana pasada, en vísperas de la Asamblea Ciudadana de Podemos, la España constitucional nacida en la Transición se recordó a sí misma en tres convocatorias y en tres palacios. Fueron actos con el aroma de El gatopardo.

Como el Príncipe de Salina, sus protagonistas se dan cuenta de que el mundo que construyeron está en trance de desaparición para dar lugar a una época nueva, desconocida y temida. La Constitución, la pizarra de Suresnes, los presidentes de la democracia, el bipartidismo, la estabilidad institucional. Todos estos valores seguros se reunieron como los aristócratas se citaban en los bailes de la novela de Lampedusa y de la película de Visconti. En escenarios parecidos. Salones con lámparas de araña, frescos en las paredes, cortinajes en las ventanas y una cierta melancolía mezclada con incredulidad. Esa España del consenso está amenazada por fuerzas desordenadas y asamblearias. Fuerzas que llaman a la puerta de los palacios a lomos del descontento ciudadano.

El primer acto se celebró en el Palacio del Congreso. Fue un homenaje al fallecido padre de la Constitución Gabriel Cisneros. En presencia del actual presidente del Congreso, Jesús Posada, de la ex presidenta, Luisa Fernanda Rudi, y de todos los poderes del Estado, Rodolfo Martin Villa ejerció como oficiante de la ceremonia de recuerdo. El ex ministro de UCD recordó cómo su generación apostó por la "reforma y no por la ruptura". La palabra ruptura recordó a los presentes que a las puertas del palacio están llamando los que quieren la ruptura.

El segundo acto tuvo lugar en el Palacio de Linares, pero el fantasma que se paseó por los salones no fue el de Raimunda, sino el de Pablo Iglesias. Festejaban los socialistas el 40 Aniversario del Congreso de Suresnes en mitad de la peor pesadilla que ha vivido este partido desde que González y Guerra lo convirtieron en una fuerza invencible durante los años 90. Felipe González y Alfonso Guerra no pueden creer lo que está pasando. Un tal Pablo Iglesias, surgido de la nada, pretende nada menos que convertirse en el Felipe González del Siglo XXI. Es como una película de terror. Pero el tal Pablo Iglesias está imitando a Felipe González con tanta precisión, que incluso ha amenazado con abandonar si las bases de Podemos no aceptan sus postulados, su modelo de organización y su liderazgo. Eso fue lo que hizo exactamente Felipe González en el XXVIII Congreso del PSOE en mayo de 1979, cuando abandonó temporalmente la Secretaría General del PSOE porque las bases del partido -tan díscolas como los círculos de Podemos- no querían renunciar al marxismo. Cuatro meses más tarde volvió después de que los socialistas aceptaran renunciar al marxismo a cambio de que no les abandonara. En las elecciones de marzo de ese año, el PSOE había logrado ser la segunda fuerza política del país. Alfonso Guerra, a quien le sale sarpullido cuando alguien recuerda que Juan Carlos Monedero quiere imitarle, fue quien alertó contra Podemos con la palabra favorita de la izquierda tradicional para referirse a esta formación: Populismo. Dijo Guerra que estos populistas se ven beneficiados "por las cadenas de televisión que están incubando el huevo de la serpiente porque si alguna vez tuvieran el poder lo primero que harían sería cerrar estas cadenas". El nuevo secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que ha optado por la reforma y no por la ruptura, se presentó como el heredero de la generación de Suresnes.

El tercero de los actos de esta ruta melancólica de la España de las últimas décadas se celebró en el palacio donde Godoy ejerció su poder absoluto. Ahora es la sede del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Se presentaba el libro "Los presidentes españoles. Ideología y personalidad, las claves del liderazgo político".  Los oficiantes fueron el presidente del centro, Benigno Pendás, José Enrique Serrano, jefe de Gabinete de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero, y Carlos Aragonés, jefe de Gabinete de José María Aznar. El autor del libro mostró un power point sobre las cualidades de los liderazgos en el que al lado de los grandes líderes españoles y algunos otros mundiales situó a Pablo Iglesias. Lo hizo para provocar y lo consiguió. Los asistentes empezaron a carraspear y a revolverse incómodos en sus asientos cuando Álvarez dijo que Pablo Iglesias tiene aptitudes, características psicológicas y hechuras de líder político y auguró un futuro prometedor al portavoz de Podemos. Aunque no ve muy probable que llegue a presidente del Gobierno, como los protagonistas de su libro, cree que tendrá un papel relevante como líder en la España de los próximos años y que puede complicar mucho la vida política del país. De hecho, ya la está complicando y ni siquiera ha sido elegido líder de forma oficial y con todas las bendiciones de la Asamblea Ciudadana".

por Lucía Méndez
elmundo.es/blogs
20 OCT 2014

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